octubre 2002, Volumen 18, Número 2
Información y comunicación rural

En su propia voz: la radio rural en América Latina

MIGUEL INCIO BARANDIARÁN | Página 26-27
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América Latina es una región pionera en el uso de la radio para el desarrollo de la comunicación rural, en lo que se conoce ahora como comunicación participativa y comunicación para el desarrollo.

Esta experiencia comenzó a mitad del siglo 20, impulsada por religiosos, con fines pastorales y educativos. La radio debido a su naturaleza, a su fácil acceso y manejo fue adoptada por las poblaciones rurales. De esta manera, se convirtió en el vehículo de expresión de los grupos rurales, el medio para hacer escuchar su propia voz, como lo testimonian las siguientes experiencias que hemos seleccionado en razón del impacto social que tuvieron en la región y por representar los “modelos” que se adoptaron en las experiencias de radio rural. Pero son apenas una breve muestra de las múltiples experiencias generadas en la región.

Radio Sutatenza-Escuelas Radiofónicas (Colombia)

Sutatenza es un poblado ubicado en el valle de Tenza, departamento de Boyocá, en el que se inició, a mediado de 1947, la primera experiencia de radio rural, a partir de la iniciativa de un joven sacerdote, el padre Joaquín Salcedo, para enfrentar la situación de aislamiento, analfabetismo y otros problemas sociales que afectaban a las comunidades rurales de la zona.

El padre Salcedo provisto de un pequeño transmisor artesanal inició una experiencia de educación de adultos a distancia, sin imaginar que inspiraría el surgimiento de otras experiencias en el continente. Dos años más tarde ya era una emisora de mayor potencia como para cubrir un espacio de mil kilómetros a la redonda. El éxito alcanzado llevó a que se trasladara finalmente a Bogotá, convirtiéndose en la emisora de mayor potencia del país, sin perder de vista que su audiencia principal eran los millones de analfabetos de las regiones rurales de Colombia, hasta 1990 en que fue cerrada por problemas financieros y administrativos, tras haber transmitido más de millón y medio de horas de programación, como parte de la institución Acción Cultural Popular. La misma que complementaba la difusión radial con un periódico rural, una red de bibliotecas rurales y programas de capacitación para campesinos, con el ideal de la “educación integral fundamental”, un concepto que subrayaba la necesidad de ayudar a la gente a asumir la responsabilidad sobre su desarrollo y a reconocer su potencial para progresar e identificar el valor de sus propios recursos.

Radio Huayacocotla (México)

Fue la primera experiencia en México de escuela radiofónica en el poblado del mismo nombre, estado de Veracruz, México, en 1965. Fue impulsado por el párroco de Huayacocotla, Héctor Samperio, bajo el presupuesto de que el subdesarrollo, la pobreza y la situación de injusticia se debía más que nada a la falta de educación. La emisora comenzó a emitir sus programas con un pequeño transmisor de onda corta, en beneficio de las aisladas comunidades rurales del estado de Veracruz y de regiones aledañas. Para 1969 sostenía 126 escuelas radiofónicas que conforman una red, que marcó el fin de una etapa y una crisis institucional, por lo que pasó a ser conducida por una asociación civil, Fomento Cultural y Educativo, que se orienta hacia la participación comunitaria y concibe la educación como un proceso de desarrollo integral.

La emisora cuenta con gran aceptación de la población de las zonas rurales y tiene mucha influencia en el proceso de informar, formar opinión y dar capacitación. Su programación representa un esfuerzo por rescatar la cultura, la música y el pensamiento de los pequeños productores rurales, en su mayor parte indígenas, de la región. Sus transmisiones se realizan empleando lenguas nativas y se capacita a los agricultores en el uso de la radio. Sin duda, es una experiencia de generación de ciudadanía y empoderamiento de las poblaciones indígenas y rurales. Sin embargo, sigue limitada a la transmisión en onda corta, debido a la negativa de las autoridades para concederle una frecuencia en AM, por presión de los terratenientes locales, reacios a los cambios sociales.

Radio Quillabamba (Perú)

El valle de Urubamba, departamento de Cusco, es uno de los escenarios de los mayores cambios sociales en las zonas rurales del Perú, en los últimos 50 años: prolongadas luchas campesinas que llevaron a que allí se iniciara la reforma agraria de ese país andino. En 1966, sacerdotes dominicos compraron una pequeña emisora local y la transformaron en el proyecto innovador de comunicación para el cambio social que es hoy. Con el apoyo de organizaciones católicas de Europa, la emisora mejoró sus equipos, hasta convertirse en la emisora de mayor cobertura en la región. En palabras de sus promotores: la emisora pasó de los programas “religiosos” de su inicio, al esfuerzo de “educación formal” para campesinos pobres y, finalmente, a convertirse en “voz del pueblo”, bajo la responsabilidad de las organizaciones de las comunidades rurales. Esto tomó mayor fuerza en la época de violencia que vivió el Perú hasta la década pasada y que le costó ver dinamitados sus transmisores y sufrir la clausura de sus actividades por orden del gobierno nacional.

En la actualidad, radio Quillabama cuenta con una extensa red de corresponsales voluntarios, y funciona como centro de oficina de correos, cabina pública de teléfono y telégrafo para la mayor parte de los pequeños productores de la provincia. El pago que recibe por los servicios que presta, le permite cubrir los gastos corrientes.

Radio Margaritas (México)

Esta radioemisora se ubica en el poblado de Las Margaritas, en Chiapas, al sur de México, como parte de las veinte emisoras en AM creadas por el Instituto Nacional Indigenista, organismo estatal, para servir a las diferentes comunidades indígenas de México. La emisora transmite en cuatro lenguas diferentes, pero atiende a nueve grupos étnicos. Además de la programación propia, la radio también emite programas producidos por los campesinos indígenas. Las oficinas de la emisora reciben semanalmente un promedio de 200 visitantes, de los cuales un 70 por ciento sólo habla lenguas indígenas, principalmente tojolabales, uno de los grupos étnicos más pobres de la región. Como efecto de la situación creada a partir del surgimiento del movimiento zapatista, el Instituto Indigenista desarrolla un proceso de transferencia de sus emisoras a las comunidades rurales, para las que la radio es un medio para la intercomunicación de experiencias y mejoramiento de las relaciones, así como la ampliación de los flujos de información entre los grupos indígenas.

Radio Chaguarurco (Ecuador)

Desde 1995 funciona esta emisora rural que emite desde el poblado de Pucará, provincia de Azuay, promovida por la Fundación Chaguarurco para el Desarrollo Rural, organizada por las parroquias católicas, las organizaciones campesinas y voluntarios locales. Si bien tiene apoyo de la solidaridad internacional, la línea principal es el autofinanciamiento, para lo cual cuenta con una extensa red de colaboradores, que producen buena parte de la programación, para lo que reciben capacitación. La emisora goza de gran audiencia entre los pequeños productores de los poblados montañosos, que ven en la radio el vehículo inmejorable para intercambiar experiencias, reforzar la vida democrática y revalorar la cultura local.

Radio San Gabriel (Bolivia)

En Bolivia, la experiencia de radios con orientación popular se inicia con las famosas radios mineras, en los años 50 del siglo pasado. La Iglesia Católica tomó esta experiencia, como también la de radio Sutatenza de Colombia, y creó la Radio Pío XII. Pero los sacerdotes de la orden Maryknoll que trabajaban a orillas del lago Titicaca, crearon Radio Peñas dirigida a captar la audiencia de las comunidades aymaras, una de los mayores grupos étnicos de ese país altoandino. El énfasis de la emisora estaba en el adoctrinamiento y la educación radiofónica.

En 1972, la emisora fue donada al Arzobispo de La Paz, que la entregó a la Hermandad de las Escuelas Cristianas. Ubicada en la principal ciudad del país, la emisora cambió de nombre por el de Radio San Gabriel, convirtiéndose en el único medio de comunicación de identificación plena con el pueblo aymara, involucrando en su labor educativa a los propios beneficiarios. Para el efecto se generó una red de centros de capacitación, IRAS, que ofrece a miles de campesinos talleres diversos enfocados a promover el desarrollo rural. En 1980, esto fue considerado como agitación subversiva por el gobierno militar de entonces y la estación fue asaltada y destruida, aunque no se canceló su funcionamiento.

En la actualidad, la radio se caracteriza porque su producción se realiza de manera colectiva, acorde con el espíritu de las comunidades indígenas, y porque su ‘staff’ son campesinos, que participan parte del año en la producción agrícola de sus comunidades. Esto la ha convertido en la experiencia de mayor éxito de comunicación rural, y ha estimulado el desarrollo de otras experiencias con el mismo propósito: estimular a los campesinos a asumir el rol de liderazgo como comunicadores en sus propias lenguas, para revalorar su identidad y cultura para la generación de su propio desarrollo.

Un caso destacado es el de la radio San Miguel, localizada en la ciudad de Riberalta, en la selva fronteriza con Brasil. La emisora fue establecida en 1968 por los padres Maryknoll para superar el aislamiento de las poblaciones campesinas. Para mantener las relaciones entre la emisora y su audiencia, los promotores emplean la estrategia de transmitir sus programas desde los mismos lugares de vida de sus oyentes.

Las emisoras católicas no confesionales de Bolivia están agrupadas en la red ERBOL (Educación Radiofónica de Bolivia) que produce programas de alcance nacional, por lo que es considerada la más grande y productiva de la red de radios educativas del continente.
Radios campesinas

En Bolivia también se da el fenómeno ejemplar de la producción de programas campesinos en lenguas nativas (quechua, aymara, guaraní) de producción independiente, que se transmiten a través de espacios alquilados a las emisoras comerciales. Estos programas se financian a través de la venta de publicidad a pequeños anunciantes y el servicio de avisos demandados por los propios oyentes, como una forma de intercomunicación personal.

La predilección de la población rural por la radio, impulsó a las organizaciones de productores a generar sus propias emisoras, como radio Yaruk Molino establecida en 1985 en la provincia de Carrasco del estado de Cochabamba, creada por el Sindicato Sub-Central de Campesinos de Yuraq Molino y financiada por las 27 organizaciones que lo conforman.

Los líderes del ayllu (comunidad) de Chayantaka, en San Luis de Potosí, compuesta por 10 000 campesinos, decidieron poner fin a su aislamiento y subdesarrollo, estableciendo a mediados de 1990, un proyecto de desarrollo rural: una estación de radio por medio del aporte de los campesinos de productos agrícolas. La radio fue llamada Mallku Kiriya (La voz del Señor), en honor a su divinidad tutelar, la más alta montaña de la zona. Todos los miembros de la estación son campesinos y como no pueden abandonar sus chacras, sólo transmiten los fines de semana hasta que logren capacitar a jóvenes voluntarios para que operen la estación diariamente.

Estas experiencias de comunicación radial en el continente sirvieron, y aún sirven, de base para la incorporación en el medio rural de nuevas tecnologías de información y comunicación, como el vídeo e internet. La experiencia pionera del uso de audiovisuales se hizo en los años 70 en Perú con el CIESPAC, con la colaboración de la FAO, que más tarde la replicó en Centroamérica, África y Asia. El uso de internet, iniciado a fines de los años noventa, se encuentra aún limitado por la carencia en infraestructura de telecomunicaciones en las zonas rurales de América Latina.

Información compilada por Miguel Incio Barandiarán

Referencias
– Girard, Bruce. La Radio no está amenazada por Internet. En: Chasqui. Revista Latinoamericana de Comunicación. N° 70. Junio, 2000: Quito, Ecuador. http://www.dlh.lahora.com.ec/paginas/chasqui/paginas/chasqui11.htm
– Gumucio Dagron, Alfonso. Haciendo Olas. Historias de Comunicación Participativa para el Cambio Social. Informe para la Fundación Rockefeller. 2001: The Rockefeller Foundation. Plural Editores, La Paz (Bolivia) www.commint.com/la/lahaciendolas/
– Santibáñez, Marco A. Las radios rurales, entre la sobrevivencia y el modernismo. En: Los Tiempos.com. www.lostiempos.com/plo0.shtml
– FAO 1987. “Un nuevo enfoque para la comunicación rural: la experiencia peruana en video para la capacitación campesina. Estudio de caso”.
– Zepeda, José. Programación, el desafío de la radio ¿Solo música, solo noticias o algo más? En: Chasqui. Revista Latinoamericana de Comunicación. N° 71. http://www.dlh.lahora.com.ec/paginas/chasqui/paginas/chasqui11.htm

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Editor, Bruce Girard

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Puedes abrir el libro como un archivo único o sólo los capítulos que desees. Asegúrate de visitar la página de copyright antes de copiar o distribuir el libro o alguno de sus capítulos.

RadioApasionad@s
Edición digital © 2002 Comunica y Bruce Girard
ISBN: 90-5638-095-8
177 páginas
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