diciembre 2006, Volumen 22, Número 3
Investigación participativa y desarrollo

Universidad, extensión y desarrollo rural: una experiencia en el valle de Jequitinhonha, Brasil

EDUARDO MAGALHÃES RIBEIRO, FLÁVIA MARIA GALIZONI, BOAVENTURA SOARES DE CASTRO | Página 12-14
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La relación entre las universidades y los agricultores familiares suele ser muy difícil. Los agricultores consideran, casi siempre con razón, que la producción científica de las universidades tiene poca utilidad directa para ellos. Esta relación tan poco fértil se ha venido discutiendo desde hace algunos años, cuando comenzaron a evidenciarse los riesgos ambientales y el carácter concentrador de tierras e ingresos del modelo de desarrollo rural derivado de la Revolución Verde.

Una buena relación entre universidades y agricultores permite acercar saberes diferentes e innovar tanto en la investigación como en las prácticas de extensión. Pero, para ello, es necesario resolver un problema central: ¿quién realiza la intermediación entre los agricultores y la universidad?, ¿quién traduce y organiza las demandas y necesidades de los agricultores? Una organización que pueda llevar a cabo una mediación eficiente en el nivel local es fundamental para el éxito de este diálogo. Desde 1998, el Centro de Agricultura Alternativa Vicente Nica, ONG que actúa en el área rural del valle de Jequitinhonha, y el Núcleo de Investigación y Apoyo a la Agricultura Familiar Justino Obers, Núcleo PPJ, un grupo de investigación y extensión de la Universidad Federal de Lavras, han desarrollado una experiencia compartida. El presente artículo es un breve relato de este aprendizaje.

El CAV y el Núcleo
El CAV es una organización formada e impulsada por agricultores familiares. Surgió de la lucha por la tierra en el alto Jequitinhonha, dirigida en parte por el legendario ambientalista y líder campesino Vicente Nica. A partir de este movimiento se creó el Sindicato de Trabajadores Rurales y de este surgió el CAV como brazo técnico de la organización campesina. Desde 1994, el CAV se dedica a la construcción de sistemas productivos sostenibles y de espacios para el comercio solidario de la agricultura familiar.

Sesión de trabajo en una de las fincas
Foto: autores

Su equipo consta de 20 técnicos que trabajan en tres áreas. La primera de ellas se dedica a los sistemas agroforestales; utiliza la vegetación para recuperar la fertilidad de los suelos y para la producción de alimentos, trabajo que realiza con 32 familias de agricultores “monitores” que mantienen unidades de demostración de sistemas agroforestales en sus propios predios. La segunda área de trabajo es el agua, con acciones para la conservación de las fuentes naturales, captación de agua de lluvia o acciones de organización y educación ambiental para el largo plazo. La tercera área de trabajo del CAV es la comercialización, para lo que desarrollan productos y espacios para la comercialización de la producción, así como el fortalecimiento de la posición de los agricultores en los mercados tradicionales como las ferias libres.

La Universidad Federal de Lavras es un centro de investigación, extensión y enseñanza, dedicado principalmente a las ciencias agrarias. El Núcleo PPJ surgió en 1998, adoptando los siguientes principios: trabajar en asociación con las organizaciones locales, compartir conocimientos, promover el intercambio entre agricultores y universidad, y formar profesionales para trabajar con la agricultura familiar. Su equipo de 20 personas incluye estudiantes de las carreras de administración, agronomía, ingeniería forestal, veterinaria e ingeniería agrícola; estudiantes de posgrado y docentes.

La integración de los equipos del CAV y el Núcleo se inició con el apoyo recibido de la Federación Nacional de Estudiantes de Administración (FENEAD), a través de un premio para el financiamiento de programas de cooperación entre organizaciones universitarias y sociedad civil. Más tarde contaron con recursos de la Universidad Solidaria y de los pequeños proyectos del Ministerio de Educación, los mismos que se obtenían a través de la participación en certámenes o convocatorias, para financiar algunas actividades. Estos apoyos fueron fundamentales para consolidar la relación y para definir las líneas de trabajo. A partir de ellos la relación se fortaleció, se crearon las metodologías de acción y se ganó experiencia en la práctica.

La dinámica de la relación
A lo largo del tiempo, el CAV y el Núcleo han alcanzado cuatro estrategias de procedimiento. Las dos organizaciones están asociadas pero son autónomas. Primero, cada una tiene su propia lógica de trabajo, por lo que una buena planeación es el mejor instrumento para definir los puntos de contacto y los objetivos comunes. Cada organización tiene una serie de actividades y sólo algunas de ellas se realizarán conjuntamente. Son esas actividades las que deben ser conciliadas en términos de objetivos, métodos y, especialmente, programas y calendarios de trabajo.

Segundo: es necesario invertir mucho en capacitación porque cada año los grupos de estudiantes son renovados, por selección, para participar en el Núcleo. La capacitación sirve, en parte, para que la ansiedad de los nuevos estudiantes por trabajar con los agricultores pueda ser moderada. Es necesario convencerlos de que no podrán aportar mucho a los agricultores si desconocen sus especificidades sociales, productivas y culturales. Al principio, son los agricultores quienes más aportan para la formación de los estudiantes en un proceso que, en son de broma, también se ha llamado de “in-tensión rural” (como antónimo de “extensión rural”): el estudiante va al campo para aprender con los agricultores y sus organizaciones.

Tercero: es necesario poner mucha atención en los ritmos propios de cada organización. La ONG suele presionar para obtener resultados prácticos rápidamente, mientras que la universidad es lenta en la elaboración de sus productos, su investigación o sus acciones de sensibilización. Por ello es necesario conocer las condiciones reales de las actividades de los socios y respetar los ritmos que puedan tener.

Cuarto: debe haber una evaluación permanente puesto que el equipo del Núcleo siempre está renovándose y el del CAV está incorporando asuntos nuevos constantemente. Además de alcanzar un balance de avances y problemas, la evaluación sirve para compartir con todos los participantes el proceso entero (en toda su duración), así como para que cada equipo exponga su interpretación de las experiencias.

Las dificultades
En la relación entre la universidad y la organización existen algunas dificultades que son realmente estructurales. Una de ellas es la falta de tiempo en la organización para sistematizar las informaciones. Las actividades demandan mucha dedicación de los técnicos, por lo que llevar a cabo el registro de informaciones precisas es muy costoso. Esto influye en el proceso de aprendizaje y lo condiciona a que se desarrolle, principalmente, mediante información oral: los técnicos guardan la información en la cabeza y la transmiten a los estudiantes durante las evaluaciones de trabajo, un proceso con poca capacidad de ser replicado. Otra dificultad es que al finalizar sus estudios después de algunos años en las actividades del Núcleo y el CAV, los estudiantes dejan de participar.

Pero entre todas las dificultades, tal vez la mayor sea el financiamiento a largo plazo. Hasta hace pocos años, sólo existían programas de financiamiento de corto plazo (seis o diez meses) para la integración de la investigación y la extensión entre universidades y organizaciones rurales. Una buena innovación en este aspecto fue introducida por el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico del Ministerio de Ciencia y Tecnología, abriendo, desde 2001, programas orientados hacia la agricultura familiar, los mismos que después de 2003 fueron mejorados para vincular aún más la investigación y la extensión en sus convocatorias a proyectos. Sin embargo, el problema está lejos de haberse resuelto pues la mayoría de las agencias de fomento apoya sólo actividades puntuales y durante plazos cortos, lo que impide que las organizaciones de la sociedad civil y las universidades tengan relaciones estables de trabajo conjunto y diversificado.

Las ventajas
Para ambas partes, sin embargo, las ventajas son mayores que las dificultades y compensan todos los problemas que hasta ahora han aparecido en el camino. Para el CAV, las ventajas están en la posibilidad de ampliar su equipo sumando un grupo de estudiantes, investigadores y extensionistas; significa recibir a los representantes de un ámbito de investigación y formación que es capaz de trabajar en sintonía con sus necesidades de trabajo. Asimismo, es la oportunidad para sistematizar las experiencias agroecológicas que están desarrollando; de apoyar con investigación aplicada los temas en los que la organización busca ampliar su trabajo, y de evaluar los programas de desarrollo que son llevados a la región. Un aspecto más de la relación que el CAV considera muy importante es la posibilidad de dar una utilidad instrumental a la investigación, es decir, que su trabajo de campo comienza a ser precedido, acompañado y seguido por investigaciones realizadas por un equipo externo.

Un agricultor mostrando su finca a los estudiantes
Foto: autores

Las ventajas para la universidad también son muy significativas, y la mayor de todas no es suya exclusivamente: es una ganancia para toda la sociedad brasileña gracias a la educación de jóvenes investigadores y extensionistas que se forman al mismo tiempo en la convivencia con las familias rurales y en las aulas universitarias. El estudiante aprende a valorar el saber local al ser desafiado por las particularidades del lugar, y valora también el conocimiento académico cada vez que es desafiado a aportar una respuesta técnica, lo que enseña a los estudiantes a seleccionar y organizar rápidamente sus conocimientos. Pero hay más ventajas: investigar durante varios años en la misma comunidad da al investigador una visión rica y compleja del medio rural; la mediación local da continuidad, asegura y agiliza las relaciones entre universidades y agricultores; la investigación enfocada en un universo delimitado crea relaciones de confianza y corresponsabilidad entre investigadores y agricultores y, sobre todo, permite al investigador comprender la dimensión social de su trabajo.

Aún hay una ventaja mayor en la ciudadanía, cuando los agricultores descubren que las universidades pueden ser útiles en la práctica, si las organizaciones sociales son capaces de influir en la elección de líneas de investigación que pueden contribuir efectivamente al desarrollo rural. Es a partir de esto que los agricultores pueden en realidad competir con las organizaciones patronales por las instituciones públicas, sus profesionales y su patrimonio tecnológico.

Importancia de la mediación
Durante ocho años de asociación entre el Núcleo y el CAV se han concluido 15 proyectos de investigación y otros están en proceso; se han hecho decenas de actividades de sensibilización, capacitación, seminarios y días de campo en comunidades y escuelas rurales, y se han escrito muchas disertaciones, monografías y artículos técnicos, pero algunos productos destacan porque surgieron de la investigación específica aplicada a las demandas locales. Uno de ellos es el programa de fuentes de agua, que resultó en actividades de conservación que permitieron a las familias disponer de más agua. Otro ejemplo es el programa de apoyo a las ferias o mercados libres.

Visto así, parece fácil encontrar el camino, pero no lo ha sido, y es necesario mostrar al lector las piedras en el camino: en la relación entre la universidad y los agricultores familiares, la mediación es fundamental. Las universidades sólo logran realizar trabajo de largo plazo con agricultores cuando existe una organización que los conoce. Ya sea ONG, sindicato, pastoral, asociación o foro, es necesario que sea permeable y capaz de facilitar el diálogo; que dé consistencia a las demandas de investigación y sepa transformarlas en productos útiles para la vida diaria.

Cuando existe una buena mediación, todo lo demás se vuelve posible. Así, con dos o tres recomendaciones fáciles de hacer, el trabajo se dispara: financiamiento de largo plazo para integrar a las universidades y las organizaciones mediadoras; bolsas para llevar a los jóvenes profesionales de investigación y extensión a las universidades y a las organizaciones de la sociedad civil, al mismo tiempo, redes para el intercambio de experiencias de universidades y organizaciones, y currículo flexible que permita a los estudiantes sustituir horas de aula por actividades de campo. Hay aquí un recorrido largo y difícil que debe ser allanado, pero hay también la certeza de que este es el camino para construir otra universidad, más útil, más campesina, más cercana de Brasil.

 

Eduardo Magalhães Ribeiro, Flávia Maria Galizoni, Boaventura Soares de Castro

Eduardo Magalhães Ribeiro
Universidad Federal de Lavras, Núcleo PPJ/UFLA
Correo electrónico: eduardomr@ufla.br

Flávia Maria Galizoni
Núcleo PPJ/UFLA
Correo electrónico: flaviagalizoni@yahoo.com.br

Boaventura Soares de Castro
Centro de Agricultura Alternativa Vicente Nica (CAV)
Correo electrónico: cavi@uai.com.br

Referencias
– Assis, T. R. de P., 2005. Agricultura familiar e gestão social: ongs, poder público e participação na construção do desenvolvimento rural. Lavras, Dissertação (MS), PPGAD/UFLA.
– Daniel, L. O., 2000. O processo decisório numa organização não-governamental: o caso do Centro de Agricultura Alternativa Vicente Nica, CAV, de Turmalina, MG. Lavras, Monografia de conclusão de curso.
– Freire, A. G., 2001. Águas do Jequitinhonha. Lavras, Dissertação (MS), PPGA/UFLA.
– Galizoni, F. M., 2000. A terra construída. S. Paulo. Dissertação (MS). FFLCH/USP.
– Ribeiro, E. M., D. P. Araújo, F. M. Galizoni, E. B. Ayres, L. H. Silvestre, C. S. Freitas, y A. L. M. Pinto, “As feiras livres do Jequitinhonha: feirantes, consumidores e comércio urbano no semi-árido mineiro.” Revista Econômica do Nordeste.

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