diciembre 2004, Volumen 20, Número 3
Manejando la poscosecha

Experiencias y soluciones a la poscosecha en el marco de una agricultura sostenible

ROBERTO CABALLERO GRANDE Y JUAN CARLOS BARREIRO LEÓN | Página 5-7
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La poscosecha cumple un papel esencial en la economía de la producción agropecuaria al determinar la calidad del producto que se comercializará o consumirá y el momento en que debe ser vendido o consumido.

El retraso en la cosecha obliga a un trabajoso proceso de clasificación de poscosecha para separar los boniatos (camotes) dañados / Foto: Roberto Caballero

La carencia de una poscosecha eficiente determina de manera sustancial el que los ingresos de los pequeños productores sean bajos, especialmente en el mundo subdesarrollado, pues los obliga a vender al por mayor un producto recién cosechado que –de otro modo– estarían en capacidad de procesarlo, transportarlo a grandes distancias y conservarlo para el momento de escasez y consiguientemente obtener precios más ventajosos. Así, para lograr una agricultura sostenible es imprescindible contar con una adecuada poscosecha que garantice un mercado con precios decorosos.

Bajo las condiciones tropicales se presentan situaciones que hacen compleja y hasta costosa una eficiente conservación de los productos agropecuarios. La combinación de elevadas temperaturas con una alta humedad ambiental conforma un medio poco favorable para la conservación de los productos de la agricultura. Esto se debe a los efectos físicos directos de estos componentes ambientales sobre los tejidos vegetales, o también a las condiciones muy propicias para el desarrollo y multiplicación de plagas y microorganismos que se alimentan de estos productos. Es por ello que una adecuada poscosecha resulta de especial importancia para los agricultores de la región tropical, donde coincidentemente están los agricultores más pobres.

La CPA «Gilberto León»
La Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) «Gilberto León», del municipio de San Antonio de los Baños en La Habana, Cuba, fue fundada en el año 1983 a partir de la unión voluntaria de tierras y medios de producción de un grupo de campesinos, convirtiéndose desde ese momento en una propiedad colectiva dirigida por sus dueños reunidos en la Asamblea de Cooperativistas, su máximo órgano de dirección. Esto significa que aunque cada miembro tiene una función específica, los ingresos de todos dependen de las utilidades finales que logre la Cooperativa después de comercializar su producción. Desde su fundación, la CPA viene trabajando por lograr una mayor sostenibilidad económica, social y ambiental de su proceso productivo. En el contexto de este gran objetivo se ha dedicado también un importante espacio a los componentes que influyen sobre la eficiencia de la comercialización, para diseñar las soluciones apropiadas a estas problemáticas.

La Cooperativa está conformada por ocho fincas que son las encargadas directas de la producción, con un jefe de finca y un grupo de cooperativistas y de trabajadores eventuales vinculados directamente a esta área. Lo producido por cada finca es comercializado por un Grupo de Comercialización conformado por tres cooperativistas y tres trabajadores contratados, los cuales se encargan del beneficio, el procesamiento (en algunos casos) y la comercialización en los diferentes mercados del propio municipio y de la Ciudad de La Habana.

Tanto las actividades de producción como las de poscosecha son planificadas, controladas y asesoradas por el Grupo Técnico y el Grupo de Economía de la CPA, los que por mandato de la Asamblea de Cooperativistas apoyan a la Junta Directiva en las coordinaciones entre los diferentes componentes de la cadena productiva. De esta manera se garantiza el cumplimiento de los acuerdos de producción, comercialización e ingresos tomados por la Asamblea de Cooperativistas al inicio de cada año.

Fue en el marco del seguimiento a estos acuerdos que se hizo un análisis de las opiniones de los que se encargan directamente de la producción, de los encargados del acopio, beneficio y comercialización y del grupo de trabajo de economía de la cooperativa, para conocer las deficiencias que podían afectar el balance financiero de toda esta actividad.

Cada cual aportó al análisis sus puntos de vista y percepciones sobre los elementos que afectan la comercialización en la CPA y las posibles acciones a emprender para contrarrestar sus efectos.
Los problemas y acciones fueron clasificados en los relacionados con el proceso productivo, con la cosecha, con la poscosecha y con el proceso de comercialización propiamente. Además se identificaron aquellas acciones correctivas cuya ejecución dependía de factores externos y las que estaban totalmente en manos de la propia CPA.

Un estudio detallado
Entre los principales problemas relacionados con o que inciden sobre la poscosecha, se identificaron los siguientes:

Se emplean variedades y tecnologías poco apropiadas a las posibilidades reales de conservación y comercialización. En ocasiones se decide la adopción de una variedad o tecnología a partir esencialmente del criterio de mayor rendimiento, sin considerar que su poscosecha es insuficiente.
Se concentran las producciones en un periodo muy corto, lo que provoca volúmenes de cosecha superiores a las capacidades de beneficio, conservación e incluso comercialización de la CPA.

Inadecuado manejo del momento y procedimiento de cosecha. El retraso o adelanto del momento óptimo de cosecha afecta la efectividad de la poscosecha. Un producto cosechado antes o después del momento adecuado reduce su vida poscosecha, deteriorándose con mayor rapidez o exigiendo el empleo de medios de conservación o manipulaciones mucho más costosos. El retraso en la cosecha del boniato (Ipomea batata) –también llamado batata dulce o camote en otros países– obliga a un trabajoso proceso de clasificación de poscosecha para separar las raíces dañadas por un coleóptero taladrador, el «tetuán del boniato» o «picudo de la batata» (Cylas formicareus). También la extracción poco cuidadosa ocasiona un porcentaje elevado de raíces con daños mecánicos, que deben ser separadas del producto que se lleva al mercado.
Las cosechas realizadas en horas de alta temperatura y fuerte radiación solar, o en momentos en que las hortalizas de hojas están mojadas por el rocío de la noche dan lugar a un producto con niveles importantes de deshidratación o sucios por la adherencia de partículas de tierra. Esto ocasiona la depreciación del producto para el mercado o el encarecimiento de los costos de beneficio al tener que hidratarlo (cosa que no siempre es factible) o lavarlo, antes de poderlo comercializar.
El poco cuidado en las operaciones de carga y traslado de la cosecha ocasiona daños mecánicos o quemaduras de sol a los productos, obligando a una cara selección de poscosecha y a destinar los productos afectados al consumo animal, con la consiguiente pérdida de valor. Las insuficientes condiciones materiales de los envases y los medios de transporte contribuyen también sensiblemente a estas pérdidas.
No se cuenta con las cámaras y transportes refrigerados que permitan alargar la conservación del producto en buen estado.

En ocasiones se decide la adopción de una variedad o tecnología a partir esencialmente del criterio de mayor rendimiento, sin considerar que su poscosecha es insuficiente / Foto: Roberto Caballero

El análisis de los problemas antes enumerados evidencia que si bien se carece de algunos medios e instalaciones necesarios para una adecuada poscosecha, la mayoría de las causas pueden ser enfrentadas por los propios productores y comercializadores a partir de los recursos existentes, lo que queda claramente reflejado en las acciones que fueron propuestas por los protagonistas de toda la cadena de producción-comercialización. Estas acciones son esencialmente:

Introducción de variedades más productivas, con mejores propiedades para la poscosecha, y adaptadas a las condiciones de bajos insumos.
Perfeccionamiento de la explotación de los sistemas de riego, garantizando un adecuado manejo del agua antes de la cosecha.
Planificación anual de la producción, finca a finca y campo a campo, incluyendo la discusión y ajuste de la misma con la Junta Directiva, Asamblea de Cooperativistas y con todos los integrantes de cada finca, estableciendo un adecuado escalonamiento y surtido de productos.
Incremento en el empleo de insumos alternativos para la fertilización y protección de plantas, conformando paulatinamente el Manejo Integrado de Plagas y el Manejo Integrado del Suelo.
Incremento y perfeccionamiento del empleo de los policultivos y de una adecuada estrategia de rotación.
Introducción de tecnologías que favorecen el incremento de los rendimientos, reducen los costos de producción y contribuyen a que los productos lleguen a cosecha en mejores condiciones físicas, sanitarias y nutricionales.
Fuerte actividad de capacitación técnica y a favor del rescate del sentido de pertenencia en todos los cooperativistas, al igual que la elevación de su autoestima, a partir del convencimiento de su propia capacidad de resolver los problemas.
Incremento de la producción de semillas a nivel de la CPA, tanto en surtido como en cantidad, para cubrir la mayor parte de su propia demanda.
Planeación semanal de las cosechas y sus destinos, con cada uno de los jefes de finca.
Establecimiento de normas que regulan el acondicionamiento de las carretas y los horarios de transporte de cosecha.Junto a ello, en la CPA fue necesario
Completar el personal y la infraestructura del área de poscosecha de la cooperativa.
Iniciar la construcción de cajas de madera para el acopio y traslado de la producción.
Reparar el envejecido parque de camiones para su uso en la comercialización.
Continuar con la búsqueda de mercados alternativos a los usuales para cubrir la venta de excedentes en los momentos pico de la producción.
Iniciar la reactivación de la pequeña planta de procesamiento de productos agrícolas de la CPA.

Como resultado de estas acciones y otras paralelas, la CPA ha logrado un incremento del 25 al 30 por ciento en los niveles de venta y de un 40 al 50 por ciento en los ingresos, accediendo a mercados más favorables con mayores volúmenes de un producto de mayor calidad. En productos más críticos como el boniato se logró reducir en más de un 40 por ciento las pérdidas por la devaluación del producto, debida a los daños ocasionados por las plagas señaladas.

Es innegable que aún existe un conjunto de deficiencias en el proceso de comercialización de la CPA que necesariamente afectan la sostenibilidad de su economía y el cumplimiento de su misión social, pero lo más importante es ver que son muchas las cuestiones a las cuales la CPA ha dado y está tratando de dar solución por sus propios medios.

También debe considerarse que existe la voluntad y la capacidad para mejorar los balances económicos a partir de una mayor eficiencia productiva en el manejo poscosecha y en la comercialización de un producto cada vez más sano, producido con responsabilidad con el medio ambiente. No se aboga por compensar ineficiencias con mayores precios que pudiesen llegar a poner lo producido por la CPA fuera del alcance de determinados sectores de la población, sino que, por el contrario, sus integrantes ratifican su irrenunciable compromiso ético con la principal misión del campesinado cubano: garantizar una alimentación surtida, sana, nutricionalmente equilibrada y suficiente, para la totalidad del pueblo cubano.

Roberto Caballero Grande y Juan Carlos Barreiro León
Cooperativa de Producción Agropecuaria «Gilberto León»
San Antonio de los Baños, La Habana, Cuba.

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