junio 2006, Volumen 22, Número 1
Sistematización para el cambio

Video participativo como herramienta de documentación

CHRIS LUNCH | Página 23-25
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Las iniciativas locales son, con frecuencia, documentadas y difundidas por foráneos, quienes hacen sus propias interpretaciones durante el proceso y las usan para sus propios fines. O, simplemente, no son documentadas.

El video participativo proporciona una oportunidad para que los pobladores de las áreas rurales puedan documentar sus propias experiencias y conocimientos y expresar sus necesidades y esperanzas desde su propio punto de vista. Insight, una ONG europea, fue establecida como un intento por habilitar a las comunidades y grupos de diferentes partes del mundo para llevar a cabo sus propias formas de desarrollo sostenible basado en las necesidades locales. Insight intenta hacer algo que es muy simple a la vez que obvio: poner las cámaras de video en las manos de los que saben más. No importa si son letrados o analfabetos, ricos o pobres, hombres o mujeres, viejos o jóvenes, el método visual permite que todos puedan grabar y contar su historia, y lograr que su voz sea escuchada. ¡Si una imagen vale mil palabras, un video debe valer un millón!

Todas las personas de una comunidad pueden utilizar el video para documentar y comunicar sus experiencias y puntos de vista. El video participativo es, potencialmente, un aporte importante a los mecanismos de intercambio de información existentes entre agricultores y entre comunidades, tales como el recuento de historias o los mercados locales. Los videos ya terminados pueden ser utilizados para promover la toma de conciencia y el intercambio dentro de la misma comunidad así como en otras comunidades.

¿Por qué video participativo?
El video participativo puede utilizarse para perfeccionar las habilidades de documentación y comunicación, para actividades de apoyo y para la solución de problemas, todo lo cual contribuye al empoderamiento de la comunidad. El video participativo está basado en la comunicación visual y verbal. Como tal, tiene un gran potencial para fortalecer los medios de comunicación y documentación locales que también son, ante todo, visuales y verbales. El video participativo proporciona a los agricultores una manera de comunicar sus ideas, innovaciones, teorías y decisiones, no sólo entre ellos, sino también a los investigadores académicos y a los agentes del desarrollo. Los videos producidos dan pie a una verdadera percepción de lo que se quiere comunicar, más allá de estadísticas e informes. Estos videos pueden ser mostrados a los pobladores de una comunidad, a los políticos, científicos, organismos de ayuda y a aquellos que toman las decisiones a nivel local, nacional y global. El video participativo presenta una perspectiva interna de manera amena sobre la realidad de sus creadores.

Transfiriendo el control de la cámara y del proceso / Foto: autor

Evidentemente, se necesitan equipos especiales para hacer y mostrar videos, pero en la actualidad un número cada vez mayor de ONGs y también de organizaciones comunitarias tiene acceso a estos equipos. Asimismo, los videos pueden ser copiados fácilmente a discos compactos y ser vistos usando una computadora portátil o a través de internet. De esta manera, el video participativo puede llevar las experiencias y conocimientos locales a una red global, permitiendo que todos los participantes aprendan unos de otros.

El proceso de video participativo
El proceso es, en esencia, extremadamente simple y el equipo necesario se vuelve cada día más asequible. Esta es la manera en la que funciona el proceso:

las personas de la comunidad aprenden a utilizar el equipo de video a partir de juegos y ejercicios proporcionados por facilitadores externos;
los facilitadores ayudan a los participantes a identificar y analizar temas importantes en sus comunidades por medio de la adaptación de una gama de herramientas participativas y, luego, planeando cómo mostrar esto en video;
los mensajes en video son dirigidos y grabados por los grupos locales;
el material grabado es mostrado a la comunidad a través de proyecciones diarias;
un proceso dinámico de aprendizaje, reciprocidad e intercambio conducido por la comunidad se pone en marcha, y
los videos ya terminados se utilizan para la comunicación con y entre muchas personas y organizaciones diferentes.

El documental de Babakuly

Babakuly quería hacer un video corto con sus vecinos, amigos y familiares para explorar los beneficios del uso de invernaderos en la producción de pequeñas parcelas familiares. Comenzó su video entrevistando a su tío, que fue la primera persona en construir un invernadero en la región (30 años atrás) y es ahora un exitoso productor de rosas y flores cortadas para el mercado local. El tío explicó la importancia de compartir experiencias puesto que hay tanto por aprender. Babakuly organizó luego la grabación de una discusión entre él y un vecino, en la que calculan que una quinta parte del ingreso anual por la venta de productos de invernadero (cuyo precio es cinco veces más alto que el de las verduras de estación) puede cubrir todos los costos asociados. Babakuly concluyó su video explicando que, a pesar de los beneficios económicos obvios, muchos agricultores no pueden usar invernaderos ya sea por falta de conocimientos o por carecer de fondos para comprar los materiales necesarios para su construcción. Sugirió que los videos producidos localmente pueden ser utilizados para transmitir información a los agricultores y que se deberían poner a disposición de ellos pequeños préstamos a corto plazo para ayudarlos a comenzar.

Un ejemplo de Turkmenistán
Un ejemplo reciente del uso de video participativo es el proyecto que Insight llevó a cabo en Turkmenistán, Asia Central, en colaboración con el programa Tacis de la Unión Europea. Entre 2001 y 2003, Tacis estableció cinco asociaciones de agricultores voluntarios. El propósito de las actividades fue ayudar a fortalecer a estas nuevas organizaciones comunitarias. El enfoque consistió en capacitar a miembros de dos de las asociaciones para que comunicaran lo que involucra establecer una asociación de este tipo y cuáles consideran que son sus beneficios. Al explicar claramente los propósitos y objetivos de las asociaciones de agricultores a los encargados de establecer políticas a nivel local y nacional, a los investigadores y a los donantes internacionales, se promocionó la idea de la innovación conducida por los agricultores y se consiguió apoyo para el concepto de asociaciones de agricultores voluntarios. Este proceso también ayudó a las comunidades rurales a identificar los retos y las oportunidades de desarrollo y a explorar ideas para el futuro.

Uno de los principales problemas identificados por los agricultores fue que muchos de ellos sabían poco acerca de la agricultura familiar. Durante 70 años prevaleció un sistema centralizado de agricultura estatal, en el que las tareas de cada persona estaban muy especializadas. Tras el colapso de la Unión Soviética en 1991 y la gradual liquidación de las granjas estatales, hoy los agricultores alquilan tierras del estado y son responsables de todos los aspectos del proceso agrícola, desde la reparación de los sistemas de riego hasta el cultivo, la cosecha y la venta de los productos en un flamante mercado libre. La gente del pueblo manifestó la necesidad de aprender de los agricultores locales más experimentados y de redescubrir los métodos tradicionales para conservar el agua, almacenar los productos o secar la fruta. Estos conocimientos tradicionales aún existen, pero están en manos de un número reducido de personas. En los pueblos también existen algunas personas que durante el período soviético recibieron un buen entrenamiento en un área específica y que ahora aplican estos conocimientos en sus propias parcelas. Los miembros de las asociaciones de agricultores voluntarios se dieron cuenta rápidamente del potencial del video para registrar y difundir más ampliamente los diversos tipos de conocimiento y para brindar a los agricultores menos experimentados la oportunidad de aprender de los “expertos” del pueblo: innovadores y conservadores del conocimiento tradicional.

Poco después, ya estaban planificando y grabando sus propios videos cortos de capacitación, mostrando herramientas que habían desarrollado, explicando cómo se fabricaban y dando consejos e información sobre cómo cuidar ciertas plantas, entre otros temas. También decidieron hacer un video con un viejo del pueblo reconocido como innovador y especialista en el cultivo de flores para el mercado (ver recuadro). Durante el proceso de realización de estos videos cortos, las grabaciones se presentaron regularmente ante la comunidad en sesiones de proyección organizadas para el final de la tarde. Los agricultores, orgullosos de verse a sí mismos y a sus vecinos en los videos, sentían que sus conocimientos y experiencias estaban siendo reconocidos y valorados. Estas sesiones comunitarias de proyección también generaron un intercambio local de ideas y experiencias, alentando a otros a involucrarse en el proyecto de video participativo.

Trabajando con mujeres
En Turkmenistán, como en muchos otros países, es con frecuencia un reto incluir a las mujeres en el proceso de investigación para la acción comunitaria. El equipo facilitador del proceso de video participativo incluyó a una mujer entre sus aprendices. En su opinión sobre la experiencia, ella indicó que los métodos de video participativo posibilitaban obtener resultados en situaciones donde otros métodos de evaluación rural participativa habían fallado. Dio como ejemplo el primer taller al que las mujeres del pueblo habían asistido: “Las mujeres no querían dibujar nada ni discutir ninguno de los problemas. Nos dijeron que estaban muy ocupadas y que querían irse a casa. Entonces, comenzamos a usar herramientas de video participativo y se mostraron muy entusiastas. Hicimos el ‘juego de nombres’, en el que cada persona tiene la oportunidad de entrevistar, grabar y hablar ante cámara. Cuando nos reunimos para ver las grabaciones, las encontraron divertidas y se sintieron orgullosas de lo que habían logrado. Esto realmente rompió el hielo y las hizo sentirse más seguras e interesadas en nuestro proyecto. Al día siguiente nos invitaron a sus casas y reunieron a más mujeres”. Poco después, las mujeres salieron a recorrer el pueblo con el equipo de grabación y se dedicaron a hacer entrevistas a la gente (mujeres por lo general). También produjeron videos cortos. Uno de estos se centró en la pequeña planta procesadora de leche instalada por Tacis. La producción de leche y su procesamiento son una fuente de ingresos cada vez más importante. No todas las mujeres saben cómo lograr productos de buena calidad y muchas de ellas no tienen la experiencia en el manejo de las exigencias y oportunidades de un mercado libre. Una vez más, el video producido por manos locales consiguió ilustrar y permitió compartir la idea de que los conocimientos, viejos y nuevos, son igualmente importantes en el Turkmenistán posterior al régimen soviético. Este y muchos otros aspectos esenciales de la vida en el pueblo y del conocimiento local no podrían haber sido representados sin la participación plena de las mujeres.

Utilizando los videos para aprender
En el transcurso de un mes, el facilitador del proceso de video participativo en Turkmenistán recopiló y editó una colección de videos cortos que fue mostrada inicialmente en las comunidades donde los videos habían sido producidos. Se les utilizó luego en talleres en otros pueblos como una herramienta para propiciar la autoevaluación y el análisis de la situación. La gente de estos pueblos podía identificar en el video mensajes producidos por personas que se encontraban en la misma situación que ellos. Hubo un murmullo de aprobación entre el público masculino cuando en la película salía un agricultor mostrando las herramientas que había desarrollado para trabajar en sus invernaderos. Discusiones animadas siguieron a la parte del video en que una mujer explica a su marido, que está detrás de la cámara, cómo ahuyentando a las moscas con el humo de una planta especial, se previene que malogren las uvas almacenadas (resultó evidente que en el pueblo donde se mostraba el video este método ya no era practicado o quizás había sido olvidado). Se dejaron copias del video a personas claves del pueblo y en las tiendas de alquiler de videos de la localidad.

En Ghana, aprendiendo a usar la cámara de video / Foto: autor

En Ashbagat, capital de Turkmenistán, el facilitador de video participativo organizó, en la residencia del embajador británico, una proyección de la versión final del video para 30 invitados, entre los cuales se encontraban representantes de alto nivel de varias agencias donantes internacionales, embajadas y organizaciones locales que trabajan en el sector agrícola. La reacción positiva fue unánime. Después de la proyección, hubo una entusiasmada discusión y varias de las agencias donantes se comprometieron a seguir apoyando la formación de asociaciones de agricultores a lo largo y ancho de Turkmenistán. Al día siguiente de la exhibición, la Organización Europea para la Seguridad y la Cooperación invitó al facilitador del video participativo a participar en un grupo de discusión donde se hicieron planes para desarrollar un proyecto de microcréditos en estas y otras comunidades agrícolas. La motivación detrás de este gesto fue en gran parte el documental de Babakuly. El video también se mostró a dos funcionarios de alto rango en el Ministerio de Agricultura de Turkmenistán, quienes manifestaron su interés por los logros del programa Tacis y expresaron su apoyo a la proliferación del modelo de las asociaciones de agricultores voluntarios.

Principales lecciones aprendidas
El proyecto de Turkmenistán ha demostrado que las personas toman el control del proceso de video participativo rápidamente y reconocen su potencial como herramienta para compartir experiencias y conocimientos locales entre los diferentes grupos de agricultores. Los participantes desarrollan más seguridad en sí mismos y el sentido de que pueden mejorar sus propias vidas. Los participantes de un curso reciente en Ghana declararon, durante la evaluación, que se daban cuenta del valor del video participativo para la documentación y participación comunitarias, y también que éste permite que la realidad de las experiencias y la vida de la comunidad puedan ser exploradas y compartidas. Sin embargo, ¿cómo lograr que métodos como este sean incluidos en los procesos generales de decisión política? Creemos que estos métodos guardan la clave para lograr que se cumplan los eslóganes tantas veces repetidos y casi siempre vacíos de: inclusión y participación, e investigación y desarrollo conducidos por el pueblo.

Chris Lunch
Insight
3 Maidcroft Road, Oxford OX4 3EN, U.K.
Correo electrónico: clunch@insightshare.org
www.insightshare.org

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