junio 2011, Volumen 27, Número 2
Árboles y agricultura

Reforestando los bosques de huarango: una contribución a la restauración del paisaje cultural y natural de la costa peruana

RAMÓN CASANA ARAUJO, SARAH-LAN MATHEZ-STIEFEL | Página 19-20
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El árbol del huarango es emblemático y forma parte de la cultura de las comunidades iqueñas, que siempre lo han asociado a sus prácticas agrícolas tradicionales. Además de su rol sociocultural y económico, el huarango y su frágil ecosistema cumplen funciones ecológicas fundamentales en conservación, fertilización y desalinización del suelo y en el mantenimiento de las condiciones microclimáticas locales que crean el hábitat para varias especies de aves endémicas como el fringilo apizarrado (Xenospingus concolor) y el pájaro carpintero de espalda negra (Colaptes atricollis).

El árbol del huarango: actor central del paisaje cultural y natural de la costa peruana. Chacra tradicional iqueña, Perú / Foto: Sarah-Lan Mathez-Stiefel
En la actualidad, este ecosistema se encuentra altamente amenazado por la expansión urbana y agrícola. La restauración del bosque de huarango es urgente y necesaria para amortiguar los efectos de la desertificación, ayudar a la retención del agua, a la captura de carbono, a la conservación de especies amenazadas y al desarrollo de las comunidades locales (Quinteros, 2008).

En las zonas desérticas, los bosques secos basan su existencia y desarrollo en el aprovechamiento del agua freática o subterránea y de la humedad atmosférica. Uno de los ejemplos más extraordinarios de resistencia a condiciones áridas en el mundo son los bosques de huarango, también conocidos como “huarangales” en las dunas de Ica de la costa peruana. El huarango corresponde a varias especies del género Prosopis y es parte de los árboles de madera noble de la familia de las leguminosas. Los huarangos se pueden encontrar en dunas de arena, lejos de cualquier río a 30 ó 40 metros por encima del desierto circundante, esto se debe a que sus raíces pueden llegar a tener más de 70 m de largo; de esta manera, con la ayuda de esta raíz pivotante levanta el agua del subsuelo, y con su red de raíces superficiales captura el agua de neblina y del rocío que gotea de sus ramas. El aporte del huarango para las poblaciones humanas abarca el consumo humano, la alimentación de ganado, la obtención de productos a partir del fruto que es altamente nutritivo (harinas, café de huarango, huaranguina, miel de abeja) y hasta para uso medicinal (Whaley y otros, 2010).

Existen evidencias históricas de la existencia de los huarangales en los arenales de Ica, y del aprovechamiento que las culturas precolombinas le dieron a estos. Los restos precolombinos de plantas revelan que la vida de la población dependía del huarango. Tal era la importancia de este árbol, que fue representado en las líneas de Nazca. Estas culturas usaron sus frutos para preparar harinas y un producto parecido al pan, también obtuvieron miel y una bebida o fermento; la hojas caídas que se acumulaban en el suelo formaban un manto muy espeso que era útil para abonar sus campos de cultivo; así como también, era usado como forraje para la crianza de llamas, alpacas, guanacos, vicuñas y venados. Su madera fue empleada para construcción, fabricación de objetos rituales y tumbas (Rossel, 1977).

Actualmente la mayor parte de los bosques secos han sido deforestados. Sin embargo, el huarango sigue desempeñando un rol importante en la agricultura tradicional iqueña, proporcionando sombra y alimento tanto para los pequeños agricultores y sus ganados. Además, se sigue usando su fruto para obtener diversos productos que generan ingresos económicos adicionales para las familias campesinas. árboles silvestres, y especialmente algarrobos, como Ica que está puesto en un arenal ardentísimo, rodeado por todas partes de uno árboles que llaman huarangos y nosotros algarrobos. Morúa, cronista de la llegada de los españoles a Ica, 1534 (citado por Rostoworowski, 1981).

Hay en los llanos, en algunas partes, montes espesos de diferentes ár-boles silvestres, y especialmente algarrobos, como Ica que está puesto en un arenal ardentísimo, rodeado por todas partes de uno árboles que llaman huarangos y nosotros algarrobos.

Morúa, cronista de la llegada de los españoles a Ica, 1534 (citado por Rostoworowski, 1981).

La iniciativa nació de la preocupación de ambientalistas (Kew Gardens, GAP y A Rocha Perú) de conservar el hábitat de las especies endémicas de aves de la zona. Pero los investigadores reconocieron que los objetivos del proyecto solo se podrían lograr gracias a un esfuerzo conjunto con todos los actores locales. Se realizaron diagnósticos participativos que mostraron que las comunidades iqueñas compartían el mismo interés en restaurar sus bosques secos. Reconociendo la necesidad y urgencia de restaurar los bosques o relictos de bosque seco en las comunidades de Ica, se optó por la reforestación con huarango (Prosopis sp.) y otras especies nativas, tales como tecoma o cahuato (Tecoma arequipensis), toñuz (Pluchea chingollo), azote de Cristo (Parkinsonia praecox), entre las principales.

Para cumplir con los objetivos establecidos, el proyecto tiene cuatro líneas de actividades: reforestación y restauración de ecosistemas, educación ambiental, investigación y monitoreo, comunicación y difusión. Las comunidades locales asumen un rol protagónico en la ejecución de estas actividades, con el apoyo de voluntarios nacionales y extranjeros, mientras que los investigadores cumplen un rol de acompañamiento técnico y facilitación.

En este lugar hace aproximadamente 70 años crecía un frondoso bosque de huarango con presencia de una laguna de baja profundidad y con vegetación compuesta de totora. Esta pequeña laguna era lugar de descanso para algunas especies de aves y servía de bebedero para el ganado, así como también para la recreación de los lugareños y la cacería. El bosque albergaba palomas, lechuzas, huerequeques, reptiles y zorros. Era un pulmón verde de la ciudad donde los pobladores eran beneficiados con alimento para ellos y sus ganados y con la obtención de miel y de plantas medicinales. La destrucción del bosque vino después de la inundación del año 1998 y con la llegada de invasores que talaban el bosque para el comercio, el carbón y la destilación del pisco. En la actualidad no existe ni el bosque ni la laguna; solo quedan vestigios de tala, así como presencia de algunas especies propias del bosque de huarango.

Diagnóstico participativo, Comunidad San Martin de Porras, Ica, julio del 2010.


Siembra de huarangos en comunidades de Ica, Perú.
Fotos: Ramón Casana Araujo

En el componente de reforestación y restauración de ecosistemas, se incluye la propagación en vivero de plantones de Prosopis sp. y otras especies nativas, que posteriormente serán sembrados en terrenos definitivos con la ayuda de las comunidades locales, quienes se encargan también de su mantenimiento y riego. Durante los tres años de duración del proyecto, la meta es propagar y sembrar alrededor de 26 mil plantones de huarangos y otras especies nativas en el departamento de Ica. Otra actividad que acompaña a este componente es el monitoreo de las zonas reforestadas.

El proyecto comprende además actividades de:

• educación ambiental, orientada a las comunidades e instituciones involucradas en el proyecto, que incluye programas para los niños, adolescentes y jóvenes de la comunidad, con el fin de que participen en las tareas de conservación.

• investigación, en conjunto con la universidad pública de la región y con investigadores extranjeros, para conocer el estado de los ecosistemas (evaluaciones de flora y fauna de las áreas del proyecto) con el fin deproporcionar insumos para la planificación de futuras acciones.

• comunicación y difusión, de las actividades del proyecto. tanto localmente como al nivel nacional e internacional. Las actividades incluyen la participación y organización de ferias y otros eventos donde se da a conocer la importancia del bosque de huarango, publicaciones en revistas, realización de videos, reportes de las noticias del proyecto a través de Internet y de redes sociales.

A los dos años de implementación del proyecto, las comunidades iqueñas siguen participando de una manera comprometida y entusiasta, y su protagonismo viene jugando un papel muy importante en la conservación y restauración de los bosques secos, así como en la recuperación de su identidad histórica y cultural donde el huarango siempre estará presente.

Ramón Casana Araujo
Correo-e: ramon.casana@arocha.org

Sarah-Lan Mathez-Stiefel
Correo-e: sarah-lan.mathez@arocha.org A

Rocha Perú, Lima, Perú
www.arocha.org

Referencias
— Quinteros, F y M. Quinteros. 2008. Ica: Documentos Históricos Geográficos del Distrito de Subtanjalla. 1a. edición. edit. Universitario “SLG”. Lima, Perú.
— Rossel Castro, Alberto. 1977. Arqueología Sur del Perú. Edit. Universo S.A. Lima, Perú.
— Rostoworowsky, M. 1981. Recursos Renovables y Pesca, siglos XVI y XVII. 1ra. Edición. Edit. Instituto de Estudios Peruanos (IEP). Lima, Perú.
— Whaley, O. Q., A. Orellana, E. Pérez, M. Tenorio, F. Quinteros, M. Mendoza, M. y O. Pecho. 2010. Plantas y vegetación de Ica, Perú. Un recurso para su conservación y restauración. Royal Botanic Gardens, Kew.

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