septiembre 2008, Volumen 24, Número 2
Suelos vivos

Los cultivos de cobertura lo hacen todo

MÁXIMO OCHOA Y PEDRO J. OYARZUN | Página 24-26
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Los suelos agrícolas de Ecuador están altamente degradados. La deforestación, aunada a prácticas tales como el monocultivo y el cultivo en pendientes empinadas, ha contribuido a la desaparición de los suelos fértiles.

El subsuelo, en su mayoría compuesto de arenas volcánicas endurecidas, está en gran parte visible. Otro indicador de esta degradación puede verse en los niveles decrecientes de los contenidos de materia orgánica en el suelo, y por lo tanto en la estabilidad de su estructura y el contenido de nutrientes. El uso de agroquímicos ha empeorado la situación. Por lo tanto es más apropiado hablar de la “rehabilitación” que de la “conservación” de este recurso.

Naturalmente, el primer paso por tomar en cuenta en un proceso tal de rehabilitación es observar los cambios necesarios en las prácticas locales. Tomando en cuenta lo que se sabe sobre los buenos efectos de la materia orgánica, la Red de Manejo Comunitario de Recursos Naturales de Ecuador (MACRENA) en alianza con Vecinos Mundiales y la Fundación McKnight, decidió enfocar sus esfuerzos en buscar la mejor manera de asegurar que haya una cantidad suficiente de materia orgánica en los suelos, especialmente en las fincas pequeñas. Como parte de nuestra búsqueda de alternativas a las prácticas actuales, visitamos muchas experiencias exitosas en México, Centroamérica y Brasil, reconociendo los usos y beneficios de los cultivos de cobertura y los abonos verdes. Como el uso de cultivos de cobertura no es común en las montañas de los Andes, comenzamos trabajando con una red de agricultores innovadores de las partes bajas, medias y altas de la sierra del norte del país.

Las ventajas de los cultivos de cobertura

Por “cultivos de cobertura” nos referimos a cultivos adicionales que se integran junto con el cultivo principal, o para cubrir la tierra cuando se la deja en barbecho, a fin de proteger al suelo de los efectos erosivos del viento, la lluvia y las altas temperaturas. De manera similar, los “abonos verdes” son cultivos de cobertura cuyo fin es mantener o incrementar el contenido de materia orgánica del suelo y elevar su nivel general de fertilidad. Estas son especies de crecimiento rápido que se cortan y entierran en el mismo lugar en el que crecen, antes de florecer, lo que desviaría la concentración de nutrientes a las semillas o el fruto. Los cultivos de cobertura y los abonos verdes tienen ventajas similares y complementarias, incluyendo:

• proteger el suelo de la erosión y de que se seque, mejorando los niveles de humedad y la circulación del agua;
• impedir el desarrollo de malas hierbas, ya sea directamente (al bloquear la luz) o indirectamente (se sabe que algunas especies actúan como herbicidas);
• enriquecer el suelo con nitrógeno (abonos verdes de plantas leguminosas) y otros nutrientes;
• crear nuevos hábitats para los enemigos naturales de plagas y otros organismos que causan enfermedades;
• contribuir a mejorar la estructura del suelo como resultado de su mayor actividad biológica y de la acción mecánica de las raíces;
• contribuir a acrecentar el contenido orgánico y el humus del suelo, activando su fauna y microorganismos; y
• proporcionar un entorno más húmedo que contribuya a degradar los rastrojos resistentes tales como la paja en los cultivares de cereales, balanceando la proporción entre carbón y nitrógeno.

Las personas que admiran la produccion de mangos de don Ramon han oido que el no hizo mucho: ?Los cultivos de cobertura lo hacen todo? / Foto: Horacio Narvaez, MACRENA

Las especies más comúnmente usadas como cultivos de cobertura o abonos verdes son generalmente los frijoles u otras leguminosas, los pastos y también cultivos de la familia de las cucurbitáceas. Estas especies deben poder crecer en suelos de mala calidad, producir grandes volúmenes de biomasa verde en corto tiempo, necesitar poca agua y tener un denso sistema de raíces. Por otro lado, también deben ser de erradicación fácil, para que no se conviertan en plantas invasivas. Su uso está sujeto a diversas restricciones y demandas, que no solo están vinculadas a la especie, sino también a las particulares condiciones agrícolas. Los cultivos de cobertura, por ejemplo, no deben detener el adecuado calentamiento del suelo en las zonas montañosas más frías; la siembra y el crecimiento deben ser baratos; no pueden ser una fuente de plagas o enfermedades para el cultivo principal; y la liberación de nutrientes debe coincidir con las necesidades del cultivo principal. De preferencia, no deben competir en términos de trabajo y tiempo con los cultivos comerciales o de subsistencia. Finalmente, es importante comparar ambos sistemas en términos económicos.

Abono verde y cultivos de cobertura promisorios

La sierra del Ecuador, con alturas entre los 1.500 y los 3.400 metros sobre el nivel del mar, presenta una diversidad de ecosistemas que van desde valles andinos a pendientes empinadas y mesetas en las tierras altas. Muchos agricultores, apoyados por MACRENA y Vecinos Mundiales, han experimentado con cultivos de cobertura y abonos verdes en diferentes zonas ecológicas, tratando de probar sus beneficios sobre el suelo y sus efectos positivos sobre los cultivos en estas regiones. El trabajar en diferentes ecosistemas está generando experiencias e información que podrán adaptarse luego en otras regiones andinas. Hasta hoy, los agricultores de los valles más bajos han estado utilizando mucuna (Stizolobium sp. o Mucuna pruriens), Canavalia ensiformis, dolichos o dólico o zarandaja (Lablab purpureus), guandul o frijol de palo (Cajanus cajan) y otras leguminosas (tales como Phaseolus vulgaris o Arachis pintoi). Los agricultores de zonas más altas han utilizado frijoles comunes, al igual que arvejas, avena, alfalfa, habas (Vicia spp.) lupino o chocho (Lupinus spp.) y el pallar (Phaseolus lunatus).

Aunque el proceso de rehabilitación del suelo puede tomar muchos años, los efectos de utilizar cultivos de cobertura y abonos verdes se notan de manera inmediata. Podemos tomar un ejemplo de los resultados obtenidos por don Ramón Alcívar y su familia. Él es uno de los agricultores experimentadores de EcoAmbuquí, una organización de agricultores. Su granja está en el distrito de Ambuquí, en un valle conocido como Chota, a una altitud entre 1.500 y 2.000 msnm. Se trata de una región semiárida, donde casi no llueve. Hace dos años don Ramón comenzó a experimentar con los cultivos de cobertura; sembró seis tipos diferentes de frijol entre sus árboles de mango.

La experiencia de don Ramón

Los cultivos de cobertura crecieron bien. Fue necesario quitar la mala hierba del campo una sola vez después de la siembra. Al mismo tiempo, sin embargo, apareció el primer problema: don Ramón y su familia comenzaron a entrar en pánico cuando vieron cómo los frijoles subían por los crecientes árboles de mango: “¿Sofocarán los frijoles a los mangos?”. La solución fue controlar la manera en que crecían las enredaderas, cortándolas con tijeras. No hubo más dificultades y don Ramón continuó con sus cultivos. Ahora, luego de dos temporadas, afirma:

“Los cultivos de cobertura son maravillosos. Solo necesito sembrarlos una sola vez. Lo primero que notas es que las malas hierbas dejan de aparecer, así que no tengo que gastar dinero en deshierbar. Luego me di cuenta de que estos frijoles producen un montón de semillas. Coseché muchos frijoles que compartí con mis vecinos y también con otros miembros de EcoAmbuquí. Mantuve parte de los cultivos de cobertura sobre la tierra y continúan creciendo por su cuenta, así que no necesito volver a sembrar. Ahora tengo un cojín de veinte centímetros de materia orgánica y un montón de lombrices y animales del suelo, todos los cuales descomponen la materia orgánica. Lo más increíble es que el suelo se mantiene húmedo por más tiempo, de manera que la frecuencia de riego también ha cambiado. ¡Ahora no necesito regar mi campo todas las semanas, sino cada tres a cuatro semanas!”

Luego de haber tenido cultivos de cobertura y abono verde durante dos años, los cambios que se están dando en el suelo son visibles a simple vista: hay una nueva capa formada por la materia orgánica en descomposición. La capa arable en la granja de don Ramón ahora tiene un color diferente. Y también hay una clara diferencia en el contenido de nutrientes del suelo. Durante estos últimos dos años, don Ramón y sus colegas tomaron una serie de muestras del suelo. Comparando los campos donde cultivaban dos tipos de mucuna, de dólico y de canavalia encontraron un cambio importante en la proporción de nitrógeno del suelo: hasta de 35%. Ninguna de las otras propiedades medidas mostraba diferencias importantes.

Rendimiento y desempeño de los cultivos

Don Ramón tiene más que decir en relación con el rendimiento y el desempeño de los cultivos, respaldando trabajos similares hechos previamente con cultivos de cobertura y abonos verdes:

“Ahora tengo más tiempo para dedicarlo a otras cosas, como es a mi propia familia. Lo que más me sorprendió fue que las plantas que crecen al lado de los abonos verdes son más grandes y más verdes que aquellas que crecen sin ellos. Comencé a cosechar y encontré que estos cultivos producen casi el doble que aquellos sin los abonos verdes. Coseché mis mangos todas las semanas durante dos meses y el dinero llegó cada semana. Mi esposa está feliz y también reconoce ahora los beneficios de los abonos verdes y los cultivos de cobertura. Personas de otras comunidades vienen a ver mi campo y hasta personas de otras provincias han venido. Cuando ven mis hermosos mangos me preguntan: ¿Qué hizo? Les contesto, ‘Nada, los cultivos de cobertura hicieron todo’”.

El proyecto COVERAGRI, implementado por Vecinos Mundiales, apoya a muchos agricultores como don Ramón, todos los cuales se ocupan en construir sistemas más productivos y sostenibles con base en mejores técnicas para el manejo del suelo y en la generación in situ de materia orgánica. Nuestro proyecto se inició con una pequeña finca y un banco de semillas de 2 kg para su multiplicación. Hoy, las diversas fincas pequeñas dedicadas al manejo de cultivos de cobertura y abonos verdes cubren casi 30 hectáreas. Planeamos continuar esta extensión utilizando un modelo de agricultor a agricultor. También planeamos comenzar a trabajar en diferentes zonas ecológicas en el futuro cercano, especialmente a mayores altitudes, donde anticipamos hacer una contribución importante en la reconstrucción de suelos degradados. Esto ayudará a aumentar la rentabilidad de la producción agroecológica local.

 

Máximo Ochoa y Pedro J. Oyarzun.
Programa de los Andes, Vecinos Mundiales/ World Neighbors

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