diciembre 2017, Volumen 33, Número 4
Relación de confianza entre consumidores y agricultores

Cadenas de valor y cooperativas de consumo: claves para el posicionamiento de la agroecología

NICOLÁS FUENTES, CARLA MARCHANT, ODETTE JOHNSON | Página 12-14
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Surgido en 1987, el movimiento de cooperativas de consumo en Chile ha logrado establecer una conciencia orientada a lo local y a la relación productor/consumidor, que tiene un impacto positivo en términos de resistencia al modelo de globalización de la agroindustria internacional. Sin embargo, la articulación entre productores y consumidores enfrenta riesgos internos y externos que deben ser tomados en cuenta para fortalecer el proceso.

Para hablar de cadena de valor y procesos de comercialización es necesario recordar el postulado clásico de Adam Smith sobre la oferta y la demanda, donde los precios se autorregulan en función del aumento o disminución de una de estas, sometiendo a los productores a un constante estrés ante la inestabilidad del mercado. El régimen agroalimentario y de producción de alimentos no escapa a estas dinámicas; Hernández y Villaseñor (2014) señalan que en el sistema alimentario globalizado se están imponiendo estándares de calidad como punto central de la competencia que llevan al desplazamiento de los pequeños productores, lo que altera social y económicamente los procesos de producción y bloquea las iniciativas que buscan generar cambios en las cadenas productivas como propone la producción agroecológica mediante el incentivo a la producción ecológica y a los sistemas alimentarios justos y sostenibles o de calidad diferenciada.La estructura actual del sistema alimentario mundial es altamente vulnerable a los efectos del cambio global. Las cadenas productivas cada vez más extensas que posicionan alimentos en cualquier parte del mundo (Friedland, 2004) generan un sistema sensible a la transmisión de plagas y enfermedades por el mal manejo agrícola que realizan. Ante esta situación es necesario aumentar la calidad en las cadenas de producción mediante la aplicación de estándares de inocuidad o buscando alternativas que promuevan las cadenas productivas cortas de valor con circuitos cortos y locales.

Debido a una mayor información sobre alimentación saludable disponible públicamente, se ha generado un consumidor más exigente con la calidad de los alimentos que consume. Esto ha llevado a la reconfiguración de las relaciones sociales productor/consumidor, donde se observa una mayor valoración por el trabajo campesino. Estas exigencias de calidad no solo se aplican al sistema agroindustrial, sino que también son una tendencia creciente promovida por los movimientos que se resisten a la globalización de la producción de alimentos y exigen su producción local con arraigo territorial, de calidad saludable y ambientalmente sostenible.

Los sistemas agroalimentarios locales (Sanz, 2014) se caracterizan por presentar una diversificación productiva que apunta a la diferenciación de los sistemas agroindustriales mediante el fortalecimiento de cualidades como el origen local o la seguridad alimentaria. En estos modelos alternativos los intermediarios agroecológicos juegan un rol clave para la construcción de cadenas cortas que faciliten otros mecanismos de producción, consumo y venta, tales como las economías solidarias, el comercio justo y el cooperativismo en sus distintas manifestaciones.

La buena relación con estos intermediarios propicia que el consumidor esté más cerca del productor y conozca el origen de lo que está consumiendo. Para ello es necesario fomentar los lazos de confianza entre consumidores y agricultores, pues esto reduce el estrés de la lógica económica y pone énfasis en nuevas relaciones de consumo, donde priman los productos alimenticios sanos producidos agroecológicamente (Alonso, 2005).

Las características para que un producto campesino se integre a la cadena de valor son el formato de envasado, origen, la calidad de las materias primas y que sea natural y saludable (Sáez y otros, 2013). Para ello es clave el rol de los productores en el cumplimiento de las expectativas del consumidor.

Una forma de asociación que favorece el posicionamiento de estos productores es el cooperativismo (Roelants y otros, 2014), que se puede presentar en distintas formas. Entre ellas, las principales son las cooperativas de consumo responsable, de trabajo asociado y de producción. Las cooperativas de consumo responsable han generado una demanda de productos agrícolas saludables, frescos y de origen local que propician la confianza entre el consumidor y el productor (Papaoikonomou y Ginieis, 2015).

En Chile, el cooperativismo surge en 1887 con las cooperativas de consumo La Valparaíso y La Esmeralda, como propuesta de los movimientos obreros de la época en búsqueda de mejores condiciones de vida. A lo largo de los años, las cooperativas han evolucionado y contribuido abiertamente a la estabilización de la economía, al reducir las fallas del mercado y generar bienes y servicios en función de las necesidades de las personas, y adoptar una perspectiva de largo plazo y de distribución del ingreso más equitativa (Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, 2014).

En la actualidad se observa el creciente interés de los consumidores chilenos por jugar un rol más activo e informado en relación a la alimentación saludable. En este contexto surgen diferentes experiencias de cooperativas de consumo responsable que tienen como objetivo reunir a personas que fomentan los principios de sostenibilidad ambiental y social, para abastecerse en conjunto de productos agroecológicos de producción local para mitigar las huellas de carbono, conocer los mecanismos de producción de los alimentos, generar seguridad alimentaria y articular economías locales. Estas cooperativas se están transformando en una plataforma de intermediación entre productores agroecológicos y consumidores agroecológicos.

Consumo responsable, mecanismo potenciador de redes agroecológicas

Si bien las cooperativas nacen para abaratar costos de producción o de consumo para sus socios, a lo largo de los años han tenido una función social que busca satisfacer la demanda de mercados alternativos a la economía neoliberal. En Chile algunos ejemplos de ello son las iniciativas de la cooperativa Juntos Compremos, de Santiago; la plataforma Mi Huerto Web; el Mercado Agroecológico; la cooperativa Berenjena Feliz, de Pucón, y la cooperativa La Manzana en la ciudad de Valdivia. Todas estas iniciativas se enmarcan en el potencial que tiene la economía de comercio justo y consumo responsable para la generación de lazos de confianza entre productores y consumidores.

En la región de los Ríos, en el sur de Chile, se encuentran ejemplos de esta forma de articulación donde convergen las organizaciones que permiten que este tipo de consumo, local y agroecológico, se esté posicionando como un nicho de mercado. Ejemplos de estos actores son las organizaciones que promueven este tipo de producción de alimentos, como la Asociación Gremial Los Ríos Orgánicos, el Nodo Agroecológico Los Ríos, la Escuela Agroecológica de Lumaco o el programa de productores agroecológicos conformado por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA).

Experiencias de articulación entre productores locales y consumidores empoderados en el sur de Chile

En el análisis de una experiencia basada en el fortalecimiento de la cadena de valor agroecológica en la Región de los Ríos, Johnson (2017) identifica la necesidad de potenciar principalmente el eslabón de la producción, sobre todo cuando existe una demanda estable y organizada, como fue en el caso de estudio en que los consumidores conformaban una cooperativa.

Los principales puntos críticos identificados en el primer eslabón que limitan la consolidación de la cadena corta alimentaria y debilitan la relación productor/consumidor se muestran en el cuadro 1.

Reflexiones finales

A pesar de que el mercado de alimentos en Chile se encuentra inserto en las dinámicas globales de producción, existen instancias que promueven alternativas a este modelo. Una de estas es la asociación de consumidores y productores con enfoques agroecológicos, que permiten vislumbrar otro tipo de economías que coexisten con el modelo neoliberal. Para ello es importante que exista un ambiente local favorable para la conformación de economías sostenibles, donde haya consumidores que demanden productos agroecológicos. Es también imprescindible la presencia de productores comprometidos con la causa, ya que para que perdure el modelo es necesario que la producción agroecológica nazca desde un proceso de construcción social y no desde una demanda del mercado.

Visita a parcela con diversidad de hortalizas agroecológicas. Autores
Visita a parcela con diversidad de hortalizas agroecológicas. Autores

Nicolás Fuentes
Instituto de Ciencias Ambientales y Evolutivas, Universidad Austral de Chile.
mv.nicolasfuentes@gmail.com

Carla Marchant
Instituto de Ciencias Ambientales y Evolutivas, Universidad Austral de Chile.
carla.marchant@uach.cl

Odette Johnson
Escuela de Graduados Facultad de Ciencias Agrarias. Universidad Austral de Chile.
odettejv@gmail.com

Este trabajo forma parte de los resultados del proyecto Fondecyt 11140493, Conicyt-Chile.

Referencias

  • Hernández y Villaseñor (2014). La calidad en el sistema agroalimentario globalizado. Revista Mexicana de Sociología 76(4): 557-582.
  • Friedland (2004). Agrifood globalization and commodity systems. International Journal of Sociology of Agriculture and Food 12: 5-16. Disponible en http://ijsaf.org/archive/12/friedland.pdf
  • Johnson, Odette (2018). Implementación del enfoque agroecológico en el territorio rural de la Región de Los Ríos. Estudio de caso del proyecto “E-Commerce e innovaciones en la cadena de valor de agroecología en la Región de Los Ríos”. Tesis de maestría. Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Austral de Chile.
  • Ministerio de Economía, Fomento y Turismo (2014). El cooperativismo en Chile. Santiago.
  • Papaoikonomou, Eleni y Ginieis, Matías (2015). La relación entre productor y consumidor en sistemas alimentarios locales: análisis de sus prácticas y narrativas. Revista Internacional de Organizaciones 14: 101-121.
  • Roelants, Bruno; Hyungsik, Eum, y Terrasi, Elisa (2014). Cooperativas y empleo: un informe mundial. CICOPA y Grupo Desjardins. Disponible en http;//www.aciamericas.coop/IMG/pdf/cooperativas_y_empleo.pdf
  • Sáez, Luis; Sandoval, Sandra, y Ganga, M. Angélica (2013). Definición de la categoría “Producto Campesino” en base a preferencias de consumidores del Gran Santiago. Santiago: IDESIA 31(1): 117-127.
  • Sanz, Javier (2014). Sistemas agroalimentarios locales y multifuncionalidad. Un enfoque de investigación en alimentos,
    ciencias sociales y territorio. En El desarrollo hoy. Hacia la construcción de nuevos paradigmas. Universidad Nacional Autónoma de México, pp. 87-103.

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