abril 2005, Volumen 20, Número 4
Ecoagricultura: cultivando con la naturaleza

De los sachas, las chacras y la vida silvestre en los Andes del Perú

JUAN TORRES GUEVARA, FABIOLA PARRA RONDINEL | Página 24-26
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Los ‘sachas’, uno de los nombres en quechua que se utiliza para referirse a los parientes silvestres (nombre que significa «del bosque» en algunos casos), son viejos testigos de las épocas cuando la diferencia entre una chacra o campo de cultivo y su entorno silvestre era mínima: la continuidad entre ambos espacios era mayor y las distancias entre las especies «libres» y las «domesticadas» eran muy pequeñas.

Como es sabido, el espacio andino es uno de los centros de origen de la agricultura en el mundo, y cuando se inició esta actividad, hace ya más de cinco mil años, el entrecruzamiento entre las plantas ya domesticadas y sus parientes silvestres era un proceso natural. Este flujo genético ayudó mucho a mantener a los cultivos diversos y saludables, contribuyó a darles tolerancia frente a las plagas y enfermedades, así como frente a condiciones de crecimiento difíciles. Sin embargo, la agricultura contemporánea se olvidó de estos parientes. Hoy el tema se ha puesto en la agenda de la conservación de la agrobiodiversidad y especialmente en la conservación in situ, como uno de los puntos primordiales para conseguir la sostenibilidad en la producción agrícola.
Los sachas según los científicos y campesinos

Agroecosistemas y parientes silvestres. Flujo genético y entorno mayor / Foto: archivo CCTA

Para la comunidad científica, los sachas son un conjunto de especies silvestres a partir de las cuales fueron seleccionadas las cultivadas. En otras palabras, son sus ancestros, denominando de igual manera a aquellas especies relacionadas estrechamente con dichos ancestros. En muchos casos son vistos como recursos genéticos cultivados que no pueden ser mantenidos en condiciones diferentes a las de sus hábitat naturales. Su importancia está en que constituyen una fuente de genes para el intercambio, y también una fuente de organismos y mecanismos naturales necesarios para la regulación de los procesos dentro de los campos de cultivo.

Estas especies crecen en un amplio intervalo de condiciones ecológicas, mostrando capacidad de sobrevivir a las sequías, inundaciones, calor y frío extremos. Se han adaptado para enfrentarse a condiciones extremas, adquiriendo resistencia a las plagas y enfermedades que causan tanto daño a los cultivos afines. Estas características han sido aprovechadas por los agricultores y los mejoradores profesionales con el fin de elevar la resistencia o el rango adaptativo de los cultivos.

Pero para las comunidades andinas, la noción de pariente silvestre como progenitor natural de una planta cultivada es concebida de otra manera. En principio, no es posible encontrar una división entre lo cultivado y lo no cultivado, sino que todo es un continuo. Diferentes estudios muestran cómo, para el poblador andino, esta planta es una crianza que está bajo el cuidado de sus deidades, y no algo que se presenta libremente en la naturaleza. «La comunidad humana, en este sentido, cría a la naturaleza, mientras esta cría con sus productos a la comunidad humana. Las plantas llamadas ‘silvestres’ crían a los hombres y a los animales. Se alternan con las cultivadas cuando no es un ‘‘buen año’’ para éstas. Las plantas silvestres tienen relación de familiaridad con las cultivadas, son los ‘‘abuelos’’ o cultivos de los antepasados, que crecen mayormente en los cerros, en las chacras que pasan por un prolongado periodo de descanso o en cualquier zona propicia para su crecimiento» (PRATEC, 1999).

Cuadro 1. Los hábitat de los parientes silvestres para las áreas de estudio
Fuente: CCTA. 2003. Lima. Perú.
Hábitat o formaciones vegetales
Número de parientes silvestres por hábitat

Matorrales
Pajonales
Pastizales
Bosques
Otros (laderas, chacras en descanso,
bordes de chacra, acequias, monte ribereño)

9
4
4
3

6

 

La vida silvestre y los agroecosistemas en las montañas andinas

Los parientes silvestres son parte de la vida alrededor de los campos de cultivo, y se encuentran distribuidos desde los cercos de piedra (pircas) que bordean las chacras, hasta las comunidades vegetales naturales, de aquí que su conservación tiene que darse básicamente en el campo mismo, es decir, in situ.

Agroecosistemas y parientes silvestres. Flujo genético y entorno mayor / Foto: archivo CCTA

En nuestro caso, el ámbito natural en que se encuentran los parientes silvestres en los Andes son con frecuencia los matorrales, así como los pastizales, bofedales, además de relictos de bosques que aún quedan en las partes más inaccesibles de las quebradas andinas. Como ya se ha mencionado, también se les halla en los alrededores de las chacras, e inclusive algunos están dentro de las mismas bajo la forma de malezas o arvenses. Cabe destacar que los parientes silvestres no están pasando por un buen momento, no porque estén siendo «perseguidos» específicamente, sino debido a la cada vez mayor destrucción de sus hábitat naturales. La deforestación, en primer lugar, el sobrepastoreo y la llamada «ampliación de la frontera agrícola», además de los incendios y drenaje de bofedales y, en los últimos años, una creciente actividad minera, constituyen una seria amenaza para la continuidad de estas poblaciones vegetales.

La incorporación de estas especies en las estrategias de conservación in situ de la agrobiodiversidad ha significado la ampliación de la concepción que sobre este tema se tenía. Hasta antes de la década de los 90 todo se reducía, básicamente, al trabajo con la diversidad genética en los campos de cultivo. Hoy, con la inclusión de los parientes silvestres, el panorama de la conservación in situ se ha ampliado y nos ha permitido incorporar con mayor fuerza al llamado «espacio mayor» o «entorno natural» donde se halla la «vida silvestre», es decir, a las comunidades vegetales naturales que rodean a los campos de cultivo, ampliando así nuestra perspectiva sobre lo que es la dinámica de los agroecosistemas, en donde campo de cultivo y vida silvestre no son una discontinuidad, como hasta ahora ha sido enfocado por la agronomía clásica, sino algo continuo.

Pero la inclusión de los parientes silvestres en la conservación in situ ha determinado también la incorporación de preocupaciones mayores, tales como la necesidad de conservar las partes altas de las quebradas y las formaciones naturales que se desarrollan en las laderas y fondos de las mismas, como algo crucial para garantizar la continuidad de la agrobiodiversidad de las chacras o campos de cultivo. De aquí que incluso hayan surgido planteamientos para la creación de marcos legales, con participación directa de las comunidades campesinas propietarias, que garanticen la intangibilidad de estos espacios. Esto apunta al establecimiento de Áreas de Manejo Especial de Conservación de la Agrobiodiversidad (AMECAS), considerando que las áreas más ricas de diversidad biológica son las que se componen de mayor numero de hábitat diferenciados, incluyendo también en ello a los espacios agrícolas. Es lógico pensar entonces en una asociación natural productiva entre la población local y los espacios protegidos (Gómez-Benito, 2001). Planteamientos como el de la gestión de microcuencas aparecen hoy como uno de los elementos centrales de la conservación in situ de la agrobiodiversidad y su fuente de información: la naturaleza.

Cuadro 2. Parientes silvestres identificados, según los cultivos priorizados por el Proyecto In Situ. Fuente: CCTA, 2003, y útimas determinaciones al 2005. Lima. Perú.
Departamento
Parientes silvestres Cultivos priorizados
Número de parientes
silvestres

Piura

Cajamarca

Huánuco

Huancavelica

Papa
Oca
Granadilla
Papa
Oca
Granadilla
Papa
Oca
Granadilla
Papa
Oca
Quinua
Granadilla

4
5
2*
3
5*
3
2
6
1
4
3
1
1
*Se contabilizaron morfotipos como si fuesen especies diferentes, determinadas sólo hasta género.

 

La experiencia de la CCTA y la importancia de la cultura local

Don Dámaso Pariona, campesino conservador de la comunidad de Laria (Huancavelica), sujetando una planta de ‘kita añu’ o mashua silvestre Pallaccahuaycco, abril de 2002 / Foto: archivo CCTA

El Proyecto de Conservación In Situ de Cultivos Nativos y sus Parientes Silvestres, es conducido por la Coordinadora de Ciencia y Tecnología en los Andes (CCTA), en forma conjunta con cuatro de sus centros socios que trabajan en microcuencas ubicadas en seis regiones diferentes del Perú. Este proyecto forma parte de uno mayor del mismo nombre liderado por el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El proyecto asigna un lugar importante a los parientes silvestres, lo cual está permitiendo desarrollar en forma concreta los denominados enfoques integrales, interdisciplinarios e interculturales.

Esto último resulta particularmente importante. La experiencia nos ha llevado a ir acentuando determinados aspectos de la conservación in situ, tales como la cultura, considerando que ésta es una pieza clave para la sostenibilidad de esta actividad, que soporta la erosión de las condiciones adversas generadas por la aplicación de estrategias de desarrollo que no son capaces de incorporar las especificidades tanto ecológicas como culturales de estos espacios montañosos andinos. Los parientes silvestres son parte de estas culturas que hoy se muestran arrinconadas y postergadas. Por esta razón, para la CCTA, la conservación de las culturas andinas destaca como un componente central, siendo la garantía de continuidad de los cultivos nativos y sus parientes silvestres. Esto lo entendemos mejor usando la figura siguiente: las semillas y los parientes silvestres son el ‘hardware’ y las culturas el ‘software’ de la conservación in situ.

Podemos concluir señalando que, hoy más que nunca, la conservación in situ de los cultivos nativos en los diferentes centros de diversidad de la zona andina y del resto del mundo, pasa por conservar a sus parientes silvestres, pero también a sus guardianes: las culturas que hasta hoy los han cuidado. Es importante destacar que los cultivos son solo una parte del sistema natural, y en el caso de países como el Perú, las chacras están mayormente bajo la responsabilidad de sistemas tradicionales de producción como expresiones de culturas hoy postergadas. Este tema ya no es solo de semillas, genes, taxonomía y técnicas de conservación, sino que se convierte en un tema ecológico y fundamentalmente cultural. Si logramos tomar en cuenta de manera integral el aporte de estas culturas tan ricas en diversidad, como ya lo hace la agroecología, junto con los conocimientos científicos aprendidos en el camino, podremos crear bases más sólidas para una estrategia que considere la conservación in situ de los parientes silvestres y de sus hábitat, como base para un desarrollo social y económicamente aceptable.

 

Juan Torres Guevara, Fabiola Parra Rondinel

Juan Torres Guevara
Correo electrónico: amotape@yahoo.comccta@ccta.org.pe

Fabiola Parra Rondinel
Correo electrónico: quishuar@yahoo.esccta@ccta.org.pe

Referencias
– Coordinadora de Ciencia y Tecnología en los Andes (CCTA), 2003. Los Parientes Silvestres de los Cultivos Nativos en Microcuencas Serranas Andinas del Perú. Campaña 2002-2003. Informe del Proyecto In Situ. Diciembre 2003. Lima.
– Gómez-Benito, C., 2001. Conocimiento local, diversidad biológica y desarrollo. En: Agroecología y Desarrollo. Aproximación a los fundamentos agroecológicos para la gestión sustentable de agrosistemas mediterráneos. Ediciones Mundi-Prensa. Universidad de Extremadura, Cáceres. Madrid.
– Hoyt, E., 1988. Conserving the wild relatives of crops. Roma: IBPGRWWF-IUCN.
– Montecinos, C., 1994. Afrontando el desafío de la conservación a nivel local. En «Cultivando Diversidad». CCTA – IT. Lima.
– Proyecto Andino de Tecnologías Campesinas PRATEC, 1999. Las Crianzas de los Wacas. Los parientes silvestres de las plantas cultivadas. Ediciones PRATEC. Lima

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