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El papel que desempeñan los agricultores de pequeña escala en la producción de alimentos y la seguridad alimentaria es muy grande, y cada vez más personas lo reconocen ¿Cómo podemos aprovechar esto? En lugar de preguntarnos ‘cómo ampliar la escala’, lo que debemos hacer es ver cómo apoyar el proceso de innovación permanente que es la agricultura de pequeña escala.

Hace pocos años era difícil imaginar que podríamos celebrar el Año Internacional de la Agricultura Familiar, pero ahora parece que muy pronto lo haremos. Esto es solo uno de los tantos ejemplos que muestran cómo, de un tiempo a esta parte, hay cada vez más interés en la agricultura de pequeña escala y un reconocimiento cada vez mayor al papel que esta juega a nivel mundial ¿Cómo aprovechar esto para obtener aun más resultados?¿A qué nos referimos con ‘ampliar la escala’?
Como traducción directa de scaling up, al hablar de ampliar la escala nos referimos al proceso que permite llegar a un mayor número de personas. En 2001, el editorial de LEISA revista de agroecología lo definió así: “Ampliar la escala conduce a proporcionar beneficios de mayor calidad a más personas, sobre un área geográfica más amplia, con más rapidez, de manera más equitativa y duradera” (LEISA 17-3). Esta definición abarca varias ideas y sirve como un buen punto de partida. No solo estamos hablando de llegar a más personas, también hacemos referencia a beneficios sostenibles o a beneficios que continúan en el tiempo. El vínculo entre este concepto y la agricultura sostenible fue puesto de manifiesto por Jules Pretty, cuando escribió que “la sostenibilidad debe significar algo más que actividades agrícolas que son ambientalmente neutrales o positivas: implica la capacidad de que las actividades se difundan más allá de un proyecto, en espacio y tiempo” (Pretty, 1998).

El informe del Banco Mundial sobre el mantenimiento de los logros en desarrollo rural (Scaling up for increased impact of development practice, 2003) definió la ampliación de la escala como un medio –refiriéndose a la reproducción, propagación o adaptación de las técnicas, ideas, enfoques y conceptos– y, a la vez, como un fin: lograr mayor impacto. Esta diferencia nos ayuda a definir mejor nuestro punto de vista: desde que se publicó LEISA revista de agroecología por primera vez, no solo son más las personas que trabajan con los agricultores de pequeña escala o proyectos de agricultura sostenible, sino que también vemos un mayor impacto.

Pero si pensamos en un impacto aún mayor, ¿qué es lo que queremos ampliar? Esto podría ser una idea, una iniciativa o una técnica específica. Muchos artículos publicados en ediciones anteriores de esta revista han demostrado cómo es que determinadas técnicas de cultivo, como la labranza cero o los cultivos de cobertura, han sido recogidas por los agricultores y luego han sido replicadas, adoptadas y adaptadas por muchos más. La diseminación y copia de estas ideas ha contado a menudo con el apoyo activo de una organización, pero en muchos casos se ha debido solo a sus ventajas intrínsecas y a pesar de todo tipo de obstáculos. El Sistema de Intensificación de Arroz (SIA) es un claro ejemplo de esto.

Por otro lado, podemos pensar también en un proyecto. Miles de ellos están siendo aplicados por organizaciones públicas o privadas de todo el mundo. Todos ellos, por definición, son relativamente pequeños y duran por un periodo relativamente corto de tiempo; sin embargo, todos aspiran a tener un impacto amplio y duradero. La principal crítica que estos proyectos reciben es que, a pesar de los resultados positivos que muchos obtienen, la mayoría son gotas en el océano: los beneficios de estos proyectos solo llegan a un número limitado de población o de agricultores. Nuevamente, esto demuestra la importancia de pensar en una ‘ampliación’. Para ello necesitamos, por ejemplo, de una definición clara de funciones junto con una adecuada preparación y capacitación de quienes deben llevar a cabo tareas específicas, lo cual puede garantizar que ciertas actividades continuarán una vez terminado el proyecto.

Ingredientes e ideas para continuar
Con demasiada frecuencia, las posibilidades de resultados más amplios y duraderos están vinculadas a la disponibilidad de recursos. Los proyectos solo pueden continuar si tienen fondos suficientes; las ideas pueden ser replicadas y los procesos puestos en marcha, solo si los recursos necesarios están disponibles. Pero esto no es lo único, como hemos visto con el SIA. Este sistema encaja perfectamente con el contexto en el que se encuentran muchísimos agricultores y, al mismo tiempo, sus rendimientos son más elevados. De manera similar, la adopción generalizada del enfoque de Escuelas de Campo le debe mucho a su carácter innovador, especialmente cuando se compara con el enfoque tradicional de extensión centrado en la ‘transferencia de tecnología’.

Pero las características de una idea, técnica o principio deben ser cuidadosamente analizadas. En LEISA 17-1, Eric Holt-Giménez presentó los resultados vistos por el Movimiento Campesino a Campesino, preguntándose a la vez por qué, “si funciona tan bien, ¿no se ha extendido más?”. Su análisis identificó elementos adversos como una capacitación insuficiente, la incapacidad de influir en los que toman las decisiones, y los escenarios desfavorables debido a ciertos intereses económicos (como aquellos de las compañías de agroquímicos). Entonces, ¿qué podemos hacer para ampliar todas las buenas ideas, proyectos y procesos?

Podemos, por ejemplo, tratar de motivar a los demás y conseguir que se interesen en seguir nuestro ejemplo. Esto es lo que hacen muchas personas, quienes convencen a vecinos, amigos y colegas gracias a su ejemplo. De diferentes maneras, abogan directa y activamente por una causa y su mensaje efectivamente es escuchado, dando lugar a una difusión masiva y de mayor impacto. Igualmente importante resulta el tener una clara definición de roles, el énfasis en la capacitación, la disponibilidad de dinero como capital semilla, fuertes organizaciones locales y la propiedad del proceso.

Todos estos son factores internos. Más difíciles de abordar, pero igualmente importantes, son los factores externos que abarcan desde los derechos a la tierra (como tal vez la condición más importante que un agricultor requiere antes de decidirse a emprender inversiones a largo plazo) hasta los precios de la gasolina, que podrían conducir a una mayor producción de cultivos para biocombustibles, por ejemplo. Otro aspecto crucial es la presencia de una organización de apoyo (con compromiso de apoyar por largo tiempo) y la existencia de mecanismos de mercado que motiven a los agricultores a producir y ganar más. Naturalmente, los gobiernos juegan un papel muy importante. Sea mediante subsidios, impuestos o simplemente a través de la aprobación de normas y reglamentos, las autoridades políticas tienen el poder para dar forma a este entorno.

Continuamente en movimiento
La cantidad de experiencias presentadas por esta revista nos muestra, sin embargo, que necesitamos un análisis más preciso. Esta es la recomendación de Steve Sherwood, antiguo suscriptor y colaborador de esta revista. Al preguntarle qué es lo más importante cuando se busca ampliar la escala, él señaló que lo que hay que tener en cuenta es que la práctica de la agricultura en pequeña escala está continuamente en movimiento. Cualquier intento de aumentar el impacto de la agricultura sostenible o de mantener los resultados positivos en el largo plazo, debe tener este movimiento continuo como punto de partida. “Cuando se trata del crecimiento y la diversificación de una actividad, son esenciales los procesos sociales involucrados”, dice Sherwood. “El crecimiento depende de la interacción social, las relaciones emergentes, las redes, la cooptación, la colusión y la cooperación”. Todo esto conduce a un proceso continuo de aprendizaje e innovación.

Cuestiones de calidad
La diseminación mundial del enfoque de Escuelas de Campo puede ser vista como un gran éxito en términos de aumento de escala. Como un enfoque participativo donde los agricultores se reúnen, discuten y analizan los problemas y las posibles soluciones, las Escuelas de Campo llaman la atención de extensionistas y de agricultores. Su adopción en muchos países ha sido también una consecuencia directa del apoyo de organizaciones como la FAO y de la actitud decidida de algunos responsables políticos a diferentes niveles (ver: LEISA revista de agroecología, “Aprendiendo con las ECAs”; vol. 19 Nº 1 junio 2003). Pero Steve Sherwood, uno de los principales impulsores de este enfoque por muchos años, señala una erosión sistemática de la metodología de Escuelas de Campo, en referencia a muchos programas de formación que de hecho no son más que un enfoque tradicional de formación. Que existan muchas más Escuelas de Campo para agricultores no significa necesariamente que haya aumentado el impacto. “Los esfuerzos por aumentar la escala de producción tienen que prestar atención a las condiciones profesionales y de organización que determinan quién está en el asiento del conductor del desarrollo”. Esto significa que las capacitaciones deben centrarse en el interés y la motivación de los agricultores, y mantener a la vista el resultado y el impacto deseados.

Por ello, no es sorprendente ver la importancia que se da a apoyar el intercambio de ideas, con experiencias tales como redes de comunicación y el intercambio de información entre agricultores, extensionistas, formuladores de políticas y otros profesionales. Como se afirma en el mencionado informe del Banco Mundial: “Las formas en que se administran la información y el aprendizaje son críticas para ampliar los esfuerzos”. “Raíces de la Resiliencia”, el informe de 2008 del World Resources Institute, lo dice con la misma claridad: “La ampliación de la escala no ocurrirá sin una buena comunicación de las historias exitosas”.
Esto nos lleva de regreso a la pregunta con que empezamos ¿Cómo podemos aprovechar el mayor reconocimiento del cual goza actualmente la agricultura familiar a pequeña escala? ¿Cómo podemos lograr más innovaciones y mejoras en la agricultura? Los retos son el fortalecimiento de las organizaciones de agricultores, la reproducción de experiencias exitosas y el influir en las políticas y acciones gubernamentales. Naturalmente, aparte de reconocer que tenemos que ayudar a crear las condiciones para ampliar y para mantener los logros ya alcanzados, no hay una solución única, ni un enfoque universal. Concordamos con Sherwood, sobre todo si nos fijamos en nuestro propio papel cuando dice que “si aceptamos que el desarrollo opera en un mundo complejo, debemos hacer una pregunta más precisa que ‘la forma de ampliar’. Debemos preguntarnos cómo apoyar continuamente la gestión del interminable proceso de generación de conocimiento, la facilitación y la creación de redes que participan en lo que es esencialmente una actividad espontánea de los cambios socio-técnicos”. Seguir apoyando a la identificación de dificultades y oportunidades, seguir promocionando el intercambio de información, documentando y generando conocimiento: esto es precisamente lo que planeamos seguir haciendo desde esta revista.

Jorge Chávez-Tafur

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