El sistema tradicional de cultivo de roza y quema en Yucatán, México enfrenta muchos problemas debido a los cambios en el medio ambiente. Los campesinos agricultores poseen un rico vocabulario para hablar sobre estos cambios.
Un grupo de agricultores evalúa la cosecha bajo el nuevo sistema. Foto: Sabine Gundel
La península de Yucatán está situada al sudeste de México. La región se caracteriza por un clima subhúmedo con una temporada de lluvias claramente definida durante el verano (de mayo a octubre) y una estación seca durante el invierno (de noviembre a abril). El promedio anual de precipitaciones pluviales en la parte noroeste de Yucatán varía de 700 a 900 mm. Como una consecuencia, la agricultura de secano está limitada a un ciclo de cultivo por año. Los suelos son principalmente poco profundos y pedregosos con áreas de vegetación forestal baja. El sistema agrícola local, conocido como milpa, es un sistema de roza y quema, el cual aparte del suelo y la vegetación, requiere pocos insumos fuera de la mano de obra. Cada año un área nueva del bosque se roza y quema durante la estación seca y luego se convierte en una parcela de cultivo para los próximos dos o tres ciclos de cultivo. Las familias campesinas mayas de agricultores podían tradicionalmente depender del sistema milpa para proveerse de sus alimentos básicos (maíz, frijoles, calabazas, etc.). Sin embargo, el cambio de las condiciones socio-económicas y ecológicas ha dado como resultado niveles más bajos de autonomía alimentaria en las comunidades rurales. Una de las razones de ello es la decreciente productividad del sistema milpa, lo cual a su vez está estrechamente relacionado con la escasez de tierras que se dejan en barbecho. Como resultado, una vez que se quema la vegetación, no se deja el suficiente tiempo a la tierra de milpa para que otra vez sea productiva.
Cambios en el pasado
Los cambios a través de medios técnicos en el sistema milpa se limitan a la introducción de insumos externos tales como herbicidas, variedades mejoradas y, en cierta medida, fertilizantes. Como las condiciones naturales (el suelo) generalmente no permiten la mecanización, el milpa ha permanecido intensivo en la mano de obra y extensivo respecto a insumos externos. Las modificaciones en términos de estrategias de manejo, por ejemplo, la siembra de una diversidad de cultivos, o cambios en el número de ciclos de cultivo en la misma parcela de milpa, están siendo considerados como una adaptación a las cambiantes condiciones naturales y socio-económicas. Las entrevistas con campesinos de diferentes comunidades dentro de la región han señalado algunos cambios cruciales que están ocurriendo con respecto a su medio ambiente:
- La altura de la vegetación forestal ha venido disminuyendo a través de los años, y simultáneamente la intensidad del sistema de cultivo, en términos de la cantidad de años bajo siembra y de la diversidad de cultivos que se siembran, se ha reducido por necesidad. Los problemas emergentes son la creciente infestación de maleza, la mayor demanda de mano de obra y la elevación del costo de los insumos externos tales como herbicidas, los cuales se hicieron necesarios para poder hacer frente a los momentos de máximo requerimiento de mano de obra.
- La confiabilidad en las lluvias está disminuyendo. Las temporadas de lluvia se atrasan jr temporadas secas inesperadas pueden hacer fracasar la cosecha de maíz. El retraso de la siembra se considera riesgoso por la creciente probabilidad de ataques de pájaros e insectos.
- El incremento de las necesidades económicas en las familias rurales obliga a ocupar la mano de obra en actividades no agrícolas, lo que a su vez reduce su disponibilidad para el manejo del milpa.
Percepción de los agricultores
Los agricultores campesinos en el Yucatán hacen su comparación de los cambios a través del tiempo. Los cambios en la producción se observan entre las temporadas de cultivo (temporal) más que de manera espacial. Al hablar sobre cómo ha cambiado el bosque, los campesinos señalan las diferencias entre la actual situación y el tiempo en el que sus padres y sus abuelos preparaban el milpa. La información es transmitida oralmente y se la relaciona con la importancia de su práctica en el contexto local. Por ejemplo, los diferentes tipos de bosques son clasificados localmente en el lenguaje maya de acuerdo con su edad, composición de especies, etc. Una principal diferenciación se establece entre el Chee’che káax, el cual describe un bosque con una población de árboles densa, y el Pi’che káax, el cual significa literalmente «si miras dentro del bosque, puedes ver lejos». Como los sitios de bosque alto se están volviendo escasos en la región, su nombre maya, Kanaan káax, está perdiendo su importancia en el vocabulario activo de las generaciones más jóvenes. El tipo de vegetación característica que se encuentra es el Hub’che, que se relaciona a una vegetación de dos o tres años de rebrote. Existen tres etapas diferentes de vegetación baja- Hub’che, Kaba Hub’che (3-4 años de rebrote), y Kana Hub’che (4-6 años de rebrote). La siguiente etapa es llamada Yaax káax («káax» significa bosque). Por otro lado, se están creando nuevas categorías a medida que surgen nuevos tipos de vegetación o nuevas formas de tratarlos. Por ejemplo, las plantaciones de sisal abandonadas con rebrote de bosque se están convirtiendo en parcelas de milpa pues el acceso a las áreas de bosque accesibles se está viendo restringido. Por lo tanto, una nueva categoría, Xla’pach, ha sido añadida al sistema tradicional de clasificación.
Abono verde como innovación
En 1992, la Universidad Autónoma de Yucatán realizó una evaluación rural para iniciar proyectos de investigación basados en la comunidad sobre alternativas para el mejoramiento de los medios de vida de las familias y el manejo de los recursos naturales. Una de las actividades iniciales fue la introducción de dos leguminosas (Mucuna pruriens y Canvalia ensiformis) en el sistema agrícola local. La elección de estas leguminosas se basó en: las experiencias que la universidad tenía con ellas como componentes de sistemas diferentes al milpa; la disponibilidad inmediata de semillas; y sus orígenes, no exóticos para Mesoamérica. El enfoque se basó en experiencias exitosas en Mesoamérica, donde la producción del maíz fue mejorada con la integración de leguminosas dentro del sistema de cultivo a fin de restaurar la fertilidad del suelo. Este sistema innovador presenta un cambio principal en el concepto existente del mantenimiento de la fertilidad del suelo. La quema de la vegetación y la rotación entre el barbecho y el cultivo son reemplazadas por un sistema de cultivo permanente con manejo intensivo de materia orgánica.
El objetivo de la introducción de leguminosas era desarrollar junto con los campesinos un sistema apropiado que permitiese a los componentes del sistema existente ser integrados al sistema innovador. En los tres últimos años se ha facilitado un proceso participativo de adopción y adaptación para animar a los agricultores campesinos a experimentar. La integración del sistema basado en leguminosas ha llevado a una serie de cambios dentro del sistema milpa.
El abono verde juega un papel crucial en los sistemas agrícolas de bajos insumos externos y se ha informado en muchos estudios científicos alrededor del mundo sobre su impacto positivo en el mantenimiento de la fertilidad del suelo. El enfoque con respecto al abono verde ha sido a nivel de parcelas, donde se analizan los cambios en la fertilidad del suelo y el contenido de materia orgánica. En el pasado, se ha prestado poca atención a la pregunta de cómo perciben los agricultores campesinos los cambios resultantes del uso de abono verde. ¿Rastrean ellos los cambios relacionados con la calidad del suelo, o comparten con los científicos el concepto de mayor incremento en el rendimiento o en los ingresos económicos como resultado de la innovación? Dentro del contexto de Yucatán, pronto se volvió obvio el hecho de que los agricultores tenían en cuenta un enfoque más amplio para la evaluación de los cambios relacionados a la integración de leguminosas.
Monitorear y evaluar
Como se pensó que la relación entre los agricultores y los investigadores en este proceso de adopción y adaptación de tecnologías fuera un proceso interactivo, fue crucial la creación de plataformas para la comunicación e intercambio de información. La comunicación tuvo lugar a nivel del pueblo a través de reuniones grupales y entre pueblos a través de visitas de intercambio, y talleres con la participación de uno o dos investigadores de la universidad. Las reuniones grupales a nivel del pueblo, normalmente se realizaron al final de la tarde, cuando los agricultores habían terminado sus labores regulares. Las visitas de intercambio consumían más tiempo y demandaban un día completo fuera de las parcelas de cultivo. Por consiguiente, era importante considerar previamente el tiempo disponible para los participantes. En una fase inicial, los cambios pasados fueron analizados con el grupo mediante la aplicación de instrumentos, tales como líneas de tiempo combinadas con el mapeo de recursos y los calendarios de temporadas agrícolas. Durante esta fase, los participantes se familiarizaron con los instrumentos visuales para explicar los cambios y se inició un análisis de la situación. El mapeo como un instrumento visual fue adoptado fácilmente, mientras que los transectos fueron modificados por los participantes de una vista de un corte transversal de la sección, a una vista «normal», considerando el transecto como la ruta que habían recorrido. Para el análisis de los materiales visuales se incentivaron las discusiones grupales. Las fases siguientes se centraron en el desarrollo del sistema por la integración de la innovación.
La comparación de diferentes parcelas dentro de la comunidad, donde el abono verde se había incorporado, permitió obtener una imagen más amplia de diferentes estrategias de manejo durante una temporada, que por medio de la comparación tradicional de una estación a otra. El hecho de facilitar el intercambio de Visitas entre las diferentes comunidades amplió la imagen aún más. Las caminatas por los transectos en pequeños grupos a través de diferentes parcelas (sistema tradicional integrado de milpa/leguminosa) revelaron los criterios utilizados por los agricultores campesinos para rastrear los cambios que ocurrían con la integración. Las propiedades del suelo como el color, la textura, la humedad y el potencial para mantener los cultivos solicitados como los ajíes o tomates fueron identificados como aspectos importantes para los participantes. El cambio de color del suelo fue relacionado con sus tipos existentes – el de color rojo Kankab y el de color negro Box luum.
Los participantes observaron un cambio del rojo hacia un color más oscuro. La textura se experimentó a través de a) la facilidad de la siembra y el deshierbe y b) la observación de la materia orgánica que se encontraba en los suelos donde se había utilizado abono verde. El incremento de la humedad del suelo se relacionó con la aparición de plantas durante la tensión hídrica y también se detectó por la temperatura del suelo. Los suelos fríos o frescos se relacionaron con una mayor humedad, mientras que los suelos calientes se consideraron como secos. Como los agricultores, en su sistema tradicional, también usan un mosaico de diferentes cultivos de acuerdo a las diferentes condiciones del suelo, para la evaluación del suelo se aplicó la relación entre la calidad del suelo y la capacidad para el cultivo de plantas como ají y tomate, conocida como cultivos exigentes.
La diversidad de cultivos fue otro asunto importante mencionado después de finalizar las caminatas por los transectos. Se observaron diferentes grados de infestación de maleza y éstos se relacionaron con la densidad de cobertura de leguminosa existente. Los campesinos reconocieron que la sombra provista por la cobertura de la leguminosa era importante para reducir el crecimiento de la maleza. Como el principal problema causado por las malezas es el tiempo que se requiere para el deshierbe, los agricultores sostuvieron que la maleza constituye un menor problema en el nuevo sistema, pues el deshierbe resulta más fácil en un suelo suelto. Durante el tiempo de cosecha, los participantes determinaron la producción de maíz, de las parcelas individuales, y luego la compararon dentro del grupo. Un criterio para comparar el sistema nuevo con el tradicional fue el incremento de la producción; pero el tiempo de cosecha y el propósito del cultivo fueron identificados como los cambios más significativos. El sistema innovador permite una cosecha más temprana, lo que posibilita a los agricultores vender parte de sus cultivos a los miembros de otra comunidad. Se logra una cosecha más temprana a través de: a) la elección de variedades apropiadas de corto ciclo, b) una siembra más temprana, en el sistema innovador, como parte de la estrategia de diversificación del agricultor y c) un desarrollo más rápido del cultivo de maíz debido a las condiciones favorables del suelo.
Durante una serie de talleres campesino/investigador, la importancia de la introducción de leguminosas para otros componentes del sistema, resultó muy obvia. Los ejercicios de mapeo del presente sistema y de futuras perspectivas para el desarrollo del sistema, mostraron los vínculos entre la integración de leguminosas y la planificación alternativa del uso de la tierra (áreas permanentes de bosque para leña y construcción, cortinas cortaviento, etc.) así como su impacto en la cría de animales. El valor del abono verde para la alimentación de animales, fue establecido como un criterio principal para la leguminosa. Las futuras perspectivas trazadas por los grupos de agricultores se utilizaron para iniciar las reflexiones sobre los factores favorables y desfavorables que influyen en los cambios visualizados, los que luego condujeron al establecimiento de prioridades conjuntas de áreas o temas futuros en los que se deben centrar. Los aspectos sociales y de organización surgieron como limitaciones al proceso. La tenencia de tierras y los asuntos de poder se discutieron en los grupos y estos temas nos mostraron, tanto a los investigadores como a los participantes, cuánto permanece aún sin resolver en el sistema innovador.
Sabine Gündel
Universidad Autónoma de Yucatán
Facultad de Medicina Veterinaria y Zootécnica
Dpto. de Extensión y Sistemas
Apdo. Postal 116-4, 97100 Mérida, Yucatán, México
Fax: (52) 99-273852
Email: yuclon@sureste.com
Referencias
- Buckles, D. La revolución de los abonos verdes: en PASOS, N’ 5, Prácticas de Desarrollo Rural, México.
- Bunch, R. y López, G. (1995). Soil Recuperation in Central America: Sustaining Innovation after Intervention. (Recuperación de los suelos en América Central: Sostenibilidad de la innovación después de la intervención) Gatekeeper Series N, 55, IIED Londres.
- Flores, M. 1995. Why Do Farmers Go for Fertilizer Bean? (¿Por qué los agricultores usan frijoles fertilizadores?, ILEIA NEWSLETTER, marzo de 1995.