junio 2003, Volumen 19, Número 1
Aprendiendo con las ECAs

Escuela de Campo en Agroforestería: una experiencia en Imbabura, Ecuador

MÁXIMO OCHOA | Página 18-19
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La experiencia en las Escuelas de Campo de Agroforestería, desarrollada en la provincia de Imbabura, en Ecuador, surgió como una respuesta a los problemas metodológicos de los programas de promoción agroforestal, comunes en muchas instituciones que tienen este componente ambiental.

Los participantes de la ECA en Imbabura, una práctica de plantación forestal / Foto: MACRENA Ecuador

Se trataba de encontrar una coherencia entre el desarrollo de una especie arbórea y el tiempo de duración de un proyecto que promociona la reforestación, sistemas de plantación, manejo agroforestal y el aprovechamiento de productos forestales y no forestales.

Entre sus principios, la metodología de las ECAs rescata el proceso de aprendizaje basado en las etapas fenológicas de los cultivos. Pero esto resulta difícil —en primera instancia— cuando hablamos de árboles, ya que se trata de ciclos que, desde la etapa de producción hasta su estado de aprovechamiento, implican más de una década. Es por esta razón que el proyecto Apoyo al Desarrollo Forestal Comunal (DFC), desarrollado durante diez años en los Andes del Ecuador, buscó una alternativa de innovación en dos sentidos: la primera, tratando de unir los eslabones agroforestales (necesidad forestal, producción de plantas, plantaciones, manejo y aprovechamiento) en una capacitación conjunta y de corta duración, y la segunda, tratando de adaptar la metodología de ECAs a temas ambientales.

El primer paso que se dio fue la elaboración del currículo de capacitación. Para ello, se juntaron expertos en la metodología de Escuelas de Campo con expertos en agroforestería, y discutieron los temas que preocupaban a ambos, planteando las primeras herramientas de aprendizaje que debían luego ser validadas en una comunidad con potencial y cultura forestal. El producto de este paso fue un currículo diseñado para ser tratado en 22 sesiones, desarrollado luego en la comunidad de Manzano Guaranguí, en la subcuenca Alta Cochapamba – Ambuquí.

Para la implementación de la Escuela de Campo fue fundamental la utilización de las tecnologías y herramientas desarrolladas y validadas durante la ejecución del proyecto DFC. Este proyecto tiene como objetivo principal el mejoramiento de la calidad de vida de las familias de la sierra andina, utilizando la incorporación forestal como un componente del sistema productivo, así como también el aprovechamiento de los escenarios de campo construidos en la comunidad durante la intervención del mismo. De esta manera, cada eslabón de la cadena agroforestal presentó escenarios, como parcelas establecidas, que sirvieron como aula viva para el desarrollo de las actividades de la Escuela de Campo.

Etapas

a)     Diagnóstico de necesidades: El objetivo principal de esta primera etapa es la elaboración de diseños prediales, donde el principal insumo es el conocimiento profundo de la utilización de cada especie forestal y de cómo aprovechar los beneficios de cada una de éstas para satisfacer las necesidades sociales, económicas y ecológicas de las familias.
b)     Producción de plantas / vivero: En esta etapa se busca conocer las principales necesidades físicas para establecer un vivero, analizar el diseño de éste y las principales técnicas de propagación de diferentes especies que se encuentran en el entorno natural.
c)     Plantaciones agroforestales: El motivo principal de esta etapa es identificar las diferentes prácticas agroforestales -lineales y en bloque- que se pueden implementar y la funcionalidad que cada una de ellas nos brinda, considerando también los aspectos técnicos a tener en cuenta en la plantación y las actividades necesarias (pre y post plantación) para asegurar una buena supervivencia de los árboles.
d)     Manejo agroforestal: Quizá el principal problema que se puede identificar en la promoción agroforestal está en el aprovechamiento del potencial que puede ofrecer cada especie en una plantación, siendo esto algo que los programas de extensión rara vez profundizan. El fin de esta etapa es desarrollar todas las técnicas de manejo requeridas para que las familias exploten las bondades propias de cada especie forestal.
e)     Aprovechamiento forestal y no forestal: Por último, el objetivo aquí es llegar a la culminación del ciclo forestal, como momento donde se aprovechan los beneficios económicos, sociales y ecológicos. Un enfoque que se dio en la ECA fue la promoción el aprovechamiento forestal de las plantaciones, considerando también a aquellos productos no forestales (como plantas medicinales, frutos, etc.). Además, se hizo hincapié en la difusión de especies promisorias encontradas dentro y fuera de la zona.

Las agricultoras seleccionan las semillas de árboles / Foto: MACRENA Ecuador

Resultados e impacto
la capacitación a 14 hombres y 4 mujeres de 4 comunidades de la subcuenca;
la elaboración de Diseños Prediales familiares por parte de los participantes;
una producción total de más de 3,000 plantones de especies forestales y frutales por parte del grupo;
el rescate y la promoción del uso de especies nativas como el aliso, quishuar, yagual, pumamaqui, y también de frutales como el taxo y la granadilla;
la programación para el establecimiento de 5 hectáreas de plantaciones agroforestales con las plantas producidas en el vivero; y
el manejo de 2 hectáreas de plantaciones agroforestales, y un inventario de una hectárea de plantación forestal.

Gracias al proceso, se logró la reactivación de 4 viveros comunales para la producción y venta de plantas forestales y frutales, y, por otro lado, se consideró una visita a diferentes empresas rurales orientadas a la industrialización de productos madereros y no madereros, buscando incorporar estos aspectos dentro de las sesiones. Hasta el momento, se han realizado 46 planes familiares de los integrantes de los grupos asesorados por los participantes de las ECAs, y también se ha llegado a planificar la producción y plantación de más de 40,000 plantas forestales, de las cuales más del 65 por ciento constituyen especies nativas.

Futuros desafíos

La ECA ha demostrado ser una metodología flexible que se adapta a diferentes temas agrícolas y no agrícolas, y se constituye como un método eficiente de llegar a la gente. Además, no hace necesaria la presencia permanente del extensionista en la comunidad, por largo que sea el periodo de acompañamiento dentro de un sistema de producción perenne. La metodología incentiva a los participantes a la formación de grupos que se unen para ir más allá del período de capacitación y mostrar una verdadera sostenibilidad.

Esta experiencia piloto de validación ha sido implementada y comprobada por los campesinos. Ahora, el compromiso institucional es difundir los alcances de esta metodología al mayor número de instituciones de la región. Además, se pretende establecer nuevos programas de Escuelas de Campo en temas ambientales, como manejo de agua, conservación de suelos, manejo de páramos, etc.

Máximo Ochoa
Red para el Manejo Comunitario
de los Recursos Naturales – MACRENA,
Ecuador

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