Agricultura biodiversa en bajiales de la amazonía peruana. Estrategias tradicionales de conservación y aprovechamiento de suelos orgánicos
JAVIER LLACSA TACURI | Página 31-33 DESCARGAR REVISTA COMPLETALa conservación y el aprovechamiento de los suelos y la biodiversidad en zonas de la amazonía peruana habitadas por poblaciones nativas se sostiene en las relaciones culturales de convivencia entre ellas y sus tres espacios de vida: el bosque, el agua y la chacra. En estos espacios de vida existe una relación de interdependencia entre las comunidades humanas, las plantas cultivadas, crianzas animales y flora y fauna silvestres –incluyendo aves y peces–. Esta interdependencia se expresa en los modos de vida y las actividades de las comunidades que forman parte del bagaje cultural amazónico.
La interdependencia entre las comunidades y su entorno está asociada con las épocas del año en las que esos tres espacios de vida ofrecen alimentos y otros productos. Cuando los ríos no brindan cantidades suficientes de alimentos (peces), lo hace la chacra con los cultivos y, en los meses en los que las chacras no producen alimentos suficientes, el bosque brinda frutos y carne proveniente de la caza. En correspondencia, la comunidad nativa amazónica no ejerce presión innecesaria sobre estos espacios cuando no hay condiciones ni oferta suficiente de productos en ellos.
Esta temporalidad permite que se lleven a cabo prácticas agrícolas tradicionales que aprovechan los suelos fértiles de las orillas de los ríos y cochas. En la época seca (abril-octubre) cuando disminuyen las lluvias en los Andes y en las zonas altas de la amazonía, los ríos de la “selva baja” dejan extensas áreas cultivables en sus orillas. Se trata de las terrazas bajas inundables con suelos de origen aluvial reciente. La alta fertilidad se debe al arrastre de abundante materia orgánica constituida principalmente por hojas, ramas, tallos, raíces, frutos que vienen desde el flanco oriental de los Andes y la “selva alta”.
Esta materia orgánica se deposita en los bajiales durante los meses (noviembre-marzo) que dura la época de lluvias. Las altas temperaturas de la amazonía facilitan su descomposición y los dotan de la fertilidad apropiada para una diversidad de cultivos tropicales y especies silvestres. Después de las últimas cosechas, a mediados de octubre y principios de noviembre, los bajiales se vuelven a inundar y al siguiente año se forman de nuevo en los mismos o en otros lugares a lo largo de las fajas marginales de los ríos.
En 1982, la Oficina Nacional de Evaluación de Recursos Naturales (ONERN) estimó alrededor de tres millones de hectáreas de estas terrazas, con la mayor parte de su superficie dedicada a la producción de cultivos alimenticios. Desde entonces, sin embargo, han sido escasos los esfuerzos de las instituciones de investigación para ampliar el conocimiento sobre estas áreas (Rodríguez, 1990), principalmente con estudios sobre el uso de estos suelos, la biodiversidad cultivada y los conocimientos tradicionales desplegados.
Estos suelos son conocidos localmente como “bajiales”. La agricultura en bajiales es una práctica ancestral de las comunidades nativas de la amazonía, como los shipibo-conibos, machiguengas, yine yamis, ashaninkas y kakintes, en las regiones de Cusco y Ucayali. La agricultura tradicional en bajiales se realiza entre los meses de mayo y octubre en áreas dispersas de las fajas marginales de los ríos de la selva baja.
Conocimiento tradicional y agricultura en bajiales
Los bosques inundables o bajiales se presentan debajo de los 500 msnm, a lo largo de los ríos Urubamba, Ucayali, Marañón, Amazonas, Pastaza, Tigre, Napo y sus afluentes. Cuando el nivel de estos ríos baja extensas áreas en sus fajas marginales quedan descubiertas, con suelos de diversos tipos, predominando los arenosos con abundante materia orgánica. Durante este tiempo las comunidades despliegan un gran acervo de conocimientos tradicionales para cultivar la diversidad y variabilidad de semillas de ciclo biológico corto y tolerancia a factores climáticos extremos que permiten sembrar y cosechar justo antes que las aguas de los ríos vuelvan a inundar los bajiales.
A partir de abril, cuando también comienza la temporada de pesca en los ríos, las familias identifican las áreas dejadas descubiertas en las orillas de los ríos e inician la siembra de una gran diversidad de semillas. En la mayoría de los casos no realizan labores agrícolas previas, aunque en ocasiones deshierban para ampliar los bajiales. Cultivan frijol o chiclayo, yuca o mandioca, camote o batata, maní o cacahuete, pallar (Phaseolus lunatus), sandía y arroz entre otras especies alimenticias.
En los suelos arenosos solo utilizan un palo, abren un hoyo y colocan la semilla; después de tres meses la siguiente labor es la cosecha. No hay necesidad de ningún tipo de fertilización adicional; la materia orgánica que se ha almacenado en estos suelos durante la inundación es suficiente para estos cultivos de periodo corto. La producción es de muy buena calidad en cuanto a sabores y cantidad. Excepto el cuidado pertinente ante los conejos silvestres y los grillos, no hay más labor agrícola durante el crecimiento de los cultivos. Paralelamente cultivan sus otras parcelas, ubicadas a mayor altura y obtienen alimentos del bosque y de la pesca. Los aporques no son necesarios y tampoco son posibles por la estructura arenosa de los bajiales. De este modo, la agricultura en bajiales proporciona alimentos a las comunidades para los meses posteriores a octubre, cuando el bosque y el río dejan de proveer alimentos suficientes. La diversidad y variabilidad de las semillas cultivadas en bajiales han sido generadas por estas comunidades ancestralmente y les han permitido vivir en equilibrio con el bosque, el río y las cochas.
Tecnologías de cultivo
La respuesta ancestral a la diversidad del paisaje amazónico, a la diversidad de climas y suelos, a las plagas y enfermedades ha permitido el desarrollo de tecnologías apropiadas como siembra diversa, en “mezcla”, y de policultivos, y el uso de pequeñas parcelas, parcelas múltiples y parcelas dispersas.
La conservación de la variabilidad de estas semillas tiene un carácter dinámico, representado por su continua regeneración y provisión de semillas. Estas son prácticas tradicionales vigentes que han garantizado la conservación de la diversidad y la variabilidad de los cultivos, su vigor genético y una amplia gama de alternativas para preparar diferentes comidas.
La regeneración y provisión de semillas también ha permitido que se mantenga una permanente relación entre familias y entre comunidades a través del intercambio de semillas y productos. El intercambio de semillas es una necesidad entre las familias pues así pueden conservar semillas productivas y tolerantes a plagas y enfermedades. Así mismo, ante a los cambios del clima, es importante incorporar y adaptar nuevas variedades de período vegetativo corto.
Potencial contra presión externa sobre la agricultura en bajiales
La agricultura amazónica en bajiales, aunque poco estudiada en el Perú, tiene un gran potencial para la alimentación de las comunidades y también puede ser de importancia regional. Según informes del proyecto Co-Gestión Amazonía Perú (2014), en las comunidades nativas de la Reserva Comunal Machiguenga, la producción agrícola en bajiales representa para las familias de comunidades nativas por lo menos el 40% de su producción agrícola, importante para su seguridad alimentaria.
Como estas experiencias en las que la biodiversidad, los suelos y la cultura que los sostiene van de la mano y exponen un acervo de conocimientos tradicionales, existen otras aún vigentes en la Amazonía. Sin embargo, los monocultivos y otras formas de presión sobre los bosques amazónicos están ocasionando que su práctica disminuya y, al mismo tiempo, que las áreas deforestadas – hoy ya inmensas– aumenten. Durante la última década las áreas deforestadas en la Amazonía han llegado a las 150 000 hectáreas por año (MINAM, 2012) debido a la acción combinada de la agricultura intensiva, el monocultivo, la ganadería y los pastos, además de actividades como la construcción de carreteras, la explotación minera y de hidrocarburos, el establecimiento de hidroeléctricas, y la expansión urbana.
Las presiones culturales externas sobre las comunidades nativas han provocado también una reducción considerable del uso de los bajiales y, en consecuencia, de la biodiversidad cultivada. Recuperar estas formas tradicionales y eficientes de aprovechar estos suelos temporales, altamente orgánicos, fértiles y productivos y, junto con ellos, la gran diversidad y variabilidad de semillas cultivadas adecuadas es una alternativa cultural altamente efectiva ante las presiones que enfrenta la Amazonía.
La presente experiencia es parte del proyecto Co-Gestión Amazonía Perú, ejecutado por encargo del Ministerio Federal de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza, Obras Públicas y Seguridad Nuclear (BMUB) de Alemania, con fondos procedentes de la Iniciativa Internacional de Protección del Clima (IKI), que promueve el fortalecimiento de prácticas tradicionales que favorecen la conservación de la biodiversidad y la adaptación al cambio climático, en tres reservas comunales del Perú: El Sira, Ashaninka y Machiguenga, en coordinación con el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el estado peruano y las comunidades nativas amazónicas cogestoras de estas áreas protegidas.
Javier Llacsa TacuriCoordinador del proyecto Co-Gestión Amazonía Perú en la Reserva Comunal Machiguenga
jllacsat@yahoo.es
Referencias
- MINAM. 2012. Memoria técnica de la cuantificación de los cambios de la cobertura de bosque a no bosque por deforestación en el ámbito de la Amazonía peruana. Período 2009-2010-2011. Lima: Ministerio del Ambiente.
- ONERN. 1982. Clasificación de las tierras del Perú. Lima.
- Proyecto Co-Gestión Amazonía Perú. 2013. De “El Sira” a “Co-Gestión Amazonía Perú”. Boletín No. 1.
- Rodríguez A., F. 1990 Los suelos de las áreas inundables de la Amazonía peruana: potencial, limitaciones y estrategias para su investigación. Folia Amazónica Vol. 2. Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP).
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