septiembre 2013, Volumen 29, Número 3
Educación para el cambio

Los agricultores diagnostican la biodiversidad en sus fincas

LUIS L. VÁZQUEZ MORENO, ANTONIO FERNÁNDEZ ALMIRAL, ELIZABETH GRILLO CORRALES, JUAN CARLOS GONZALEZ ALFONSO , MARIO I. DOMÍNGUEZ DÍAZ | Página 27-29
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La reconversión de la producción agropecuaria adquiere en la actualidad una nueva connotación, pues no solo es necesaria para reducir los impactos negativos de la agricultura convencional, sino para lograr la resiliencia de los agroecosistemas y la soberanía alimentaria ante los efectos de la globalización y del cambio climático.

Estos cambios, contrarios a la agricultura convencional, requieren crear  nuevas capacidades en los agricultores, y necesitan de su participación activa en el proceso, pues son ellos quienes deben conducirlos.

Durante la reconversión de los sistemas de producción agropecuaria de convencionales a sostenibles, la biodiversidad constituye el objetivo principal, tanto la productiva como el resto que habita en el sistema, pues no se debe considerar tan solo cómo integrar y diversificar plantas y animales con fines productivos (agrobiodiversidad), sino que debe alcanzarse mayor complejidad para lograr multifunciones que aceleren la reconversión y mejora de la eficiencia de los sistemas de producción agropecuaria.

Durante estos procesos se generan muchísimas experiencias que pueden ser de gran utilidad para los interesados, como es el caso del programa de Agricultura Suburbana en Cuba, que comenzó a mediados de 2009 y constituye un buen ejemplo de reconversión de la agricultura con enfoque agroecológico para lograr soberanía, sostenibilidad y resiliencia de las ciudades del país.

Este programa está organizado mediante un mosaico de fincas de diferentes superficies alrededor de las ciudades, unas provenientes de las anteriores empresas estatales especializadas de agricultura convencional, otras de los sistemas campesinos y de nuevos agricultores que reciben en usufructo tierras ociosas del Estado. Esto significa que los  propietarios y administradores tienen diferentes percepciones en el orden tecnológico.

La experiencia ha demostrado que la reconversión de la agricultura es un proceso que implica dos transformaciones fundamentales: el rediseño y manejo de los sistemas de producción-comercialización y los cambios en la percepción de las personas involucradas. Ambas dimensiones están relacionadas, pero resulta difícil lograr los avances necesarios cuando no existen mecanismos y herramientas para integrarlas, pues los diferentes actores involucrados en el proceso actúan de acuerdo a su percepción anterior, unos con enfoque convencional y otros con el agroecológico.

Una contribución a este proceso de reconversión es la experiencia del Proyecto BioFincas: aprendizaje, diagnóstico e innovación participativos para favorecer las interacciones de la biodiversidad en fincas en transición agroecológica hacia sistemas sostenibles y resilientes, donde el aprendizaje está implícito en la realización del diagnóstico de la biodiversidad, la identificación de los elementos, diseños y manejos que demanda el sistema, así como en los procesos de innovación para lograrlos.

Los agricultores que están participando en este proyecto desde 2011, principalmente en la provincia La Habana, han aprendido a evaluar más de 60 indicadores de los siguientes componentes: diseño, integración y manejo de la biodiversidad productiva (BPr); manejo y conservación del suelo (MCS); manejo de las intervenciones sanitarias en rubros productivos (MIS); manejo y conservación del agua (MCA); diseño y manejo de la biota auxiliar (BAu) y estado de la biodiversidad asociada (BAs). Con estos resultados los agricultores determinan el Coeficiente de Biodiversidad de la Finca (CBF), valor que permite clasificarlas respecto a la complejidad de la biodiversidad en: simplificadas, poco complejas, medianamente complejas, complejas o altamente complejas. La evaluación de cada indicador ha sido de gran interés para los agricultores pues les permite identificar los diseños y prácticas que faltan en sus fincas y lograr con esta información una mayor eficiencia en su funcionamiento como sistema.

En el municipio Cotorro se concluyó recientemente la evaluación de seis fincas, donde el estado inicial de la biodiversidad muestra dos fincas medianamente complejas (CBF entre 2,1-3,0) y el resto poco complejas (CBF entre 1,1-2,0). En dichas fincas se aprecian como mejores componentes el manejo y la conservación del suelo, seguidos del agua. También resultaron interesantes los valores obtenidos en la biota asociada, que muestra valores alrededor de 2,0 en la mayoría de las fincas, lo que indica cierta tendencia hacia la autorregulación, pues en este componente se evalúan los organismos nocivos y sus reguladores naturales, entre otros elementos de la biodiversidad (tabla 1).

Con estos resultados, donde por supuesto cada componente tiene el valor que obtuvo cada uno de sus respectivos indicadores, los agricultores inmediatamente pueden determinar qué elementos, diseños y manejos faltan en su finca para alcanzar o avanzar hacia el valor óptimo (4), pues la propia guía de evaluación les ofrece las informaciones que necesitan para planificar el proceso de reconversión agroecológica.

Los impactos del proyecto en los municipios que comenzaron en 2012 aún no se expresan a plenitud. Sin embargo, se aprecian cambios interesantes que demuestran la apropiación de los resultados por los agricultores, principalmente el diseño espacial y estructural de la biodiversidad productiva y el manejo de la biodiversidad auxiliar: cerca viva, barreras vivas, otros (ver fotos de la página 29).

Varios agricultores que han participado en el proyecto, manifiestan una nueva percepción sobre la biodiversidad y están trabajando en la transformación de sus fincas, como es el caso de Rolando Martínez Dueñas, propietario del Huerto Intensivo “El Cachón” en Cojímar. Él ha sido uno de los agricultores más entusiastas en la apropiación de la metodología BioFincas, pues ha evaluado su huerto en dos ocasiones y ha entendido sus ventajas porque está necesitado de mayor resiliencia de su huerto cercano a la costa y en una zona afectada por la sequía, para lo cual está evaluando diferentes plantas arbustivas y arbóreas para determinar las que toleran más la influencia del mar. También está ensayando complejizar más los canteros donde siembra las hortalizas de hoja, para lo cual ha definido tres criterios principales: coloración del follaje, olores que emanan de las plantas y ubicación espacial de los canteros, en lo cual ya está obteniendo resultados en la reducción de la incidencia de plagas de insectos, principalmente moscas blancas, pulgones y trips.

Muy interesante es la reflexión del joven agricultor Liubar Ojeda Peña, administrador de la parcela “La basura aprovechada”, quien ha transformado un vertedero de basura en huerto. Pero, por desconocimiento, no le había prestado atención a la vegetación no cultivada, como la cerca viva perimetral, los corredores ecológicos y otros, por lo que manifestó que rápidamente va a fomentar estos ambientes en su finca y establecer barreras vivas para conectarlos con las parcelas de cultivos y afirmó: “ahora puedo evaluar mi finca cuando quiera y saber lo que me falta, pues aprendí a hacerlo”. Nuestra experiencia como investigadores y promotores de la agroecología ha sido inmensa, sobre todo por la satisfacción de lograr que los propios agricultores sean capaces de realizar el diagnóstico de los elementos de la biodiversidad, sus diseños y manejos. La educación participativa con agricultores puede ser muy exitosa si, además de aprender, ellos logran apropiarse de herramientas que les permitan la autosuficiencia en la gestión de sus sistemas de producción.

Luis L. Vázquez Moreno
Instituto de Investigaciones de Sanidad Vegetal (INISAV) La Habana, Cuba
llvazquezmoreno@yahoo.es
Antonio Fernández Almirall
Asociación Cubana de Técnicos agrícolas y Forestales (ACTAF), Provincia La Habana
tony@actaflh.co.cu
Elizabeth Grillo Corrales
Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) “Ana Betancourt”. Cojímar, La Habana
 
Juan Carlos Gonzalez Alfonso
Delegación municipal de la agricultura, Arroyo Naranjo, La Habana
 
Mario Ismael Domínguez Díaz
Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) “Ismael Reyes Zayas”. Cotorro, La Habana

Referencias

  • Altieri, M. A. y C. I. Nicholls. 2007. Biodiversidad y manejo de plagas en agroecosistemas. Perspectivas agroecológicas, 2. Junta de Andalucía. Icaria Editorial. Barcelona.
  • Nicholls, C. I. y M. A. Altieri. 2012. Modelos ecológicos y resilientes de producción agrícola para el siglo XXI. Agroecología (Murcia, España) 6: 28-37.
  • Vázquez, L. L., Y. Matienzo, J. Alfonso, M. Veitía, E. Paredes, y E. Fernández. 2012. Contribución al diseño agroecológico de sistemas de producción urbanos y suburbanos para favorecer procesos ecológicos. Revista Agricultura Orgánica (La Habana). 18 (3): 14-18.

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