marzo 1999, Volumen 14, Número 4
Cultivando ecológicamente y comercializando con equidad

El mercado orgánico oportunidades y retos

BERNWARD GEIER | Página
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En todo el mundo, el comercio de productos orgánicos está creciendo rápida ente y se está convirtiendo en una realidad. Las tasas de crecimiento del sector muestran que los productos orgánicos, que hace algunos años solamente abastezcan a mercados pequeños, ahora han llegado a los grandes canales de distribución. Hoy, en Italia hay más de 30,000 agricultores certificados. En los países escandinavos como Suecia y Finlandia, y en Suiza, aproximadamente el 8% de la agricultura es orgánica (certificada). Austria está a la cabeza con 10% de agricultura orgánica, y en algunas provincias austriacas, como Salzburgo y Tirol, la proporción es casi 50%. Aunque algunos de los participantes del movimiento orgánico se preguntan si no nos estaremos apartando de la ruta de un ‘crecimiento natural’, saludable, no se puede negar que estamos a puertas de un boom.

Respetables analistas del mercado orgánico, como por ejemplo el Profesor Ulrich Hamm, en Alemania, han vaticinado una tasa anual de crecimiento entre el 20 y el 30%, pudiendo llegar al 50% en algunos países. El mayor comerciante orgánico del Reino Unido predice que, en los próximos 10 años, el mercado orgánico mundial va a crecer de US$ 11 billones a US$ 100 billones, con Estados Unidos, Europa y Japón encabezando el ranking. Dentro de este contexto, no pareciera un sueño el plan de Dinamarca de lograr que sus productos orgánicos alcancen el 20% del mercado interno de alimentos, a la llegada del próximo siglo.

Los agricultores del Norte y del Sur se preguntan qué pueden ganar con este crecimiento. Es obvio que las oportunidades de exportación que ofrecen los países del llamado mundo desarrollado han sido un gran estímulo para que se establezca la agricultura orgánica en muchos países. Es poco probable que, sin la presión de la demanda, la agricultura orgánica se hubiese desarrollado con tanto éxito en el hemisferio Norte. Proveer a un mercado cuya demanda es mayor que la oferta es el sueño de todo productor. Este ha sido el caso de la agricultura orgánica durante mucho tiempo y las cifras muestran que la tendencia continuará. Sin embargo, el sector también ha mostrado ser vulnerable y los precios pueden colapsar si hubiese un súbito y excepcional aumento en la oferta de algunos productos. Por eso, es vital que los productos orgánicos se comercialicen con una estrategia de metas claras. El mercado orgánico es particular, en parte porque involucra precios con incentivos; por eso requiere un esfuerzo especial. Se debe prestar atención a cumplir con los requisitos de un sistema garantizado que asegure calidad orgánica y que permita que los consumidores desarrollen, con confianza, sus preferencias por los productos orgánicos.

Estableciendo un sistema garantizado
Los primeros pilares de este sistema garantizado son los estándares, las normas y los reglamentos, oficiales o no, que definen claramente la práctica de una agricultura orgánica. Desde el inicio, el movimiento de agricultura orgánica ha sido algo más que un conjunto de ideas. Está sólidamente basado en una descripción normativa de una agricultura en armonía con la naturaleza.Los estándares, ya sean internacionales, regionales o ligados a alguna filosofía en particular, no tienen la intención de constituir un manual de prácticas para los agricultores que trabajan en el campo. Al contrario, constituyen una lectura árida. Lo que proporcionan son pautas para una producción orgánica y los medios para desarrollar un sistema agrícola ecológicamente sólido. Definen nuestros sistemas y tecnologías y nos dan enormes ventajas si logramos resolver la necesidad urgente de diferenciar agricultura orgánica de otras, «a medio camino», tales como el manejo integral de plagas para los cultivos. Los estándares no son simplemente una colección de prohibiciones que describen lo que no se permite en la agricultura orgánica. Los estándares reflejan claramente el enfoque positivo y las definiciones de agricultura orgánica, enfatizando lo que se debe hacer para cultivar orgánicamente; se hace hincapié en evitar sustitutos sintéticos químicos, que han conducido a la agricultura convencional a su actual situación de punto final.

El implementar estándares orgánicos requiere inspección. Un organismo independiente del que señale estándares y controles, debería evaluar hechos y hallazgos, y si se demuestra que los agricultores y los productos cumplen con las normas orgánicas, debería poder emitir un certificado confirmando que el producto es «orgánico certificado». Para traducir esto en un enunciado de calidad comprensible para el consumidor, se usa un logotipo o sello que funciona como marca registrada.

Un hecho real de lo orgánico, es que todavía muchas de las inspecciones y certificaciones de los productos que se hacen en el hemisferio Sur, son llevadas a cabo por instituciones del Norte. Sin embargo, en muchas partes se están haciendo esfuerzos para desarrollar sistemas regionales y nacionales que garanticen productos orgánicos. Estos sistemas no solamente reducen costos sino que dan más independencia y autocontrol a los productores orgánicos del mundo ‘en desarrollo’. IFOAM (ver p. 16) y muchas de sus organizaciones miembros apoyan activamente esta estrategia de descentralización.

Sin embargo, aún si se establecen sistemas de certificaciones regionales y nacionales, si los productos van a ser exportados a los mercados del Norte, siempre habrá necesidad de que los productores trabajen en estrecha colaboración con los programas de certificación de esos lugares. Calculo que en el mercado mundial hay unas 400 marcas orgánicas registradas. Pocos consumidores tienen una visión global de esta ‘jungla de sellos’. Es evidente la necesidad de establecer un ‘control’ y una supervisión internacional para las certificaciones orgánicas. Por eso, IFOAM ha establecido un sistema de acreditación para las instituciones certificadoras, donde, sobre la base de un reconocimiento mutuo, por ejemplo, es posible permitir convenios de licencias.

Cooperación con socios
Quiosco de bio-café en la conferencia de IFOAM, Chiapas, México

Foto:Bernward Geier

Para introducir -con éxito- un producto orgánico en el mercado de exportación, no es suficiente conocer las reglas y cumplirlas. Se necesitan socios para cuidar de asuntos tales como embarques, procesamientos, y garantía de un intercambio comercial bien organizado. Además de la información usual sobre logística de transporte, normas aduaneras, aranceles y mecanismos de precios necesarios para exportar cualquier producto, el intercambio comercial dentro del sector orgánico requiere un tipo de conocimiento especial. Éste no puede ser encontrado fácilmente en la literatura existente sobre economía y comercialización. Quizá una de las maneras más efectivas de desarrollar una comprensión sobre el trabajo del mercado orgánico es asistir a alguna de las varias ferias internacionales orgánicas. La más internacional, prominente y de lejos, la más estricta de estas ferias ‘orgánicas’ es Biofach, que se lleva a cabo en Alemania todos los años. Varias organizaciones donantes, incluyendo SIDA y GTZ, y agencias de desarrollo del Norte, han establecido programas de promoción y capacitación para promover oportunidades de exportación para productos orgánicos. Estos proyectos ya han ayudado a que los productores en los países en desarrollo ingresen al, cada vez mayor, mercado de productos orgánicos.

Retos y trampas
El mercado global de productos orgánicos fue precedido por la exportación de granos y soja de los Estados Unidos a Europa, en la década de 1960. En los últimos diez años, la cantidad de productos orgánicos comercializados fuera del área de producción, ha sido cada vez mayor. Aunque la producción en la temporada agrícola y la participación en los mercados regionales permanecen siendo importantes objetivos para la agricultura orgánica hay, sin embargo, muchas oportunidades de exportación para algunos cultivos del Sur como café, té, cacao, bananas, especias, hierbas y otros productos tropicales y subtropicales.El ‘dumping ecológico’ se está convirtiendo en práctica común, y es fuertemente rechazado por el movimiento orgánico. Hay una verdadera diferencia entre la producción que se hace manteniendo los principios holísticos del movimiento orgánico y la producción meramente comercial de productos ‘naturales, ‘biológicos’, u ‘orgánicos’, tales como monocultivos de plantas rentables. No es suficiente excluir del sector orgánico aquello que se denomina ‘dumping ecológico’ Dada la naturaleza holística de nuestro movimiento, también nos preocupamos por los aspectos sociales. Además, al unir fuerzas con el movimiento de Comercio Justo, esperamos poder confrontar seriamente el ‘dumping social’ que involucra la explotación de mano de obra barata y el trabajo de niños.
El peligro del bio-colonialismo
Esquina de un supermercado convencional en Alemania, mostrando los productos biológicos Terra Pura

Foto:Bernward Geier

El ‘bio-colonialismo’ es uno de los principales retos que confronta el movimiento orgánico. Debido a la mayor riqueza económica y `poder adquisitivo’ del Norte, muchos productos de calidad orgánica pueden llegar a estos mercados con incentivos a sus precios, y de esa manera no están al alcance de las poblaciones locales y regionales. Si se quiere que los alimentos orgánicos se hagan accesibles a más gente en el mundo, se necesita más esfuerzo y creatividad. La iniciativa SEKEM (p. 5) es un buen ejemplo de cómo se puede lograr esto. La agricultura con apoyo de la comunidad, que establece lazos directos entre productores y consumidores, llamada TEKEI en Japón y Asia (ver el Boletín de ILEIA, Vol. 10, N. 1, 1994), es una manera de salir de la trampa del bio-colonialismo. Hoy existen tiendas orgánicas en India y Malasia, mercados de productores en Brasil, y producción orgánica en los supermercados de Argentina. En muchos países del Sur también se están desarrollando sistemas de comercialización de productos orgánicos en cajas y por entrega a domicilio.Con frecuencia, los sistemas de agricultura orgánica comienzan con la producción de ‘cultivos rentables’, y poco a poco, al adquirir conocimientos sobre producción para exportación, toda la unidad agrícola se convierte en un sistema orgánico. Así, después de plantar árboles entre los cafetales para dar sombra y usar compost, se introducen métodos orgánicos para los cultivos de alimentos básicos tales como maíz y frijol.

Sobre precios y equidad
Siempre se asocia comercio con producción en el mundo en desarrollo. Sin embargo, se necesitan precios que cubran los costos reales de los agricultores en todo el mundo. Y, es aquí que el mercado orgánico tiene algo para ofrecer a todos los agricultores. Con frecuencia, la producción orgánica requiere más esfuerzo, y resulta en producciones más bajas (‘optimo’ en vez de ‘máximo’). Además, como se han dado cuenta millones de consumidores en todo el mundo, la ‘naturaleza tiene su precio’. Por eso, cada vez más consumidores están dispuestos a pagar sobreprecios, a cambio de obtener productos de calidad más alta. Para calcular los precios de los productos orgánicos hay que tener en cuenta más factores que para la determinación de precios de productos convencionales. La demanda, por ejemplo, representa un papel más significativo. Lo complejo de los aspectos involucrados hace que sea difícil para nosotros discutir cómo hallar los precios dentro del sector orgánico y establecer mecanismos para ello. Sin embargo, podemos decir que es normal encontrar precios con un incentivo del 20 al 30%; cuando se combinan con incentivos -con frecuencia mayores- por un comercio justo, los precios hacen posible que los agricultores sigan cultivando sus tierras, alimenten a sus familias, y disfruten de un verdadero desarrollo.
Comenzando un nuevo estilo de vida
Como hemos visto, el auge del desarrollo de la agricultura y comercialización orgánica que está teniendo lugar, ofrece muchas oportunidades. Pero, se presentan retos y éstos también tienen que ser enfrentados. Sin embargo, si no renunciamos a nuestros principios holísticos, podremos seguir contribuyendo al establecimiento de sistemas de producción orgánica. Y esto nos puede conducir a cambios en los patrones de estilo de vida y consumo, que lleguen más allá de los alimentos y la nutrición.

Bernward Geier
Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (FIMAO), Ökozentrum Imsbach, D-66636 Tholey-Theley, Alemania. Teléfono: +496853-5190. Fax: +49-6853-30110.
E-mail: IFOAM@TOnline.de
Página Web: http://ecoweb.dk/ifoam

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