TIPOGRAFÍA
SMALL
MODO LECTURA
COMPARTIR

Por muchos siglos los árboles han sido la principal fuente de combustible, que hizo posible la supervivencia humana en el planeta y su desarrollo civilizatorio.

Como lo atestigua la historia (John Perlin. Historia de los bosques, El significado de la madera en el desarrollo de la civilización. GAIA Proyecto 2050, Madrid 1999) en este proceso se talaron millones de hectáreas de bosques y, muchos de los que ahora son los desiertos del mundo, estuvieron cubiertos de vegetación.  Han pasado 12 años desde que publicamos una edición dedicada al tema de la desertificación, donde decíamos que “La tala indiscriminada del bosque tropical húmedo es una de las amenazas más riesgosas en el proceso de desertificación del planeta” (editorial, LEISA revista de agroecología, julio de 2000). Pero, seguimos siendo testigos de que la deforestación no se detiene. Muchas poblaciones rurales todavía dependen de la leña como principal fuente de combustible, sin embargo este consumo no es significativo si se le compara con las tasas de deforestación de los bosques de las zonas áridas y semiáridas, y del bosque húmedo tropical para “limpiar” terrenos, principalmente para el cultivo de soja –producto de alta demanda en el mercado internacional de commodities– y de otras especies para la producción de biocombustibles, con la consiguiente degradación de tierras y suelos. La deforestación constituye una amenaza para la sostenibilidad de los ecosistemas y, consecuentemente, para la sostenibilidad de la agricultura.

Este complejo panorama y sus impactos sobre la expansión de la desertificación no son desconocidos; se mencionan en los medios masivos de comunicación y existe abundante información en internet, pero los intereses económicos que están en juego y su poder de cabildeo (lobby) y presión política influyen en que estas informaciones y denuncias no sean materia de avances en políticas públicas para poner fin a esta amenaza.

Para esta edición de LEISA revista de agroecología, hemos recibido artículos que presentan experiencias de agricultura campesina o familiar, y muestran técnicas basadas en el conocimiento acumulado a través de siglos por estos agricultores, que ahora –en interacción con la academia– constituyen alternativas para la lucha contra la desertificación (Benites, p. 7; Camiloaga, p. 11; Contreras y otros, p. 14, Mérega y Ramírez, p. 17; Jacobsen, p. 20).

Es también importante destacar cómo la visión integral de la lucha contra la desertificación sustenta a la agricultura campesina o familiar, como la viabilidad tecnológica para la sostenibilidad de la producción de alimentos (Red AgriCulturas y Groundswell International, p. 5). De otro lado, tenemos en este número importantes opiniones que refuerzan esta propuesta, basadas en criterios políticos y científicos (Holt-Gimenez, p. 30; Gudynas, p. 31). Finalmente, en la sección dedicada a difundir los avances del proyecto AGROECO, publicamos la posición de la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (IFOAM, p. 36), institución asociada a este proyecto, con relación a la agroecología y la producción orgánica, y cuyos criterios refuerzan la viabilidad de la agroecología para enfrentar las crisis ambientales, sociales y económicas del momento actual del mundo.

Ediciones Anteriores

LEISA es una revista trimestral que busca difundir experiencias de agricultores familiares campesinos.
Por ello puedes revisar las ediciones anteriores.

Suscribete para recibir la versión digital y todas las comunicaciones que enviamos periodicamente con noticias y eventos

SUSCRIBIRSE AHORA