diciembre 2019, volumen 35, Número 4
Agroforestería y agroecología: experiencias

De bosque secundario a bosque escuela. Producción de vainilla en la sierra de Tabasco, México

JOSÉ PADILLA-VEGA, ANA LILIA CASTELLANOS MÉNDEZ | Página 25-26
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Para que un cultivo con fines comerciales exista, generalmente se elimina la vegetación natural del sitio, una práctica que se ha convertido casi en una ley para la producción agrícola de algunas especies de interés comercial. Sin embargo, existen sistemas y formas de producción que ofrecen otras alternativas de conservación menos agresivas, como es el caso de la vainilla.

Floración de Vanilla planifolia. José Padilla VegaLa vainilla (Vanilla planifolia) es una especie protegida y en México se produce de tres maneras; la primera es en sistemas agroforestales con soportes de árboles como el madre de cacao (Gliricidia sepium), el árbol del coral (Erythrina spp.) o el naranjo (Citrus sinensis), entre otros; la segunda es bajo condiciones controladas en casas sombra con tutores de madera, los cuales tienen en la base contenedores con una gran cantidad de materia orgánica y, finalmente, en bosques secundarios, siendo estos los menos empleados debido a la complejidad para su manejo (Soto, 2006). Sin embargo, desde el punto de vista de integración al paisaje, son los más adecuados y también constituyen albergues para diferentes especies animales como mamíferos medianos y aves. Por lo tanto, los productores de Raíces de la Montaña ubicados en Tacotalpa, Tabasco, México, decidieron desde 2014 emprender la producción de vainilla en un bosque secundario.

Dentro del bosque secundario se han abierto caminos de dos metros de ancho para el establecimiento y manejo de la vainilla. Se establecieron 1500 plantas de V. planifolia de un metro de largo cada una, con una distancia de dos metros entre planta y planta; los soportes empleados fueron de dos tipos, el primero, G. sepium debido a que es un árbol ampliamente recomendado en la literatura (Cruz y Martínez, 2018) y el segundo fue con postes de bambú. Es importante mencionar que para la apertura de los caminos no se derribaron árboles mayores a 10 cm de diámetro de fuste, ya que la vainilla requiere de aproximadamente un 50% de sombra para su desarrollo; la distancia entre los caminos fue de seis metros.

Vanilla planifolia sobre bambú. José Padilla Vega

La vainilla, al ser de hábitos trepadores, se fue encauzando en el soporte con la finalidad de mantener una altura considerable para su observación y manipulación, es decir, no mayor a 2,5 m de altura, ya que uno de los componentes más importantes en su cultivo es la polinización y generalmente esta se hace de manera manual en los meses de abril a mayo para la región mencionada. La fertilización de las plantas de vainilla se hizo mediante el aporte de cinco kilogramos de materia orgánica cada cuatro meses durante el año; la procedencia del material era de la misma parcela, ya que en las áreas que no tenían caminos productores se dejaba la vegetación del sotobosque del sitio para después ser cortada y aplicada a la base de las plantas de vainilla en ambos tutores.

El promedio anual de crecimiento de las plantas de vainilla en el periodo 2014 a 2018 se muestra en la tabla 1, al igual que el número de yemas florares y de flores por ramillete floral. Se observó que las plantas manejadas en el soporte de bambú se desarrollaron más que las que se encontraron en G. sepium, debido al desprendimiento forzado de las raíces adventicias de la vainilla que se fijan a los tallos en crecimiento de G. sepium.

Esta manipulación de la planta causó algún tipo de estrés que ciertamente afectó el crecimiento y se comenzó a notar a partir del tercer año. Sin embargo, las tallas presentadas de las plantas de vainilla sobre ambos tutores no fueron un impedimento para el buen desarrollo fisiológico de las plantas dentro del bosque secundario, teniendo floración y fructificación de la vainilla.

Si bien el manejo de la vainilla tiene una historia bastante antigua en algunos pueblos originarios de México, para el estado de Tabasco es un cultivo de reciente establecimiento ya que la parte productora de vainilla se concentra en el Estado de Veracruz. Al ser un cultivo nuevo y de una especie de amplia popularidad, algunos medios de comunicación se interesaron e hicieron reportajes al respecto, difundiendo el desarrollo de la vainilla en el bosque secundario. Algunos interesados comenzaron a ponerse en contacto con los productores de Raíces de la Montaña y se comenzaron a impartir talleres sobre el manejo de la vainilla en ambientes diversificados. Actualmente se han atendido grupos de estudiantes universitarios y productores que buscan innovar y diversificar dentro de los cacaotales, así como, durante 2019, más de 120 técnicos del gobierno, quienes apoyan a productores del programa Sembrando Vida.

La producción de vainilla en bosques secundarios es factible y con la apertura de los caminos es más fácil el manejo de las plantas y, sobre todo, la localización de las mismas. El dosel superior de los árboles ha propiciado la sombra adecuada a las plantas y el manejo del sotobosque ha provisto los nutrientes necesarios para su correcto desarrollo. La socialización de la información y de la experiencia en el manejo del cultivo ha hecho que ahora, a pesar de las dificultades, más productores promuevan la diversificación de plantaciones y sistemas agroforestales. No obstante, esta experiencia ha permitido un diálogo de saberes que contribuye a alcanzar el desarrollo sostenible mediante la investigación-acción-producción y socialización de la información entre amigos.

Amigos son aquellos con los que compartimos y discutimos ideales, además de una jornada de trabajo.

José Padilla-Vega
Universidad Intercultural del Estado de Tabasco.
jopave@gmail.com

Ana Lilia Castellanos Méndez
Raíces de la Montaña.
alcm25@hotmail.com

Referencias

  • Cruz, J. M. F. y Martínez, M. N. (2018). El sostén de la vainilla. Desde el Herbario CICY 10. Mérida: Centro de Investigación Científica de Yucatán, A. C.
  • Soto, M. A. (2006). La vainilla: retos y perspectivas de su cultivo. Biodiversitas, 66, pp. 1-9.

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