diciembre 2013, Volumen 29, Número 4
Agricultura familiar campesina

La familia campesina Rey-Novoa: una transición agroecológica

JESÚS M. REY-NOVOA, FERNANDO R. FUNES-MONZOTE | Página
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Desde 1990 la agricultura cubana se enfrenta a cambios profundos en su estructura agraria.

Parte fundamental de los mismos ha sido la entrega de tierras estatales –mayoritariamente ociosas– a las cooperativas y familias campesinas. La diversificación, la descentralización y el movimiento hacia la autosuficiencia alimentaria son las tendencias principales de un país que transita de un modelo agrícola convencional, basado en altos insumos y fuertemente subsidiado, a otro alternativo, de bajos insumos y uso intensivo de los recursos naturales disponibles (Funes-Monzote, 2009), que tiende a formas de producción agrícola familiares, en armonía con la naturaleza y la sociedad.

La familia Rey-Novoa con Miguel AltieriLa finca San Juan es una de las más de 100 mil distribuidas por el Estado cubano en los últimos años. Pertenece actualmente a la familia Rey-Novoa y se ubica en la localidad El Junco, “Llanura de Cienfuegos”, a seis kilómetros al este de la capital provincial. La familia llegó a este lugar en diciembre de 2003 luego de una permuta con otra finca en el municipio de Abreus de la misma provincia y la integran 13 personas (dos progenitores, tres hijos, dos yernos y seis nietos) con experiencia agrícola tradicional.

Este artículo está basado en el estudio del proceso de transición agroecológica de un agroecosistema en un período de ocho años (2004-2011), tomando en consideración criterios de equidad social, racionalidad económica y sostenibilidad ecológica. El predio tiene 53.7 ha, se dedica a la producción diversificada: forraje (62.8%), cultivos (15.5%) y área boscosa (19.6%). Es una finca tradicional campesina donde la transición agroecológica se inició en 2004 a partir de un terreno sometido a explotación convencional y fue posteriormente abandonado durante casi una década; su gestión es familiar con énfasis en el uso de los recursos locales.

Metodología para la transición y evaluación agroecológica

Se realizó una caracterización detallada que consideró los atributos de los agroecosistemas sostenibles en un proceso cíclico anual de diagnóstico, diseño, manejo y evaluación, según las metodologías propuestas por Masera y otros (1999), Funes-Monzote (2009) y una elaboración propia en función de las interacciones del agroecosistema. Los indicadores de sostenibilidad se identificaron, seleccionaron y aplicaron de forma participativa con la familia.

La evaluación ponderó la pertinencia de las alternativas tecnológicas adoptadas en el diseño y manejo, constatando el comportamiento de indicadores de estudio agroecológico con el objetivo de realizar un análisis de la finca familiar en relación con su estructura y funcionamiento como sistema.

Dicha evaluación comprendió tanto el proceso de transición como la comparación con otros sistemas productivos durante el último año seleccionado; tres fincas del propio agroecosistema y dos fincas exitosas de Cuba conducidas por Funes-Monzote en 2011. Se utilizó la metodología ECOFAS de Funes-Monzote (2009) y el sistema computarizado ENERGÍA de Sosa y Funes-Monzote (1998). Los datos han sido obtenidos en las propias fincas, con un margen de error de hasta el 10%, (cuadro 1).

Resultados y discusión del emprendimiento familiar

Entre las principales experiencias de la familia Rey-Novoa para emprender un proceso innovador de transición agroecológica (cuadro 2) para una mayor adaptabilidad al cambio climático y aprovechamiento de los recursos naturales, se destacan: mayor autosuficiencia alimentaria y producciones tradicionales; fomento de pastos locales tolerantes a la sequía en sistemas racionales de rotación y silvopastoriles; mayor reciclaje de nutrientes; conservación del agua, suelos, bosques y la biodiversidad asociada del germoplasma de cultivos y de animales nativos; desarrollo de la reproducción bovina en función de las condiciones naturales; diversificación genética y de especies en la finca a través de la integración de árboles con cultivos y animales; dependencia mínima de insumos externos y creación de una parte de la infraestructura básica para vivienda, transporte, producción, fuentes de abastecimiento y depósitos, riego de bajo consumo energético y gasto de agua, etc. Los indicadores de utilidad y balance social en la finca se incrementaron 33 y 21 veces respectivamente, a la medida del avance del proceso de transición agroecológica. Las utilidades del sistema productivo (de 240.7 a 7948.9 cup/ha/año) y el balance social se distribuyen solidariamente entre varones y mujeres.

Los indicadores de los flujos energéticos que representan las personas que se pueden alimentar con energía y proteínas –de acuerdo a los requerimientos nutricionales anuales expresados en una hectárea de terreno– muestran un crecimiento progresivo en la medida del avance de la transición agroecológica, con energía (de 0.29 a 4.89 p/ha/año) y proteínas (de 0.57 a 10.43 p/ha/año). El aumento experimentado durante el proceso de transición agroecológica muestra una tendencia favorable tanto en el análisis temporal de la finca como al comparar dichos resultados con otros predios, además supera el umbral de seguridad alimentaria de 5 p/ha/año para las fincas agroecológicas familiares (Altieri y Nicholls, 2009).

El balance energético crece cinco veces (de 2.3 a 12.3 GJ, s/GJ, i) en el sistema productivo puesto que logra altos niveles de producción con la menor cantidad posible de insumos. La comparación entre las fincas muestra a Del Medio, San Juan y Cayo Piedra (30.0, 12.3 y 11.2; GJ, s /GJ, i) como las de mayor relación entre la energía producida en forma de productos y la energía invertida en forma de insumos, mientras que El Mango, Los Cocos y La Granjita (0.19, 2,50 y 3,12; GJ, s /GJ, i) disponen de la menor proporción (gráfico 2). Comparado con el resto de los sistemas productivos evaluados, el predio familiar San Juan es más eficiente, con excepción de la hacienda Del Medio. Al comparar dichos resultados con estudios anteriores de otros sistemas productivos (Funes-Monzote, 2009) se constata que son inferiores a los que alcanza el predio familiar San Juan, el cual supera el umbral de seguridad energética que establece un índice superior a 1.5 GJ-s/GJ-i para fincas agroecológicas familiares (Altieri y Nicholls, 2009). Esto indica la sostenibilidad actual de la agricultura familiar campesina por la agrodiversidad de su producción y el acceso a mercados específicos y solidarios que integran sus productos y servicios a las cadenas de valor. Dicho indicador a nivel de finca mide las complejas interrelaciones en los sistemas productivos, elementos básicos para lograr la sostenibilidad energética, importante tanto por razones económicas como ecológicas y sociales (Giampietro y otros 1994; Pimentel, 2004; Funes-Monzote, 2009).

Comentarios finales sobre el proceso

La experiencia de la finca de la familia Rey-Novoa pone en evidencia que fomentar una agricultura de procesos y conocimientos en armonía con la naturaleza y la sociedad, debe consistir no solamente en conservar y fortalecer la lógica productiva de las familias campesinas, sino un amplio proceso de empoderamiento, desarrollo de capacidades e innovación agrícola a escala local, sustentado en la participación de las familias con el aporte de investigadores, instituciones locales y organizaciones rurales para el rediseño de los predios agrícolas.

Construyendo un siloEl modelo de transición agroecológica adoptado en el contexto de las fincas familiares constituye una propuesta concreta a ser replicada en las nuevas entregas de tierra, para la transformación de la agricultura cubana en su camino hacia la sostenibilidad. El estudio del proceso de transición agroecológica muestra que este contribuye a mitigar la degradación que existía en el agroecosistema debido a que:

el diseño de la transición del agroecosistema de agricultura convencional a agroecológica, permite desarrollar una agricultura en armonía con la naturaleza y la sociedad, mostrando la transformación de una agricultura dependiente de fuentes externas, a otra donde sus interacciones se traducen en rendimientos derivados de fuentes internas;

el proceso de conversión agroecológica evaluado ha mostrado mayor eficiencia energética y más producción de alimentos al superar, en los últimos años, los umbrales planteados por la agroecología, gracias a la sustitución de insumos externos y a la mayor integración y sinergia en el sistema; c) la agroecología familiar adoptada en la finca San Juan, se considera ambientalmente más aceptada y aporta mayor calidad de vida para las familias rurales gracias a la organización solidaria y a la unión intergeneracional.

Es recomendable continuar el estudio y la transición del modelo agroecológico familiar en dicho agroecosistema para que funcione sobre la base de un nuevo conjunto de procesos ecológicos autogenerativos caracterizados por la diversificación, sinergia, eficiencia y resiliencia, especialmente al integrar árboles, plantas y animales. Ello permitirá que el modelo agrícola sea menos dependiente del petróleo, tenga bajo impacto ambiental, se adapte mejor a los cambios climáticos, se identifique por una agricultura multifuncional y local estimulada por el Año Internacional de la Agricultura Familiar en 2014.

Jesús M. Rey-Novoa
Agricultor, Centro de Estudios Ambientales del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, Coordinador Provincial de Desarrollo Local, Cienfuegos, Cuba
pdlcfgos@enet.cu,
tel. (53-43)552040-520766.
Fernando R. Funes-Monzote
Agroecólogo investigador, Finca Marta, Caimito, Artemisa, Cuba. Vicepresidente de la Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología
mgahonam@enet.cu – tel. (53-7)-8335618.

Referencias

  • Altieri, M. A. y C. I. Nicholls, 2009. Desafíos agrícolas para el desarrollo de la agricultura sostenible en el siglo XXI. Universidad de California Berkeley. Videoconferencia. ACTAF (Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales). Habana. Cuba. Biblioteca digital familia Rey-Novoa.
  • Funes-Monzote, F. R., 2009. Agricultura con futuro. La alternativa agroecológica para Cuba. Estación Experimental “Indio Hatuey”, Universidad de Matanzas.
  • Funes-Monzote, F. R. y J. Del Río, 2002. Experiencias agropecuarias sostenibles en una finca cubana. Instituto de Investigación de Pastos y Forrajes, Instituto de Investigaciones Porcinas. Ministerio de la Agricultura de Cuba. En: LEISA revista de agroecología 18-1, junio 2002.
  • Masera, O. y otros, 1999. Sustentabilidad y manejo de recursos naturales: El marco de evaluación MESMIS. México: Mundi-Prensa.
  • Pimentel, D., 2004. Livestock Production and Energy Use. Encyclopedia of Energy, Vol. 1, Elsevier, Amsterdam. pp. 671-676.

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