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Diferentes especies de animales son criadas alrededor del mundo como parte integral de una gran variedad de sistemas: agrícolas mixtos, pastorales/agropastoriles o agroforestales. El debate sobre la ganadería en relación al cambio climático se limita generalmente a la producción de metano por parte del ganado bovino, sin tomar en cuenta su papel en el mantenimiento de la fertilidad del suelo. Hay muchas experiencias al respecto, tanto en sistemas a pequeña escala como en sistemas industrializados de crianza.

Pastores en el Mercado Key Afar, Etiopía / Foto: Autora

Hasta hace poco la ganadería –especialmente en los países en desarrollo– estuvo ausente en las discusiones sobre el cambio climático. Sin embargo, además de sufrir sus consecuencias, la ganadería también contribuye al incremento del cambio climático de manera significativa. La ganadería es una importante fuente de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y representa el 14% del total global. Este porcentaje llega a ser más alto si se incluyen aspectos relacionados como el cambio de uso que se le da a la tierra, la deforestación y el efecto de las emisiones más allá de los límites de la finca (FAO, 2009).

En un momento en que se necesita con urgencia un análisis objetivo de la ganadería, existe una tendencia preocupante a enfocar solo los impactos negativos del ganado para el ambiente. Aquellos que presentan a la ganadería como una causa principal del calentamiento global, dejan de mencionar la diferencia entre los sistemas de producción animal de altos insumos (industrial) y aquellos de bajos insumos. Como indica Carlos Seré –director del Instituto Internacional de Investigación en Ganadería en Kenia (ILRI por sus siglas en inglés)– en un artículo reciente titulado “No hay soluciones simples para el ganado y el cambio climático” (10 de noviembre de 2009): “No existen soluciones simples para problemas complejos. Las emisiones del ganado dependen en gran medida de cómo son criados y alimentados los animales. El ganado alimentado con cereales y criado intensivamente emite niveles mucho más altos de gases de invernadero que el ganado alimentado con pasto y criado en granjas familiares”.

Es importante tener en cuenta que el ganado no se maneja de una sola manera. En los países en desarrollo la mayoría de las personas que tienen ganado son pequeños agricultores que alimentan a sus animales con pasto, otros forrajes y suplementos basados en desechos de la cosecha, o son pastores que trasladan a sus animales constantemente en busca de nuevas pasturas y agua. Ambos grupos tienen pocas alternativas de subsistencia más allá de la agricultura y ganadería a pequeña escala, por lo que su huella ambiental es relativamente pequeña. Por ejemplo, en las emisiones globales de metano (Seré, 2009) solo el tres por ciento son causadas por todo el ganado y demás rumiantes de África.

La ganadería: ¿contribución a la solución?

Afortunadamente, un informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) recopiló en 2007 investigaciones científicas objetivas sobre la actividad agraria y su impacto en el cambio climático. Uno de los principales hallazgos referidos a la agricultura es la potencial mitigación del cambio climático a través de la retención de carbono en el suelo (IPCC, 2007).

Sorprendentemente, entre 2007 y 2009, esta visión no ha sido recogida por la comunidad científica ni ha sido mencionada en los principales debates sobre cambio climático. Solo en 2009 se incluyeron estos hallazgos en un informe de la FAO: “Seguridad alimentaria y mitigación en la agricultura de los países en desarrollo: opciones para la captura de sinergias” (noviembre 2009). Este informe es muy explícito sobre la necesidad de apoyar a los pequeños agricultores y a los sistemas sostenibles de producción agrícola que favorecen la retención de carbono en la tierra (Climate smart farming) y explora la potencial sinergia entre seguridad alimentaria, adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático de las prácticas agrícolas de los agricultores de pequeña escala en un determinado territorio.

Promoción institucional de la ganadería de pequeña escala

Un gran número de redes internacionales han desarrollado experiencias relevantes sobre la cría de ganado con pocos insumos durante las últimas décadas: la red LIFE, la red Endogenous Livestock Development – ELD (Desarrollo Endógeno del Ganado), Livestock4future, League for Pastoral Peoples (Liga para Pueblos Pastoriles), World Initiative of Sustainable Pastoralism – WISP (Iniciativa Mundial de Pastoralismo Sostenible), Smallholder Poultry Networks (Redes de Criadores a Pequeña Escala de Aves de Corral), las redes VSF (Veterinarios Sin Fronteras), Heifer Project International (HPI), por nombrar solo algunas. También existen importantes redes internacionales relacionadas a la agricultura en pequeña escala en general, tales como Prolinnova (Promocionando la Innovación Local), RUAF para apoyar la Agricultura Urbana, y la Red AgriCulturas, integrada por las revistas regionales LEISA y la edición global Farming Matters.

Una de las principales conclusiones es que hay necesidad de una visión más holística de la agricultura, así como de un aumento en las inversiones en este sector. La FAO no está sola en esto. En junio de 2009, Achim Steiner, el Director Ambiental del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA / UNEP), presentó el rol que debe cumplir la agricultura sostenible en la mitigación del cambio climático durante la conferencia de la Unión Europea sobre Agricultura y Cambio Climático en Bruselas. Olivier de Schutter, el relator especial sobre el Derecho a la Alimentación de la ONU, también presentó este punto de vista durante un debate de la serie El Futuro de la Agricultura y Nuestros Alimentos (Rode Hoed, Amsterdam, 10 noviembre 2009), donde enfatizó que: “La ONU reconoce ahora que fue un error apoyar solamente a las grandes empresas agrícolas. El modelo de la Revolución Verde ha producido más alimentos y más hambre al mismo tiempo. Las alternativas son silenciadas, no se les toma en serio o son ampliamente subestimadas. En realidad, la agricultura agroecológica es sumamente productiva por hectárea. Es necesario reinvertir en la agricultura a pequeña escala”.

La ganadería en una perspectiva diferente

Casi mil millones de personas sufren de subnutrición. El Informe sobre Desarrollo Mundial de 2008 enfatiza la importancia del desarrollo conducido por la agricultura para incrementar ingresos y reducir la pobreza y la inseguridad alimentaria. Esta vez, sin embargo, se enfatiza la importancia de los sistemas alimentarios locales: “Para muchas personas de los países en desarrollo el acceso a alimentos está estrechamente relacionado con su producción local” (FAO, 2009).

El informe indica que los cambios potenciales que se requieren tendrán un efecto tanto sobre la seguridad alimentaria como sobre el cambio climático. Según la FAO: “Llama la atención que, en gran medida, los cambios de uso de la tierra necesarios para mejorar la seguridad alimentaria y la adaptación, son los mismos que aquellos que generan la mitigación. Casi todas las opciones agrícola-terrestres para la mitigación son las mismas que aquellas propuestas para el manejo sostenible de la tierra y la adaptación al cambio climático”. Los cambios necesarios son aquellos mismos propuestos por la agricultura ecológica y el manejo sostenible de la tierra: mejor manejo de la tierra dedicada al cultivo, del agua, de los pastizales y el pastoreo, restauración de tierras degradadas, y manejo orgánico de suelos.

Esto pone al ganado en una perspectiva diferente. Aunque no explícitamente, en los informes de la IPCC (2007) y la FAO (2009) el ganado es presentado como parte de la solución, tanto para la adaptación al cambio climático como para la seguridad alimentaria. El sustento de millones de pequeños agricultores de los países en desarrollo depende de la crianza de diversas especies animales, ya sea en sistemas agrícolas mixtos, sistemas pastoriles o agropastoriles o sistemas agroforestales. Las estadísticas de la FAO indican que el 69% de la tierra agrícola y el 26% de toda la Tierra están cubiertas de pastos cultivados, pastizales y praderas. Ya que la mayoría de los pastizales no tienen las condiciones climáticas para ser cultivados, estas áreas pueden ser utilizadas para la ganadería.

Experiencias disponibles desde la agricultura a pequeña escala

Afortunadamente, numerosas organizaciones han apoyado a la agricultura de pequeña escala durante la última década. Existen estudios de caso apasionantes sobre la seguridad alimentaria y los cambios en el medioambiente y el clima logrados gracias a la agricultura de pequeña escala que integra cultivos, ganado y otros recursos naturales en un sistema agrícola complejo (por ejemplo, el programa “Send a Cow”, 2008: Preparándonos para el Cambio Climático – el próximo reto para los Pobres Rurales de África). También muchas tecnologías mejoradas que utilizan pocos insumos han sido desarrolladas, así como metodologías participativas que permiten un apoyo activo a los pequeños agricultores. Existe un sinnúmero de organizaciones nacionales y locales que trabajan a un nivel muy alto y tienen mucha experiencia trabajando en esta área, sin contar que institutos de investigación como el ILRI están examinando la posibilidad de una tercera vía para la producción ganadera, que se ubica en algún punto entre la producción industrial y la producción a pequeña escala.

Reduciendo el impacto de la cría industrializada de ganado

Desafortunadamente, el reciente informe de la FAO no analiza la necesidad de minimizar los efectos del cambio climático, así como tampoco las consecuencias ambientales y sociales de los sistemas industrializados de producción animal. En los países desarrollados un grupo cada vez mayor de consumidores manifiesta su preocupación sobre los efectos negativos de estos sistemas. Mientras tanto, los sistemas ganaderos que utilizan altos niveles de insumos están creciendo a una velocidad sin precedentes en los países en desarrollo, así como también en Europa central y del este. Este crecimiento ha sido apoyado por grandes empresas internacionales con gran poder económico y político, tales como la industria de fertilizantes y agroquímicos, la industria de productos transgénicos –representada por Monsanto– así como el lobby de la soya y el lobby de las industrias de derivados animales, para nombrar solo algunas. Este proceso, llamado “Revolución Ganadera”, impacta de muchas maneras a la agricultura a pequeña escala, tanto positiva como negativamente.

Crianza extensiva de bovinos en Cuba
Foto: Dorieke Goodijk

En los países industrializados y en los sectores más prósperos de las principales ciudades del mundo, comer menos carne implicaría efectivamente una dieta más saludable y contribuiría a que los alimentos consumidos tuviesen una menor huella ecológica. Además, y de manera similar a lo que ocurre en los países en desarrollo, en los países desarrollados también existen numerosos ejemplos de innovaciones técnicas y metodológicas para lograr una agricultura agroecológica. Estas tendencias posmodernas en la agricultura son la reacción a problemas planteados por la agricultura industrializada, y su objetivo es lograr un mayor cierre de los ciclos de nutrientes, reducir el uso de agroquímicos, incrementar (en términos económicos y ecológicos) la eficacia de las fincas, aumentar la fertilidad del suelo, y diversificar las actividades y los ingresos de los agricultores. Se ha desarrollado una amplia gama de iniciativas en ese sentido, tales como la comercialización de productos regionales, la integración rural-urbana, granjas terapeúticas y la conservación de la naturaleza en relación con la agricultura.

Un ejemplo notable en los Países Bajos es la reducción del impacto de la agricultura industrializada a través de la iniciativa Duurzaam Boer Blijven (Continúe Siendo un Agricultor Sostenible), la cual cuenta con la participación de ganaderos lecheros convencionales que utilizan grandes cantidades de insumos. El intercambio agricultor-agricultor sobre las maneras de incrementar el reciclaje de nutrientes (nitrógeno y fósforo) y mejorar la biodiversidad del suelo ha dado como resultado una mayor eficiencia. El monitoreo constante ha demostrado que la emisión de minerales y de gases de invernadero hacia el medioambiente se ha reducido. Gracias al aumento de la fertilidad del suelo los agricultores pudieron mantener sus ingresos mientras que el uso de concentrados y fertilizantes químicos disminuía, reduciéndose efectivamente la huella ecológica de la producción de leche (www.duurzaamboerblijven.nl).

Conclusión: construir sobre la base de la crianza sostenible

Para poder participar rápidamente en acciones que sigan los lineamentos establecidos en los más recientes informes internacionales, es necesario construir sobre la amplia gama de experiencias técnicas y metodologías que se han ido acumulando a través de las décadas tanto en los países en desarrollo como en aquellos desarrollados. No basta simplemente con continuar con los modelos rutinarios, mecanicistas y de arriba-abajo, así como con las tecnologías contaminantes. Como dijo Herman Wijffels, presidente de la organización World Connectors y profesor de la Universidad de Utrecht (Países Bajos) en una reciente conferencia en la Vrije Universiteit (19 octubre 2009): “Nuestra civilización está en vías de destruirse. Hemos desarrollado una racionalidad egocéntrica, tanto a nivel corporativo como personal, que ha resultado en la desestabilización de los ecosistemas, sistemas financieros, sistemas sociales y de la economía. En la agricultura, debemos ir más allá del progreso basado en combustibles fósiles, procesos lineales y modelos mecanicistas de arriba-abajo”.

Como se ha demostrado anteriormente, abundan ejemplos de maneras para lograr esto tanto en los países en desarrollo como en aquellos desarrollados. Los ejemplos posmodernos en los países desarrollados, tales como los Países Bajos, también pueden cumplir otro rol. Según Wijffels: “Es necesario evitar que los países en desarrollo sigan el mismo camino, con una agricultura industrializada basada en tecnologías que dependen de los combustibles fósiles, la especialización y una racionalidad acumulativa. Debemos cambiar hacia una forma de pensar y diseñar integralmente. Los países en desarrollo pueden pasar directamente a utilizar la nueva generación de tecnologías”.
Esta nueva racionalidad requiere nuevos enfoques en la educación, las políticas y los mecanismos de financiamiento.

En conclusión, y junto con Carlos Seré de ILRI, podemos decir que: “Para muchas personas, incluyendo más de mil millones que viven en absoluta pobreza y sufren de hambre crónico, la solución no es deshacerse del ganado, sino más bien el encontrar maneras para poder criarlo sosteniblemente. Estos problemas están entrelazados, nosotros debemos y podemos enfrentarlos de formas que sean tanto equitativas como eficientes”.

Katrien van’t Hooft
ETC Foundation, Netherlands
Leusden, The Netherlands
Correo electrónico: katrien.hooft@etcnl.nl

Referencias
– Bell, D., 2009. The Methane Makers. BBC noticias, 29 octubre de 2009. Disponible en: http://news.bbc.co.uk/2/low/uk_news/magazine/8329612.stm
– Goodland, Robert y Jeff Anhang, 2009. Livestock and climate change: what if the key actors in climate change are cows, pigs and chicken? Informe de Worldwatch Institute (noviembre/diciembre).
– Henning, S., Pierre Gerber, Tom Wassenaar, Vincent Castel, Mauricio Rosales y Cees de Haan, 2006. Livestock’s long shadow – environmental issues and options. FAO: Roma, Italia.
– FAO, 2009. Food Security and Agricultural Mitigation in Developing Countries: Options for Capturing Synergies. Roma, Italia.
– IPCC, 2007. Contribution to the Fourth Assessment, Report of Inter-Governmental Panel on Climate Change. Grupo de trabajo I.
– Send a Cow, 2008. Preparing to Climate Proof – the next challenge for Africa’s rural poor. The Foundation Series: ‘Passing On’ learning. www.sendacow.org.uk

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