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Talamanca es una región en el sur de Costa Rica que se extiende desde el Caribe hasta la división continental y limita en el sureste con Panamá.

La región de Talamanca en Costa Rica se extiende desde la mayor altura del país hasta el nivel del mar / Foto: APPTA

En términos socioeconómicos es la región más pobre del país, pero la más rica en cuanto a biodiversidad y ecosistemas de bosques tropicales. Alberga cerca del tres por ciento de todas las especies conocidas de plantas y animales del mundo, muchas de las cuales solo pueden encontrarse en esta región. Con una extensión que abarca desde el punto más alto del país hasta el nivel del mar, Talamanca se caracteriza por sus bosques nubosos, montañas con laderas de mucha pendiente, llanuras aluviales de suelos muy ricos, bosques tropicales húmedos en las tierras bajas y de mediana altura, extensos humedales y, en la costa, una gran variedad de ecosistemas marinos, entre ellos el único arrecife de coral de Costa Rica. Las reservas Cordillera de Talamanca-La Amistad, con una extensión de 500.000 hectáreas que incluyen a los siete parques nacionales de la región, fueron declaradas Patrimonio Mundial como Reserva de Biosfera por la UNESCO en 1982.

En Talamanca vive más de la mitad de la población nativa de Costa Rica, incluyendo miembros de las tribus Bribri y Cabecar, cada una con su propio idioma y costumbres. La población mestiza también es excepcionalmente diversa, debido a la inmigración histórica que aún hoy continúa desde diversas regiones de Costa Rica y América Central. En la costa, el grupo dominante lo conforman antillanos angloparlantes de origen africano. Una cantidad más reducida de inmigrantes provenientes de otros lugares también se ha establecido en la zona.

Tradicionalmente en la región se cultivaba cacao de manera extensiva, con muy pocos insumos y poco esfuerzo, formando uno de los componentes de los variados sistemas nativos de producción. A finales del siglo XIX, productores de banano invadieron Talamanca y desalojaron a los nativos de buena parte de sus tierras, convirtiendo a esta región en una de las primeras del mundo donde el cultivo de banano estuvo destinado al comercio internacional. Las empresas bananeras eventualmente abandonaron Talamanca a fines de los años 30 a causa del mal de Panamá, la menguante fertilidad de la tierra y también como resultado de una inundación enorme que destruyó la mayor parte de su infraestructura. Trataron de mantener la propiedad y el control de la tierra colocando plantaciones de cacao, las que eran administradas por algunos de los antiguos trabajadores del banano a cambio de la cosecha. Los nativos que regresaron de sus refugios en las montañas para establecerse en la zona una vez más, plantaron cacao y cultivos de subsistencia de la manera tradicional. Otros colonos administraron parte de las antiguas plantaciones de manera más intensiva.

En 1978 el área fue devastada por la aparición de una plaga de moniliasis de rápida propagación (Moniliopthora Roreri). Como resultado de ello, la mayoría de las plantaciones de cacao fueron reducidas o abandonadas, y muchas de ellas fueron transformadas en pastizales para ganado y sistemas de cultivo a corto plazo.

Para ayudar a la población local a encarar la crisis social y económica causada por la aparición de la moniliasis, una ONG local, la Asociación ANAI, y luego otras dos organizaciones, la Asociación de Pequeños Productores de Talamanca (APPTA) y el Corredor Biológico Talamanca Caribe (CBTC) dieron inicio a un conjunto de actividades para animar a los agricultores a poner en práctica métodos que promovieran la conservación del medio ambiente, y que a la vez generaran ingresos. Esta iniciativa local promovió la diversificación basada en cultivos perennes y en los principios ecológicos. También promovió el que los agricultores se organizaran y formaran una cooperativa para la comercialización, introdujo y asistió el desarrollo de la comercialización de productos orgánicos certificados y también el desarrollo del turismo ecológico. El éxito de esta iniciativa ha sido ahora reconocido internacionalmente.

La Iniciativa Talamanca
Conocida como la «Iniciativa Talamanca», estas tres organizaciones asociadas, cada una con su propio programa y objetivos específicos, comparten la meta de mejorar la calidad de vida en Talamanca por medio de la conservación y el uso ambientalmente ético de su excepcional biodiversidad y de sus ecosistemas. Una perspectiva común esencial es que la clave para la conservación y el desarrollo sostenible es el manejo exitoso de estos aspectos por la población local. Se basa en cinco principios esenciales:

No existen contradicciones inherentes entre desarrollo económico y la conservación del medio ambiente. Si las comunidades y naciones han de prosperar, el desarrollo y la conservación deben darse a la vez.
Los mejores administradores de las tierras bajas tropicales son los campesinos y los agricultores nativos que han dedicado sus vidas a estas tierras.
Todas las áreas tropicales naturales que no están protegidas cambiarán radicalmente durante nuestras vidas. Debemos trabajar para proteger estas áreas y preservar su biodiversidad para que las generaciones futuras puedan disfrutarlas.
A largo plazo, el bosque natural y otros ecosistemas primarios únicos son el recurso económicamente más valioso de Talamanca.
Una estrategia exitosa que permita enfrentar estos temas debe integrar las necesidades ambientales, sociales, económicas y organizacionales de manera efectiva.

Encontrando métodos agrícolas apropiados
El primer paso fue encontrar una alternativa al cacao como fuente de ingresos. Los agricultores de Talamanca sabían que la diversificación era la respuesta para mantener sus medios de vida, ya que protegería a sus cultivos de enfermedades y proporcionaría alimentos e ingresos durante todo el año. El problema era encontrar cómo hacerlo.

Frutos de cacao cultivados orgánicamente / Foto: APPTA

La región se caracteriza por su clima tropical húmedo con frecuentes lluvias torrenciales, pendientes empinadas y una infraestructura limitada. La visión de ANAI consistió en minimizar las prácticas agrícolas destructivas estableciendo sistemas diversificados de agroforestería. Estos agroecosistemas imitarían al bosque natural y complementarían la conservación de la biodiversidad en las zonas de bosques naturales que ya existían en forma de retazos en toda la región, y como un gran bloque en el parque nacional. Debido a que casi todos los nutrientes de los bosques tropicales se encuentran en los árboles y otras plantas, al despejarse un bosque estos nutrientes se pierden y los bosques originales no pueden ser regenerados. La combinación de agroforestería y bosque natural no solo conservaría la biodiversidad de la región, también protegería las cuencas y proporcionaría oportunidades para el turismo y la recreación local. También permitiría una recolección sostenible de madera y de otros productos tales como plantas medicinales.

ANAI comenzó colocando cultivos orgánicos en su granja experimental en 1980, llegando a plantar más de 150 especies de frutas, frutos secos y especias de los bosques de tierras bajas de todo el mundo que habían sido identificados como potencialmente aptos para integrarse a los sistemas de agricultura a pequeña escala de Talamanca. Estos incluían variedades locales de plátano y muchas especies de árboles frutales menos conocidos, tales como ‘araza’, ‘sapoti’ y ‘jaca’. Utilizando la información recogida durante pruebas con los cultivos, ANAI ayudó a los agricultores locales a establecer viveros de árboles en cada comunidad de Talamanca, siguiendo un enfoque innovador que permitió la distribución de nuevos cultivos y nuevas variedades de cacao a las comunidades más lejanas.

Estos viveros comunitarios fueron desarrollados no sólo para producir almácigos localmente, sino también como centros comunitarios de capacitación y puntos focales para la organización de la comunidad.

Impulsando el movimiento comunitario
A poco de iniciarse el proceso, ANAI se dio cuenta que la mayoría de personas y comunidades tenían poca experiencia en organizarse para tomar decisiones y solucionar problemas. Los viveros se convirtieron en puntos de reunión donde las personas podían aprender sobre los cultivos y organizar el trabajo comunitario. Un gran número de personas se unió al esfuerzo, ya que el participar daba como resultado beneficios claros, tanto para ellos como para sus familias.

El liderazgo de ANAI contribuyó a catalizar la formación de un número de organizaciones populares. Durante cuatro años (1985-1989) ANAI se reunió semanalmente con los agricultores de cada comunidad, y una vez al mes con representantes de todas las comunidades, para diseñar un programa regional que se ocupara de temas relacionados con el desarrollo sostenible y la conservación. Ello llevó eventualmente a la creación de organizaciones populares tales como la asociación de agricultores APPTA, el centro regional de capacitación conocido como Finca Educativa, y una variedad de organizaciones de base que incluía a grupos de ahorro y crédito. Las actividades prácticas generaron una cultura de trabajo colectivo con repercusiones positivas de gran alcance.

La Iniciativa comprende actualmente la colaboración y cooperación de más de 200 organizaciones de base, 1.500 familias, productores a pequeña escala, y también al Ministerio del Ambiente y Energía de Costa Rica. Entre los participantes se cuentan hombres y mujeres de todas las clases sociales y grupos étnicos de la región caribeña del sur de Costa Rica, incluyendo a las poblaciones indígena, afrocaribeña y mestiza.

Entre 1985 y 1990, más de dos millones de almácigos de cultivos comerciales, cultivos alimenticios y árboles para leña fueron plantados en las granjas familiares de la región, creando una base de recursos mucho mayor y más diversa. La variedad de plantas y árboles imitó la variedad de los bosques naturales, y contribuyó de esta manera a dar soporte a la diversidad biológica, una clave para la prosperidad de las comunidades naturales y humanas.

Comercializando la diversidad de cultivos
Para lograr que la diversificación de cultivos fuese económicamente viable, APTA desarrolló infraestructura de procesamiento y estrategias de comercialización. ANAI identificó el potencial para cultivar y comercializar cultivos producidos orgánicamente y utilizó esta información para encontrar y desarrollar mercados, tanto locales como a nivel mundial. El otorgamiento a la certificación orgánica y de comercio justo fue un paso decisivo que posibilitó la búsqueda de estos nuevos mercados. De manera conjunta, ANAI y APPTA establecieron uno de los primeros programas de certificación para pequeños agricultores en Costa Rica. Certificaron a los primeros 500 predios, y luego contribuyeron en la creación de la Asociación Nacional de Agricultura Orgánica (ANAO), que más tarde se convirtió en Eco-Lógica, una agencia nacional de certificación que se ha constituido como un elemento clave para el desarrollo de la agricultura orgánica en Costa Rica. El precio que reciben los agricultores por sus productos orgánicos certificados es entre 15 y 50 por ciento más alto que en el caso de productos convencionales.

En la actualidad, más de 1.500 agricultores de Talamanca han establecido agroecosistemas orgánicos, combinando los cultivos comerciales con estrategias de seguridad alimentaria en un sistema de plantación de estratos múltiples que imita la estructura y la función del bosque tropical.

Talamanca se ha convertido en el mayor productor y exportador de productos orgánicos de América Central, generando ingresos anuales superiores a los US$ 500.000, los cuales ingresan a la economía local a través de un gran número de granjas familiares. La venta semanal de banano orgánico es muy alta y la demanda de cacao orgánico ha superado a la oferta, por lo que el programa está siendo extendido a países vecinos para cubrirla. Cantidades más pequeñas de muchos otros de los cultivos perennes introducidos hace unos años están siendo comercializados en la actualidad por APPTA, que los vende a las grandes cadenas de supermercados de Costa Rica, distribuyendo de esta manera los ingresos de los agricultores de forma más equitativa durante el año. La distribución del ingreso es tal vez más importante que las cantidades en cuestión, ya que contribuye a mejorar la estabilidad social y permite que los agricultores puedan permanecer en sus localidades durante todo el año, en lugar de tener que emigrar según la estación en busca de trabajo remunerado.

Capacitación y educación
En 1991 se estableció en la Reserva Indígena de Talamanca, un centro regional de capacitación conocido como la Finca Educativa. Fue formado por las personas que lo utilizan y es administrado por un directorio y comité ejecutivo locales. Sirve a más de 2.000 personas por año, proporcionando cursos y talleres sobre agricultura, salud, tecnología apropiada y conservación, por ejemplo; sobre el concepto de especies en peligro, reforestación y la relación de especies animales individuales con sus hábitat. Los programas de capacitación en liderazgo se han centrado en empoderar a personas de la localidad para que actúen como líderes de su comunidad, lo que ha servido, entre otras cosas, para fortalecer a las organizaciones comunales. Desde inicios de los años 90 se ha brindado educación sobre el medio ambiente en las escuelas primarias locales. Como resultado de todo esto, los pobladores de Talamanca están excepcionalmente concientes e interesados en las cuestiones ambientales que afectan a la región.

Los agricultores que recibieron capacitación en el manejo de nuevos cultivos y sistemas agrícolas están creando muchos puestos nuevos de trabajo en sus predios familiares muy productivos, pero también muy intensivos en mano de obra. Al mismo tiempo, estos agricultores logran importantes beneficios para el medio ambiente, tales como una mejor calidad de la tierra y el agua, hábitat biodiversos, fijación de dióxido de carbono y una mejoría en la salud de la comunidad.

Desarrollando el turismo ecológico
El turismo en Talamanca ha crecido mucho desde 1985, siendo reconocido como una espada de doble filo que representa tanto elementos destructivos como oportunidades. Gran parte del desarrollo turístico inicial en Costa Rica fue llevado a cabo por empresas que tenían poco interés en el medio ambiente o la población local. Contrasta con ello la actitud de la Iniciativa Talamanca, la cual reconoció el potencial para atraer mayores ingresos a la región a partir del desarrollo de un mercado para el ecoturismo que fuera sostenible y perteneciera a personas de la comunidad. Por lo tanto, se ha puesto énfasis en la planificación y el manejo adecuado de las actividades por la población local.

El trabajo inicial de dos albergues de ecoturismo informó y guió las actividades de ecoturismo realizadas por otros grupos. Los pioneros demostraron que el ecoturismo controlado a nivel local puede lograr que sus organizaciones sean más fuertes y más sostenibles.

En 1998, 17 asociaciones formaron la Red Comunitaria de Ecoturismo de Talamanca, un esfuerzo conjunto que facilita las relaciones entre organizaciones, el desarrollo de productos, el flujo de información e ideas, la capacitación, la planificación en conjunto, la producción de medios promocionales y la participación en ferias de ecoturismo.

La capacitación en ecoturismo ha sido diseñada para ayudar a la población local a desarrollar las habilidades necesarias para poner en marcha iniciativas de ecoturismo, entre las que están la capacitación en administración financiera, el manejo de pequeñas empresas, informática, ecología, biología, historia natural y administración turística.

En la actualidad hay nueve albergues para el ecoturismo, todos los cuales son propiedad de organizaciones comunitarias y son manejados por ellas. Sus objetivos incluyen la conservación, el desarrollo económico sostenible, el desarrollo de la comunidad y la protección de las tradiciones culturales. Los ingresos obtenidos van directamente a las familias de la comunidad que son dueñas de estas operaciones y trabajan en ellas. Estos recursos contribuyen a desarrollar aún más sus iniciativas ambientales, sociales y culturales.

Los beneficios tangibles de estos proyectos de ecoturismo, propiedad de la comunidad son una parte esencial del proceso de apoyo a la conservación entre los campesinos de escasos recursos. Talamanca decidió crear recientemente un fondo para la conservación al que contribuirá un porcentaje de todos los ingresos fruto del ecoturismo. En la comunidad de Manzanillo, casi toda la población local se opuso a la creación del Refugio Natural de Vida Silvestre Gandoca Manzanillo, en 1985. Inicialmente tuvieron muchas dificultades para terminar con la deforestación del área que se convertiría en área protegida. En la actualidad, casi todos son defensores ávidos del refugio de vida silvestre en particular y de la conservación de la biodiversidad en general, ya que los medios de vida de la comunidad, mejorados ampliamente, giran en torno al turismo natural.

La empresa de ecoturismo en la comunidad de Gandoca, administrada por las familias locales, proporciona hospedaje y servicios para los turistas y los voluntarios del Programa de Conservación de Tortugas de Mar de ANAI. La Asociación de Guías del pueblo de Manzanillo, administrada por un comité ejecutivo conformado por los socios, proporciona servicio de guías locales. Otras empresas comunitarias también están empezando a proporcionar servicios de diferentes tipos, basadas en los atractivos de su comunidad y su cultura. Todos estos grupos están comprometidos con el ideal del ecoturismo; como medio de vida y como medio para la conservación de la biodiversidad y el ecosistema. La integración entre la investigación científica, la conservación y el ecoturismo se ha convertido en la principal actividad económica en el pueblo de Gandoca, donde los ingresos son ahora seis veces mayores a lo que se obtenía anteriormente con la recolección furtiva de huevos de tortuga.

¿Hacia dónde ahora?
La Iniciativa Talamanca ha alcanzado algunos objetivos extraordinarios durante los últimos veinte años, de los cuales solo algunos han sido mencionados en este artículo. Este es un ejemplo vivo de cómo la conservación puede mejorar la economía y la calidad de vida local. Muchas personas están creando un mejor presente y futuro. Han asumido la responsabilidad de mantener un ambiente saludable, organizaciones locales fuertes, estabilidad económica y respeto por las diferentes culturas que prosperan en Talamanca. La generación actual ha crecido sabiendo cómo respetar el medio ambiente, satisfaciendo sus necesidades económicas y a la vez desarrollándose en armonía con la naturaleza y la sociedad.

El impacto de un mundo externo que siente un interés cada vez mayor por los recursos de Talamanca continúa aumentando, presentando nuevos retos cada día. Pero muchos de los habitantes y organizaciones de la región han asumido un compromiso que no tiene límites de tiempo ni depende de la existencia de fondos, y continuarán compartiendo sus éxitos con otros. El proceso está vivo, lidiando con los sucesos de hoy y mañana. Continúa siendo un proceso participativo y muy creativo. Una verdadera integración de necesidades sociales, económicas, culturales, organizacionales y ambientales necesita de un esfuerzo enorme y continuo, mientras que los enfoques rápidos y fáciles llevan a soluciones de corta duración. Los habitantes de Talamanca han aceptado este reto, y están trabajando con mucho esfuerzo para establecer y consolidar nuevas maneras de vivir que produzcan resultados inmediatos tangibles y constituyan también la promesa de un futuro mejor. Ahora pueden ver que sus esfuerzos están marcando una diferencia.

Diego Lynch
Asociación ANAI
Apdo.170, Sabanilla 2070, Costa Rica
Correo electrónico: anaicr@racsa.co.cr
www.anaicr.org

Agradecimientos
Este artículo está basado en «Banana Public – Costa Rica» producido por ITDG, como parte de la serie «Hands on: Ideas to go» (www.tve.org/ho/). El estudio de caso original, que ya ha generado considerable interés, puede conseguirse en la siguiente dirección: www.tve.org/ho/doc.cfm?aid=1347&

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