marzo 1997, Volumen 12, Número 3
Rastreando el cambio

Indicadores ambientales de los grupos sociales de base. Midiendo y monitoreando el cambio ambiental a nivel local

HELEN HAMBLY | Página
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Este artículo describe la importancia de la gente del lugar en la evaluación y el monitoreo de los cambios en su medio ambiente. Se introduce el concepto de indicadores ambientales de los grupos sociales de base mediante el uso de ejemplos del trabajo de campo del autor así como de estudios realizados por investigadores de la IDRC-supported Grassroots Indicators Network (Red de Indicadores de los grupos sociales de base apoyada por el IDRC).

Los mayores retos incluyen el encontrar un lenguaje común a los agricultores y a los científicos para discutir sobre los patrones de cambio ambiental y planificar actividades de desarrollo así como encontrar maneras para que los responsables de la elaboración de políticas se beneficien del conocimiento indígena.

En la década pasada, ha habido un compromiso cada vez mayor en involucrar a las personas que están más afectadas por la salud del agroecosistema en la evaluación del cambio ambiental. Este no es un pequeño logro considerando el grado en que la modernización y la ciencia moderna han tendido generalmente a ver a la gente del lugar, especialmente a aquéllos que viven en comunidades muy pobres en recursos, como parte del «problema del medio ambiente» y no como parte de su solución. Mientras que esas percepciones han empezado a cambiar lentamente, la continuidad, si no empeoramiento, de la severidad de los problemas ambientales requiere esfuerzos concertados de parte de los responsables de la elaboración de las políticas y de los científicos para entender cómo, a menudo, los lugareños se encuentran en mejores condiciones para evaluar el cambio ecológico y contribuir con información relevante y acciones para resolver los problemas ambientales.

Una brecha por cerrar
En años recientes, se ha dedicado una cantidad importante de trabajo al reconocimiento de la experiencia y el conocimiento acumulados de los agricultores y de otros usuarios de la tierra. Esto ha ocasionado que algunas agencias, tales como el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD) y la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) vuelvan a revisar y a formular sus métodos convencionales de estimación, planificación y evaluación. Otras organizaciones tales como el Instituto Mundial de Recursos (1991), la Unión Mundial de Conservación (IUCN) y el Instituto de Recursos Naturales (Ridgeway, 1995) han realizado intentos similares para volver a reflexionar sobre el estado convencional de los indicadores ambientales. Tanto la IUCN como la FAO han abordado el tópico «indicadores de sostenibilidad» para un manejo y una planificación ambiental mejorados. Aunque los indicadores económicos, sociales y ambientales están integrados, amplios índices no han sido capaces de recurrir a los indicadores que se derivan más específicamente de la percepción y del proceso de toma de decisiones de los lugareños.
El Centro Internacional de Investigación para el Desarrollo (IDRC, por sus siglas en inglés) ha intentado cerrar la brecha entre el conocimiento local y los indicadores mejorados para las políticas ambientales, nacionales e internacionales. El IDRC y varios de sus investigadores asociados se quejaron de que la publicación de la Agenda 21 proporcionaba a las instituciones globales un enfoque hacia un desarrollo más sostenible o benigno al medio ambiente sin los mecanismos necesarios paramedir y monitorear el avance hacia el cumplimiento de sus metas. Se quejaron de que la política y los planes de desarrollo nuevos así como sus metas y objetivos requerían de nuevos indicadores. Sin embargo, estos instrumentos tenían que ser formulados en una manera que permitiera proporcionar a los usuarios de la tierra su propio conocimiento y un compromiso con los procesos de formulación e implementación de políticas.

En 1993, varios proyectos de investigación apoyados por el IDRC estuvieron proporcionando por lo menos algo de evidencia de que la gente del lugar, que está más directamente afectada por los problemas ambientales, puede y hace evaluación del cambio para su propio bienestar así como para la salud de sus ecosistemas. Con el objetivo de identificar otros casos de ampliación de la comprensión de los estándares e indicadores ambientales, se comenzó con la iniciativa de los indicadores ambientales de los grupos sociales de base.

Indicadores ambientales de los grupos sociales de base
El conocimiento ambiental y la capacidad local para conducir el monitoreo ambiental y la medición del cambio en los ecosistemas son esenciales para el futuro de la agricultura. La agricultura sigue siendo la fuente clave para la supervivencia de millones de personas a nivel mundial. El conocimiento local de los ecosistemas rurales y la experiencia en la producción de alimentos, acumulada por los agricultores, puede informar y mejorar la ciencia agrícola moderna y las opciones tecnológicas. El conocimiento local de los patrones climáticos, su variabilidad en el espacio y en el tiempo, y su contribución a la predicción del clima es una parte indispensable de la información que usan los agricultores en las áreas comunales de Zimbabwe para sobrevivir. Mavunga (1995) ha descrito cómo los agricultores mediante la examinación del forraje para sus animales y el compartir informes de cambios en la vegetación, identifican el sobrepastoreo con el fin de crear indicadores o precauciones para la sequía. Por ejemplo, para predecir el final de la estación seca, se corta la corteza de los árboles nativos para observar la cantidad y apariencia de su savia lechosa. Si la savia se mueve rápido y es abundante, ello indica que las lluvias están por llegar. En el caso contrario, los agricultores prestan atención y economizan sus reservas de alimentos y retardan la siembra.

Algunas plantas como la striga son un indicador común de la degradación de la tierra. La mayoría de las especies indicadoras de la fertilidad del suelo son especies de plantas y animales específicas de la localidad. En Kenia occidental, los agricultores han informado sobre más de 50 especies de plantas que sirven para indicar una fertilidad del suelo pobre o en proceso de mejoramiento (Hambly, por aparecer). Muchas de estas «malezas» son examinadas manualmente por los agricultores, y en algunos casos, los agricultores muerden la hoja de una planta con el fin de «probar el suelo». Los agricultores también han informado sobre los hábitos de ciertos insectos y pájaros como indicadores importantes del cambio de la composición del suelo (particularmente la pérdida de materia orgánica) y fluctuaciones inesperadas en los regímenes de humedad, que incluyen la sequía inminente.

Cambio sostenible
Ciertamente, los sistemas de conocimiento local ofrecen alternativas para el manejo agrícola y ecológico. La ciencia y tecnología modernas pueden resolver algunos problemas, pero un cambio positivo y sostenible surgirá de los lugareños que prueben varias opciones, una o varias de las cuales pueden contribuir a solucionar los problemas ambientales locales. Este argumento está respaldado por una amplia evidencia que sugiere que algunos sistemas tradicionales de uso de la tierra pueden ser más benignos al medio ambiente que los que han sido aceptados previamente por los planificadores de desarrollo y los responsables de la elaboración de políticas.

Los sistemas tradicionales de uso de la tierra en la zona árida de Africa son particularmente relevantes para la búsqueda de intervenciones de desarrollo que tienen como fin el control de la desertificación. En el pasado, las medidas para evaluar, planificar e intervenir en medios ambientes propensos a la sequía han negado por mucho tiempo las capacidades locales para evaluar e informar sobre los cambios, a corto y mediano plazo, en estos ambientes. El resultado ha sido muy costoso en términos de gastos financieros y retraso. Tanto Kipuri (1996) como Mascarenhas (1993) manifiestan que la historia de la desertificación y la intervención en la sequía ha tenido impactos adversos en la subsistencia de las comunidades de pastores en África Oriental. El patrón de uso de los recursos de parte de los pastores se mantiene con el fin de evitar o reducir los riesgos. Las comunidades de pastores han asegurado que existen mecanismos que permiten un movimiento relativamente libre del ganado, disperso, y la separación y división de los rebaños. Contrariamente al punto de vista de que éstos son arreglos al azar, los indicadores utilizados por los pastores y los planes que realizan se usan deliberadamente para predecir ciertos fenómenos y responder a necesidades específicas. Entre las estrategias Maasai se encuentran la diversificación de los rebaños y la crianza controlada que son esenciales para el manejo de las tierras de pastoreo. El uso de indicadores tales como la observación de la vegetación, medición de la producción de leche, la condición del pelaje de los animales, la conducta de apareamiento y el color y la textura del estiércol tanto de los animales salvajes como domésticos, se usan como indicadores para modificar o adoptar una determinada estrategia de manejo de la tierra. Los obstáculos para el uso de dicho conocimiento esencial sobre el medio ambiente de las zonas áridas ha determinado una degradación más rápida y generalizada de la tierra.

Indicadores ambientales de los grupos sociales de base Término utilizado para referirse a medidas o señales de la calidad o cambio ambiental formulados por individuos, familias y comunidades, y derivan de los sistemas locales de observación, práctica y conocimiento nativo (Hambly y Onweng-Angura, 1996). Se basan en el conocimiento local acumulado del medio ambiente y se usan en la toma de decisiones a nivel local para la distribución de recursos y los procedimientos de manejo de la tierra. Dichos indicadores raramente existen de manera independiente; en cambio se usan como conjuntos de indicadores múltiples que contribuyen a un patrón o flujo de actividad que representa un fenómeno particular y que predice y estimula una decisión o acción específica. Un ejemplo común es la observación combinada de estrellas, corrientes de aire y formación de nubes de parte de los agricultores para predecir o monitorear la precipitación pluvial. Dicho diagnóstico puede ser más elaborado con indicadores del comportamiento de animales y la apariencia de ciertas plantas y pájaros que generalmente refuerzan o contradicen la apreciación inicial.

Evaluación y planificación
Lamentablemente, los esquemas convencionales para la planificación y la evaluación de la agricultura y el desarrollo rural no han sido particularmente receptivos a los indicadores del cambio ambiental conocidos y usados por los lugareños. Los planificadores recién están empezando a reconocer la significación de los indicadores ambientales de los grupos sociales de base, y los investigadores recién han empezado a considerar la incorporación de estos indicadores, ampliando la información a niveles más altos, donde éstos pueden incluirse en los conjuntos de información regional o de cuencas. Un mayor trabajo en esta área es particularmente importante dado que los indicadores ambientales de los grupos sociales de base derivan a menudo de un Contexto cultural o ecológico específico que no se pueden comparar o incorporar fácilmente. Esto no quiere decir que «la ampliación a niveles más altos» de los indicadores ambientales de los grupos sociales de base no sea posible. Por el contrario, la interpretación que la gente del lugar realiza de los informes sobre contaminación, de los informes sobre irregularidades en las migraciones de los peces o pájaros y de los defectos en el nacimiento ha tenido una gran influencia en la estimulación de la investigación científica y la elaboración de políticas. Finalmente, sin embargo, la incorporación de los indicadores ambientales de los grupos sociales de base en la evaluación del medio ambiente no depende de la capacidad del sistema de recolección de datos sino de la buena voluntad de su operador y de las demandas de sus clientes.

Desde el punto de vista del mejoramiento del desarrollo de la tecnología agrícola, la ausencia de indicadores ambientales de los grupos sociales de base en la planificación y evaluación del desarrollo agrícola ha significado la pérdida de una oportunidad para mejorar el flujo de información entre los agricultores y los científicos. A este respecto, el tema de los indicadores ambientales de los grupos sociales de base no sólo es un asunto de la investigación agrícola sino un método de conducir la investigación que puede resultar en un proceso de recolección y análisis de datos agrícolas más participativo y afín a las demandas.

Diálogo en los dos sentidos
En los diferentes proyectos representados en la Red de Indicadores de los grupos sociales de base del IDRC, los investigadores han estado de acuerdo en que los indicadores surgen sólo a través de una observación cuidadosa por parte de los investigadores y de un diálogo en ambos sentidos con los usuarios locales de la tierra.. La mayor parte de los investigadores estaría de acuerdo en que la investigación tradicional del tipo encuesta es incapaz de aclarar los indicadores conocidos o usados por la gente del lugar, y los significados y la significación asociados con estos indicadores (Hambly y Onweng-Angura, 1996). El peso que le asignan los agricultores a ciertos indicadores, por ejemplo, puede ser muy importante porque los indicadores raramente existen como signos o medidas individuales sino que más bien lo hacen en combinación con uno u otro, ellos revelan tendencias y condiciones de relevancia para el usuario de la tierra. En el distrito de Siaya, en Kenia occidental, se encontró que los agricultores en la parte sureste del distrito podían relatar por lo menos tres signos individuales del cambio climático: la apariencia de una estrella brillante pero distante en el oeste, las brisas al atardecer que vienen de la dirección del Lago Victoria y la aparición de brotes en las especies de árboles nativos, como indicadores de lluvia inminente. Basándose en esta información, los campesinos decidieron limpiar y preparar el suelo de manera que estuviese listo para la siembra. Entre los agricultores no se observaron todos estos indicadores en conjunto, ni con el mismo grado o énfasis; sin embargo, cada indicador fue fuertemente percibido como contribuidor a la misma tendencia o condición.

Indudablemente, los métodos participativos de investigación y tecnología dependen, en gran medida, de la capacidad de los investigadores y agricultores para comunicarse. Mwesigye (1996) se ha quejado de que las soluciones a los problemas ambientales se pierden cuando no existe un «lenguaje» claro o común entre los científicos y la gente a nivel de los grupos sociales de base. Los indicadores ambientales de los grupos sociales de base, reclamaba el investigador, abren una única posibilidad para que los agricultores discutan con los científicos sobre los patrones de cambio ambiental que experimentan y sobre los que pueden basar sus actividades económicas, sociales y culturales.

Sólo el principio
Se puede dudar muy poco sobre el hecho de que el futuro de la agricultura global debe involucrar un esfuerzo más determinante de parte de los científicos y los usuarios de la tierra con el fin de comprender e identificar soluciones a los apremiantes problemas ambientales. La importancia vigente de la agricultura en muchas partes del mundo requiere repensar los instrumentos convencionales utilizados para medir y monitorear el cambio ambiental. No sólo se deben cuestionar las metas y objetivos de las políticas de uso de la tierra sino que las fuentes de información usadas para desarrollar los planes para la implementación y evaluación de estas políticas también requieren atención. Quedan por contestar preguntas sobre el papel que deben desempeñar los lugareños y los investigadores en un movimiento hacia un desarrollo con más significancia ambiental. En particular, ¿cómo el conocimiento y la experiencia acumulados de los lugareños pueden alcanzar los procesos formales de evaluación o información ambiental?

Tal como se mencionó anteriormente, los aspectos de lenguaje, comunicación y metodología continuarán siendo centrales para la identificación, interpretación y uso de los indicadores ambientales de los grupos sociales de base. La especificidad ecológica y cultural de estos indicadores puede generar problemas para la incorporación y comparación de datos sobre el espacio y el tiempo. Se puede debatir sobre si estos obstáculos son más o menos difíciles de superar que otras formas de recolección y análisis de datos. Posiblemente, dichos problemas no son más insuperables que el mayor esfuerzo para un mejor uso de los datos cualitativos en la planificación y evaluación ambiental. Sin embargo, el hecho de que los indicadores ambientales de los grupos sociales de base surjan a menudo de una visión particular del mundo que no se desconecta de las dimensiones humana, natural y espiritual del uso de la tierra de la manera que lo hace la ciencia occidental, plantea un serio desafío para la investigación futura, aun cuando se le considere altamente participativo.

Tal vez, a este respecto, el tema de los indicadores ambientales de los grupos sociales de base no ofrezca tanto como una revolución en la investigación agrícola y el manejo ambiental como si un paso más allá en la evolución hacia una ciencia más humana y un desarrollo, si no sostenible, más responsable.

Helen Hambly
International Service for National Agricultural Research (ISNAR)
(Servicio Internacional para la Investigación Agrícola Nacional)
La Haya

El autor desea reconocer las contribuciones a este tópico de parte de los investigadores de la Red de Indicadores ambientales de los grupos sociales de base (GRIN, por sus siglas en inglés) y el Centro Internacional de Investigación para el Desarrollo, Ottawa, Canadá. El autor asume personalmente cualquier error que se encuentre en este documento.

Referencias

  • Kipuri, N. 1996. Pastoral Maesel Grassroots Indicators For Sustainable Resource Management (Indicadores pastorales de la capa superficial del suelo de Massai para el manejo sostenible de los recursos). En: Hambly, HV y T Onweng Angura. Grassroots indicators for desertification: experience and perspectives from Eastern and Southern Africa (Indicadores de la capa superficial del suelo para la desertificación: experiencia y perspectivas de África oriental y del sur). IDRC, Ottawa, 168 pp.
  • Mwesigye, F. 1996. Indigenous Language Use In Grassroots Environment Indicators (Uso del lenguaje indígena en los indicadores ambientales de la capa superficial del suelo). En ibid.
  • Mascarenhas, A. 1993. Ngorongoro, Perspectives In Conservatlon and Management Practicas (Ngorongoro, perspectivas en las prácticas de conservacIón y manejo). En: Rusten, P; Woien, J. The pofitics of environmental conservation (Las políticas de conservación ambiental). Trondhein SMU Report No. 6/93.
  • Ridgeway, R. 1995. Development of Desertffication Indicators for Field Level Implementation: CollaboratIon with UNDP (Desarrollo de los indicadores de desertificación para la implementación a nivel del campo). Monografía. Borrador. Natural Resources Institute, Reino Unido, 42 pp.
  • World Resources Institute. 1991. Natural Resource Management Indicators (Indicadores para el manejo de recursos naturales) WRI, Washington, DC. Estados Unidos.

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