junio 2003, Volumen 19, Número 1
Aprendiendo con las ECAs

Las ECEAs: base para la implementación de proyectos de desarrollo autogestionarios en zonas cafetaleras

RAMÓN JARQUÍN-GÁLVEZ | Página 33-36
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La propuesta de las Escuelas de Campo y Experimentación para Agricultores (ECEA) parte de las ideas originales escritas y sometidas para su análisis y discusión en diferentes foros (Barrera, et al. 1999a; Barrera, et al., 1999b) y son producto de la necesidad de definir un modelo efectivo de capacitación que permita, a corto plazo, crear espacios de interacción para los diferentes actores relacionados con el compromiso de promover el desarrollo de manera mas autogestiva, y, a mediano plazo, desarrollar acciones conjuntas de investigación participativa. Esta propuesta se apega al principio de que enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su construcción (Freire, 1996), enfatizando principios y metodologías participativas (Nelson y Roitman, 1997).

Las ECEAs integran dos modelos, el de las Escuelas de Campo para Agricultores (ECA), inicialmente desarrollado en Indonesia y posteriormente en Africa (Williamson, 1998), y el de los Comités de Investigación Agrícola Local (CIAL), generado principalmente en Colombia (Braun, et al.1999). El objetivo de este escrito es presentar los pormenores de un programa a nivel piloto que está buscando combinar ambos modelos con el fin de conseguir gradualmente formar promotores, establecer mecanismos de capacitación acordes con sus necesidades, identificar las capacidades locales de experimentación, establecer experiencias de investigación participativa y, finalmente, constituir un grupo encargado de analizar y evaluar las propuestas tecnológicas internas y externas que sean compatibles con su entorno y vida social.
Bases conceptuales

Las ECAs constituyen un modelo de capacitación dinámico, flexible y participativo, basado en un proceso de aprendizaje estructurado mediante el descubrimiento, que combina la enseñanza y la investigación en el campo (en localidades específicas) para dar a los agricultores conocimientos, habilidades y confianza para tomar decisiones efectivas, ecológicamente aceptables y apropiadas al contexto económico en el cual se encuentran. Su aplicación puede darse en el desarrollo de sistemas agrícolas en general (Nyambo et al., 1998; Stoll, 1998). El enfoque de educación no formal seguido por las ECAs ha tenido éxito en muchos países.

Los Comites de Investigación Agricola Local (CIAL) son también un modelo flexible y participativo que tienen el objetivo de establecer un servicio local de investigación, donde los agricultores son actores clave en el desarrollo de la tecnología. En los CIAL se aprovecha la capacidad de investigación y conocimiento técnico de los agricultores. También se capacita a los agricultores para hacer investigación y son un medio excelente para vincular la investigación formal con la experimentación campesina en la realidad del campo, estimulando el compromiso de los agentes externos (investigadores) con la comunidad. Los CIAL fueron desarrollados inicialmente en Colombia y se menciona que existen un poco más de 200 en América, principalmente en el Cono Sur (Braun, et al. 1999).

Las escuelas y los comités fueron creados con diferentes propósitos, pero comparten varios principios y procesos. Ambos ofrecen la posibilidad de ncontrar soluciones concretas a problemas locales, pero en su desarrollo aplican diferentes estilos de investigación y análisis, que son significativamente complementarios. Las ECAs llenan las carencias locales de conocimiento básico y aumentan la conciencia y el conocimiento sobre los fenómenos que no son obvios o fácilmente observables. Su fortaleza está en preparar a los agricultores en el manejo de procesos agroecológicos. Así mismo, permite valorar los conocimientos locales. Por otro lado, la fortaleza más importante de los CIAL está en la evaluación sistemática de alternativas tecnológicas apropiadas desarrolladas in situ, pudiendo llegar a ser el canal por el cual las comunidades de escasos recursos económicos influyan en las agendas de los sistemas formales de investigación y extensión. Ambos modelos han logrado reunir a agricultores e investigadores en una nueva relación de respeto y colaboración, por lo que son un reto a los paradigmas convencionales de investigación y extensión (Stoll, 1998).

Experiencia en investigación participativa dentro de zonas cafetaleras

En 1995, el proyecto Broca del Café (hoy Manejo Integrado de Plagas), en colaboración con el programa de Posgrado y de Vinculación académica de El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), retomó el enfoque participativo como una de las nuevas bases para hacer investigación, estableciéndose convenios con organizaciones de productores y otras instituciones afines a estos propósitos. En el período 1995 -1997, se desarrolló una de las primeras experiencias de colaboración entre investigadores de la Unidad Tapachula y productores indígenas de café orgánico en los Altos de Chiapas en el Estado mexicano del mismo nombre. El objetivo principal del proyecto fue, a solicitud de los productores, evaluar el impacto del control no químico por ellos realizado contra la broca del café y el nivel de conocimientos que habían adquirido por el uso de dichas actividades (Jarquín et al., 1999). Se trabajó en sus propias parcelas y se realizaron junto con ellos las labores de muestreo y toma de datos necesarios para la evaluación. Esta forma de trabajo permitió a los productores dimensionar las prácticas empleadas por ellos, así como identificar las deficiencias en cuanto a sus conocimientos y los ayudó en la toma de decisiones al interior de sus organizaciones. Aunque esta experiencia representó un modesto esfuerzo, aportó elementos suficientes para valorar la investigación participativa y demostrar sus alcances en zonas marginadas.

Con estos resultados, entre 1998 y 2001, se implementó otro proyecto con la idea de seguir evaluando el potencial de la investigación participativa en otras regiones del Estado. Con apoyo económico nacional y extranjero, se ejecutó el proyecto Manejo Integrado de la Broca (MIB) – Organización Internacional del Café (OIC) – Programa de Mejoramiento dla Caficultura en Centroamérica y el Caribe (PROMECAFE), en la zona Soconusco y Sierra, también en el Estado de Chiapas. Uno de los objetivos de este proyecto fue desarrollar y evaluar el modelo participativo (horizontal, guiado por consenso entre productores e investigadores) comparado con uno convencional (vertical, guiado por técnicos externos) para la capacitación y difusión del manejo integrado de la broca del café, monitoreando con los productores los conocimientos adquiridos a nivel individual, intra y extrafamilar, así como medir el impacto de las prácticas en manos de ellos sobre la plaga. Para el desarrollo de esta experiencia también se trabajó con grupos marginados, pero éstos no fueron productores de café orgánico ni tampoco indígenas. Se ubicaron parcelas de trabajo en diferentes localidades y se involucró a los productores siguiendo diferentes estrategias, de acuerdo al modelo implementado. Los resultados recientemente sistematizados (Jarquín et al., 2002) muestran que la efectividad de la estrategia Manejo Integrado de la Broca (MIB), aunada al modelo participativo, permitió un mejor conocimiento y uso de las prácticas contra la broca en las comunidades en las que se llevó a cabo. Además, la experiencia generada demostró a los productores que el MIB debe implementarse a través del uso de conocimientos biológicos y ecológicos de la broca, de los factores de control natural, de la planta y del medio ambiente, y que toda acción de manejo integrado debe ir estrechamente relacionada con la situación de la broca en el cafetal, puesto que el éxito va a depender del grado de conocimiento que la persona directamente encargada tenga de su evolución y comportamiento.

¿Qué hacía falta?

Si bien los resultados eran halagadores y motivantes para los que intervinieron, no fueron suficientes ya que se despertaron expectativas en otros productores, quienes ahora querían participar o continuar haciéndolo. Así mismo, los temas tratados representaban sólo una parte de la problemática general de la cafeticultura, por lo que era necesario dirigirse hacia otros problemas del cafetal y de la comunidad en general. «Ahora sabemos que sí se puede, pero es necesario motivar a los demás compañeros con otros temas», «quisiéramos seguir avanzando con su colaboración», «nos hace falta aprender más», son algunos de los comentarios que se han rescatado en los encuentros campesinos realizados al finalizar el proyecto.

En ese sentido, se inició al interior de ECOSUR – Tapachula un proceso de reflexión considerando las ideas de Bentley (1992), que para que los agricultores conozcan bien una cosa su importancia ha de ser sentida y fácil de observar en contraste con las cosas sin importancia cultural, pero que siendo fáciles de observar se conocen superficialmente. Las cosas sin importancia sentida, y además difíciles de ver, muchas veces ni siquiera se conocen. Los tópicos de importancia sentida, pero difíciles de observar, a veces se asocian con ideas erradas. Lograr el involucramiento, apropiación o empoderamiento (como se quiera calificar) de la solución a un tópico de este tipo implica, forzosamente, una etapa de identificación y entendimiento del problema, que en otras palabras significa un proceso de enseñanza-aprendizaje, es decir, requiere de conocimientos, externos o locales, pero al fin conocimientos. La investigación participativa viene detrás, cuando los agentes externos e internos buscan con sus conocimientos una salida conjunta a un asunto desconocido para alguna de las partes, representando una segunda etapa del aprendizaje. Tanto el período de capacitación como el de investigación requieren de un ambiente de franca confianza.

Pensamos que las ECEA pretenden justamente abrir ese espacio de interacción en donde la Escuela de Campo sirvacomo elemento inicial y el Comité de Investigación de la posibilidad de seguimiento. Así se generó el programa piloto de Escuelas de Campo y Experimentación para Agricultores (ECEA), que se propuso integrar en un solo modelo las ECAs y los CIAL, de tal manera que se conjugara el aprendizaje de principios que promueven las ECAs en un primer momento, con la acción a través de la investigación para solucionar problemas particulares, que promueven los CIAL en un momento posterior (Cuadro 1).

¿Cómo empezar?

Para responder a la posible demanda de conocimientos de las comunidades de manera global, se planteó integrar a todos los investigadores de ECOSUR que tenían trabajos relacionados al desarrollo de zonas cafetaleras en un solo grupo, el cual se denominó GIEZCA (Grupo de Investigación de Ecosur en Zonas Cafetaleras). Este grupo aglutina a 15 especialistas de diferentes áreas entre investigadores y técnicos de ECOSUR. El segundo paso fue reestablecer los convenios de colaboración con centros de investigación nacionales y extranjeros, como por ejemplo, el Centro Nacional de Investigación y Desarrollo de Zonas Cafetaleras de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh – CENIDERCAFE), al cual pertenecen investigadores de los centros de investigación más importantes de México, o con instituciones como ISMAM (Indígenas de la Sierra Madre de Motozintla) o UCIRI (Campesinos Indígenas de la Región Itsmo de Oaxaca), con la idea de integrar el mayor número de instructores y temáticas que pudieran colaborar en la formación de los promotores en las ECEAs. Se buscó también la asesoría del Programa de Modernización de la Educación Técnica y la Capacitación (PMETYC), para ofrecer la posibilidad de certificar las competencia laborales de los productores involucrados en las ECEAs y así validar, oficialmente, su esfuerzo. Este proceso se venía dando desde años atrás, pero se fortaleció durante el año 2002

La integración teórica entre una ECA y un CIAL es factible dado que la experiencia de los años noventa nos indica que la gente no puede entrar directamente a un proceso de investigación participativa, sin antes haberse formado a través de un período de capacitación para resolver un problema concreto.
En esta etapa en que los agentes externos actúan como extensionistas y capacitadotes, es posible crear el ambiente de confianza suficiente para identificar al candidato ideal para hacer las veces de promotor campesino. Una vez superada la barrera de la confianza e identificado a aquellos campesinos entusiastas en aspectos de experimentación, el paso hacia la investigación participativa se da de manera natural. La figura del CIAL sólo viene a formalizar las acciones que desde la ECA ya se venían dando.
Promoción del modelo y acuerdos

Establecido el grupo de trabajo y las relaciones externas, se pasó a promocionar el modelo en diferentes foros, planteando un proceso de tres etapas principales:

Primera etapa
Selección, formación y certificación de los instructores. Se planteó que esta etapa sea coordinada por el GIEZCA con colaboración de miembros de otras instituciones, para definir el perfil de los instructores, abrir la convocatoria correspondiente, reclutar y seleccionar al personal idóneo para involucrase en el proyecto. Paralelamente, se definen las zonas geográficas en donde se instalarán las Escuelas de Campo, así como los mecanismos de difusión de estas. En esta etapa lasorganizaciones sociales aliadas para tal fin proponen los tiempos y las formas para tal efecto.

Segunda etapa
El personal seleccionado, capacitado y con certificación como instructor inicia un proceso de acercamiento a las comunidades con posibilidades de establecer una Escuela de Campo. Una vez aceptada claramente la propuesta, el instructor realiza el diagnóstico participativo y define con la comunidad el espacio físico dedicado a las actividades de capacitación. En dicho proceso se selecciona y capacita a un productor quien adoptará la figura de educador campesino. Este educador campesino será evaluado y recibirá una certificación que lo habilitará para emprender la integración del Grupo de Agricultores Experimentadores (GAE), quienes asistirán a la Escuela de Campo para iniciar las actividades de capacitación. Quienes concluyan la estancia en la Escuela de Campo recibirán una certificación como agricultor experimentador. Se formarán tantos agricultores experimentadores como los intereses de la comunidad definan en los temas que hayan sido priorizados. Esta etapa deberá desarrollarse idealmente en un tiempo máximo de 12 meses.

Tercera etapa
Una vez conformado y consolidado el GAE, podrá proponerse a la comunidad la integración formal del CIAL. El promotor campesino tendrá la tarea de organizar la asamblea para tal fin, así como de proponer campesinos experimentadores con certificación como candidatos a ocupar los puestos de Líder, Secretario, Tesorero y Vocero del CIAL. El CIAL recibirá un fondo comunitario que servirá como apoyo económico para incentivar la experimentación, para lo cual será definido, en la Asamblea, el tipo de experimentos y los materiales necesarios para hacerlo. El fondo será revolvente y podrá incrementarse con aportaciones propias de los productores o de algún agente externo que considere importante su contribución al desempeño del CIAL. La constitución y operación del CIAL deberá darse en los siguientes 18 meses (año 2004-2005). El programa se inició operativamente en el año 2003 y será evaluado cada año, hasta terminar las primeras tres etapas en un plazo máximo de tres años. Parte del financiamiento del programa se está dando a través de organismos internacionales.
¿Qué hemos logrado?

Desde octubre del año 2002, el Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) ha podido implementar la metodología planteada en la región de Jaltenango (Angel Albino Corzo), Chiapas (en el área de amortiguamiento de la Reserva de la Biósfera El Triunfo) a través del convenio con Conservación Internacional y su proyecto «Café de Conservación». Actualmente se están formando 40 promotores campesinos, quienes están actuando como Instructores en las ECEAs. Ellos pertenecen a 6 organizaciones: Campesinos Ecológicos de la Sierra Madre de Chiapas (CESMACH S.C.), Finca Triunfo Verde S.C., Indígenas y Campesinos Ecológicos de Angel Albino Corzo, Sociedad de Solidaridad Social (S.S.S.) ICEAAC, Organización Regional de Productores Agroecológicos (ORPAE S.S.S.), Organización de Productores de Café de Angel Albino Corzo (OPCAAC S.S.S.) y Comon Yaj Nop Tic, Sociedad de Solidaridad Social. Estas organizaciones agremian a alrededor de mil productores, los que durante la cosecha 2001-2002 comercializaron 44 lotes de café orgánico al mercado norteamericano a través de un convenio con la empresa Starbucks Coffee. Al interior de cada organización fueron seleccionados los promotores responsables de implementar las ECEAs en sus comunidades.

Por otro lado, en la región Soconusco-Sierra también se han establecido dos ECEAs a partir de los trabajos del proyecto OIC-PROMECAFE, involucrando a productores de café con miras a la producción orgánica. Estas se ubican en el Ejido Piedra Partida, en el municipio de Motozintla, y dentro de la Organización Carlos Gonzalez S.S.S en Santa Rosalía, en el municipio de Tapachula, Chiapas. Cada una aglutina a unos 25 productores, los que ahora están probando formas alternativas de control de las plagas del café.

Los promotores participantes en ambas experiencias consideran adecuado el modelo ECEAs, ya que éste parte del reconocimiento de sus necesidades y, además, permite el contacto directo de los productores con especialistas, quienes colaboran en un plano de igualdad para encontrar juntos las respuestas a sus dudas. Por otro lado, la posibilidad de que su quehacer cotidiano sea reconocido a través de un certificado de competencias laborales da un incentivo extra a los promotores ya que fortalece su autoestima.

Junto a ello, se tiene ya definido todo un plan de formación y replicación a nivel piloto para todo el año 2003 (cuadro 2). Estamos dando los primeros pasos, pero estamos convencidos que éste es el camino hacia un desarrollo más equitativo con el medio ambiente y con los que menos tienen.

Ramón Jarquín-Gálvez
ECOSUR-Tapachula
Email: rjarquin@tap-ecosur.edu.mx
Carretera antiguo aeropuerto Km. 2.5, Tapachula, Chiapas, México. 30700.

Referencias
– Barrera J.F. , C. Junghans & R. Jarquín. 1999a. Programa Piloto de Escuelas de Campo para Agricultores: Una propuesta para México. En: Memorias del XXII Congreso Nacional de Control Biológico. Rodríguez, L E. y Escobar A. J. (Editores.). Colegio de Postgraduados. Montecillo, Estado de México.
– Barrera J. F., C. Junghans & R. Jarquín. 1999b. Programa de Escuelas de Campo y Experimentación para Agricultores. En: Memorias del Taller de discusión sobre Escuelas de Campo para Productores Agropecuarios. El Colegio de la Frontera Sur. Tapachula, Chiapas, México.
– Bentley, W.J., 1992. El rol de los agricultores en el MIP. CEIBA 33(1). El Zamorano, Honduras.
– Freire, P. 1996. Pedagogía de la autonomía. Siglo Veintiuno Editores. México.
– Jarquín, G. R., J.F. Barrera; K. Nelson y A. Martínez. 1999. Métodos no químicos contra la broca del café y su transferencia tecnológica en los Altos de Chiapas, México. Agrociencia 33.
– Jarquín, G. R., J.F. Barrera, F. Guharay, L. Jimenez, L. García, M. Figueroa y R. Montes, 2002. Manejo Integrado de la Broca del Café bajo dos modelos de transferencia de tecnología. En: Tres plagas del café en Chiapas. J.F. Barrera (Editor). El Colegio de la Frontera Sur.
– Mangan, M.S. 1998. Agricultores de arroz en China. Los nuevos expertos en MIP (Manejo Integrado de Plagas). LEISA 13-4.
– Nelson, K.C. y P. Roitman. 1997. Bibliografía comentada sobre investigación participativa con énfasis en la agricultura y en los recursos naturales. El Colegio de la Frontera Sur. México.
– Nyambo, B., M. Kimani & S. Williamson. 1998. Un modelo africano para la capacitación efectiva en MIP. LEISA 13-4.
– Stoll, G. 1998. Protección de cultivos en los años 90. LEISA 13-4.
– Williamson, S. 1998. Understanding natural enemies; review of training and information in the practical use of biological control. Biocontrol-News and Information 19.
– Williamson S. 1999. Challlenges for farmer participation in coffee research and extension. En: Memorias del Simposio de modelos de investigación participativa y transferencia de tecnología con énfasis en control biológico. Colegio de Postgraduados Montecillo, Estado de México.

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