julio 2001, Volumen 17, Número 1
Enfrentando el desastre

Midiendo la resistencia agroecológica contra el huracán Mitch

ERIC HOLT-GIMÉNEZ | Página 7-9
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En octubre de 1998, el huracán Mitch, uno de los cinco huracanes más poderosos del Caribe en el siglo veinte, azotó Centroamérica causando daños por 6,7 billones de dólares estadounidenses en la infraestructura y en la industria (principalmente agrícola). Ese monto representa aproximadamente el 13,3% del Producto Bruto Interno de Centroamérica.

Dos metros de lluvias en menos de una semana, junto con deslizamientos de tierra y lodo arrasaron cultivos, animales, construcciones, caminos y puentes. La tierra superficial, desprendida de las fincas en las laderas de los cerros, colmató ríos que se desbordaron de sus cauces arrasando campos y áreas urbanas. Más de 10 000 personas murieron y 3 millones tuvieron que desplazarse o quedaron sin hogar. Los daños al medio ambiente fueron incalculables. Los países más golpeados fueron Honduras, Nicaragua y Guatemala.Todas las áreas afectadas por el huracán Mitch se caracterizan por una peligrosa combinación de agricultura de plantaciones a gran escala y extensos ranchos ganaderos (principalmente para exportación) junto con pequeñas fincas de subsistencia, muy pobres. En las laderas de los cerros y en los linderos, rodeando las grandes estancias, hay un mosaico de cientos de miles de familias rurales pobres que lograr subsistir cultivando granos básicos en tierras que son ecológicamente frágiles y trabajando a tiempo parcial en miles de otras ocupaciones temporales, informales, en áreas rurales y urbanas. La mayoría de los observadores está de acuerdo en que la magnitud del desastre, sin precedentes, es consecuencia de décadas de deforestación, de prácticas de agricultura no sostenible, y de otras formas de degradación ambiental que dejaron a la región en condiciones de alto riesgo ante un evento.Los agricultores “sostenibles” sufrieron menos

Mientras que los primeros informes con relación a los daños agrícolas simplemente indicaban que los niveles de destrucción eran masivos, las siguientes observaciones in situ revelaron un patrón más sutil, diferenciado. Las fincas que usaban lo que comúnmente se conocen como prácticas “sostenibles” aparentemente sufrieron menos daños que sus vecinos “convencionales”. Estas fincas pertenecían a pequeños agricultores que trabajaban con un movimiento regional, multi institucional, para la agricultura sostenible (agroecología o LEISA), conocido en Centroamérica como Movimiento Campesino a Campesino. Las prácticas agrícolas usuales de Campesino a Campesino incluyen una amplia gama de métodos de preservación del suelo y de cultivos sostenibles, probados y promovidos por los pequeños agricultores desde hace cerca de treinta años. Las prácticas más comunes son los métodos para la preservación del suelo y del agua, el reducido uso de insumos químicos o la ausencia de ellos, cultivos de cubierta, prácticas agroforestales, labranza en hileras, aplicación de fertilizantes y plaguicidas orgánicos, y diferentes formas de Manejo Integrado de Plagas.

Una oportunidad para comparar los impactos

En general, estas fincas sostenibles existen como islas y archipiélagos dentro de un “mar” convencional de mayor tamaño. Aunque con frecuencia están localizadas y fragmentadas geográficamente, proporcionan una excelente oportunidad para comparar la resistencia agroecológica contra el huracán, entre las fincas sostenibles y aquellas convencionales. La presencia del Movimiento Campesino a Campesino, que comprende agricultores y técnicos experimentados en investigación en fincas y en la capacitación de agricultor a agricultor, también dio la oportunidad de llevar a cabo un proyecto de investigación en acción, participativo, en las áreas de bajo, mediano y alto impacto del huracán Mitch. Varios investigadores, con años de experiencia trabajando en el Movimiento Campesino a Campesino, diseñaron un estudio y redactaron una propuesta. Vecinos Mundiales, una ONG que trabaja en la región, estuvo de acuerdo auspiciar el proyecto, ayudó a buscar financiamiento (Fundaciones Ford, Summit, Rockefeller e Inter-American), y brindó apoyo administrativo.

El estudio suscitó mucho interés

Cuarenta diferentes ONGs con proyectos de investigación y desarrollo en agricultura sostenible, capacitaron y movilizaron, de febrero a mayo de 1999, a cien equipos de técnicos–campesinos y a 1734 agricultores para que llevaran a cabo observaciones pareadas de indicadores agroecológicos específicos en 1804 fincas vecinas, sostenibles y convencionales. Este estudio comprendió 360 comunidades y 24 departamentos en Nicaragua, Honduras y Guatemala. Los principales objetivos de la participación en el estudio fueron tres: Primero, los agricultores-promotores y las ONGs del Movimiento Campesino a Campesino querían comparar sus fincas con las convencionales, porque si podían demostrar un nivel más alto de resistencia agroecológica, esto implicaba un nivel más alto de sostenibilidad. Después de años en los que se les había dicho que la agricultura sostenible no era ni “viable” ni “económica”, estaban ansiosos por despejar sus dudas sobre la importancia y efectividad de sus prácticas. En segundo lugar, las ONGs estaban muy interesadas en evaluar la efectividad de años de apoyo a proyectos de investigación y desarrollo de agricultura sostenible con un enfoque de agricultor a agricultor. Generalmente estos proyectos son evaluados según el nivel de la implementación (número de talleres, participantes, terrazas, composteras, etc.); sin embargo, el estudio les daba la oportunidad de evaluar el nivel del impacto agroecológico. Al final, todos los participantes estaban interesados en influir en la agenda para la reconstrucción agrícola después del huracán. Si los agricultores podían demostrar que las fincas agroecológicas habían presentado mayor resistencia que las fincas con agricultura convencional, entonces podían contar con un argumento sólido para elaborar una estrategia de reconstrucción participativa, con agricultura sostenible.

Una acción colaborativa

En febrero de 1999 comenzó un largo período de organización, capacitación, recolección de datos y monitoreo de los campos. Era crucial que se recolectaran los datos de campo antes del inicio de la temporada de lluvias, a fines de abril. Cada equipo tenía un técnico y dos promotores campesinos. Llevaron a cabo observaciones en las diez mejores fincas agroecológicas, y en diez fincas convencionales vecinas. Cada par de observaciones debía corresponder a sitios próximos, localizados en una misma posición y orientación cardinal dentro de la cuenca, con una misma pendiente general y en entornos ambientales similares (campos, árboles, infraestructura, etc.).

Los indicadores agroecológicos incluían la profundidad del suelo superficial, la erosión por arroyos y canales, el porcentaje de vegetación, las pérdidas de cultivos y los daños estructurales. Para estandarizar la observación y reducir los errores, cada miembro del equipo se especializó en pasos y mediciones específicas dentro del procedimiento de campo. Los propietarios de cada una de las fincas comprendidas en el par observado acompañaron al equipo a las parcelas agroecológicas y a las convencionales, y luego firmaron la hoja de campo indicando que las mediciones y las observaciones habían sido hechas sin sesgo alguno. Los técnicos entrevistaron a los agricultores con relación a sus observaciones sobre el huracán, los patrones de daño y las diferentes razones de cualquier fracaso del agrosistema. Los coordinadores nacionales de investigación en cada país se reunieron periódicamente con los equipos para lograr una retroalimentación, analizar problemas y corregir cualquier error de campo.

Diferencias significativas

En cada país, los datos de campo de los equipos de agricultores – técnicos fueron ingresados en una base de datos interactiva, ACCESS. Se procesaron los resultados iniciales (promedios) y se distribuyeron entre los participantes. Aunque se encontró algún tipo de variación local, los resultados globales indicaron una indiscutible tendencia a tener niveles más altos de resistencia agroecológica en las fincas agroecológicas. En ellas las parcelas sostenibles tenían más suelo superficial (de 20 a 40% más), con mayor humedad, menos erosión y experimentaron menos pérdidas económicas que las fincas convencionales vecinas. Las estadísticas mostraron que algunas de estas diferencias eran altamente significativas (con una probabilidad de 0,0001 de que esas diferencias fueran al azar) y la mayoría fueron aceptablemente significativas (de 0,02 a 0,05).

Los agricultores convencionales se convencieron

Se llevaron a cabo 15 diferentes talleres en áreas rurales para compartir los resultados de la investigación de campo con los participantes y principales actores locales y municipales. Los agricultores, promotores, técnicos y coordinadores del proyecto, colectivamente, analizaron los resultados y dieron elementos para una retroalimentación. Las fincas sostenibles tenían menos arroyos y áreas de erosión por canales de agua, y cuando habían, éstos eran menores. Se pensó que todos estos indicadores contribuían a la productividad y a la conservación de las cuencas hídricas. Además, debido a la diversificación de cultivos, el promedio de pérdidas económicas en las fincas sostenibles fue menor. En Nicaragua hubo ganancias a pesar del huracán. Sin embargo, cuando se correlacionaban con los datos de pendientes más acentuadas (>50%), con alta intensidad de tormentas y con otros factores ambientales extremos, algunas de las diferencias entre las fincas sostenibles y las convencionales “colapsaron”, indicando que esas técnicas tienen un umbral de efectividad. Finalmente, los propios participantes indicaron lo que pudo haber sido el resultado más impresionante de todos: más del 90% de los agricultores de las fincas convencionales que participaron en el estudio señalaron su deseo de adoptar las prácticas agroecológicas de sus vecinos.

Pasto vetiver para mitigar desastres

El año pasado, alrededor de Navidad y de Año Nuevo, miles de venezolanos pasaron momentos difíciles tratando de sobreponerse a las inundaciones que arrasaron sus comunidades y hogares. Aunque aun no conocemos los detalles de todas las causas de las inundaciones y avalanchas de lodo, sabemos que cuando se retira la vegetación y los suelos se fragilizan, aún situaciones de lluvias moderadas pueden producir una calamidad.

Si se usara la Tecnología de Pastos Vetiver (TPV) para estabilizar tierras agrícolas, áreas de construcción peri urbanas, laderas deforestadas, márgenes de ríos, diques, y protecciones de carreteras, se podría ayudar a reducir los daños que pudieran ocurrir por futuras lluvias en Venezuela. La Red de Pasto Vetiver urge a que los políticos y las agencias de ayuda consideren a la TPV como una herramienta importante para la rehabilitación y como una forma de dar empleo a miles de desocupados.

En el Lejano Oriente, la TPV ha probado ser muy efectiva como protección contra ciclones, al igual que en El Salvador y en Honduras, donde dio una protección casi perfecta contra los efectos desoladores del Huracán Mitch en 1998. Algunas de estas historias han sido documentadas y pueden ser vistas en: http://www.vetiver.org. La página Web también contiene informes de otras partes del mundo e información sobre guías prácticas, tales como:

• Manual de capacitación del curso internacional sobre el sistema Vetiver (Training Manual of the International Training Course on the Vetiver System) . Se pueden obtener copias impresas del manual de capacitación de The Royal Projects Development Board. Para obtener una copia, envíe por correo electrónico su nombre y dirección a Suwanna Pasiri, <pasiri@mail.rdpb.go.th>

• Pasto Vetiver – una protección contra la erosión (Vetiver Grass – a hedge against erosion). La Red Vetiver (TVN) ha publicado una edición revisada (la cuarta) de este libro, comúnmente conocido como el Green Book. Se pueden obtener copias de TVN.

Dick Grimshaw, TVN, 15 Wirt Street NW, Leesburg, Virginia 20176, Estados Unidos. Fax: +1 703 771 8260; vetiver@vetiver.org

Un proceso de aprendizaje

Con gran entusiasmo, los participantes dijeron que el estudio había sido una exitosa experiencia de aprendizaje, en medio del que se habían establecido nuevos vínculos de confianza entre los agricultores, promotores y técnicos. Para la mayoría de los agricultores, ésta era su primera experiencia con investigación, y para otros, por primera vez les llegaban de regreso los resultados de la investigación de las fincas y tenían la oportunidad de compartir los resultados. El estudio también reveló que en el ámbito local ya se habían movilizado muchas organizaciones y grupos de agricultores en respuesta a la situación de emergencia humanitaria. Los grupos de intercambio entre los propios agricultores motivaron esfuerzos de auto ayuda en sus comunidades, en vez de simplemente esperar que llegue la ayuda externa. Esta capacidad de auto movilización entre grupos de agricultores indica que la resiliencia tiene una dimensión social aparte de la dimensión técnica.

¿Qué se necesita para incrementar la investigación y el desarrollo de la agricultura sostenible?

Con la ayuda de dibujos, modelos de barro y parodias preparados por los participantes, los agricultores describieron cómo deberían lucir sus campos y aldeas dentro de tres, cinco y diez años, si se implementaba la reconstrucción agrícola usando técnicas de investigación y desarrollo de la agroecología, de Campesino a Campesino. Entonces, los agricultores analizaron los obstáculos para el avance e incremento de la investigación y desarrollo de la agricultura sostenible, y sugirieron proyectos y políticas para recuperarla de una forma participativa. En general, no se consideraba que la tecnología y las metodologías de capacitación estaban limitadas a la investigación y al desarrollo de la agricultura sostenible. Después de todo, la experimentación de los agricultores, las visitas cruzadas y la capacitación de agricultor a agricultor eran los pilares del Movimiento Campesino a Campesino.

Sin embargo, el sentir generalizado era que los créditos, el mercado y las políticas agrarias y de investigación favorecían a las tecnologías de la Revolución Verde y no a la investigación y desarrollo de la agricultura sostenible. Aunque las ONGs han sido vitales para establecer alternativas de agricultura sostenible, si se quiere que la investigación y el desarrollo de la agricultura sostenible avance dentro del ámbito nacional y crezca institucionalmente, se necesitan políticas nacionales proactivas para llevarla más allá de la esfera de influencia de los micro proyectos de las ONGs locales.

Compartiendo resultados

Se sintetizaron los hallazgos de estos talleres y fueron presentados por los participantes en reuniones nacionales llevadas a cabo en las ciudades capitales de Honduras, Guatemala y Nicaragua. Se invitó a los principales actores del gobierno, y de instituciones de ayuda, desarrollo e investigación. Los agricultores y los técnicos presentaron sus resultados; los coordinadores nacionales de investigación, los especialistas en metodología y los principales investigadores presentaron sus informes. Los investigadores de economía agrícola y prevención de desastres en los países ofrecieron presentaciones por tópicos. Figuras prominentes, como por ejemplo Rigoberta Menchú, ganadora del Premio Nobel, varios ministros de gobierno y representantes de las Naciones Unidas se dirigieron al público con temas puntuales. Se proyectó y distribuyó un vídeo del proyecto de investigación (ver a continuación).

Demostración del potencial de la investigación y el desarrollo de la agricultura sostenible

El Movimiento Campesino a Campesino en Centroamérica ha demostrado las ventajas sociales, ambientales y agrícolas no solamente de la investigación y el desarrollo de la agricultura sostenible, sino también de los enfoques de agricultura sostenible conducidos por agricultores. El propio estudio demuestra el tremendo potencial para investigación y desarrollo dentro de los movimientos de agricultores. Aunque en los últimos treinta años los agricultores promotores del Movimiento Campesino a Campesino han llevado a cabo experimentos en las fincas y han compartido sus conocimientos más allá de los linderos, esta fue la primera vez en que los agricultores colaboraron en un proyecto regional de investigación. Los participantes han expresado su deseo de establecer redes de investigación de agricultores en los ámbitos nacional y regional, para continuar su investigación agroecológica.

Impacto limitado en políticas nacionales

Un año después del estudio, las organizaciones participantes en Nicaragua se reunieron para medir el impacto de su investigación. La mayor parte de las organizaciones informaron la adopción generalizada de las prácticas agroecológicas a nivel del proyecto, por parte de agricultores convencionales que habían participado en el estudio o que habían sabido de los hallazgos. Varias ONGs habían usado con éxito el estudio para persuadir a instituciones financieras internacionales para que apoyen sus esfuerzos para una reconstrucción sostenible. Algunos participantes eran miembros de comités territoriales y usaron el estudio para argumentar a favor de la reconstrucción sostenible en el ámbito municipal. Una organización ofreció un taller sobre reconstrucción sostenible, participativa, para agencias donantes europeas, y usó el estudio como un ejemplo de las capacidades humanas en Centroamérica.

Aparentemente, esta tendencia de impacto local y territorial se ha repetido en Honduras y en Guatemala. Lamentablemente, pareciera que el estudio no tiene mucho impacto en la política nacional de reconstrucción en ninguno de los tres países. Aun cuando hay una evidente receptividad para el enfoque agroecológico por parte del gobierno de Honduras, aparentemente en Guatemala se han olvidado del huracán Mitch. Los esfuerzos oficiales para la reconstrucción en Nicaragua se han visto plagados de dificultades políticas, y el gobierno se concentra en proyectos de infraestructura a gran escala, diseñados para apoyar el turismo y las exportaciones agrícolas convencionales y no a la agroecología. Independientemente de este estudio, los esfuerzos que hacen las redes de ONGs para influir en la política nacional no han tenido mucho éxito.

Se necesita presión pública

El estudio Mitch ha puesto al descubierto un “techo político” conspicuo en el desarrollo de la agricultura ecológica. Mientras que las ONGs y el Movimiento Campesino a Campesino han sido vitales para desarrollar los aspectos técnicos y metodológicos de la agroecología en Centroamérica, se ven limitados en su habilidad para influir dentro del contexto político. Es posible que la falta de un contexto político favorable y la poca voluntad política de los gobiernos nacionales para crear uno, frene los esfuerzos de las bases para incrementar la agricultura sostenible. La siguiente tarea que confronta el desarrollo de la agricultura sostenible podría ser el trasladar los éxitos de Campesino a Campesino en el campo, y llegar a una opinión pública más amplia, necesaria para influir en los políticos.

Eric Holt-Giménez
Department of Environmental Studies
University of California at Santa Cruz, CA., 95064, Estados Unidos
eholtgim@cats.ucsc.edu

Para mayor información:
– Vecinos Mundiales. 2000. Reasons for resiliency: toward a sustainable recovery after Hurricane Mitch, junto con el vídeo, Changing course: recovery and research after Hurricane Mitch. Ambos pueden ser ordenados en línea, a través de la página Web de Vecinos Mundiales (http://www.wn.org); enviando un correo electrónico a order@wn.org; o escribiendo, visitando o enviando un fax a World Neighbors, 4127 NW 122nd Street, Oklahoma City, OK 73120, Estados Unidos; teléfono: +1 405 752-9700; fax: +1 405 752-9393. Ver también la página 30.

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