Las historia sobre el acceso y control de los recursos forestales (RF) en México es larga y tortuosa, habiendo pasado en las últimas cinco décadas del control privado, principalmente por la vía de la concesión y alquiler, hasta el control social. En México se reconoce que aproximadamente el 80% de los RF son propiedad social, lo que significa que están bajo la «tutela» de poblaciones rurales bajo la figura de ejidos y comunidades agrarias, muchos de ellos con población indígena. Sin embargo, esta tutela está limitada por el Estado, quien regula el nivel de aprovechamiento y quién los aproveche. Así, de 1940 a 1970, el Estado otorgó concesiones de explotación a empresas privadas, posteriormente a empresas paraestatales. Finalmente, en la década de los 80, se reconoció a las comunidades como actores principales en el aprovechamiento de sus recursos forestales, dotándoles no solo de herramientas normativas que respaldaban su actividad, sino también de capacitación y financiamiento para el desarrollo de empresas comunitarias (Merino, 2000).
A continuación se presentan dos experiencias exitosas en el control social de los RF en el estado de Oaxaca. Localizado al sur de la república mexicana, se caracteriza por la gran diversidad de poblaciones indígenas; hasta 1990 se habían reconocido 16 grupos étnicos, que representaban el 23 por ciento de la población indígena del país (Millan, 1993), con sus propias costumbres, idiomas y por lo tanto diferentes formas de apropiación de los recursos naturales. Se estima que el 90 por ciento de los RF del Estado se encuentra bajo el régimen de propiedad social y que la actividad forestal generaba 30.000 empleos (Merino, 2000).
A partir de la década de los 80, el gobierno estatal optó por promover la generación de organizaciones forestales regionales en las comunidades con recursos forestales bien conservados, a las que se les dotaba de asesoría técnica y apoyo financiero, con el objetivo de garantizar el abasto de materia prima para la industria forestal nacional. Aunado a esto, se contaba con la fortaleza organizativa derivada de las estructuras tradicionales de gobierno de estas comunidades, lo que contribuyó a lograr el éxito de las diversas experiencias de manejo forestal comunitario y con ello el florecimiento de sociedades indígenas «capitalizadas» y bien fortalecidas en el plano cultural.
Sin embargo, en la década de los 90 se retiró el apoyo financiero de las políticas públicas al sector rural, incluyendo el sector forestal. Al mismo tiempo, la sumisión de la economía nacional a la global repercutió en la caída estrepitosa del precio de los productos agrícolas y forestales nacionales.
Área de campamento al lado de huerta. Yavesía / Foto: PAIR.A.C.
En la región conocida como Sierra de Juárez de Oaxaca, se localiza un conjunto de comunidades que han basado su desarrollo en torno al aprovechamiento de los recursos forestales mediante el establecimiento de aserraderos comunitarios y empresas forestales que, además de generar empleos dentro de la comunidad, son administradas por autoridades comunitarias. Pero ahora, las empresas forestales enfrentan una situación crítica ante la entrada de madera proveniente de Chile y Canadá que ha desplomado los precios de los productos forestales. Sólo algunas de ellas han iniciado un proceso de concientización sobre la conservación de los RF y la búsqueda de alternativas al aprovechamiento de la madera. Es el caso de la comunidad de Santa Catarina Ixtepeji y Santa Maria Yavesía que, mediante proyectos de ecoturismo y embotelladoras de agua, están desarrollando una estrategia alternativa enfocada a la venta de servicios ambientales derivados de la protección de sus áreas forestales.
En este contexto, las experiencias que aquí se describen son un ejemplo de la evolución en la apropiación de los recursos naturales por parte de dos comunidades indígenas zapotecas de la sierra de Oaxaca, localizadas en la región conocida como Sierra de Juárez. Es importante resaltar que estas comunidades no son representativas de lo que sucede en el sector forestal del país, el cual está plagado de corrupción, deforestación clandestina, industria depredadora e ineficiencia del sector público. En esta región, ambas comunidades se dieron a la tarea de trabajar en la toma de conciencia sobre la importancia de la conservación de los RF como recursos importantes por la biodiversidad que albergan y como patrimonio de sus descendientes. Por ello han determinado conservar áreas para su protección sin el aval o reconocimiento oficial. En la Tabla 1 se mencionan algunos antecedentes de ambas comunidades.
El interés por visitar ambas comunidades fue que, si bien en Santa Catarina Ixtepeji la principal actividad productiva es el aprovechamiento forestal, ya que la comunidad cuenta con un aserradero comunitario y extrae resina de una amplia área forestal, los comuneros han decidido que parte de las ganancias del aserradero se inviertan en actividades alternativas a la extracción de madera pero ligadas al bosque. En el caso de Santa María Yavesía, la principal actividad es la agricultura, pero desde que los mismos comuneros tuvieron la oportunidad de decidir sobre el destino de sus recursos forestales, optaron por destinar toda su superficie a la conservación y ya hace 13 años que tienen un programa permanente de educación para la salud y el ambiente, auspiciado por la comunidad y apoyado por el Centro de Salud de la localidad. Actualmente, con un modelo de ecoturismo diferente al que está promoviendo el Estado en las comunidades con potencial turístico, Santa María Yavesía está desarrollando una estrategia que le permitirá aprovechar el bosque sin extracción de madera o biodiversidad.
Comunidad
Antecedentes
Santa Catarina Ixtepeji
Santa María Yavesía
Superficie total 21.000 ha.
Área de conservación 900 ha
Aprovechamiento forestal comunitario desde
1980.
Determinación comunitaria para delimitar un
área de conservación donde albergan especies
endémicas de pino.
Sup. Total 9.147 ha.
Área de conservación 9.147 ha.
Proyecto de educación ambiental y de salud
desde 1990.
Reconocimiento de la WWF por el éxito en la
conservación del bosque mesófilo de montaña
o también llamado bosque de niebla.
Premio Estatal de Municipio Saludable, por
segunda ocasión.
Tabla 1 Antecedentes de las comunidades
Comunidad de Yavesía
Esta comunidad pertenece a un conjunto de 8 comunidades conocidas como Pueblos Mancomunados, formado por tres municipios: Yavesía, Amatlán y Lachatao. En los municipios de Amatlan y Lachatao la principal actividad es el aprovechamiento forestal, mientras que en Yavesía la principal es la agricultura, con énfasis en la fruticultura. Esta última comunidad decidió no hacer aprovechamientos forestales en su territorio, lo que le ha causado serios conflictos con el resto de pueblos mancomunados.
Actualmente se considera una comunidad autónoma que cuida sus recursos naturales proponiendo toda la superficie de la comunidad como un área de conservación de 9.147 hectáreas.
Proyecto de turismo familiar: turismo «inteligente»
Por la ubicación de la comunidad, la totalidad de su bosque se ha caracterizado como bosque mesófilo de montaña, el cual ha sido reconocido como el único que queda en la Sierra de Juárez. Dada la importancia y peculiaridad de este tipo de bosque se han acercado algunas universidades extranjeras y nacionales a la comunidad, por lo que es frecuente la estancia de investigadores y estudiantes a lo largo del año, los cuales se hospedan en los hogares de los pobladores. De ahí nació la idea del «turismo familiar» desde hace dos años.
Para poder recibir a los turistas se apoyó a algunas familias con material de construcción para que acondicionaran uno o dos cuartos, de manera que el turista pudiera convivir con la gente del poblado y para que no se sintieran aislados del centro de la población. Como actividades complementarias, se ofrece al turista áreas de campismo, recorridos por senderos y práctica de escalada.
En esta comunidad se da acceso a algunos profesionales para que vengan a realizar estudios sobre los recursos naturales, siempre y cuando la información que se genere se entregue en la comunidad.
Embotelladora de agua
La comunidad cuenta con una planta purificadora de agua que tuvo una inversión de un millón de pesos (equivalentes US$ 85.470), aportados por miembros de la comunidad radicados en los Estados Unidos de Norteamérica y dos instituciones gubernamentales. El agua embotellada se comercializa en las ciudades de Oaxaca e Ixtlán, bajo la marca registrada de «SHORA». Esta agua nace de un manantial al pie de los cerros, y, según lo señalado por los estudios realizados, el agua que emana de este manantial es de muy buena calidad y las instalaciones, tan costosas, que se hicieron para cubrir las normas de calidad que dicta la Secretaria de Salud para otorgar el permiso, no eran necesarias.
Actualmente la planta da empleo a ocho personas, especialmente a jóvenes de la comunidad, y para elevar la rentabilidad están mejorando los procesos de producción y comercialización.
Ordenamiento territorial
Restaurante dentro del área forestal de reserva. Santa Catarina / Foto: PAIR.A.C.
El grado de conservación de los recursos naturales de la comunidad ha sido reconocido por instituciones internacionales y nacionales, debido a lo cual la comunidad recibió el apoyo para la realización de un estudio a nivel de microcuenca, que la sitúa como cabecera de la cuenca del río Papaloapan.
Actualmente, la comunidad cuenta con estudios de flora y fauna donde se han identificado hasta 800 especies de plantas medicinales, e incluso ha donado ejemplares para los jardines botánicos de la UNAM. También cuenta con una gran variedad de especies de encinos y pinos como: Pino rudis, Pino patula, Pino ayacahuite, Pino pseudostrobus y una especie endémica de Abies (Abies hikeli). En cuanto a la fauna, se han registrado varias especies de rata, además de jaguar, oso hormiguero, nutria, jabalí, puma y venado de cola blanca. Es por todo esto que los estudios coinciden con la comunidad en destinar la zona como área de conservación.
Programa de educación ambiental y salud
Desde hace 13 años, en coordinación con el Centro de Salud de la comunidad y las autoridades municipales, se implementó un programa de educación para la salud que derivó en un programa de limpieza de ríos, barrancas y solares, hasta que se instituyó como un programa permanente de educación ambiental y de salud.
Con este programa se han realizado campañas de concientización a la población en general, y campañas de limpieza. Actualmente, la comunidad cuenta con un estricto reglamento de limpieza comunitaria (que incluye el reciclamiento de bolsas y recipientes plásticos, separación de residuos orgánicos, no contaminación del río, áreas específicas de lavado y baño), comités de limpieza y una fuerte propaganda de mensajes públicos y lugares determinados para la disposición de basura. La comunidad está gestionando la construcción de un relleno sanitario para la disposición de lo que ya no se puede reciclar.
Santa Catarina Ixtepeji
La comunidad cuenta con tres anexos que son Yuvila, Tierra Colorada y El Punto, donde habitan 735 comuneros. Las principales fuentes de trabajo son la explotación forestal, el empleo en la extracción de resina (especialmente de las coníferas), la carpintería, y, en menor escala, la exportación del hongo blanco (Tricholoma magnivelare (Peck) Redhead) a Japón, la floricultura y la producción de chocolate.
La comunidad tiene un aprovechamiento forestal de 12.500 metros cúbicos por año y cuenta con un vivero forestal, para la producción de plantas de semilla nativa para reforestación. También tiene otra empresa, que es una embotelladora de agua, cuya producción se comercializa en la capital de Oaxaca, bajo el nombre de «Latzzillela».
Proyecto de ecoturismo
La comunidad cuenta con una superficie de 21.000 hectáreas, de las cuales 900 están protegidas por la comunidad. Es ahí donde se ha identificado una especie endémica de pino: Pinus pseudopsuga, cuyo valor reside en la dureza de su madera. Según fuentes de información esta especie de pino no es común en México, pero sí en Canadá y Estados Unidos.
La comunidad cuenta con la certificación de madera, lo que garantiza que su aprovechamiento es sustentable y de gran calidad. Esto ha sido reconocido por organizaciones como el Fondo Mundial de Vida Silvestre (WWF), que está apoyando el desarrollo del proyecto de Ecoturismo y recientemente de COINBIO. La comunidad tiene además un área de hospedaje y restaurante, infraestructura que fue rehabilitada con apoyo de la WWF, y tiene en proyecto la construcción de cabañas y área de recreo.
Organización comunitaria para el aprovechamiento diversificado de los recursos
La comunidad esta organizada por comités, que son los encargados de administrar y atender cada proyecto o empresa comunitaria. Estos comités tienen que informar al Representante de Bienes Comunales, quien a su vez informa a la Asamblea. Las ganancias de las diferentes empresas van a la caja comunitaria y, posteriormente, se hace un reparto de utilidades a los comuneros y se reinvierte en proyectos que así lo requieran.
A manera de reflexión
A pesar de la caída del valor y la demanda de productos del sector rural –específicamente la demanda por madera nacional–estas comunidades se están sobreponiendo y están dando un giro hacia la conservación de los recursos naturales y su aprovechamiento alternativo, sin deteriorar su calidad.
Una de las actividades más fáciles de replicar es la del «ecoturismo», aunque algunas instituciones gubernamentales están promoviendo el turismo en cabañas rústicas alejadas de los centros de población, mediante créditos a las comunidades para la construcción de cabañas, restaurantes y capacitación. Este modelo de turismo se está promoviendo por diversas regiones del país, pero frecuentemente con muy poca idea de qué servicios ofrecer al turista, y sin el conocimiento de cuáles son las medidas de seguridad que las comunidades tienen que tomar para evitar la contaminación y la piratería de sus recursos biológicos y culturales.
La otra opción desarrollada por Yavesía, plantea varias ventajas comparativas entre las que se pueden mencionar la baja inversión inicial, el beneficio directo a las familias y la convivencia con los pobladores. Cabe resaltar que esta comunidad está bien preparada tanto para la recepción y atención de los turistas, como en la prevención de la biopiratería y contaminación por parte de los visitantes. Incluso, antes de recibir a cualquier persona, primero consultan el propósito de su visita y de donde provienen.
Hasta hace algunos años hablar del pago por servicios ambientales resultaba un sueño. Sin embargo, recientemente, el Gobierno Mexicano ha destinado un fondo de 17 millones de dólares para el pago de servicios ambientales, específicamente para la captación de agua en las regiones prioritarias del país. Esta medida probablemente va a representar un «parteaguas» en la protección de los recursos forestales del país. Así comunidades como Yavesía, que desde hace muchos años se han inclinado por la protección de sus recursos forestales, van a ver compensados parte de sus esfuerzos.
Turismo de cabañas
Turismo familiar
Ventajas
• Mayor privacidad del visitante.
• Menores costos de capacitación especializada.
• La calidad de los servicios al turista puede homogeneizarse más fácilmente.
• Mayor contacto con ambientes naturales
Dificultades
• Alta inversión
• Requiere de la organización de la comunidad
• Se debe garantizar la seguridad de los visitantes.
• Se debe ofrecer un área de riqueza natural.
• Poca convivencia con el visitante.
• Mayor riesgo de que los ingresos no se inviertan adecuadamente
Ventajas
• Muy baja inversión
• Se puede organizar con un grupo.
• Se puede convivir con el visitante
• Se genera un ingreso directo a la familia.
• Trato personal
• Se requiere organización para evitar las críticas en la comunidad.
Dificultades
• Se requiere de educación a la comunidad y advertir al visitante sobre las normas comunitarias.
Conclusión
Creemos que, al menos para México, la vía más segura para que el acceso y control de los recursos naturales derive en el aprovechamiento sostenible y la conservación de los mismos, es que las comunidades cuenten con instituciones locales sólidas que garanticen el control sobre su territorio, el acceso equitativo y la eficiente administración de los recursos, así como una toma de decisiones consensuada entre los usuarios de los mismos (los pobladores).
Esta capacidad de autogobierno es el factor fundamental para definir las modalidades más adecuadas de estrategias alternativas para el manejo de los recursos naturales, ya sea mediante la venta de servicios ambientales, el aprovechamiento de recursos no maderables (agua, flora, fauna) y la venta de servicios turísticos.
Cabe señalar que este proceso se puede ver potenciado si el Estado cuenta con una política que fortalezca la organización comunitaria y promueva el aprovechamiento adecuado de los recursos a través de la normatividad necesaria y una correcta aplicación de la misma, la capacitación técnica de los dueños de los recursos e inversiones en infraestructura.
Esperanza Pérez-Agis, Pedro Gutiérrez Nava y Valdemar Soto
Equipo Técnico de Programa de Aprovechamiento Integral de Recursos Naturales, A.C.
Email: pairmich@crefal.edu.mx