mayo 2012, Volumen 28, Número 1
Insectos y Agricultores ¿amigos o enemigos?

Las hormigas: ¿plagas o enemigos naturales de plagas?

JANET ALFONSO SIMONETTI, YARIL MATIENZO BRITO | Página 20-22
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Las hormigas constituyen un grupo de himenópteros sociales de gran diversidad, tanto taxonómica como funcional, y se ha considerado que su éxito biológico se debe a que fueron los primeros insectos sociales con hábitos depredadores que ocuparon el suelo.

Son insectos termófilos y su distribución geográfica está influenciada por las condiciones de temperatura y humedad; se ha comprobado que la mayoría de las especies buscan alimento a temperaturas superiores a los 10° C y disminuyen o cesa su actividad por encima de los 40° C.

Dadas su diversidad y biomasa, no sorprende que las hormigas tengan gran importancia en el funcionamiento de los ecosistemas, donde brindan servicios ecológicos, debido a que utilizan diversos estratos de nidificación, tienen un amplio espectro de alimentación y se asocian con numerosas especies de plantas y animales. Desempeñan funciones muy importantes como depredadoras, herbívoras o detritívoras, y participan en los procesos físico-químicos del suelo, así como en la descomposición y el reciclaje de nutrientes.

En los sistemas agrícolas constituyen los insectos con mayor diversidad específica y ecológica en las latitudes tropicales, al representar alrededor del 15% de la biomasa animal total y desempeñar funciones importantes en todas las regiones, siendo uno de los grupos más abundantes y diversos, solo superados, en algunos ecosistemas, por las termitas.

Las hormigas como organismos del suelo

Aunque las hormigas viven en casi todos los ambientes, desde el subsuelo hasta las copas de los árboles, son habitantes del suelo por excelencia, ya que la mayoría de las especies viven en nidos subterráneos, en la hojarasca, Se piensa que la ocupación del suelo por estos insectos, tan rico en bacterias y hongos, fue posible gracias a su glándula metapleural, cuya secreción de ácido fenil acético inhibe en forma diferencial el crecimiento de microorganismos en el interior de los nidos. Muchas especies se han adaptado secundariamente a vivir en los árboles y han perdido la glándula metapleural; sin embargo, aún mantienen estrechas relaciones con el suelo.

Así, como elementos de la fauna edáfica, son diversas las funciones que realizan: incrementan la materia orgánica, mejoran la textura y la estructura del suelo, reducen las poblaciones de semillas en el suelo, dispersan las semillas de arvenses, depredan a los artrópodos en el suelo y dispersan insectos y ácaros en las raíces.

En comparación con otros grupos, como las lombrices de tierra, en el caso de las hormigas estamos lejos de desarrollar prácticas que contribuyan al buen manejo de los suelos. Sin embargo, no se descarta la posibilidad de manipulación de especies y comunidades en agroecosistemas, aprovechando sus hábitos de forrajeo y sus preferencias alimenticias.

Los efectos benéficos de las hormigas en el suelo, como la descompactación, el enriquecimiento en nutrientes y la mayor retención del agua, entre otros, deberían ser aprovechados en los sistemas agrícolas, principalmente en los diseñados sobre bases agroecológicas, donde se optimizan los procesos ecológicos y se aprovechan los servicios que brinda la biodiversidad funcional.

Un aspecto que debe considerarse al hacer estimaciones del efecto de las hormigas en las propiedades del suelo es la dificultad de definir los límites del nido de una determinada especie. Asimismo, su ubicación es variable (cuadro 1).

Además, existen especies sin preferencia para anidar, capaces de fecundar en cualquier sitio, como piedras, árboles hojarasca, suelo y madera podrida, como la especie Wasmannia auropunctata (Roger).

Diversidad funcional

La diversidad de funciones que realizan las hormigas abarca un amplio espectro de gremios tróficos, desde las especies que recolectan una gran diversidad de alimentos, hasta las que hacen uso de un solo recurso. Por lo general, las hormigas son siempre selectivas hacia los materiales más nutritivos, tomando alimentos de diversos niveles tróficos, como semillas, néctar, hongos, secreciones de insectos, cadáveres, heces, presas vivas de diversos artrópodos, o una combinación de ellos.

La asignación de una especie a una determinada categoría trófica es relativa, ya que las preferencias alimenticias pueden cambiar espacial y temporalmente en función de factores intrínsecos (necesidades energéticas de la colonia), extrínsecos (disponibilidad de un recurso en el ambiente) o ambos. No obstante, la preferencia hacia un determinado tipo de alimento permite que las especies puedan ser ubicadas en alguna de las categorías que se exponen en el cuadro 2.

Por otra parte, algunos géneros tienen una dieta específica, como Strumigenys, que depreda colémbolos (especies de artrópodos); otras, como Proceratium y Discothyrea son depredadoras de huevos de arañas; Atta y Acromyrmex, cultivadoras de hongos, y Acropyga, que se alimenta de raíces.

Las hormigas como plagas o enemigos naturales en sistemas agrícolas

Las hormigas en los agroecosistemas se relacionan con el manejo de plagas, lo que se expresa en diferentes vertientes:

  • Las que tienen hábitos como depredadoras de otros insectos, incluyendo entomófagos, como: Pheidole megacephala (F.), Tetramorium bicarinatum (Nylander).
  • Las que se asocian a poblaciones de hemípteros en una relación mutualista, brindándoles servicios ecológicos como protección del ataque de enemigos naturales y de la acción del intemperismo, así como dispersión hacia otras partes de las plantas hospedantes. Ejemplos: Paratrechina fulva (Mayr).
  • Las hormigas pueden emitir feromonas que desplazan o interfieren la actividad de otras especies de hormigas, entre ellas las depredadoras. Ejemplo: W. auropunctata.
  • En su labor de forrajeo, pueden interferir la actividad de los enemigos naturales.

Las hormigas como plagas agrícolas

Existen especies de hormigas que actúan como plagas al alimentarse de plantas cultivadas. por ejemplo, las hormigas cortadoras de hojas como Atta insularis Guerin, que son capaces de desfoliar plantas completas en poco tiempo, para trasladar los fragmentos de hojas como sustrato de cultivo para el hongo del cual se alimentan (Attamyces bromatificus Kreisel), el cual cultivan en cámaras en los nidos subterráneos y así aseguran su propagación en el tiempo y garantizan la viabilidad del hongo y su alimentación.

También son perjudiciales para los cultivos porque mantienen una relación mutualista con hemípteros plagas como áfidos, moscas blancas (Aleyrodidae), saltahojas (Cicadellidae), cóccidos y pseudocóccidos, que segregan una sustancia azucarada conocida como “miel de rocío” o “ligamaza”, compuesta por glucosa, sacarosa, fructuosa, aminoácidos libres, ácidos orgánicos, vitaminas y otros compuestos, la cual constituye un recurso muy utilizado por las hormigas para satisfacer sus requerimientos nutricionales. Asimismo, al establecer una simbiosis con los hemípteros, en su acción de protegerlos, disminuyen e impiden la actividad que ejercen los parasitoides y depredadores sobre sus poblaciones; incluso algunas llegan a alimentarse de las pupas de los parasitoides.

Un caso interesante es la hormiga W. auropunctata, que ha causado serios problemas en agroecosistemas, ya que debido a sus hábitos, sus afectaciones se manifiestan de diferentes formas: en apiarios, al alimentarse de obreras y larvas; como plaga en cítricos y café por su asociación mutualista con numerosas especies de hemípteros; por causar severas picaduras a humanos durante las labores de la cosecha.

Las hormigas como enemigos naturales de insectos fitófagos

Debido a su carácter eminentemente depredador, las hormigas son importantes reguladoras de las poblaciones de insectos en plantas cultivadas y en el suelo, por lo que pueden utilizarse en el control biológico de plagas.

Así, el uso de hormigas como agentes de control biológico ha sido una antigua tradición en China y en Vietnam, donde desde hace aproximadamente 3.000 años, poblaciones de la hormiga tejedora Oecophylla smaragdina Fab., se manipulan para la regulación de Tessarotoma papillosa Drury en los cítricos e incluso llegan a comercializarse en las ferias populares.

En países neotropicales (América tropical y subtropical) se han detectado varias especies que actúan como depredadores del picudo del plátano (Cosmopolites sordidus Germar) y el tetuán del boniato (Cylas formicarius Fab.), entre las que se encuentran T. bicarinatumP. megacephala en Cuba, y Camponotus sp. en Colombia. Por ejemplo, en Cuba desde hace más de 15 años los agricultores fomentan y manejan exitosamente reservorios de estas hormigas para el control biológico del tetúan del boniato y el picudo negro del plátano.

Consideraciones finales

La utilización de las hormigas para el manejo de plagas en los agroecosistemas debe realizarse con mucho cuidado y sobre una sólida base de conocimiento, debido a los riesgos por efectos no deseados a causa de la complejidad de sus hábitos.

Janet Alfonso Simonetti
Instituto de Investigaciones de Sanidad Vegetal (INISAV), La Habana, Cuba
Correo-e: jsimonetti@inisav.cu
 
Yaril Matienzo Brito
INISAV, La Habana, Cuba
Correo-e: ymatienzo@inisav.cu

Referencias

Rojas, P. 2001. Las hormigas del suelo en México: diversidad, distribución e importancia (Hymenoptera: Formicidae). Xalapa, Veracruz. México.

Rojas, P. 2003. El papel de las hormigas (Hymenoptera: Formicidae) en la dinámica edáfica, en: Álvarez- Sánchez, J., y E. Naranjo García (eds.), Ecología del suelo en la selva tropical húmeda de México. Instituto de Ecología, Instituto de Biología y Facultad de Ciencias, UNAM. Xalapa, México.

 

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