octubre 2020, Volumen 36, Número 3
Agricultura familiar campesina y cadenas cortas de valor

Proyecto Agroecológico Casilda. Cadenas cortas de valor y articulación en redes de comercio justo en la región pampeana argentina

MARÍA MARZIALI, MARCELO FRATTINI, EDUARDO SPIAGGI, CRISTIAN ALESIO, MAURO GONZÁLES, ALEJANDRO MORETTI | Página 19-21
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“Circuitos cortos, producción agroecológica y mercados de cercanía son elementos transformadores que consideramos necesarios y que venimos fortaleciendo”, concluyen los autores al revisar la forma en que un proyecto consolidado y estable de producción sostenible, muestra ser resiliente en el contexto de crisis sanitaria, incluso en medio de una región dedicada al monocultivo de soya transgénica.

La huerta a escala comercial. C. Alesio

Breve historia del proceso

El Proyecto Agroecológico Casilda (PACa) tiene sus orígenes en 2007, cuando docentes y estudiantes de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) iniciaron un proceso de acompañamiento a un productor familiar de Casilda (provincia de Santa Fe), que residía en zona rural en una finca de 10 ha, en la cual se producían en forma diversificada hortalizas, frutales y animales de granja, y se cultivaba soja transgénica con uso de herbicidas e insecticidas. En aquellos años se acordó un camino de diálogo y exploración para el inicio de una transición agroecológica, surgiendo así las primeras actividades dirigidas a suprimir el uso de biocidas y transgénicos. Se optimizaron e integraron los subsistemas productivos y se avanzó en el agregado de valor local a los productos obtenidos. Se inició la elaboración de harinas de trigo, maíz y soja, que permite aumentar significativamente los ingresos del sistema. El corazón productivo de la finca lo componen unas 2,5 ha de huerta a escala comercial, que generan diariamente ingresos económicos al sistema.

Se trata de una experiencia de acompañamiento basada en el diálogo de saberes y en la cogeneración de conocimiento que se traducen en el diseño participativo de las actividades. La finca está ubicada sobre la ruta S-26, entre la ciudad de Casilda y la Comuna de Fuentes, y cuenta con una superficie total de 10 ha, y en ella viven el productor, su familia y un mediero (persona que va a medias en actividades productivas del campo). La finca está ubicada en la zona núcleo del modelo de la agricultura industrial, en un contexto de concentración de la tierra y abandono de las viviendas (“taperización” del campo).

Transición hacia la agroecología

La propuesta de transición hacia la agroecología iniciada en 2007 contaba con elementos clave a su favor: se trataba de una finca diversificada con instalaciones y maquinaria y con el arraigo de la familia agricultora. El productor se mostró interesado y así se comenzó a diseñar en conjunto una serie de actividades, de las cuales surgieron algunos lineamientos principales a los que aún hoy se siguen incorporando medidas de perfeccionamiento:

  • Disminución progresiva y sostenida de biocidas y productos de síntesis química, hasta el cese total de su uso (2008-2010).
  • Eliminación de semillas transgénicas (2008).
  • Optimización e integración de subsistemas productivos.
  • Diversificación (aumento de la cantidad de subsistemas) e integración de los mismos.
  • Valoración e incremento de la biodiversidad productiva y funcional.
  • Incorporación de valor agregado a los productos obtenidos.
  • Establecimiento de cadenas cortas de comercialización y participación en redes de comercio justo.

En 2010 se había logrado eliminar por completo el uso de agroquímicos (biocidas) y semillas transgénicas. La soja transgénica se reemplazó por una convencional y se inició una rotación con trigo y maíz. Se logró el intercambio de semillas con otros productores de la región y otras provincias, práctica que se sigue realizando y que se considera de importancia estratégica para la conservación y reproducción de semillas propias.

El proceso de transición ha atravesado algunos puntos críticos, como la presencia de algunas plagas y “malezas” cuando se eliminaron los agrotóxicos, en especial en los cultivos de verano (soja y maíz). Esta situación se abordó de manera multidimensional, con bioinsumos y monitoreo del umbral de daño, hasta que se logró una mayor diversificación y rotación de cultivos, el control mecánico de las “malezas” y una presencia de algunas potenciales plagas compatible con niveles de producción (luego de la estabilización del agroecosistema, estas son controladas por aves e insectos benéficos).

PACa en la actualidad

El establecimiento cuenta hoy con aproximadamente 5 ha destinadas a la producción de cultivos extensivos –soja, maíz, trigo, avena, centeno–, 2,5 ha para producción hortícola, 1 ha de árboles frutales, 1,5 ha para bovinos, ovinos, cerdos y producción avícola (gallinas y pollos) y 0,5 ha para vivienda e instalaciones. Cuenta con cortinas forestales en buena parte de su perímetro, contabilizando en total (entre especies productivas como frutales y plantas ornamentales) más de mil árboles.

En la horticultura aumentó la diversidad: de seis especies que se cultivaban originalmente, actualmente son 12 especies diferentes. A cada 30 m del sector productivo se incorporaron núcleos de biodiversidad, prioritariamente de tres familias fundamentales (umbelíferas, fabáceas y compuestas o asteráceas). Este aumento de la diversidad, tanto de cultivos como de biodiversidad “funcional”, permitió lograr un equilibrio dinámico del sistema hortícola, lo que disminuyó los ataques de plagas de manera sustancial.

En paralelo se diseñó un plan de desarrollo para los cultivos extensivos, buscando independizarse de los híbridos comerciales. En este sentido, se tomó contacto con técnicos y productores de la región pampeana y se obtuvieron variedades no transgénicas de soja y maíz. La implementación de procesos de agregado de valor a los granos, a través de la elaboración de harinas para consumo humano –que hoy se encuentran consolidados– fue el factor fundamental para el fortalecimiento del PACa. Actualmente se elaboran en el establecimiento harinas integrales de trigo, cebada, soja y maíz. Para la harina blanca en particular, se creó un convenio con un molino de la localidad de Casilda que garantiza la separación de los granos respecto de los provenientes de la agricultura industrial. Otro punto crítico en constante análisis –de resolución parcial– es el acceso a la tecnología apropiada para el agregado de valor en la agricultura familiar, pues al depender de un tercero para este proceso, se genera dependencia y aumentan los costos El acceso a maquinaria adaptada a la producción de pequeña y mediana escala sería un gran paso para disminuir costos y ganar autonomía.

Movilizados por este tipo de experiencias, otros productores se están sumando a la siembra de trigo de manera agroecológica y nos entregan el grano, el cual también es destinado para la elaboración de harina.

En lo que se refiere a la producción animal, en el establecimiento se crían de tres a cuatro novillos, cinco ovejas y un carnero para autoconsumo. Para venta y autoconsumo se crían 10 cerdas y un padrillo, obteniéndose unos 150 lechones al año. Además hay 50 gallinas ponedoras en libertad y se crían pollos en un sistema de pastoreo móvil, inspirado en el modelo Joel Salatin, en el cual las aves son criadas en jaulas móviles sin piso y diariamente se mueven a distintos sectores (en este caso, entre los árboles frutales, ver foto.

Como puede verse en la tabla 1, en muy poca superficie se produce una gran cantidad de comida variada, saludable y de cercanía, generando empleo digno para dos personas y un medio jornal para otras tres.

El sistema de la agricultura industrial basado en el cultivo de soja transgénica genera un empleo cada 500 ha y produce comida industrial para alimentar animales a miles de kilómetros. No es el objetivo de este trabajo profundizar en estos análisis, pero son datos a tener en cuenta para el diseño de políticas públicas.

Sistema de comercialización: cadenas cortas y redes de consumo

Desde el PACa surgió la necesidad de trabajar distintas alternativas para crear canales de comercialización que permitieran romper las lógicas actuales del mercado, dominado por las grandes superficies, y hacer llegar los productos a precio justo a los consumidores.

El primer paso fue evitar la intermediación en la venta de verduras y frutas que se entregaban en comercios de la ciudad de Casilda. Hoy, un grupo de más de 100 consumidores se informa por medio de las redes sociales de la disponibilidad de la semana y se les prepara y entrega el pedido. Con respecto a las harinas, la blanca agroecológica 000, se transformó en un producto muy buscado y valorado por los elaboradores de masa madre, con lo cual la demanda excede lo local muy rápidamente.

La ciudad de Rosario, a 60 km de Casilda, se convirtió en sitio de demanda importante para los productos del PACa, estableciéndose vínculos con la Red de Comercio Justo del Litoral, que cuenta con nodos de distribución e intercambio de distintos puntos del país.

Fortalecimiento y ampliación en el contexto de covid-19
A partir del advenimiento de la pandemia, fue tan marcado y persistente el aumento de la demanda de alimentos saludables y de cercanía, que podría decirse que se duplicaron las ventas del PACa, fortalecidas por los sistemas de entrega domicilio. Además de la Red de Comercio Justo y a partir de la emergencia alimentaria consecuencia de políticas neoliberales agravadas por la pandemia, el PACa se articuló con el proyecto De la Huerta a la Mesa, coordinado por la ONG Sistemas Tecnológicos Sustentables (STS), que gestiona fondos y adquiere alimentos de productores agroecológicos para entregarlos a comedores comunitarios de la ciudad de Rosario.

A modo de conclusión

Circuitos cortos, producción agroecológica y mercados de cercanía son elementos transformadores que consideramos necesarios y que venimos fortaleciendo desde el PACa. El sistema de producción y comercialización que impulsamos desde el proyecto y desde la finca es la expresión del cambio de paradigmas que necesitamos replicar para resolver los problemas y desafíos del agro y de las sociedades en la actualidad. Uno de los aprendizajes de la crisis producida por el covid-19 es la necesidad de replantearnos la producción agrícola, la alimentación y la comercialización, así como fortalecer la resiliencia de los sistemas agroalimentarios.

Luego de más de 10 años de trabajo y acompañamiento de este proceso, que se inició como una transición posible hacia la agroecología, hoy podemos afirmar que esta finca está consolidada; las actividades de intensificación, diversificación e integración productiva siguen creciendo; los mecanismos de comercialización en redes de comercio justo y consumidores responsables independientes se han optimizado. El agregado de valor en el lugar de origen a los productos obtenidos es un aspecto determinante en la viabilidad económica del proyecto, como también de la economía y la sostenibilidad de los pequeños y medianos productores.

Se abren escenarios críticos de gran incertidumbre en América Latina y el mundo, y es evidente la necesidad de repensar y redefinir nuestros sistemas agroalimentarios, orientarlos al abastecimiento local y regional, dejar de dañar y contaminar nuestros ecosistemas, e iniciar procesos de restauración. Si la salida de la pandemia se piensa con los mismos motores que nos trajeron hasta aquí, tendremos que enfrentar nuevos y más graves problemas. La agroecología, en un marco político de soberanía alimentaria, ha dado sobradas muestras de ser el camino para construir sociedades urbano-rurales más resilientes.

Crianza de pollos. C. Alesio

María Marziali, Marcelo Frattini
Agricultores familiares integrantes del PACa.

Eduardo Spiaggi, Cristian Alesio, Mauro Gonzáles, Alejandro Moretti
Docentes investigadores FCV-UNR e integrantes del PACa.
epspiaggi@hotmail.com

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