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El autor, ex-director de la fundación Max Havelaar, la primera organización de comercio justo establecida en los Países Bajos, hace uso de toda su experiencia en este movimiento para examinar su desarrollo y discutir sus fuerzas y debilidades. Argumenta que el futuro desarrollo del movimiento de comercio justo va a depender de una relación más cercana, y posiblemente más institucionalizada, entre comercio e industria, organizaciones de desarrollo, e instituciones financieras, éticas y convencionales.

El comercio justo comprende una amplia gama de ideas. La Comisión de Comercio Justo, en el Reino Unido, monitorea una competencia equitativa entre los operadores de mercado y las compañías. Aquellos que siguen su Código de Conducta y cumplen con las leyes locales de trabajo están, por definición, incluidos dentro de las prácticas de un comercio justo. En este artículo, sin embargo, se ve al comercio justo como una decisión de conciencia, para ayudar a que los pequeños productores del Tercer Mundo se conviertan en exportadores viables de su propia producción, y apoyar su proceso de aprendizaje. Comercio justo no significa necesariamente que otras formas de intercambio comercial sean injustas. Evidentemente, el comercio justo no se limita a productos ni a productores agrícolas. Todos los productores de bienes comerciables, que estén en desventaja, caen dentro de la definición del movimiento de comercio justo. En la práctica, el movimiento y las organizaciones certificadoras de comercio justo, tales como Equal Exchange en los Estados Unidos y ATJ en el Japón, trabajan principalmente con café, cacao, té, bananas, miel y azúcar. Las organizaciones comerciales alternativas de mayor antigüedad, trabajan a una escala menor y se dedican a miles de productos alimentarios y no alimentarios. En este artículo nos referiremos a pequeños productores de bienes agrícolas, que se organizan en cooperativas.

Pequeños agricultores en desventaja
Pequeño agricultor ecológico cafetalero en Jalapa, Guatemala

Foto:Bert Beekman

Los principales bienes agrícolas de comercio internacional son, con frecuencia, producidos por pequeños agricultores que no tienen título de propiedad de sus tierras. Sus predios agrícolas son pequeños, y no pueden ejercer sus derechos civiles ni económicos aún cuando éstos estén protegidos por ley. Usualmente, su acceso al mercado depende de largas cadenas de intermediarios, que los explotan. No solamente carecen de poder de negociación, sino que tampoco tienen acceso a información de los precios del mercado mundial. Es difícil que los pequeños agricultores adquieran la tecnología y las destrezas técnicas, y el costo de los servicios financieros les es, generalmente, prohibitivo. Como muchos de ellos cultivan en economías frágiles, casi de subsistencia, su opción de estrategias de sobrevivencia no es necesariamente lógica, desde el punto de vista económico y ecológico. Debido a las imperfecciones del mercado, la falta de transparencia y distorsión política, los pequeños agricultores tienden a recibir menores precios por sus productos.

Enfrentando el dilema
Hay muchas razones de por qué se deben tocar los problemas de los pequeños agricultores. En primer lugar, el mantener e impulsar la viabilidad económica de los pequeños predios frena la migración hacia ciudades superpobladas, incapaces de ofrecer alternativas de empleo. En segundo lugar, es posible que la gente llegue a explotar el mercado potencial de su área si se crea un entorno económico e institucional efectivo. Finalmente, si se apoyan las iniciativas de los agricultores, y se alienta la formación de cooperativas y asociaciones, esto les permite, colectivamente, acceder en equidad al mercado (mundial): comercio es mejor que ayuda. Últimamente, la certificación de comercio justo ha incrementado la efectividad de dichas intervenciones.
El por qué de la certificación del comercio justo
La certificación del comercio justo tiene como propósito desarrollar nichos de mercado, donde los recién llegados al mercado mundial puedan aprender los detalles de este tipo de comercio, en un entorno relativamente protegido. Al hacerlo, trata de proporcionar a las organizaciones de pequeños agricultores un acceso justo al mercado (mundial), en condiciones apropiadas para sus necesidades. El movimiento también apoya a las organizaciones de agricultores en su intento de obtener capital de trabajo y préstamos a largo plazo para inversiones, información de mercados, comunicaciones, apoyo gerencial y ayuda técnica.
Promotores del comercio justo
Durante años, organizaciones comerciales alternativas han promovido el comercio justo a través de cadenas especializadas en Tiendas Mundiales («World Shops») del Tercer Mundo. El movimiento comenzó hace unos 30 años, en Holanda, y la Organización de Comercio Justo («Fair Trade Organisation») sigue siendo una de las organizaciones más dinámicas en este campo. Hoy, se encuentran organizaciones de intercambio comercial en casi todos los países industrializados y la mayoría de ellas comparten sus bases de datos de proveedores.En la década de 1980, el movimiento se estancó. «World Shops» no pudo cumplir la demanda del mercado con proveedores del Tercer Mundo. Se tuvo que ingresar a las redes centrales de distribución lo cual ejerció una gran presión para la profesionalización de la red de «World Shops». Esto condujo a la creación de certificaciones y etiquetas de comercio justo. El primer modelo se desarrolló y probó en Holanda, bajo el nombre de «Max HaveIaar». Luego, se difundió dentro y fuera de la Unión Europea, y hoy, unos 15 países certifican y etiquetan. Algunos usan el nombre de «Max Havelaar», otros han elegidos nombres y etiquetas que reflejan su propia identidad nacional y cultural. Sin embargo, todos son miembros de Fair Trade Labelling Internacional (Certificadora Internacional de Comercio Justo).
Llegando a un estándar
Las organizaciones de certificación de comercio justo poseen sus etiquetas y definen las condiciones bajo las cuales los productores, comerciantes e industriales adquieren el derecho de usar el sello de comercio justo para su promoción comercial. Cuando se usan los sellos, se deben pagar regalías a las organizaciones certificadoras, y éstas se usan para cubrir costos operativos. Los reglamentos de comercio justo varían entre distintas organizaciones. En principio, sin embargo, hay varias condiciones fundamentales. Los productores y exportadores del Tercer Mundo tienen que estar organizados democráticamente y ejercer un efectivo control democrático sobre su administración. Sus productos deben tener estándares internacionales con relación a su calidad y cantidad, y deben ser responsables ante las organizaciones certificadoras.Los compradores e importadores que usan etiquetas de Comercio Justo, tienen que cumplir con ciertas condiciones. Éstas incluyen garantizar a sus proveedores un acceso al mercado, permitirles establecer relaciones comerciales efectivas y sostenibles, pagarles una recompensa por encima de los precios actuales del mercado, y garantizar un precio básico que cubra efectivamente la producción directa y la indirecta. Además, deben asegurar que sus proveedores tengan acceso a facilidades de crédito para que puedan financiar sus operaciones comerciales.

Por su parte, la organización certificadora debe definir y adoptar los criterios de comercio justo, hacer que se cumplan las reglas de juego y supervisarlas, mantener un registro de organizaciones productoras y compradores autorizados, y mantener un entorno que permita que el sistema funcione con efectividad. También es responsable del perfil y la defensa de la autoría y de la credibilidad pública del sello, y de la promoción de los productos certificados. Y, lo más importante es que la organización certificadora sigue siendo responsable ante el público consumidor y debe conservar su confianza. Existen normas de comercio justo para muchos bienes agrícolas importantes del Tercer Mundo, incluyendo café, cacao, té, bananas, miel y azúcar. Se están redactando normas para jugo de naranja y nueces.

Diez años de comercio justo
Para operar en el emrcado mundial, los pequeños agricultores necesitan unir fuerzas. Cooperativa de pequeños agricultores cafetaleros, en Marcala, Honduras

Foto: Bert Beekman

La certificación de comercio justo ha ayudado a hacer que los productos de comercio justo lleguen a los principales canales europeos de distribución. Las ventas de café y de bananas se han incrementado diez veces. Así, hoy los pequeños agricultores pueden vender 14.000 toneladas de café por un valor comercial de aproximadamente US$ 40 millones. En Holanda, la participación del comercio justo de café en el mercado se ha incrementado de 0,2% al 2%, y en Suiza, al 5%. Se han creado mecanismos y alianzas para lograr una cantidad sustancial de préstamos bancarios éticos, a corto y mediano plazo.

Aunque el impacto de la certificación de comercio justo se presenta como un hecho incuestionable, no se debe sobreestimar su impacto mundial. En una perspectiva global, el comercio justo no representa más que un diminuto nicho del mercado. Aunque el impacto está creciendo, los resultados se han obtenido bajo términos comerciales muy especiales y en un momento en que los precios del mercado mundial persistentemente estaban por debajo del nivel de subsistencia. En estas circunstancias, el comercio justo ofrecía una valiosa alternativa, para aquellos inscritos en el Registro de Productores con Certificación de Comercio Justo, que buscaban una salida para sus productos. Sin embargo, no todas las organizaciones usaron (o pudieron usar) esta oportunidad para desarrollar su capacidad de sobrevivir bajo las condiciones normales del mercado, de una manera efectiva. En 1994, los precios mundiales de café comenzaron a regresar a niveles `normales’, es decir, por encima de la base establecida por las organizaciones certificadoras de comercio justo. Para muchas organizaciones de agricultores, el incentivo de US$ 0.05 por libra, sobre el precio del mercado, era insuficiente, ya que la poca flexibilidad inherente al modelo del comercio justo disminuía sustancialmente los beneficios de los precios con incentivo. Un número cada vez mayor de organizaciones de agricultores que había estado operando dentro del mercado de comercio justo, tuvo serios problemas, a pesar de los precios superiores a los del mercado, pero, otros pudieron sobrevivir y comenzaron a desarrollarse en organizaciones cooperativas fuertes y respetadas, que tenían en mente las necesidades económicas y los derechos de miles de pequeños agricultores y de sus familias.

Factores críticos
Pareciera que en algunos casos, los procedimientos del comercio justo no han sido adaptados a las necesidades operativas de las organizaciones de agricultores, especialmente bajo las inestables condiciones del mercado. Además, las organizaciones certificadoras no han prestado suficiente atención al desarrollo y a la organización de los servicios de apoyo administrativo necesarios. Para el agricultor, la gerencia es también un factor crítico. La escala mínima de las operaciones necesarias para manejar un negocio de exportación va más allá del ámbito del pequeño agricultor, con frecuencia aislado. A falta de las habilidades administrativas necesarias para operar el negocio, han tenido que contratar administradores, sobre los cuales tienen poco control. Si no hay un control efectivo y si no se obliga a dar cuenta de las operaciones, la tentación de velar por intereses personales por encima de los intereses cooperativos puede ser irresistible, y eso conduce a serios problemas. De esta manera, se genera un círculo vicioso que impide a la cooperativa obtener créditos y préstamos pues ha perdido credibilidad y su responsabilidad comercial queda aún más comprometida ante la imposibilidad de realizar un adecuado control de calidad.Sin embargo, muchas organizaciones cooperativas han aprovechado con éxito las oportunidades del mercado de comercio justo, incrementando y diversificando sus negocios para beneficio de sus miembros. Factores críticos de éxito parecen ser la disponibilidad de una gerencia altamente competente y confiable, un apoyo administrativo sostenido, y la diversificación en mercados convencionales, de comercio justo y orgánicos.
Retos
Hay varios retos importantes para el mercado de comercio justo y el orgánico. Se debe desarrollar una estrategia para facilitar la combinación de criterios ecológicos y de comercio, que incorporen equidad social y responsabilidad ecológica como pie-requisitos para una producción sostenible. Se deben adaptar los criterios a las necesidades operativas y a las limitaciones de la realidad del Tercer Mundo y de los mercados internacionales. Al mismo tiempo, se deben cerrar las brechas gerencial y de información, y encontrar una solución para el recurrente problema del crédito. Es obvio que las organizaciones certificadoras, aisladamente, no pueden resolver estos enormes problemas. Se necesitan fuertes alianzas con el comercio y la industria, organizaciones de desarrollo, instituciones financieras éticas (y convencionales), universidades y consultores, para crear un sistema que funcione, y por ende, que rete a los ‘negocios de siempre’.

Bert Beekman
consultor de NovoTRADE, Begijnekade 5, NL-3512 VT Utrecht, Holanda. Teléfono: +31 30 232 1505; Fax: +31 30 23 9242
email: novotrade@wxs.nl
NovoTRADE Consult es una pequeña oficina de consultoría especializada en productos, comercio y desarrollo de empresas, y de apoyo administrativo comercial y financiero para organizaciones de pequeños agricultores del Tercer Mundo. NovoTRADE está asociado con TWIN/TWIN Trading Ltd., Reino Unido.

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