Alejandro, un comunero activo, serio y respetuoso, participó en la ECA motivado por su deseo de aprender, sobre todo buscando adquirir más conocimientos sobre la producción de papa sin químicos. Destacó en la escuela por ser uno de los más observadores y analíticos del grupo; ahora tiene más confianza en lo que sabe y en sí mismo. Junto a él se graduaron 13 comuneros (incluyendo a 4 mujeres) y juntos continúan trabajando una parcela de papa con el apoyo ocasional de la facilitadora, para perfeccionar sus prácticas MIP. Esto es importante porque para los participantes significó su primera experiencia de trabajo grupal. Como lo señaló Alejandro: «Me gusta trabajar en grupo porque hay más manos y cabezas. Uno toma notas, otro observa y uno colecta los insectos».
Don Alejandro Miguel Álvarez en su chacra de papa ecológica / Foto: Anna Versteeg
Alejandro trabaja en diferentes parcelas que suman en total una hectárea y media. Se dedica a la producción de papa, olluco, trigo y maíz. A partir de su experiencia en la ECA, él redujo el uso de plaguicidas y cambió la producción para su propio consumo, instalando una parcela donde suplantó los productos químicos por productos caseros. No obstante, su producción comercial todavía es la misma de siempre. Así, para el cultivo de papa, Alejandro tiene dos parcelas: una parcela de media hectárea es de producción biológica y en otra de igual extensión utiliza agroquímicos, y la cosecha se destina al mercado de Jauja y Huancayo, las ciudades más cercanas. Alejandro lo explica así:
«En el mercado no hay diferencia en el precio de una papa de producción biológica o con [uso de] químicos de manera convencional. Porque cultivar biológico y como MIP es más trabajoso, lo hago solamente en la parcela para mi propio consumo. En la ECA he aprendido el efecto de los químicos en la salud y el medio ambiente y sé que es más saludable para mí y mis vecinos consumir papas biológicas. Por eso tengo la diferencia: las papas para el mercado contienen químicos, las papas para mi consumo propio no tienen nada de químicos, son saludables y menos costosas. Además, el sabor es mejor y ya no me gusta comer las papas producidas con químicos. Una desventaja es que las papas biológicas son más pequeñas y la gente en el mercado quiere las grandes. Para producir papas grandes ne-cesito químicos y para el mercado el uso de químicos no impor-ta. La manera de producción comercial es menos trabajosa, pero significa el uso de plaguicidas y químicos».
Con su hermano y algunos compañeros de la ECA, Alejandro tiene la idea de crear un grupo que venda productos orgánicos. En Huancayo existe un mercado orgánico pequeño, pero todavía no tienen un convenio con el mismo. Y quienes ya venden en este mercado reconocen que los consumidores no quieren pagar más por los productos orgánicos, y que muchos desconocen sobre el efecto de los plaguicidas en la salud. También falta una manera de controlar el uso de productos químicos: no hay un sistema de certificación y, por todo eso, no hay diferencia en el precio. Alejan-dro y sus amigos desean obtener un mejor precio para su cosecha y, por eso, quieren tratar el tema de comercialización en la ECA.
Por eso no todos los comuneros de Ulpaypuquio están en fa-vor de la ECA y algunos de los vecinos tienen muchas dudas:
«Algunas personas han dicho [que] somos locos y que no se produce bien con las prácticas de la ECA. Otros miran nomás y no dicen nada. Solamente con algunas amistades conversamos y explicamos la experiencia de la ECA y cómo producir sin químicos. Les invitamos para ver la parcela de la ECA y les hemos dado papas de la ECA para probar. Ellos están de acuerdo [en que] el sabor de las papas producidas sin químicos es más rico y las papas con bastante químicos no se cuecen bien, son duras. Las papas de la ECA son más suaves. Otros preguntan sobre el uso de la ceniza, el rocoto y el biol. Les expliqué la preparación y cómo se usa. También el uso de semilla limpia es algo que ellos aplicaron con mi explicación de la experiencia de la ECA. Pero en general mis vecinos no preguntan mucho y no tienen interés cuando les enseño algo nuevo que he aprendido en la ECA. Hay más intercambio de experiencias entre los participantes de la ECA y dentro de mi familia. Por ejemplo, con mi hermano tengo una parcela orgánica y aplicamos juntos las prácticas que hemos aprendido en la ECA».
Para Alejandro, la metodología de la ECA resulta muy práctica y por eso le gusta esta forma de capacitación. Menciona su participación en los días de campo cerca de su comunidad, los que ofrecen la posibilidad de aprender más e intercambiar experien-cias con otros agricultores de distintas partes: «El proyecto organiza el transporte y la facilitadora me informa sobre el evento. Con otro amigo de la ECA vamos al día de campo de otras ECAs cercanas y hemos aprendido nuevas cosas que no sabíamos. No todas las ECAs tienen el mismo programa, así hemos aprendido a usar la trampa para feromonas, que nunca tratamos en nuestra ECA. Además, están las prácticas de la ECA en ganadería».
Para el futuro, Alejandro tiene muchos planes y quisiera descubrir y aprender más. Espera repetir la experiencia de la ECA, pero aunque esto no se pueda, dice que él y el grupo de la ECA seguirá con los principios MIP, dedicándose a mantener sus cultivos sanos, conservar los enemigos naturales y a observar sus cultivos regularmente. En resumen, siendo expertos en sus propios campos.
Anna Versteeg
Proyecto MIP-FAO, Perú
Email: aversteeg@senasa.gob.pe