abril 2017, Volumen 33, Numero 1
Las montañas en la agroecología y la alimentación

Gestión sostenible de los ecosistemas de montaña como estrategia de adaptación al cambio climático

EDITH FERNÁNDEZ-BACA | Página 23-24
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Según la FAO una décima parte de la humanidad recibe su sustento directamente de las montañas. A escala mundial uno de los mayores valores de las montañas puede consistir en ser fuente de todos los grandes ríos del mundo y de muchos menores (FAO, 2014:4).

Niño y vicuñas. EbA MontañaLos Andes tropicales contienen una diversidad única de ecosistemas y microclimas. Pero la región también es uno de los focos críticos de biodiversidad con mayor vulnerabilidad al cambio climático (Schoolmeester y otros, 2016). Las proyecciones de cambio climático para este ámbito hablan de un incremento en los eventos climáticos que ya se viene observando: las áreas húmedas se volverán aún más húmedas y las áridas más áridas, lo que ocasionará eventos intensos de precipitación y de sequía. Muchos de los impactos del cambio climático afectarán a los páramos y punas altoandinos y a los servicios que proveen porque esos ecosistemas están entre los más vulnerables a dicho cambio (Schoolmeester y otros, 2016).

En países como el Perú, considerado uno de los más vulnerables al cambio climático, las poblaciones tanto rurales como urbanas habitan en ecosistemas frágiles que las proveen de servicios básicos como agua, energía y alimentos. Las prácticas poco sostenibles de uso de los suelos, la falta de planificación territorial, la degradación de los recursos, la introducción de especies invasoras y la contaminación, entre otros factores de estrés, afectan la capacidad de los ecosistemas para recuperarse de eventos extremos y poder seguir proporcionando servicios, especialmente en un contexto de cambio climático.

Para adaptarse de manera exitosa al cambio climático, los servicios ecosistémicos que proveen las montañas deben ser reconocidos y preservados. Al reducir los factores de estrés se incrementa la capacidad de adaptación de la naturaleza y de las poblaciones que dependen de ella. Es así que el proyecto EbA Montaña (ver recuadro) apostó por la implementación del Enfoque de Adaptación basada en Ecosistemas (AbE) en el Perú, que integra el manejo sostenible, la conservación y la restauración de ecosistemas para proveer servicios que permiten a las personas adaptarse a los efectos adversos del cambio climático.

El proyecto EbA Montaña se implementó en la Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas (RPNYC), localizada en las regiones de Lima y Junín, una zona clave para la provisión de servicios hidrológicos para la agricultura, el consumo humano y la generación de energía eléctrica. Una de las comunidades seleccionadas para la implementación de medidas AbE en la RPNYC fue la comunidad de Tanta, dado el papel estratégico que tiene para la provisión de servicios hidrológicos a la cuenca media y baja. Tanta, situada a más de 4 300 m s.n.m., se localiza en la provincia de Yauyos, Lima, y es cabecera de la cuenca del río Cañete. Los escenarios futuros para esta comunidad proyectaban para 2030 un incremento del índice de escasez hídrica. Los posibles cambios en la oferta hídrica en este distrito tendrían un impacto significativo en las actividades de la comunidad misma, así como en las de las localidades ubicadas río abajo.

Vicuñas. Carlos Diaz Huertas/EbA Montaña

Dada la importancia de los servicios que provee Tanta, se seleccionaron, validaron e implementaron con la comunidad medidas que podían ayudar a gestionar y conservar el agua y los pastos. Las medidas seleccionadas fueron el manejo silvestre de vicuñas asociado a la gestión comunal de las praderas nativas a través del ordenamiento ganadero. Reservar zonas exclusivas de pastoreo para vicuñas mejoraría la calidad de los pastos que dicha especie consume y mejoraría su alimentación. De la misma manera, al ordenar el ganado doméstico en áreas de pasto más propicias para cada especie y bajo sistemas rotativos, se aseguraría una mejor provisión de pasto y una menor pérdida de cobertura vegetal. Al mejorar los pastos se mejoraría el ecosistema en general, contribuyendo de esta manera a la provisión de servicios ecosistémicos, tales como alimento para el ganado de manera directa e, indirectamente, de agua.

La AbE puede tener una fuerte base en el conocimiento local y en el tradicional. A veces solo es necesario “hacer más AbE” en ciertas prácticas para proveer un flujo sostenible de servicios. Los efectos de la aplicación de las medidas sobre los ecosistemas se verán más claramente en el mediano y largo plazo. Para que esto no se convierta en un factor que desincentive a las poblaciones a aplicarlas, es importante ligar el manejo de los ecosistemas con réditos más inmediatos que se van a ir incrementando conforme el ecosistema se vuelva más resiliente. Es así que, por ejemplo, el manejo y aprovechamiento de la vicuña, además de aportar significativamente en la protección de pastizales, pajonales y bofedales, puede ser una fuente interesante de ingresos adicionales relativamente inmediatos para la comunidad.

Finalmente, como proyecto aprendimos que para asegurar la sostenibilidad de una medida AbE y una apropiación por parte de las comunidades y que estas se “compren el pleito” a largo plazo, se deben elegir ecosistemas que provean servicios directamente relacionados con los medios de vida de la comunidad.

Edith Fernández-Baca
Veterinaria, con Maestría y Doctorado en Sociología Rural (con énfasis en sociología de la alimentación y el medioambiente, y en desarrollo comunitario) obtenidos en la Universidad Estatal de Iowa.
edith.fernandez-baca@undp.org

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