junio 2015, Volumen 31, Número 2
Agricultores y consumidores comparten intereses

Transición hacia la agroecología en el valle del Aconcagua

JEAN ARRIAGADA, ISABEL GONZÁLEZ | Página 25-26
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En la región de Valparaíso se encuentra el valle del Aconcagua, cruzado por el río del mismo nombre, uno de los más importantes de Chile central debido a las actividades agrícolas e industriales que allí se desarrollan. El programa PDT orgánico ha buscado la transición hacia la producción sostenible a partir de la organización de los productores y el establecimiento de canales de comercialización.

El Valle de Quillota (128 msnm, 32º 54’ latitud sur y 71º 16’ longitud oeste), sobre la cuenca del río Aconcagua, es amplio y fértil, rodeado por un cordón montañoso de la cordillera de la costa. Durante la primera mitad del siglo XV los incas dominaron gran parte del territorio chileno, otorgándole especial importancia a este valle dado su potencial agrícola. Este sector fue el primer centro de asentamiento importante durante la conquista española en Chile por sus buenas características naturales, la fertilidad del suelo, el clima templado mediterráneo y la extensión misma del valle.

Ángel Galarze, campesino. Isabel González
Ángel Galarze, campesino. Isabel González

Hoy en día el crecimiento económico del valle de Quillota está basado en la expansión urbana debido al creciente número de trabajadores de la industria y la minería que se han ido asentando ahí, y a que los principales rubros agrícolas ─producción de paltos en ladera y tomates bajo invernadero─ utilizan gran cantidad de pesticidas químicos y fertilizantes altamente solubles, agotando los recursos naturales y la fertilidad de los suelos.

El programa PDT orgánico

En Quillota la Universidad de Valparaíso, junto a INNOVA CORFO desarrolló durante en el período 2013-2014 el Programa de Difusión y Transferencia para la Producción de Hortalizas Orgánicas en la Provincia de Quillota (PDT orgánico), que reunió a un grupo de pequeños agricultores. El objetivo del programa fue generar el primer grupo asociativo de pequeños agricultores orgánicos de la región. Para ello el proyecto consideró capacitarlos en técnicas de producción orgánica con los objetivos de elaboración de bioinsumos y abonos orgánicos, control biológico, manejo de suelos, comercialización directa y certificación orgánica, entre otros, y posteriormente lograr su asociatividad de forma legal y con esto acceder a la certificación orgánica grupal.

El grupo de agricultores participantes en el proyecto estuvo constituido por 35 personas de entre 24 y 70 años de edad. El grupo estaba conformado por agricultores de origen campesino y otros del sector urbano con vocación de agricultor. Un pequeño porcentaje de los agricultores participantes tenían conocimientos o practicaban la agricultura limpia, pero la mayoría usaba insumos químicos comprados en casas comerciales; sin embargo, tenía la inquietud de practicar una agricultura limpia y saludable. Los rubros más frecuentes entre los agricultores eran las hortalizas al aire libre como lechuga, acelga, brócoli, coliflor, tomate, pimentón, zapallito italiano y perejil, entre otras. También había apicultores, ganaderos y productores de hierbas medicinales y frutales.

El mayor desafío del proyecto fue, sin duda, la asociatividad, ya que constituía un concepto nuevo para ellos, acostumbrados a trabajar de manera independiente, sin mucho contacto con sus pares. Para esto se realizaron reuniones con un grupo técnico asesor que guiaba a los agricultores.
Una dificultad técnica fue conseguir semillas de calidad con características limpias, pero se logró encontrar en el mercado semillas de polinización abierta no recubiertas con pesticidas. Actualmente la tendencia es hacia la autoproducción de las semillas, especializándose cada agricultor en algunas especies para luego intercambiarlas entre ellos y así solucionar la dificultad.

Resultados

Gracias al entusiasmo de los agricultores y el apoyo del equipo técnico, al finalizar el proyecto la totalidad de los agricultores trabajaba de manera agroecológica, sin aplicar fertilizantes de síntesis química, que han sido reemplazados por compost, y apoyándose también en las excelentes características del suelo del valle. Para sustituir plaguicidas y herbicidas prepararon fermentados de plantas y también comienzan a usar y elaborar insumos basados en microorganismos benéficos.
En la actualidad, la comercialización de los productos es principalmente a través de intermediarios y por medio de ferias limpias realizadas en la plaza de Quillota, con lo que los agricultores han logrado llegar directamente al consumidor, duplicando los precios de venta en comparación a las ventas a intermediarios.
El PDT orgánico constituye la primera piedra en la conversión de la agricultura del valle de Quillota hacia un horizonte más saludable, e incide también en la conciencia local ya que los productos se comercializan en ferias mensuales en el centro de la ciudad, donde las personas compran y se informan sobre los métodos productivos y los riesgos de consumir alimentos producidos mediante el uso de agroquímicos.

Testimonios de los participantes

Eugenio Urzúa, apicultor y productor de plantas aromáticas para elaboración de aceites esenciales, nos cuenta que haber participado en el proyecto fue “absolutamente positivo, todo lo que se recopiló fue de gran valor. Aprendí mucho, conceptualizando cosas que hacía de forma intuitiva, sabiendo poco”.
Ángel Galarze, agricultor con 30 años de experiencia en el cultivo de hortalizas al aire libre, entró a participar en el proyecto ya que no estaba contento con el sistema de producción basado en insumos químicos externos al predio, por lo que opina: “por salud, cada vez que usábamos los productos tóxicos, me sentía mal después de aplicar. Ya hace más de cinco años que vengo con la inquietud de entregar un producto más sano a la comunidad, con la idea de cambiar de sistema sin usar químicos, por esto fui uno de los primeros en inscribirme en el proyecto”.

Francisco Menay, campesino y agricultor de origen diaguita, productor de hortalizas, nos cuenta: “sí se ha logrado a vender a mejores precios pero a una escala muy reducida (cuando se vende directo al consumidor), por eso insisto que lo primero es tener un lugar de comercialización masiva a la comunidad, para que Quillota sea el lugar de donde salgan los productos orgánicos al país. Se debería tener la primera feria a nivel nacional de productos orgánicos o limpios”. Francisco hace referencia a la importancia de este proyecto como el primer paso para crear una masiva conciencia de alimentación, estableciendo patrones de producción y consumo no tóxicos, amigables con las personas y el medio ambiente.

Para él, “falta un centro de comercialización permanente de los productos, para convertir a Quillota en un referente nacional en agricultura orgánica y, a su vez, dar salud a sus ciudadanos. Las políticas públicas reales y eficientes para solucionar el problema del agua para los agricultores de la región es un punto fundamental para poder seguir trabajando“. Lo anterior se debe complementar con políticas públicas en los sectores agricultura, industria, minería, educación, salud y economía.
El permacultor y codirector de la Ecoescuela Vivencial Quillota en Transición, Carlos Álvarez, nos cuenta: “fue un gran aprendizaje, nunca había participado en una certificación orgánica; encontraba que era algo que jugaba casi en contra de los agricultores por lo caro que cuesta, pero aprendimos que hay varias formas de certificación y no solo se debe optar por un mercado internacional, definitivamente la experiencia sirvió”.

Reflexiones finales

Sin duda, la experiencia de este grupo de agricultores marcará un antes y un después en la forma de producción de la agricultura familiar campesina de la zona. Los agricultores se organizaron y formaron la Cooperativa campesina de producción orgánica Valle del Aconcagua (COORGANICA). Actualmente se encuentran en proceso de certificación asociativa por la entidad estatal chilena Servicio Agrícola y Ganadero (SAG). Junto con un ingeniero agrónomo asesor, estos agricultores están trabajando para consolidar un sistema de producción orgánica sostenible y un sistema de comercialización para llegar directamente al consumidor final en el valle de Quillota.

Jean Arriagada
jarriagada@centroceres.cl

Isabel González
igonzalez@centroceres.cl
Centro de innovación hortofrutícola CERES, Pontificia Universidad
Católica de Valparaíso, Chile. http://www.centroceres.cl/

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