junio 2003, Volumen 19, Número 1
Aprendiendo con las ECAs

Empoderamiento de la investigación y extensión participativa por agricultores locales

JUAN ALMANZA, MAGALY SALAZAR, EDSON GANDARILLAS | Página 37-39
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La Fundación PROINPA, con el apoyo del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) y la Fundación Kellogg, ha estado trabajando con la plataforma de los Comités de Investigación Agrícola Local (CIAL) desde 1994, en primera instancia adaptándola al contexto boliviano y luego incorporándola en la estrategia de investigación participativa de la Fundación. Como parte de este proyecto se ha promovido el uso de las evaluaciones participativas y la conformación de CIALs locales, como comités donde los agricultores tienen la oportunidad de realizar investigación adaptativa en su comunidad, en temas priorizados por ellos mismos.

Los CIAL están integrados por agricultores que son elegidos por su organización de base (en Bolivia, usualmente los sindicatos agrarios), a quienes su comunidad les delega la actividad de investigación sobre el problema agropecuario que más atañe a su comunidad, después de lo cual recomienda cómo solucionar este problema.

La Fundación también ha implementado la plataforma de las Escuelas de Campo de Agricultores (ECA) desde la campañaagrícola 1999. La ECA es una metodología de aprendizaje que está basada en el descubrimiento que permite que los agricultores desarrollen habilidades para tomar mejores decisiones en el manejo de sus cultivos.

El presente artículo presenta la experiencia de la Fundación PROINPA en la implementación de las ECAs en comunidades que tenían CIAL y viceversa. La experiencia muestra los puntos de vista de los agricultores de CIAL y ECA, así como la de los facilitadores. Finalmente, se presentan algunas lecciones aprendidas y proyecciones.
CIALs y ECAs en Bolivia

Los temas investigados por los CIALs son variados y están relacionados con diferentes cultivos (papa, cebada, cebolla, ajo, tomate, arveja, frijol, haba y, actualmente se tiene también algunos comités que trabajan en el área pecuaria), reflejando el claro enfoque de sistemas con el que trabaja el agricultor boliviano.

En el cultivo de la papa, los agricultores buscan, principalmente, alternativas a problemas como el tizón tardío (Phytophtora infestans), multiplicación de semilla, control del gorgojo de los Andes (Prennotrypes spp.), la polilla de la papa (Symmetrischema tangolias), nemátodos y rizoctoniasis. Gracias al trabajo de los CIALs, los agricultores de diferentes comunidades del país han adoptado tecnologías específicas para la producción, como son el uso de variedades resistentes, el manejo de estrategias de control integrado de plagas y enfermedades, o el uso de semilla de alta calidad.

Actualmente, es posible encontrar comités conformados en 39 comunidades, diseminados entre el departamento de Chuquisaca (con seis CIAL apoyados por la entidad CARE y la Fundación PROINPA, regional Chuquisaca) y el departamento de La Paz (con tres comités, también apoyados por la Fundación PROINPA, regional La Paz). Asimismo, se tiene tres grupos de CIAL en el departamento de Santa Cruz, los cuales están siendo apoyados por la oficina del CIAT de Santa Cruz. Finalmente, el departamento de Cochabamba presenta 20 comités, los que están siendo apoyados por la Fundación PROINPA, y otros siete comités apoyados por el CEDEAGRO. Todos estos CIALs están bajo el paraguas de un proyecto co-ejecutado por PROINPA y por el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT) de Colombia, el que es financiado por la Fundación Kellogg.

Por otro lado, las Escuelas de Campo de Agricultores (ECAs) están siendo implementadas y desarrolladas por la Fundación PROINPA desde hace cuatro años. En 1999, personal de PROINPA participó en una capacitación de tres meses de duración en Ecuador con fondos de la FAO y, posteriormente, llevó a cabo la validación de la plataforma al contexto boliviano para, con ello, utilizarla en varios proyectos implementados por PROINPA. Actualmente, la Fundación PROINPA está realizando extensión participativa mediante esta metodología en los diferentes proyectos que ejecuta. A la fecha se ha facilitado un total de 115 ECAs, con la participación de 2,315 agricultores de diferentes departamentos de Bolivia y también con diferentes cultivos (papa, locoto, ají, haba y cebolla).
Interacción de las dos metodologías

Las comunidades en las que trabaja la Fundación PROINPA son dinamizadas con estas dos metodologías de capacitación e investigación participativas. Inicialmente, ambas metodologías fueron implementadas en comunidades diferentes, buscando así evitar la interferencia entre ellas (principalmente, debido a los problemas de tiempo de los agricultores, aunque considerando también el enfoque de trabajo desde el punto de vista institucional). Debido a esta situación, se tenía la idea de que no había complementariedad entre ambos enfoques, idea compartida por la mayoría de los técnicos.

Con el transcurso del tiempo se observó que ambas modalidades pueden complementarse dentro del proceso metodológico, generando con ello un valor agregado, mientras que los CIALs realizan investigaciones en torno a problemas priorizados por la comunidad, las ECAs llenan los vacíos de conocimiento a través del entendimiento de las interacciones ecológicas. Como experiencia inicial se tiene el grupo de Alto San Isidro, donde en un inicio se capacitó a los agricultores mediante la metodología de Escuela de Campo durante una campaña agrícola (concentrándose en el problema del tizón en el cultivo de papa). Culminada la capacitación, el proyecto motivó al grupo para la conformación de un Comité de Investigación Agrícola Local en la comunidad. Las razones expuestas por los agricultores para la formación de este comité eran claras:

• la necesidad de capacitar a toda la comunidad: la ECA sólo involucró a un reducido número de participantes (25);
• la necesidad de encontrar solución a los problemas agrícolas de toda la comunidad;
• la necesidad de tener un mecanismo propio de investigación a nivel del sindicato, con menor insumo institucional.
Percepción de los actores sobre la interacción

Los facilitadores involucrados pudieron observar que en la implementación de las dos metodologías, éstas se complementaron muy bien. En la capacitación que recibieron a trainvestigación vés de las ECAs, los agricultores adquirieron conocimientos sobre su cultivo (interiorizando básicamente los conceptos y principios del manejo integrado de plagas), pero luego del proceso aún existían vacíos en ciertos aspectos relacionados con la investigación, los que fueron llenados mediante el trabajo con los CIAL (especialmente en cuanto a los principios de investigación, los muestreos, repeticiones, etc.). El conocimiento adquirido en las ECAs es ampliado y desarrollado mediante la investigación aplicada, la que deja de ser una parte secundaria en la capacitación (llevada a cabo en parcelas pequeñitas) para convertirse en el eje central del trabajo de los agricultores. La complementación se hizo evidente cuando agricultores provenientes de ECA comprendían mucho mejor, y más rápidamente, los conceptos de investigación que en forma secundaria habían realizado en las parcelas de estudio de las ECAs. Esto sirvió para que dichos agricultores identificaran mejor los vacíos que se tuvieron en las investigaciones anteriores de las ECAs.

El número de agricultores participantes en las ECAs generalmente oscila entre 15 a 20, pero al convertirse en un CIAL, este número generalmente tiende a disminuir, quedando como parte del grupo sólo aquellos que presentan mayor interés en trabajos participativos. La hipótesis es que el trabajo en los CIALs, al ser de mediano a largo plazo, significa una mayor inversión de tiempo de los participantes y, por lo tanto, requiere una actitud y vocación investigadora fuerte, además de una motivación sólida, para el servicio a su comunidad. En las ECAs participa un mayor número de personas, debido a que esta plataforma tiene un inicio y un fin delimitado (determinado, por ejemplo, por la siembra y la cosecha de un cultivo), y, por lo tanto, permite tener o palpar resultados en un tiempo relativamente corto (un ciclo agrícola).

Otro aspecto importante en la complementariedad de ambos enfoques es que los agricultores de las ECAs muestran, por lo general, dificultades a la hora de evaluar las parcelas de investigación. Esta dificultad se supera al tener intercambios con agricultores de los CIAL que manejan herramientas de evaluación, adaptadas a su contexto. De esa interacción, ambos grupos de agricultores se benefician (lográndose un resultado ‘win-win’): unos aprenden técnicas de evaluación y los otros aprenden de las investigaciones y del conocimiento generado en las ECAs.

Otro aspecto a resaltar es el referido al trabajo grupal que se enfatiza en ambas plataformas. El agricultor boliviano, especialmente en el área de valle, es considerado individualista a la hora de disponer de sus recursos (tierra, agua, etc.). Con el trabajo participativo que promueve una metodología como la de las ECAs, los agricultores reflexionan sobre la toma de decisiones para el manejo de sus cultivos en el contexto de una interacción con el manejo de cultivos que hacen sus vecinos. De esta manera, el afán individualista ha sido cambiado, reforzándose una visión más colectiva como resultado de las dinámicas grupales que son parte de la metodología.

Adicionalmente, la experiencia ha mostrado que los agricultores que pasaron por ambas metodologías se sienten más seguros (autoestima) para interaccionar más fácilmente con la sociedad (autoridades, instituciones, etc.). En ambos casos se ha encontrado el inicio de la formación de nuevos líderes que poco a poco empiezan a dinamizar acciones internas y locales. Citando a un agricultor en el día de su graduación de la ECA: «A mí la escuela de campo no sólo me ha enseñado a manejar mejor mi cultivo, sino que me ha enseñado a leer, a dibujar y a hablar». Estas palabras dan una pauta de los impactos en el capital social que se puede lograr con el trabajo de ECA y que necesita ser fomentado. Esto se logra al formar un CIAL, donde la perspectiva es más a largo plazo, en el entendido de crear una capacidad local para emprender procesos de investigación adaptativa en las comunidades.

Lecciones aprendidas y perspectivas

Los agricultores participantes de ambas plataformas manifiestan que aprenden diferentes «cosas» en cada ocasión. De las ECAs, conceptos y principios de MIP; en los CIAL, conceptos y principios de investigación. A criterio de los agricultores, los CIAL enseñan «trabajo para la comunidad» que complementa los conocimientos que se adquieren en las ECAs y les da un carácter de bien social. Por otro lado, gracias al trabajo que realizan, los CIAL se convierten en brazo técnico de los sindicatos y organizaciones territoriales de base (OTBs), lo cual significa una gran ayuda a los municipios que buscan mejores formas de identificar demandas. A su vez, las ECAs también benefician a los municipios ya que les dan resultados en capacitación de alta calidad en poco tiempo, hecho que permite ver resultados tangibles en un corto período.

En base a estas observaciones, PROINPA cree que se tendrán CIAL sostenibles cuando se empiece el proceso con la conformación de ECA. Esto debido a que la ECA, además de capacitar, motiva y hace entender que el manejo integrado de cultivos es de una colectividad y no de un agricultor. La ECA sienta las bases para fortalecer el capital social de los agricultores.

La identificación de las demandas reales de los agricultores es una prioridad para los municipios, ya que éstos tienen cada vez más recursos provenientes de las entidades gubernamentales y entidades financieras. Pero no cuentan con alternativas metodológicas que les permitan tener certeza de cuán «reales» son las demandas que captan. Los CIAL podrían llenar este vacío: en el entendido se está trabajando a nivel piloto en un municipio, para lograr que las demandas y trabajos de los CIAL sean oídos por quienes toman las decisiones a nivel municipal, de manera que estos trabajos se utilicen como demandas reales y puedan ser financiados e incluidos en los planes de desarrollo municipal.

A la vez, la ECA es una plataforma que permite realizar capacitación de alta calidad. Actualmente, en Bolivia, el gobierno está licitando proyectos de innovación tecnológica aplicada (PITA) a través del nuevo Sistema Boliviano de Tecnología Agropecuaria (SIBTA), los que básicamente son proyectos de promoción y difusión de tecnología. La plataforma de ECA responde a tal demanda, pero realizando algunas adaptaciones al trabajo, ya que los PITA además de pedir calidad, también exigen cantidad de capacitados. Este hecho hace que el trabajo en los PITA se desarrolle utilizando «elementos de ECA» en el proceso de capacitación, que actualmente está teniendo éxito en los PITA organizados por la Fundación PROINPA.

Del trabajo combinado de CIAL y ECA se ha logrado conformar microempresas rurales, como la asociación de productores de tubérculos andinos (dedicados a la comercialización de cinco variedades de papa ecológica nativa a nivel de supermercados, ferias francas e instituciones de orden público y privado), la asociación de productores de haba (responsables de la multiplicación masiva de las habas con miras de realizar exportación a países europeos) o el comité de productores de isaño (dedicado a la obtención de harina de isaño como un ingrediente más para la preparación de alimento balanceado para cerdos). Asimismo, como proyección se encaran acciones para conformar asociaciones con visión de microempresa en diferentes rubros, con la idea de generar el valor agregado.

Finalmente, se está emprendiendo un proceso de investigación que trata de implementar una metodología que utilice elementos de escuelas de campo de agricultores y de didáctica multimedial. Esperamos tener una metodología que tenga la calidad de las ECAs, pero con la facilidad de difusión de una cuña radial.

 

Juan Almanza, Magaly Salazar, Edson Gandarillas

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