diciembre 2014, Volumen 30, Número 4
Nutrición y agricultura familiar

Caficultura, carbono y conocimiento para REDD+

YVETTE FABER | Página 36-39
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Solidaridad es una organización con más de 20 años de experiencia en muchos países, creando cadenas de abastecimiento justas y sostenibles entre productores y consumidores. Sus actividades abarcan las principales cadenas de productos de la actividad agrícola: café, te, cacao, frutas, algodón, soja, caña, aceite de palma y ganadería. La cadena productiva del café es, sin lugar a dudas, una de las de mayor importancia por el inmenso número de agricultores familiares que lo producen y por el gran consumo de café en todo el mundo. Pero Solidaridad es consciente de que, si bien la demanda y el consumo de café aumentan sostenidamente en todo el mundo, la producción no está incrementándose al mismo ritmo. Los rendimientos se han mantenido estables o han disminuido en muchos países productores. En los últimos años la demanda ha superado a la oferta, llevando las existencias mundiales de café a niveles sumamente bajos.

Esta limitación en el incremento de la producción cafetalera tiene varias causas, que incluyen la incapacidad de los productores para mantener la fertilidad de los suelos y la incidencia de plagas y pestes, pero últimamente se ha visto agravada por los impactos del cambio climático. En lo referente a la fertilidad de los suelos, la mayoría de agricultores aprovechan los altos rendimientos propios de un terreno recién desboscado durante 3-6 años, pero luego los rendimientos declinan y los agricultores recurren a la deforestación de otras áreas, dejando detrás terreno degradados y liberando a la atmósfera el carbono que estaba almacenado en las nuevas áreas deforestadas. Este es sobre todo el caso de países en los que no existe asistencia técnica suficiente, como en México y Perú.

A esto deben sumarse los impactos del cambio climático. Un estudio llevado a cabo en México estimó que hacia 2020 la producción de café en América Central podría caer 34%, debido a los cambios en los patrones de lluvia y de temperatura y a pestes y plagas –también propiciadas por el cambio climático. En el caso de Colombia, tercer exportador de café del mundo, las intensas lluvias 40% mayores que el promedio histórico, hicieron disminuir la producción de 11.5 millones de sacos en 2008 a 7.74 millones en 2012, si bien debido a un programa de renovación de cafetales, en 2013 se recuperó a 10.9 millones. En Perú en 2013, debido en gran medida al ataque del hongo conocido como roya amarilla, la producción de café fue 20% menor a la de 2012 y para 2015 se habría estimado otra caída, de 15% respecto a 2013.

Por otro lado, los modelos utilizados para estimar la evolución del clima han mostrado que debido al   aumento de la temperatura y a cambios en los patrones de las lluvias, en el futuro se modificarán las zonas consideradas adecuadas para producir café. Se espera que, hacia el año 2050, podrán ser utilizadas zonas altas actualmente demasiado frías para cultivar café. Es frecuente que en dichas zonas altas existan bosques que, ante los impactos del cambio climático en sus fincas, los agricultores se vean en la necesidad de deforestar.

La respuesta de Solidaridad

La respuesta de Solidaridad a la deforestación y el cambio climático busca contribuir a un cambio, de ser parte del problema a ser parte de la solución. Con ese propósito, Solidaridad ha diseñado y está llevando a la práctica una estrategia que considera tres aspectos centrales: aumento en los flujos de ingresos de los agricultores familiares para financiar la transición a una agricultura amigable con el ambiente para enfrentar el cambio climático, incremento en la asistencia técnica requerida para esta transición y adopción amplia de esta agricultura llevando así a:

  • Mejora de la productividad, reducción de la pobreza y aumento de la seguridad alimentaria.
  • Aumento de la resiliencia al cambio climático, lo que resulta en la adaptación.
  • Reducción de las emisiones de gases de efecto invernaderos (GEI) en las fincas cafetaleras y una menor expansión destructiva de los bosques.

Solidaridad ha llevado esta estrategia a la práctica implementando fincas demostrativas en Colombia,  México y Perú. Las actividades desarrolladas en dichas fincas demostrativas incluyen la mejora de la gestión del suelo, una aplicación adecuada de fertilizantes, una mejor gestión de las aguas residuales en las instalaciones poscosecha, la optimización de la plantación de árboles de sombra y la renovación de cafetales antiguos. Se trata de un programa de tres años con participación de casi 8.000 agricultores en 12.500 hectáreas, que evitan las emisiones de GEI y secuestran un total de 220.000 toneladas de CO2 al año. Ciento ochenta extensionistas agrícolas serán capacitados en el uso de técnicas agrícolas adecuadas para enfrentar el cambio climático y los nuevos conocimientos de mejores prácticas serán compartidos con los actores relevantes: estándares de crédito de carbono (como la Fundación Gold Standard y VCS, que certifican proyectos de reducción de emisión de GEI), sistemas de certificación agrícola (como Fairtrade, UTZ Certified, Rainforest Alliance y sellos orgánicos), y las iniciativas nacionales de clima y desarrollo. Al ejecutar el programa, Solidaridad probará diferentes flujos de ingresos que pueden permitir a los agricultores la adopción de prácticas agrícolas amigables con el ambiente ante el cambio climático, buscando desarrollar un modelo de negocios que se pueda replicar a mayor escala.

El programa, que cuenta con el apoyo de la Agencia Noruega de Cooperación al Desarrollo (NORAD), consta de tres componentes principales:

A. Proyectos demostrativos (construyendo depósitos de carbono a la vez que se incrementan la productividad y la resiliencia).

B. Capacitación de capacitadores y aprendizaje (construyendo capacidades).

C. Información sobre el desarrollo de herramientas, estándares agrícolas y de carbono y estrategias nacionales REDD+ (acumulando conocimiento).

Solidaridad colabora con diversas organizaciones a los niveles local, nacional e internacional, para alcanzar los objetivos del programa y diseminar sus logros a escala amplia.

 

Buscando aliados para renovar cafetales

La renovación o reemplazo de los cafetales viejos y atacados por la roya es un elemento central para lograr una producción de café que pueda enfrentar los efectos del cambio climático. Un gran número de fincas cafetaleras están llegando al final de su ciclo productivo, lo que incide en los bajos rendimientos que se logran y la vulnerabilidad de los cafetales al ataque de las plagas. La renovación de dichos cafetales con variedades adaptadas a las condiciones locales impulsará la productividad, y a la vez ayudará a los agricultores familiares a ser más resilientes ante el cambio climático, soportando los cambios en las lluvias, plagas y pestes.

Solidaridad ayuda a los agricultores en los aspectos agronómicos de la renovación de las fincas, y requiere socios que puedan proporcionar el capital que se requiere.

Para no tener problemas de flujo de caja, idealmente los agricultores deberían renovar el 20% de su cafetal cada año, a lo largo de 5 años. Los costos estarán entre 600 y 1,000 dólares por hectárea, a lo largo de los 5 años. Los cafetos empiezan a producir después del tercer año, de modo que los préstamos deben tener un periodo de gracia de 3 años y una tasa de interés muy baja (¿2%?).

Solidaridad estima que el 25% de los agricultores familiares del programa, es decir 2,000 agricultores, podrían renovar una hectárea, para lo cual se requeriría un monto estimado conservadoramente ($ 600/ha) en 1.200.000 dólares.

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