abril 2009, Volumen 25, Número 1
Diversidad de la agricultura

Los pequeños agricultores: la clave para conservar la diversidad

COEN REIJNTJES | Página 5-8
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En muchos países en desarrollo la baja inversión en el sector agrario, el desmantelamiento de programas públicos de apoyo y los impactos de la liberalización comercial han minado al sector de la agricultura a pequeña escala y la capacidad nacional de producción alimentaria, dejando a estos países aún más vulnerables a la volatilidad de los precios. La inversión en los sectores agrícolas se ha enfocado mayormente en los cultivos de exportación para generar divisas, forzando a los países a depender de los precios internacionales continuamente bajos para satisfacer la demanda local. Esta estrategia ha fallado” (IAASTD 2009).

Mientras que muchos hogares de Tanzania tienen una o dos cabras, algunos agricultores han hecho de la crianza de cabras un pequeño negocio, y crían con éxito estos animales para vender los más jóvenes, o sus carnes, en los mercados locales / Foto: Rik Thijssen

El alza en los precios de los alimentos el año pasado y los disturbios que causaron han dejado en claro que la negligencia a largo plazo en el sector agrícola ya no es una opción. Las estadísticas (Hazell y otros, 2007; Banco Mundial, 2008) demuestran que de los tres mil millones de habitantes rurales en los países en desarrollo, 2,5 mil millones pertenecen a familias dedicadas a la agricultura. De estos, 1,5 mil millones trabajan en cerca de 404 millones de fincas pequeñas (menos de dos hectáreas) y marginales (menos de una hectárea). En contraste, el número de fincas más grandes, mecanizadas y orientadas hacia el mercado en países desarrollados es solamente de 20 millones.

A pesar de las recurrentes predicciones sobre la desaparición de las fincas pequeñas, estas han demostrado ser sorprendentemente persistentes, y el área total de terrenos arables ocupados por pequeños agricultores continúa creciendo. Pero los pequeños agricultores viven en relativa pobreza ya que la mayoría de ellos gana menos de dos dólares al día, y 400 millones viven con la persistente amenaza del hambre.

En el debate sobre políticas agrícolas, el futuro de las pequeñas fincas está siendo cuestionado. La creencia convencional es que los pequeños agricultores están atrasados y son improductivos. ¿Por qué deberían entonces ser apoyados? La historia demuestra que en las economías en crecimiento, muchos agricultores, especialmente los jóvenes, dejan la agricultura para buscar oportunidades de trabajo mejor remunerado. En muchos lugares no quedan sucesores para la población agrícola que envejece. Al aumentar este proceso de transición económica, los pobres rurales pueden salir de la pobreza y las fincas más grandes obtienen la oportunidad de crecer en cuanto a tamaño e ingresos. En tiempos de crecimiento económico, esta posición puede ser atractiva para los gobiernos. ¿Pero es este el enfoque correcto en tiempos de crisis económica y ecológica como la que vivimos?

Fortalezas de las pequeñas fincas
En tiempos de deterioro económico, las personas se quedan en sus predios o inclusive regresan conforme se evaporan otras posibilidades de empleo. Aunque solo se tomara en cuenta la situación en cuanto empleo y reducción de la pobreza, es importante apoyar a la pequeña agricultura. Pero hay muchas razones más. Además de ser en gran medida autosuficientes en cuanto alimento, combustible, fibras, forraje, nutrientes y medicinas a base de hierbas, los pequeños predios agrícolas alimentan también a una parte importante de la población urbana. Por ejemplo, en Latinoamérica, los pequeños predios agrícolas producen el 51% de maíz, 77% de frijoles, y 61% de papas para el consumo doméstico (Altieri, 2008).

Pretty y Hine (2001) informan sobre el más grande estudio hecho sobre agricultura ambiental y socialmente responsable, cubriendo proyectos que involucran a 12,6 millones de agricultores en 57 países. Este estudio investiga la manera en que los pequeños agricultores pueden aumentar su rendimiento utilizando tecnologías de bajo costo que incrementan la diversidad. Los resultados demuestran que en los 286 proyectos de agricultura sostenible estudiados, el rendimiento promedio de los cultivos ha aumentado en 79% desde comienzos hasta mediados de los años 90. La evaluación descubrió también que el aumento relativo en el rendimiento es mayor en cultivos de secano con menor rendimiento, lo que indica que los agricultores más pobres obtienen los mayores beneficios. El maíz, el mijo y el sorgo, las papas y las legumbres, todos mostraron aumentos en su rendimiento de alrededor de 100%.

Varios estudios han demostrado que los pequeños predios agrícolas basados en policultivos pueden ser más productivos que los grandes predios basados en monocultivos, si el rendimiento total es tomado en consideración en vez del producto de un solo cultivo (Altieri, 2008). En la mayoría de tierras frágiles, complejas y ecológicamente diversas que están lejos de los mercados, solamente la agricultura (tradicional) de bajos insumos externos es posible (Jodha, 2001). Las comunidades rodeadas de pequeños predios agrícolas muy poblados tienen economías más sanas que aquellas comunidades rodeadas por grandes predios mecanizados y despoblados. Las economías rurales fuertes, basadas en agricultura a pequeña escala que sea eficaz, permiten a los trabajadores quedarse con sus familias en vez de migrar.

Al depender más del trabajo familiar, el reciclaje y los procesos ecológicos, en vez de los insumos externos modernos, la mecanización y la energía fósil, los pequeños predios basados en la diversidad tienen menores costos y conservan mejor los recursos que los grandes predios. Por ejemplo, el rendimiento de maíz en los sistemas tradicionales de cultivo de México es de alrededor de 1.950 kg por hectárea. Cuando se introducen agroquímicos y mecanización, el rendimiento puede incrementarse hasta 8.000 kg por hectárea, pero para lograr esta alta producción es necesaria una energía equivalente a alrededor de 1.000 litros de combustible por hectárea (Pimentel y otros, 2007). La eficiencia energética es un argumento cada vez más importante en estos tiempos en que la energía fósil se volverá cada vez más escasa y el cambio climático es cada día mayor (a lo cual contribuye enormemente el uso de energía fósil). La fuerte contribución de la agricultura convencional al cambio climático no es solo debido al gran uso de energía fósil sino también a la enorme pérdida de biomasa sobre la tierra y dentro de ella. Al promover la pequeña agricultura basada en la diversidad, especialmente la agroforestería, grandes cantidades de dióxido de carbono se pueden insertar a la materia orgánica del suelo, las capas de cobertura y los árboles. Además, un estudio en América Central (Holt-Gimenez, 2001) ha demostrado que estos predios son más resilientes al enfrentar los peligros relacionados al clima, tales como sequías, inundaciones y tormentas que ocurren ahora más frecuentemente a causa del cambio climático. Por lo tanto, se puede concluir que al apoyar a la agricultura basada en la diversidad se fortalecerán las funciones económicas, ecológicas y sociales de la agricultura.

Diferentes categorías de pequeños agricultores
Existen muchas categorías de pequeños agricultores. Los pequeños agricultores, hombres y mujeres, trabajan en condiciones ecológicas de todo tipo en economías basadas en la agricultura, en vías de transformación y urbanizadas, como agricultores, pastores o recolectores a tiempo completo o parcial. De estos, 10-15% son agricultores tradicionales (Altieri y Koohafkan, 2008). Estos agricultores tienen visiones diferentes de la vida y de la agricultura y usan prácticas tradicionales para aumentar la producción, la resiliencia y la adaptabilidad. La agricultura de subsistencia tradicional proporciona a la agricultura sostenible modelos prometedores a pequeña escala que promueven la biodiversidad y prosperan sin agroquímicos.

Existen también muchos pequeños agricultores que operan con mayor o menor éxito en el mercado como simples productores de mercancías o como pequeños empresarios. La agricultura orientada hacia el mercado sigue una lógica diferente a la tradicional. En vez de depender de mecanismos ecológicos internos, los agricultores que producen para los mercados utilizan insumos externos para el manejo de nutrientes, plagas y agua, para obtener el máximo beneficio de las ventajas de la tecnología moderna basada en energía fósil. En el mercado deben competir con otros agricultores, incrementando su eficacia o proporcionando mejor calidad, por ejemplo. Si fracasan serán marginados.

En la actualidad, más y más agricultores que producen para los mercados tratan de beneficiarse de la creciente demanda de productos orgánicos y especializados para obtener mayores precios. En las ciudades y alrededor de ellas muchas personas encuentran empleo en la agricultura urbana basada en el reciclaje de desperdicios.

La mayoría de los pequeños agricultores son “campesinos” que también deben obtener ingresos de otras actividades dentro o fuera de la finca para poder satisfacer las necesidades de la familia durante todo el año. A muchas personas no les gusta la palabra “campesino” por su supuesta connotación negativa. Pero en la actualidad se le utiliza cada día más como una distinción honorífica gracias a la red de La Vía Campesina, entre otras. La agricultura campesina puede ser de subsistencia, orientada hacia el mercado o una combinación de ambas en el tiempo o el espacio. Se utilizan típicamente prácticas de bajo costo que pueden ser tradicionales o modernas, dependiendo de lo que sea mejor según sus circunstancias. En muchos lugares, la tecnología moderna no está disponible, es muy cara o no es culturalmente aceptable para los campesinos. La resiliencia y la autonomía son altamente valorizadas para reducir el riesgo y la vulnerabilidad. Las estrategias flexibles hacen que sea posible que los agricultores campesinos se beneficien de la economía de mercado en buenas épocas y que recurran a la producción de subsistencias en las malas. Para un análisis de la agricultura campesina ver Van der Ploeg (2008).

Se necesita un enfoque diferenciado
No puede asumirse, a pesar de todos los esfuerzos para lograr el desarrollo, que la agricultura de subsistencia, campesina y tradicional, pronto serán cosa del pasado. Como también indican Madeley y otros (2007), se necesita de un enfoque diferenciado para apoyar a los pequeños agricultores: “El objetivo de reducir el hambre a la mitad para 2015 no se logrará mientras no se reconozcan las necesidades de las personas que viven con hambre y estas puedan recibir el apoyo adecuado. Se necesita un enfoque nuevo e integral para combatir la pobreza y el hambre, que incluya la agricultura de subsistencia. Los estudios académicos y las políticas de donaciones para los pequeños agricultores con frecuencia no diferencian entre los agricultores marginales y aquellos que producen regularmente para el mercado. Sin embargo estos son dos grupos de personas con vidas, circunstancias y necesidades muy diferentes. Una política estándar para todos los pequeños agricultores margina a los más pobres. Comprender las vulnerabilidades y las limitaciones que enfrentan los pequeños agricultores será de mayor ayuda para atender sus necesidades”.

¿Pero cómo sería ese enfoque diferenciado? Tanto La Via Campesina como IAASTD han formulado recomendaciones sobre cómo apoyar a los pequeños agricultores.

La visión de una organización campesina
El movimiento internacional campesino La Vía Campesina, que dice representar a millones de pequeños agricultores, formuló su visión sobre el futuro de la agricultura en 2002. La soberanía alimentaria es el tema central de esta visión. En la actualidad este enfoque recibe el apoyo de muchas ONGs y otras organizaciones de la sociedad (pueden visitarse, entre otras, www.viacampesina.org y www.foodsovereignty.org).

Muchos agricultores de subsistencia, como este hombre de la provincia de Yunnan, en China, sacan provecho de los recursos naturales a su alrededor. Durante la temporada de hongos, van a los bosques a recolectar diferentes tipos de hongos silvestres que luego venderán en áreas urbanas / Foto: autores

Por soberanía alimentaria, La Vía Campesina quiere decir el derecho de cada nación a mantener y desarrollar su propia capacidad para producir sus alimentos básicos, respetando la diversidad cultural y productiva. La organización cree que es un derecho de los agricultores el de ser capaces de producir alimentos en sus propios territorios. La soberanía alimentaria es una precondición para una genuina seguridad alimentaria. Ellos declaran que los campesinos y los pequeños agricultores también deberían poder contribuir directamente a la formulación de políticas agrícolas en todos los niveles. Las mujeres rurales, en particular, deben poder participar directa y activamente en la toma de decisiones sobre la alimentación y asuntos rurales.

Cuando se trata de precios en los mercados internacionales y domésticos, La Vía Campesina opina que estos deben ser regulados y reflejar los costos verdaderos de producir ese alimento sosteniblemente. Esto garantizaría que las familias de campesinos y agricultores tuvieran ingresos adecuados.
Esta investigación debería ser impulsada por los agricultores y consumidores, a diferencia del actual modelo impulsado por la industria. Debería empezar con el sistema de producción local, tratando de mejorarlo, respetando los objetivos de las personas que dependen de él. Cuando se trata de programas de educación y capacitación, La Vía Campesina siente que están casi totalmente enfocados en el fomento de la agricultura industrial, y que no respetan el conocimiento de los propios agricultores. La educación con frecuencia no apoya los esfuerzos por mantener o mejorar la sostenibilidad de los modelos de producción basados en la finca familiar.

La visión de 400 expertos
El año pasado se concretó un estudio sin precedentes para evaluar qué tipo de ciencia, tecnología y políticas agrícolas son necesarias para enfrentar los temas de hambre, pobreza y medios de sustento a la luz del fracaso del sistema ecológico global. Este estudio fue patrocinado por las Naciones Unidas, el Banco Mundial y el Fondo para el Medio Ambiente Mundial. Se puede encontrar un resumen del informe en www.agassessment.org, la publicación completa también está disponible (McIntyre y otros, 2009).

Solamente dos de los muchos temas son: (i) para mejorar la seguridad alimentaria, los 400 expertos que implementaron el estudio sugieren reforzar el sector de la pequeña agricultura; (ii) para incrementar la sostenibilidad, el desarrollo de la agricultura multifuncional es visto como una estrategia clave. El concepto de multifuncionalidad reconoce las funciones sociales, medioambientales y económicas de la agricultura que no produce solo mercancía, sino también servicios medioambientales, paisajes y herencia cultural, entre otros aspectos. Para esto se necesitan enfoques integrados, tales como la agroecología, el manejo integrado de los recursos naturales, la agricultura orgánica, la agricultura de conservación y la agroforestería.

Vientos de cambio, soluciones genuinas muy lejanas
Parece haber importantes puntos de acuerdo entre campesinos, agricultores y expertos. ¿ Significa esto que la pequeña agricultura basada en la diversidad va a ser adoptada de manera general? Es claro que están soplando vientos de cambio. Pero en la visión de La Vía Campesina “el mayor impedimento para lograr maneras sostenibles de producir alimentos no es la falta de tecnologías adecuadas o la falta de conocimientos entre las personas que trabajan la tierra. El mayor obstáculo es la manera en que las políticas nacionales e internacionales, al mismo tiempo que la agroindustria, interfieren en el sistema de producción alimentaria. Esto está forzando a los agricultores a adoptar métodos insostenibles de producción a través de un modelo de competencia e industrialización en curso”.
Los delegados de La Vía Campesina en la Reunión de Alto Nivel para la Seguridad Alimentaria en Madrid, el 26 y 27 de enero de 2009, observaron que esta reunión estaba dominada por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización Mundial del Comercio, así como por empresas transnacionales como Monsanto. En su opinión, la reunión no trató suficientemente el problema crucial de cómo resolver la dramática crisis alimentaria, sino que más bien se enfocó en cómo gastar el dinero. Los pequeños agricultores obtuvieron solo unos minutos para exponer su posición. Los resultados: “el negocio como siempre”, más fertilizantes, más semillas híbridas y más agroquímicos para aquellos agricultores que puedan pagarlos.

Coen Reijntjes
Fue editor de la LEISA Magazine desde 1984 hasta 2003, y de Compas, Revista de Desarrollo Endógeno desde 2003 hasta 2008. Actualmente trabaja en un proyecto de desarrollo de material educativo con los conceptos de LEISA llamado Farming Matters (Asuntos agrícolas o La agricultura importa).
Correo electrónico: coen.reijntjes@planet.nl

Referencias

– Altieri, M.A., 2008. Small farms as a planetary ecological asset: Five key reasons why we should support the revitalisation of small farms in the global South. Red del Tercer Mundo, Penang, Malasia.
– Altieri, M.A., y P. Koohafkan, 2008. Enduring farms: climate change, smallholders and traditional farming communities. Red del Tercer Mundo, Penang, Malasia.
– Banco Mundial, 2008. Informe sobre el Desarrollo Mundial 2008. Agricultura para el Desarrollo. Washington D.C., EEUU.
– Hazell, P. y otros, 2007. The future of small farms for poverty reduction and growth. Instituto Internacional de Investigación en Políticas Alimentarias, Wahington D.C., EEUU.
– Holt-Gimenez, E., 2001. Midiendo la resistencia agroecológica contra el huracán Mitch. LEISA revista de agroecología 17(1): 7-10.
– Jodha, N.S, 2001. Life on the edge: sustaining agriculture and community resources in fragil environments. Oxford University Press, Oxford, Reino Unido.
– Madeley, A. y otros, 2007. Unheard voices: the case for supporting marginal farmers. Concern Worldwide, Londres, Reino Unido.
– McIntyre, B.D. y otros, 2009. Agriculture at a Crossroads: El Informe Global IAASTD. IAASTD y Island Press, Washington DC, EEUU.
– Pimentel, D. y M. H. Pimentel, 2007. Food, energy and society. CRP Press, Boca Raton, EEUU.
– Pretty, J. y R. Hine, 2001. Reducing food poverty with sustainable agriculture: a summary of new evidence. Universidad de Essex, Centro para Estudios del Medio Ambiente, Essex, Reino Unido.

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