marzo 2003, Volumen 18, Número 4
Las mujeres asumen el cambio

Cambio económico y relaciones de género: planificando en la cuenca de Laguna de Perlas

DENISE LAPOUTRE | Página 17-18
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En la cuenca de Laguna de Perlas, en la Región Autónoma del Atlántico Sur de Nicaragua, se encuentran trece comunidades de pequeños agricultores – pescadores, en un estado de quiebra económica y desesperación social.

Una de las principales razones de esto ha sido el cambio de un modelo económico donde se combinaba la producción de subsistencia y los empleos remunerados, a una economía de mercado. El cambio comenzó en la década de 1970, cuando las compañías extranjeras del área abandonaron sus prácticas de explotación de los recursos naturales del área, llevándose con ellas los trabajos remunerados. Algo que exacerbó aún más esta situación fue el abandono de la producción de subsistencia.

La situación actual es la de un rápido cambio impulsado por el flujo de bienes baratos del extranjero. La falta de experiencia empresarial de las comunidades, los principios económicos tradicionales y la existencia de estándares de calidad no acordes a las exigencias de una economía internacional, dificultan la transición hacia un nuevo modelo de producción sostenible. Además, este cambio ocurre en un entorno donde las estructuras son dominadas por los varones y también por ideologías patriarcales.

La cooperativa garífuna de mujeres pescadoras

En 1995, la Universidad de la Región Autónoma de la Costa Caribeña de Nicaragua (URACCAN) inició el Proyecto de Desarrollo Integral para la Cuenca de Laguna de Perlas. Los diferentes componentes del proyecto se referían al desarrollo integrado de la comunidad como un proceso de interacción dinámica de dimensiones culturales, sociales, económicas y productivas.

Uno de los grupos meta, la cooperativa de mujeres pescadoras de la aldea Orinoco, tiene 70 miembros y es así una de las unidades organizativas más grandes del área. Cuando llegué a trabajar a URACCAN en Bluefields, en febrero de 1997, la única actividad de la cooperativa era el alquiler de su bote a motor. Una evaluación rápida reveló que casi ninguna de sus asociadas participaba realmente en actividades relacionadas con la pesca, ni tenía intención de hacerlo. En vez de eso, se interesaban casi exclusivamente en la crianza de pollos. Esto me sorprendió, ya que las mujeres garífuna son conocidas por ser pescadoras y agricultoras. Hasta 1991, el 60% de los pescadores de Orinoco seguían siendo mujeres. ¿Y por qué criar pollos, si fuera de la comunidad la gente compra los “Pollos Tiptop” congelados?

Niños de Orinoco: una generación joven que cambia sus actitudes / Foto: Jesse Hill

Investigación

Comenzamos una Evaluación Participativa Rural Rápida, junto con la comunidad, centrándonos en la producción. Las principales conclusiones fueron las siguientes:

• La comunidad ha abandonado el cultivo de por lo menos dieciséis alimentos básicos y comerciales. Las principales razones para abandonar la agricultura fueron tres: La guerra civil, ya que la gente evitaba los campos por miedo; la faltade apoyo técnico y financiero requerido para rehabilitar la agricultura; y que la pesca se había vuelto más lucrativa que la agricultura, especialmente después de la introducción de las redes de arrastre.
• Antes, los varones y las mujeres solían pescar y cultivar juntos, pero ahora pocas mujeres participan. Sin embargo, las mujeres siguen procesando el pescado y cosechando camarones.
• La crisis de la seguridad alimentaria podría ser solucionada. El acceso al crédito haría posible producir lo que ahora se importa y exportar la producción a mercados externos.

Sin tomar en consideración la cultura, los hábitos, las necesidades, los deseos, ni las actitudes, los habitantes automáticamente asumieron una posición marxista: los hábitos culturales cambiarían y mejorarían cuando las oportunidades económicas mejorasen. Se esperaba que todos los cambios vinieran de afuera; el crédito y el mercado serían claves para la prosperidad. Citando al azar algunas de las opiniones de la gente: “Todos hacen lo que quieren, porque nadie ayuda a Orinoco”; “La comunidad no desarrolla porque no hay trabajo”; o “Con acceso a los créditos y a los mercados, todos estaríamos en el campo, trabajando”.

Pensé que con los resultados obtenidos hasta entonces no estábamos preparados para comenzar una planificación participativa. No se habían explorado totalmente las razones del cambio en los modelos de producción, y los cambios en la división de trabajo y en el acceso a los recursos para la producción relacionados con el género, se daban por sentados. Por eso, era imperativo llevar a cabo una segunda fase de investigación. Los estudiantes de URACCAN visitaron una de cada diez familias, entrevistando a varones y a mujeres de diferentes grupos de edades. Los temas tratados fueron, en primer lugar, el cambio de los sistemas de sustento, el comportamiento personal dentro de los hogares y los sistemas familiares comunales e (inter)nacionales. En segundo lugar, nos cuestionamos la sostenibilidad del modelo de producción de Orinoco, y las ideas y costumbres de las mujeres, de los varones y de los jóvenes; esto se logró pidiendo que los entrevistados comentaran algo acerca de los siguientes tres enunciados:

• Orinoco está convirtiéndose en una “comunidad dormitorio”: la gente abandona los campos, hay una sobreexplotación de los recursos pesqueros y esto ocasiona una reducción en los alimentos y en los ingresos; y, cada vez se depende más de los envíos de dinero de los migrantes.
• Las mujeres solían dedicarse más a actividades productivas en comparación con lo que hacen hoy.
• La nueva generación sólo quiere ganar dinero rápidamente. Se considera anticuado invertir dinero, tiempo y energía en agricultura y en ganadería.

Estas preguntas y sus respuestas abrieron los ojos a los propios miembros de la comunidad. Hasta ahora se habían estado preocupando por la reducción en la producción agrícola y pesquera por unidad, pero nunca se habían preguntado por qué había cambiado el comportamiento de las mujeres y de los jóvenes, ni cuáles serían las consecuencias de esos cambios para la economía futura y el bienestar de los individuos, de las familias y de la comunidad. Los resultados también dieron pie a una discusión de género.

Discusiones comunales sobre las dinámicas de género

Uno de los resultados de la investigación mostró que más de la mitad de las familias recibía envíos de dinero de familiares en el extranjero. Para la cuarta parte de las familias, estos envíos constituyen la principal fuente de ingresos. Al discutir este punto, se pudo tomar mayor conciencia en relación a la posición vulnerable de las mujeres. Cuando preguntamos qué pasa cuando un joven de 18 años deja a su novia por un par de años, todos rieron: es de público conocimiento que los jóvenes de Orinoco no son monógamos. Aunque otras relaciones familiares aparte de la matrimonial, tienen un rol en las estrategias de subsistencia de una mujer, la situación de pobreza hace que la contribución del marido sea crucial para su subsistencia. Discutimos cómo, a pesar que las 24 mujeres de una muestra, excepto dos, sabían cómo cultivar latierra o pescar, o las dos cosas, sólo una de ellas estaba cultivando en ese momento y sólo cuatro salían ocasionalmente a pescar. ¿Qué significa esto para las niñas de Orinoco, que están creciendo sin aprender ninguna habilidad productiva?

También discutimos por qué se estaban retirando las mujeres de la actividad productiva. Desde la introducción de las redes de arrastre, se considera que la pesca es labor de los varones, demasiado dura para las mujeres. Se rechazó la sugerencia de que la mayor rentabilidad podía ser un factor determinante para el cambio de los roles de género, y se dieron algunas ideas u opiniones en relación a la falta de participación de las mujeres en la agricultura: que ahora las mujeres son más flojas, que las creencias han cambiado (los varones deberían sustentar a lafamilia, y las mujeres quedarse en casa), y, que ahora las mujeres tienen menos derechos que antes .

Al comparar dos generaciones, pudimos determinar que la pesca y la agricultura están cada vez más abandonadas. Casi ningún joven se dedica a alguna actividad productiva. Los mayores se refieren a ellos como “soñadores”, como que “prefieren practicar deportes y beber antes que trabajar”, “están confundidos a causa del progreso de la modernidad”, o los llaman “viciosos” e “impacientes”.

Otra discusión que se dio fue el descalabro de las redes sociales. Una de las conclusiones es que en el área de Laguna de Perlas están desapareciendo el trueque y la ayuda mutua tradicional, y la ayuda en trabajo, alimentos, dinero o medios de producción tiene un precio que atañe al género. Las mujeres obtienen dinero en efectivo e intercambian servicios y productos sólo de manera limitada. Se concluyó que aunque las mujeres tienen menos acceso que antes a dinero en efectivo, ahora tienen que pagar por los servicios y por el uso de los medios de producción o de transporte de propiedad de los varones, algo que antes era gratis. Las mujeres sienten que necesitan dinero con urgencia. Administran parte de los ingresos de sus maridos, pero por lo general desconocen cuál es el monto total. Algunas mujeres ganan algo de dinero haciendo panes o tortas, o en alguna actividad comercial; la mayoría cría unos cuantos pollos para subsistir o para intercambiarlos.

Diseño e implementación de los planes

Luego de que la comunidad diera sus comentarios sobre las conclusiones, estuvimos en condición de diseñar un plan a largo
plazo para la comunidad, con perspectiva de género, y también una estrategia a corto plazo centrada en las mujeres.

La comunidad enfatizó la importancia de la cultura tradicional para que Orinoco prosperara. Una revitalización de la cultura tradicional, y la sensación de pertenecer a ella, especialmente por parte de los jóvenes, les induciría a tomar actitudes positivas para la reconstrucción de la comunidad. Para abarcar las actividades productivas y comerciales tradicionales, la revitalización de la cultura debería extenderse más allá de lo netamente cultural, y, en una primera etapa, esto podría ser considerado por los diferentes componentes del proyecto.

La cooperativa de mujeres, con el apoyo de los participantes de los otros componentes del proyecto, formuló un plan para comenzar actividades productivas. En 1999 se creó un fondo crediticio administrado por la comunidad, para que la cooperativa establezca una tienda para vender pescados y camarones comprados a los pescadores. También se dio crédito a otras mujeres organizadas en pequeños grupos para actividades comerciales, tales como una tienda o una casa de alojamiento, ganadería, agricultura y horticultura. Los profesionales y estudiantes de URACCAN proporcionarían la asistencia técnica que fuese necesaria. El alto nivel de cumplimiento en los pagos, en una región donde predomina la tradición de no honrar los créditos, refleja el compromiso asumido por las beneficiarias, sin duda aumentado por el intenso proceso de identificación y planificación. En la siguiente etapa se inició la diversificación de productos (cultivos nuevos, reforestación, cría de cerdos, ecoturismo y turismo cultural, etc.) y se introdujeron actividades económicas no tradicionales para las mujeres.

Conclusión

Los métodos de Evaluación Rural Rápida son muy útiles para analizar un cambio en los modelos productivos, incluyendo los
roles de mujeres y varones. Sin embargo, resultan insuficientes y tienen que ser complementados con una investigación más profunda. Después de combinar la información sobre la participación de la gente en trabajos productivos y la proporción obtenida de los beneficios de la producción, analizando sus ingresos y gastos (por edad y por género), y ampliando el conocimiento de sus normas y percepciones (por edad y por género), estuvimos en mejor posición para discutir el desarrollo de la comunidad, de las familias y de las propias mujeres. Esto, a su vez, abrió el camino para un diseño participativo de planes de desarrollo que tengan en cuenta los aspectos de género. Las mujeres garífunas todavía tienen que enfrentar muchas dificultades, pero están volviendo a ganar terreno mientras desarrollan su producción tradicional. La solución para la precaria situación de la actividad agrícola, el empobrecimiento y la percibida sobreexplotación de los recursos naturales
ya no está solamente en la generación de créditos o en las nuevas perspectivas de mercado. En vez de fijarse en eso, los miembros de la comunidad relacionaron el espiral negativo y las circunstancias del cambio económico con un cambio de hábitos culturales y preferencias, con dimensiones de género, y lo trataron como tal. Ahora, las mujeres de Orinoco ya no consideran que la única alternativa que tienen al trabajo doméstico es la cría de aves de corral.

Denise Lapoutre

Onkelboerensteeg 41, 101 1HH, Amsterdam, Holanda. Email: d.lapoutre@planet.nl

Referencias
– Christy, P.J. 1999. In a Country without Forest, No Life is Good: Participatory Action Research in the Neo-Liberal Context of Nicaragua. Tesis de Ph.D., Universidad de Michigan, EE.UU.
– Gordon, E.T. 1991. La Mujer Costeña en la Pesca Artesanal. WANI. CIDCA.
– Lapoutre, D.F. 1999. La Economía Doméstica de Orinoco. En. Obando, V. y colaboradores (editores), Orinoco: Revitalización Cultural del Pueblo Garífuna de la Costa Caribeña Nicaragüense. URACCAN.
– White, N. 1993. La Mujer en la Pesca Artesanal: El Caso de la Comunidad de Orinoco. Monografía, UCA Managua.

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