La Vía Campesina. Desenmascarando la Agricultura Climáticamente Inteligente
VÍA CAMPESINA | Página 37 DESCARGAR REVISTA COMPLETALa historia se presenta primero como una tragedia, después se repite como una farsa…
Como mujeres, hombres, campesinos, agricultores familiares de pequeña escala, migrantes, trabajadores rurales, indígenas y jóvenes de La Vía Campesina, denunciamos a la Agricultura Climáticamente Inteligente, la cual se nos presenta como la solución para resolver el cambio climático y como un mecanismo para el desarrollo sustentable. Para nosotras y nosotros lo que queda claro es que bajo la apariencia de abordar el problema persistente de la pobreza en el campo y el cambio climático, no hay nada nuevo. Más bien es la continuación de un proyecto iniciado con la Revolución Verde en la década de 1940 y que continuó de la de 1970 a la de 1980 con los proyectos de Reducción de Pobreza del Banco Mundial y los intereses de las corporaciones involucradas. Estos proyectos, como la mentada Revolución Verde, diezmaron las economías campesinas particularmente en el Sur, al grado que muchos países, como México por ejemplo, que fueron autosuficientes en producción de comida, en un par de décadas se hicieron dependientes del Norte para poder alimentar a su población.
La consecuencia de estos proyectos, dictados por la necesidad de expansión del capital industrial, fue el acaparamiento y la integración de los productores y la producción agrícola tradicional con la agricultura industrial y su régimen alimentario. Un régimen que se basa en el aumento de la utilización de químicos altamente tóxicos, dependiente en los insumos basados en combustibles fósiles y la tecnología, la creciente explotación de trabajadores agrícolas y rurales, y la pérdida de la biodiversidad; la alimentación bajo control de las corporaciones y de los grandes productores agrícolas industriales que han sido los beneficiarios de estos proyectos. El resultado ha sido la pérdida de la seguridad y la soberanía alimentaria, la transformación de países exportadores netos de comida a importadores, no tanto porque no pueden producir comida sino porque ahora producen materia prima para producir alimentos industriales, para elaborar combustibles y para fabricar productos para su venta y especulación en los mercados financieros del mundo.
Hoy en día, varios de los mismos actores de esos proyectos, como el Banco Mundial, son las fuerzas detrás de la imposición de la agricultura climáticamente inteligente como solución para resolver el cambio climático e incrementar el ingreso de los campesinos pobres con la misma tesis fallida de que lo que se necesita es incrementar su productividad. Es claro que la intención es implantar el mercado de la Revolución Verde como una solución al cambio climático, a la pobreza y además como una propuesta de desarrollo sostenible en el medio rural. Identificamos esto como parte de un largo proceso de proyectos de ajuste estructural “verdes” requeridos por un sistema económico y una clase política en apuros, porque han agotado otros lugares para sus enormes inversiones financieras y ahora ven la agricultura y las tierras agrícolas como la nueva frontera para dichas inversiones especulativas.
La agricultura climáticamente inteligente empieza con la decepción de no diferenciar entre los efectos negativos de la agricultura industrial y las soluciones reales de la agricultura campesina y tradicional que ha contribuido al alivio de la pobreza, a remediar el hambre y a aminorar el cambio climático. Por lo contrario, la agricultura climáticamente inteligente socializa y achaca de igual forma a todos los modos de producción agrícola los efectos negativos que la producción industrial agrícola y de comida ha provocado y rehúye reconocer y aceptar las diferencias entre agriculturas y producción agrícola. La mayor parte de la actividad agrícola que ha contribuido Significativamente a la emisión de gases tipo invernadero ha sido de la agricultura convencional o industrial, no de la agricultura campesina. La agricultura climáticamente inteligente va a provocar más concentración de la tierra al empujar a los productores campesinos y familiares a proyectos del Banco Mundial, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y otras instituciones, creando una dependencia en las llamadas nuevas tecnologías a través de los paquetes completos que incluyen la prescripción de “variedades climáticamente inteligentes”, insumos y créditos, ignorando la mayoría de las técnicas tradicionales agrícolas y el cuidado y mantenimiento de variedades de semillas criollas experimentadas y practicadas por campesinos.
La idea de incrementar la productividad agrícola de un modo sostenible es una falsedad. La llamada “intensificación sostenible” no es para aumentar el rendimiento por hectárea sino para enmascarar con un perfil verde la producción industrializada a gran escala. Los campesinos y agricultores familiares de pequeña escala no tendrán más remedio que seguir aceptando la tarea de alimentar a la máquina insaciable capitalista de producción de alimentos y sus actividades especulativas en los mercados financieros.
Esta intensificación de la producción es un esfuerzo por reducir el costo de la mano de obra, lo que significa empeoramiento de las condiciones de trabajo degradante y salarios más bajos para los trabajadores migrantes. La mayoría de los campesinos y pequeños propietarios serán echados a un lado porque no hay lugar para ellos en la agricultura industrial, excepto como campesinos sin tierra y uno más de los millones de inmigrantes que se juegan la suerte como trabajadores de bajos salarios en las ciudades y en el campo.
Ultimadamente, la agricultura climáticamente inteligente intenta ocultar y eliminar la necesidad de una reforma agraria y de tierras. También oculta y miente sobre el tema de la escasez de tierra y de los recursos naturales. La tierra y los recursos naturales solamente son escasos para los campesinos y los agricultores en pequeño. La pobreza existe en función de la falta de acceso a la tierra, a la tenencia de la tierra y de su uso, así como del tratamiento y salarios injustos de los trabajadores y de una incesante explotación de su fuerza laboral para satisfacer las necesidades del capitalismo, todo lo cual está moldeando la locura que estamos enfrentando en la actualidad.
Además, la agricultura climáticamente inteligente, como la Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de Bosques (REDD), ampliará el mercado de carbono y su uso para la especulación financiera. La posibilidad de grandes ganancias con inversiones en créditos de carbono producidos por las tierras de cultivo que participan en proyectos de agricultura climáticamente inteligente aumentará la especulación en el mercado de carbono. Esto lograría así “el acaparamiento de tierras para el secuestro de carbono” por los inversores y los productores a gran escala, y el mayor desplazamiento de campesinos y pequeños agricultores, al igual que REDD ha desplazado a pueblos indígenas. Bajo este marco de la agricultura climáticamente inteligente existen muy pocas esperanzas de reducir y remover los gases de tipo invernadero, de intentar solucionar la inseguridad alimentaria o de cualquier desarrollo económico y social significativo. Y es que los problemas de la pobreza, de la inseguridad alimentaria y del cambio climático no son fallas del mercado, son fallas estructurales que van a persistir y empeorar con la implementación de la agricultura climáticamente inteligente.
¡Necesitamos un cambio del sistema ya!
Sin embargo, actualmente, tal y como en el pasado, estamos listos para luchar en contra de las soluciones engañosas de la economía verde del capital y a favor de soluciones reales al cambio climático y a la pobreza, a través de nuestras demandas de justicia climática y ambiental. Seguimos proponiendo y poniendo en práctica en todos lados donde podemos hacerlo la producción agroecológica y la construcción de la soberanía alimentaria. Lo hacemos conscientemente como otro espacio para atraer los cambios estructurales requeridos para lidiar verdaderamente con las cuestiones de pobreza, del cambio climático y de la incapacidad de la gente para alimentarse por sí misma. Nosotras y nosotros hacemos un llamado a todos los movimientos sociales a denunciar la propuesta de la agricultura climáticamente inteligente, oponerse a la Alianza Global para la Agricultura Climáticamente Inteligente lanzada por el Secretario General de la Organización de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, en la Cumbre contra el Cambio Climático, y a que nos unamos a luchar por la soberanía alimentaria y por un modo de producción de comida que proporcionará un bienestar económico justo para los campesinos, los pequeños agricultores y sus comunidades, mientras que se producen suficientes alimentos saludables para satisfacer las necesidades nutricionales de los pueblos y la garantía de acceso a la alimentación para todos. Cualquier método de producción y consumo, para que sea realmente sostenible, debe enriquecer y proteger a la Madre Tierra.
¡NO A LA AGRICULTURA CLIMÁTICAMENTE INTELIGENTE!
¡REFORMA AGRARIA Y AGROECOLOGÍA!
¡PARA LA SOBERANÍA ALIMENTARIA POPULAR!
¡GLOBALICEMOS LA LUCHA, GLOBALICEMOS LA ESPERANZA!
Comunicado de Prensa La Vía Campesina
Minga Informativa de Movimientos Sociales http://movimientos.org/
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