diciembre 2013, Volumen 29, Número 4
Agricultura familiar campesina

“Somos una fuerza política y económica”

ENTREVISTA A DEO SUMAJ | Página 36-37
DESCARGAR REVISTA COMPLETA
TIPOGRAFÍA
SMALL
MODO LECTURA
COMPARTIR

Al norte de Argentina, en la provincia de Santiago del Estero, nace hace 23 años el Movimiento Campesino de Santiago del Estero Vía Campesina (MOCASE-VC). Una de sus importantes líderes es Deo Sumaj, quien nos concede esta entrevista.

Ella es campesina indígena perteneciente a la etnia vilela, uno de los pueblos originarios que han sido por siglos criadores de ganado y agricultores en esta región del Chaco semiárido argentino. Según sus propias palabras, desde muy joven, Deo Sumaj ha estado involucrada en la defensa de los recursos y de la tierra que cultivan los campesinos vilela. Su bisabuelo inició el movimiento y ahora su abuelo, su padre y ella siguen en esta lucha.

Entrevista: Teresa Gianella

¿Cuál ha sido el camino emprendido por los campesinos en la lucha por seguir cultivando en su territorio?

Principalmente nos hemos organizado para poner freno a los desalojos silenciosos que se venían dando por parte de los empresarios del agronegocio, en contra de familias poseedoras de tierras. Para defender la tierra y los territorios ancestrales, la unión de las familias campesinas indígenas de la provincia fue cobrando fuerza y generando un movimiento para resolver otros problemas referidos a la salud, educación, producción, comercialización y comunicación. Mientras tanto se fueron consolidando equipos de trabajo integrados por delegados y delegadas de los diferentes departamentos provinciales.

Así, el MOCASE-VC fue avanzando organizadamente en la construcción de herramientas que permitiesen visibilizar los problemas de acceso a la tierra, a la justicia y, al mismo tiempo, presentar las propuestas de posibles soluciones para los territorios en disputa.

¿Cómo ha sido el proceso de la organización y la estrategia adoptada por MOCASE-VC?

Deo Sumaj, importante lìder del Movimiento Campesino de Santiago del Estero Vía Campesina (MOCASE-VC)Luego del histórico congreso del campesinado de Santiago del Estero, realizado en 1999, se trazaron líneas estratégicas como la comunicación, la formación política, el fortalecimiento productivo, el rescate y revalorización de saberes ancestrales, la participación de las bases y de toda la familia. También, en una provincia con estructura política y administrativa de tipo feudal, nuestro movimiento tenía que contar con una forma de hacer frente a todo el sistema de comunicaciones controlado por Juárez y su servicio de inteligencia [se refiere a Carlos Arturo Juárez y su entorno familiar, gobernador peronista entre 1948-2002].

Por lo que en lo comunicacional iniciamos un diálogo permanente con la sociedad para romper el monopolio mediático. En el 2000, iniciamos la construcción de una red de radios propia que nos ha permitido formar y multiplicar comunicadores campesinos indígenas que hoy hacen parte de las seis radios FM ubicadas en distintos departamentos de la provincia.

La formación política y técnica de la juventud de las comunidades campesinas indígenas fue un propósito hecho realidad a través de nuestra Escuela de Agroecología, donde se contextualiza la práctica de la agroecología en las comunidades campesinas indígenas como un proyecto de desarrollo distinto, social y ambientalmente sostenible, manteniendo nuestros sistemas colectivos de producción de alimentos.

La Universidad Campesina UNICAM SURI (Sistemas Universitarios Rurales Indocampesinos), representa la apuesta más amplia de nuestra formación, convocando a jóvenes de diferentes territorios del campo y de las barriadas urbanas.

¿Cuáles han sido las principales innovaciones que los campesinos de MOCASE-VC han realizado para producir sosteniblemente, en términos ambientales y económicos?

Como organización promovemos y practicamos la agricultura sostenible y los sistemas agroecológicos como remedio a la crisis mundial que empuja cada vez a más varones y mujeres a la extrema pobreza. Esta práctica la estamos fortaleciendo como vía alternativa, porque estamos en el Chaco semiárido, un ecosistema frágil en proceso de salinización de sus suelos agrícolas.

En algunos territorios del MOCASE-VC hemos puesto en funcionamiento emprendimientos productivos sostenidos colectivamente, porque los acuerdos de trabajo son decididos en asambleas participativas. Estos emprendimientos, como las fábricas de dulces, la fábrica de queso de leche de cabra –que funciona con paneles solares–, las carnicerías comunitarias que están en marcha en Pinto, Quimilí; Tintina y próximamente en Monte Quemado y Taco Pozo, son hoy parte del mercado local, porque se da la relación directa del consumidor con el productor.

A través de las Fábricas de Productos para la Soberanía Alimentaria, las carnicerías aumentan su capacidad de crear trabajo y contribuyen al desarrollo rural. Nuestras carnicerías han cobrado importancia por el enfoque de gestión, distribución y por los precios.

En este contexto, ¿cómo interpreta el MOCASEVC la relación entre la producción y la soberanía alimentaria de los campesinos que lo integran?

Nuestras prácticas productivas son para fortalecer la soberanía alimentaria de las mujeres y varones que trabajan la tierra y producen alimentos para satisfacer las necesidades de las comunidades locales, a la vez que protegen el patrimonio común, como son la tierra, la biodiversidad, el agua, las semillas autóctonas, la cultura y la historia locales. La soberanía alimentaria no es solo un tema de quienes trabajamos en la tierra, es una causa, una lucha también del que consume alimentos. Así como nos organizamos por la tierra y la defensa de los territorios y bienes naturales, así también construimos otro modelo de producción de alimentos basado en otra lógica, en otro paradigma.

¿Cuáles son las estrategias de los agricultores para incidir en las políticas públicas que impactan la vida y la producción de las familias agricultoras?

Creemos que con las acciones concretas ya mencionadas acumulamos logros a un proyecto que debe crecer regionalmente. Haber sido capaces de construir con nuestros propios esfuerzos estas herramientas no significa que renunciemos a exigirle al Estado que cumpla con lo que le corresponde. Hoy más que nunca las políticas agrarias deben apuntar a incrementar las capacidades y los recursos que las organizaciones campesinas necesitan para formar y capacitar a los campesinos indígenas –mujeres, varones y jóvenes– y promover una producción diversificada de alimentos y no mercancías.

Ante las amenazas de los acaparadores de tierra agrícola, ¿cómo se organizan los agricultores?

Ha sido difícil la organización de los pueblos originarios de esta provincia pues fueron despojados de su territorio y desarmados en su identidad cultural alrededor de 1940, época en que se retiró de la provincia “la maderera” [nombre con el que se conocía a la industria forestal extractiva que acabó con el quebracho colorado (Schinopsis lorentzii) que explotaba para la extracción de tanino destinado a curtiembres europeas].

Desde entonces, las familias “hacheras” fueron abandonadas y sobrevivieron con la naturaleza como único sustento, no solo en Santiago del Estero sino también en las provincias aledañas de Chaco, Corrientes, Salta. Ha costado mucho seguir resistiendo y, si bien desde 1980 se ha venido recuperando la tierra y la producción, la lucha es permanente porque las amenazas y agresiones de las grandes empresas que pretenden acaparar las tierras de las comunidades campesinas para el agronegocio, especialmente para la siembra de soja transgénica, son muy fuertes. La lucha es desigual porque las autoridades políticas y judiciales protegen más a los empresarios acaparadores que a los campesinos, a quienes criminalizan y persiguen. Hemos tenido compañeros de MOCASE-VC asesinados por sicarios contratados por los acaparadores, tales han sido los casos de Cristian Ferreyra (23) en noviembre de 2011 y de Miguel Galván (39) en octubre de 2012.

Las denuncias y movilizaciones del MOCASE, en su momento, han conseguido detener algunos de los intentos de desalojo de las tierras de los campesinos.

¿Por qué el poder judicial atiende a las exigencias de los poderosos sobre los derechos de las comunidades que ancestralmente habitan esas tierras? ¿A qué se debe la inactividad de los sectores gubernamentales en lo que respecta al respeto de los derechos humanos y sociales básicos de las poblaciones involucradas en esta nueva conflictividad social?

La respuesta, lógicamente, es múltiple. Involucra al elitismo –lindante con el racismo– de instituciones tradicionales como el Poder Judicial y a la opacidad de los sistemas notariales y de registro de tierras en todo el país. También a ciertas redes de características feudales que aún ostentan los poderes locales en algunas zonas del interior, articuladas sin embargo a los esquemas de gobernabilidad a nivel nacional.

Pero más allá de lo anterior y de otra cantidad de circunstancias que seguramente se nos escapan, consideramos urgente reaccionar de manera decidida ante la articulación de las empresas del agrobussines, la cual repercute de forma extremadamente violenta sobre los territorios en función de una rentabilidad extraordinaria, desde los parajes campesinos de Monte Quemado hasta las periferias de Rosario (y especialmente el castigado barrio Ludueña), pasando por los pueblos hostigados por las industrias extractivas, por los asentamientos y villas del conurbano bonaerense… Ya sea que hablemos de agronegocios o de minería, de especulación inmobiliaria o narcotráfico…

Para finalizar esta entrevista, que una vez más nos presenta esta situación de lucha permanente de los campesinos en defensa de su territorio, sus recursos y su cultura ¿qué opinión tiene el MOCASE-VC sobre el Año Internacional de la Agricultura Familiar que se celebrará en 2014?

Es un desafío reconocer, valorar y fortalecer el rol que la agricultura familiar campesina indígena tiene, no solo en la producción de alimentos, sino también, como sujeto político- económico, en nuestra sociedad. Teniendo en cuenta que el mayor desarrollo de esta matriz productiva, permitiría superar lo que hoy se presenta como crisis de la humanidad: cambio climático, crisis alimentaria, crisis energética, desempleo, migración forzada a la ciudad, contaminación y degradación de los bienes naturales, que son consecuencia de la explotación y acumulación de la agricultura capitalista.

Por tanto, que el 2014 sea marcado por la FAO como el Año de la Agricultura Familiar, debería ser un llamado a los estados nacionales a apoyar, promover y propiciar el desarrollo de sistemas que han sido capaces de alimentar a la humanidad por siglos. Desde las organizaciones nacionales, regionales e internacionales vamos a seguir movilizando y actuando en defensa de la vida y los derechos de la madre tierra en pos del buen vivir de hoy y nuestras futuras generaciones.

Ediciones Anteriores

LEISA es una revista trimestral que busca difundir experiencias de agricultores familiares campesinos.
Por ello puedes revisar las ediciones anteriores.

Suscribete para recibir la versión digital y todas las comunicaciones que enviamos periodicamente con noticias y eventos

SUSCRIBIRSE AHORA