abril 2011, Volumen 27, Número 1
Una nueva generación de agricultores: la juventud campesina

Una educación “anclada” promete mejores resultados

IRENE TORRES | Página 24-25
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Los esfuerzos gubernamentales dirigidos a niños y jóvenes pueden ser más efectivos si los departamentos de educación y agricultura coordinan sus metas y políticas. Una de las metas políticas del Ministerio de Educación de Ecuador es que los jóvenes tengan los conocimientos y habilidades que necesitan para incorporarse a la fuerza laboral. Sin embargo, esta meta se ve seriamente debilitada por los altos niveles de desnutrición entre los niños menores de cinco años de edad –un periodo durante el cual el cerebro se desarrolla de manera crucial y que no puede ser compensado más adelante.

Foto: Corporación Catamayo

Por este motivo se ha diseñado un programa de nutrición a nivel nacional con la esperanza de llegar a todas las escuelas del país. Pero este programa está cambiando las dietas de los jóvenes forzadamente y contribuyendo a desaparecer los conocimientos y habilidades tradicionales cuando más necesarios son en las áreas rurales.

Aunque sus objetivos son claros, la implementación del Programa de Alimentación Escolar (PAE) contradice algunos de los principios básicos de la práctica de la nutrición, así como la agenda política del gobierno. PAE se jacta de llegar a las comunidades aún más remotas de la selva, distribuyendo en todo el país la misma papilla o mazamorra con un único sabor y galletas de harina blanca en paquetes individuales. Sin embargo, la Constitución de 2008 y las leyes afines respaldan explícitamente los conocimientos tradicionales, la agricultura orgánica y la biodiversidad, así como “la autosuficiencia saludable y culturalmente apropiada de las comunidades”, “la compra a pequeños agricultores de los productos utilizados para programas sociales” y “la distribución de alimentos que promueva la igualdad entre los espacios rurales y urbanos”. ¿Puede el PAE adaptarse para apoyar estos objetivos y afrontar mejor esta situación y las necesidades de las comunidades rurales muy alejadas?

Intentos positivos
Existen también otras experiencias similares, donde es posible apreciar conexiones e interrelaciones más positivas. Uno de ellas es el apoyo que brinda el Ministerio de Educación a un programa alternativo de educación agrícola. El Programa de Cooperación a la Educación Técnica Agropecuaria de la Provincia de Loja, PROCETAL, se desarrolló en Loja entre 2003 y 2008. Implementado con el apoyo de dos organizaciones belgas promotoras del desarrollo, fue el resultado de una investigación de gran alcance conducida por el Centro de Educación Experimental de la Universidad de Lovaina (Bélgica). El objetivo de PROCETAL era mejorar los resultados del aprendizaje en las escuelas secundarias ‘anclando’ la educación en la realidad de los estudiantes agricultores. Al concluir 2008, más de 160 profesores habían sido capacitados en pedagogía rural, diversos manuales agrícolas y guías de enseñanza habían sido desarrollados y publicados, y las escuelas agrícolas estaban equipadas. Se diseñaron y elaboraron planes de producción y de empresa en 17 escuelas técnicas de la provincia con la ayuda de especialistas capacitados por el Ministerio de Agricultura. El programa benefició directamente a cientos de estudiantes.

Todavía hay mucho por hacer
Aunque iniciativas como PROCETAL se están multiplicando en países industrializados y en desarrollo, un visitante que asista a la mayoría de las escuelas en las áreas rurales aún verá por lo general a profesores parados delante de un grupo de alumnos sentados tras sus carpetas. Para muchas autoridades, el concepto de ‘educación de calidad’ no abarca el contratar profesores con habilidades específicas (o capacitarlos para proporcionarles esas habilidades), además de no reconocer la diversidad de los estudiantes y sus familias. El conocimiento y las habilidades, con demasiada frecuencia, se miden y comparan utilizando estándares internacionales que reflejan una agenda ‘modernizadora’ (tal como la ampliamente utilizada prueba de PISA, desarrollada por OECD, un consorcio de 30 de las naciones más desarrolladas). A pesar de que en Ecuador los especialistas y las autoridades educativas puedan declarar públicamente que apoyan los métodos alternativos, a menudo se contradicen cuando debaten sobre qué es lo que los estudiantes ‘necesitan’ aprender. Los modelos educativos están basados en prioridades que a duras penas toman en consideración las necesidades de los estudiantes campesinos y sus familias.

El desarrollo de habilidades específicas y la motivación demostrada por los profesores, sus familias y las autoridades educativas locales llevaron a que en las provincias vecinas se diera la expansión del programa. En 2008, el Ministerio de Educación decidió ampliar el programa y aumentar su contribución económica, desarrollando lo que vino a ser conocido como BATAC o programa de Bachilleres Técnico Agropecuarios Competitivos. En este programa se prestó especial atención al fortalecimiento de las capacidades y el liderazgo locales para garantizar su sostenibilidad.

Antes del inicio de PROCETAL, más de la mitad de las escuelas secundarias técnicas de Loja tenían en cuenta la agricultura y la problemática rural en su programación pero, según los resultados de las encuestas previas al diseño de PROCETAL, casi nunca se realizaban actividades fuera del ámbito de los salones de clase.

Esto no significa que los profesores estuviesen en falta; durante décadas las políticas y normas oficiales prestaron muy poca atención a las necesidades de las comunidades de agricultores y a la situación general en la que se encuentran las escuelas. Por el contrario, PROCETAL alentaba a los alumnos y profesores a trabajar de la mano con las familias campesinas. Se buscaron conexiones con organizaciones tales como el Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (INIAP) involucrándolos en actividades como el manejo de semillas o la preparación de suelos, así como para su apoyo en la recuperación y utilización de variedades de cultivos y prácticas agrícolas locales, que estaban casi olvidadas.

Éxito creciente
Aunque alcanzar la meta nacional de mejorar el índice de matrícula y asistencia a la escuela no era uno de los objetivos del programa, es muy posible que termine por ser uno de los resultados más importantes de PROCETAL. La falta de relación de las actividades escolares con los intereses y necesidades de la población local ha sido considerada como una de las causas importantes de los bajos índices de escolaridad en América Latina, especialmente en las áreas rurales. Aunque no existen cifras exactas, Pablo Bustamante, Director de Educación Técnica en Loja, afirma que los niveles de matrícula se han elevado en los últimos años, reduciéndose la emigración de jóvenes de edad escolar. No es cosa de poca importancia, pues Ecuador, un país principalmente agrícola con una población de 14 millones de personas, vio a más de un millón de sus ciudadanos dejar el país entre 1998 y 2008, y de los cuales un 30 por ciento provenía de las áreas rurales. Loja, una provincia primordialmente agrícola, tiene uno de los niveles de emigración más altos de todo el país.

Pablo Bustamante ha trabajado en el Departamento de Educación Técnica de Loja durante 18 años y suena tan entusiasta como un recién graduado en su primer día de trabajo. Habla de la necesidad de “revitalizar el mercado de trabajo agrícola” y de “promover el empresariado agrario” –haciendo eco de los objetivos tanto de PROCETAL como de BATAC– y sostiene que ambos programas deben expandirse. Proporcionan capacitación a las poblaciones más jóvenes, además de un mercado para sus productos, e introducen (o reintroducen) el uso de tecnologías simples a sus padres. Los agricultores que trabajan con los alumnos de BATAC construyen granjas para la crianza de cerdos y gallinas, siguiendo nuevas técnicas pero utilizando los materiales tradicionales (paja y madera en vez de cemento y zinc). Los engorrosos métodos tradicionales para labrar o arar están siendo aligerados con herramientas mecánicas disponibles en las escuelas. Finalmente, el programa ha establecido plantas para el procesamiento de verduras y carne, y cocinas completamente equipadas que se espera ayuden a impulsar la producción para mercados hasta el momento inexplorados.

El camino a seguir
Sin que se diga de una manera explícita, el éxito del programa puede deberse en gran parte al reconocimiento de la capacidad y el esfuerzo de los jóvenes y la manera en que ellos se relacionan con la comunidad, el contexto en el que se encuentran las escuelas y los logros de otros programas (como aquellos administrados por el Ministerio de Agricultura). Aunque, por lo general, las escuelas rurales sufren de una falta crónica de recursos formales (económicos, pedagógicos y de otros tipos), la metodología ‘vivencial’ utilizada por PROCETAL y BATAC involucra a los alumnos en actividades de aprendizaje que se realizan en una variedad de situaciones, generalmente en la realidad inmediata de los estudiantes, fuera del local escolar. Una vez más, los resultados muestran una mayor intervención y participación de los alumnos, además de mejores logros en conjunto cuando sienten que lo que aprenden le es “cercano”.

El siguiente paso debería ser garantizar que estos jóvenes puedan ofrecer sus productos (algunos de los cuales se han perdido por causa de dificultades para comercializarlos) a sus compañeros de escuela y alumnos de primaria que, actualmente comen raciones de galletas y alimentos importados entregados por el gobierno central.

Irene Torres
Fundación Octaedro
Grupo de Estudio de Comunicación e Innovación en la Universidad de Wageningen.

Correo-e: irene@octaedro.org
www.octaedro.org

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