Sin embargo, el sector de fitomejoramiento ha sido más lento en adaptarse porque en él marco de la jerarquización existente («arriba – abajo»), la solución no es tan simple como una sustitución tecnológica. El sistema industrializado había fomentado un marco genético de cultivos que era vulnerable, debido a una biodiversidad muy baja. Este entorno homogéneo, que había sido mantenido gracias a un alto uso de insumos, ahora no podía sostener las mismas variedades de cultivos. El sistema nacional de suministro de semillas necesitaba ampliarse urgentemente, pero no tenía los recursos financieros para hacerlo. Desde 1989 hasta ahora, la capacidad de producción de semillas de maíz y frijol ha decaído en 50%.
El sector de semillas y fitomejoramiento continúa operando casi completamente dentro del sistema de planificación estatal centralizado, que no responde con comodidad a la realidad rural. Hoy, las estrategias de fitomejoramiento toman en consideración atributos indirectos de rendimiento y variabilidad regional, pero aún debe priorizarse en el ámbito institucional el mejoramiento de semillas para condiciones reales de bajos insumos externos. Hay necesidad de complementar con un enfoque más informal, la actual dependencia en el sistema de suministro de semillas.
La falta de semillas apropiadas ha significado que el sistema informal de semillas, operado directamente por y para los agricultores, continúe existiendo, aunque debilitado por la situación de dependencia creada antes de 1989. Tradicionalmente se mantiene una amplia variabilidad, que se adapta en pequeñas parcelas, donde los agricultores conservan ‘en vivo’ aquellas plantas consideradas útiles para las familias. En muchas partes del país la producción de semillas de los alimentos básicos de la dieta cubana, ha continuado vigente a través del sistema informal. Estos recursos genéticos han sido la base para que los fitomejoradores seleccionen genotipos comerciales. Sin embargo, se ha dado muy poca atención a este sistema informal de manejo de semillas en Cuba, y la variabilidad genética ha sido muy erosionada.
Algunos fitomejoradores abiertos a conceptos y desarrollos contemporáneos, han comenzado una búsqueda de enfoques alternativos. En el este de Cuba se ha establecido un proyecto de fitomejoramiento que enfatiza enfoques participativos. Una iniciativa independiente de un fitomejorador disidente en la provincia de La Habana adoptó conceptos similares y comenzó a desarrollar el proyecto en el cual se basa este artículo.
Este fitomejorador observó notables diferencias en los rendimientos de cultivos de las diversas provincias, que se relacionaban con diferencias en técnicas de manejo, apoyo y condiciones agroambientales locales. La hipótesis era que rendimientos altos y estables necesitan alta diversidad genética dentro de un cultivo. Los flujos de semillas ayudan a fomentar esta diversidad, en particular, flujos provenientes de regiones de gran variabilidad de recursos genéticos hacia aquellas donde hay poca disponibilidad de ellos. La naturaleza aislada de muchas de estas regiones de altos recursos genéticos las ha protegido de los programas de extensión del sector formal de semillas, pero también ha impedido el flujo de redes informales de semillas entre comunidades distantes.
Fitomejoramiento participativo en INCA
La meta del proyecto es diversificar y mejorar la estructura varietal de los cultivos de maíz y de frijoles comunes, para condiciones de bajos insumos. Antes de comenzar el Proyecto de Fitomejoramiento Participativo (FMP), el Departamento de Fitomejoramiento del Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas (INCA) organizó un taller y una feria de semillas, en colaboración con la entonces Asociación Cubana de Agricultura Orgánica (OCAO). En abril de 1999 se llevó a cabo el taller de dos días, en el instituto de investigación de INCA. Concentrándose en maíz, los investigadores esperaban identificar las necesidades varietales de un grupo pre-identificado de pequeños productores, presentar una diversidad de variedades, alentar a que los participantes seleccionaran aquellas variedades que eran apropiadas para sus condiciones locales, y distribuir semillas para que los agricultores experimentaran y las multiplicaran. La función de la feria de semillas fue facilitar el flujo de semillas del instituto de investigación al agricultor, en vez de que se haga entre agricultores. Todos los agricultores invitados vinieron de la Provincia de La Habana, y el grupo central provino de tres cooperativas agrícolas que participaban en un programa vigente que desarrollaba fincas piloto agroecológicas. Los agricultores de las fincas piloto estaban relativamente acostumbrados a la interacción e intervención en investigación.
La provincia de La Habana se caracteriza por un entorno relativamente homogéneo. En las últimas décadas los sistemas de producción habían dependido de altos niveles de insumos y todavía dependen del sector formal de suministro de semillas. En este momento, hay poca diversidad genética. El material alternativo de semillas tendría que provenir de la vecina pero remota provincia de Pinar del Río. Esta provincia se caracteriza por sistemas de bajos niveles de insumos externos con altos recursos genéticos vegetales e independencia del sector formal. Los agricultores mantienen líneas que se introdujeron en la región hace más de 15 años, pero muchos reportaron que periódicamente habían «refrescado» sus semillas introduciendo las características deseadas de otras fuentes. Muchos agricultores cultivaban tan cerca unos de otros, que fácilmente ocurría la polinización cruzada natural. El intercambio de maíz entre los agricultores era práctica común, particularmente entre las fincas de los lugares altos y más secos, donde había dos cultivos al año, y las fincas en las partes bajas, más húmedas.
Preparación y métodos
Algunos meses antes del taller, dos fitomejoradores emprendieron misiones de recolección de semillas de maíz en una comunidad agrícola en la provincia de Pinar del Río. Seleccionaron resistencia en condiciones de bajos insumos y recolectaron 66 variedades locales, incluyendo algunas de las comunidades señaladas de la provincia de La Habana. Se añadieron además, 4 variedades comerciales de los institutos de investigación. Todas fueron plantadas en diciembre, en una parcela experimental en el instituto de investigación. Cada una de las 70 líneas fue sembrada en 3 hileras, y se sembraron franjas anchas en los bordes con una mezcla de líneas diferentes. Debido a la falta de recursos financieros, la parcela experimental solamente recibió un riego y ningún insumo como fertilizante o para el control de plagas.
Asistieron al taller dieciocho agricultores, fitomejoradores de maíz del sector formal, científicos sociales de otros institutos de investigación, y representantes de la Asociación Nacional de Pequeños agricultores y de la ACAO. Se dividió a los participantes en 4 grupos para que identificaran y clasificaran los problemas asociados con el manejo y uso de semillas. Los agricultores elaboraron una lista de problemas y clasificaron los 6 factores más críticos. Después de esto, se les pidió nombrar los 5 cultivos más afectados por estos problemas.
En el segundo día del taller, se llevó a los agricultores a que inspeccionaran la parcela experimental de maíz y que examinaran las mazorcas de todas las líneas de maíz en esa parcela, para que eligieran las 5 líneas preferidas. Después, las semillas de esas líneas se repartirían entre los agricultores para que las investigaran. Se usaron breves cuestionarios para recolectar información sobre la evaluación de cada línea elegida por los agricultores, y se discutieron los resultados.
Cuadro 1. Criterios de selección para las variedades de maíz, aceptados como importantes para los agricultores participantes
Los principales problemas asociados con el manejo y uso de semillas fueron identificados como la calidad de las semillas, la disponibilidad de semillas, y la incidencia de plagas y enfermedades. Se consideró que la posibilidad de tener capacitación y extensión, el intercambiar semillas, y conseguir insumos no eran problema. En el campo, los agricultores rápidamente seleccionaron entre la gran cantidad de líneas que se les ofrecía. Mostraron una preferencia inmediata por las muestras de las variedades mixtas en los márgenes, ya que se apreciaba que respondían mejor en condiciones de bajos insumos que las hileras de una sola variedad. La importancia de cada uno de los criterios de selección se muestra en el Cuadro 1.
En la selección, el 80% de los agricultores identificaron diferentes criterios de preferencia para cada una de las cinco líneas que habían seleccionado. Fue muy popular una cepa domesticada proveniente de la provincia de Pinar del Río. Las variedades locales de la provincia de Pinar del Río mostraron mejor rendimiento que las de la provincia de La Habana.
Nuevas luces
Selección participativa de variedades en el campo.
Los mejores resultados observados de la siembra de variedades mixtas, hizo que los investigadores concluyeran que tenían que solucionar ciertas contradicciones sobre el mantenimiento de las variedades en estricto aislamiento, tal como lo sostenía el sistema formal. Se hizo evidente que los agricultores no solamente veían el rendimiento sino que también valoraban algunos aspectos de la planta, tales como altura, tamaño del tallo, número de mazorcas, y número y posición de las hojas. Esto indicaba que se podían diseñar más estrategias alternativas para los cruces. Los criterios de selección elegidos para las variedades de maíz mostraron que los agricultores, en general, no guardan semillas. En realidad, durante las discusiones, muchos de los agricultores preguntaron cómo se guardaban las semillas. Si es que los agricultores comienzan a guardar semillas, podrían haber otras opciones.
Los agricultores también usaron diferentes criterios individuales de selección para elegir cada variedad. Para los investigadores, esto resalta el hecho de que aún en áreas relativamente más homogéneas como la provincia de La Habana, el enfoque de fitomejoramiento participativo favorece un incremento de la diversidad.
Reacción positiva
En general, la acogida que tuvo en este nuevo enfoque participativo fue positiva, ya que los agricultores estaban acostumbrados a un estilo gerencial más jerárquico. Rápida y fácilmente, ellos pudieron seleccionar entre 70 líneas mostradas, y se les ofreció una gama muy amplia de semillas de nuevas líneas.
Los fitomejoradores que participaron sintieron que este taller les habían hecho ver la necesidad de adoptar un nuevo concepto en el manejo de semillas para mejorar los rendimientos y la calidad de las mazorcas de plantas cultivadas en condiciones de bajos insumos. El estimular el flujo de la variabilidad de los recursos genéticos ha mostrado el potencial disponible para incrementar los rendimientos en las parcelas de ensayo y para la aceptación de los agricultores. Es más, concluyeron que el fitomejoramiento participativo, usualmente asociado con entornos más marginales, también podía ser una herramienta importante en condiciones más homogéneas. En Cuba, las instituciones gubernamentales parecieran estar dispuestas a aceptar un sistema informal de semillas, pero es posible que los fitomejoradores clásicos necesiten argumentos más convincentes.
Humberto Ríos Labrada y Julia Wright
Humberto Ríos Labrada, Departamento de Fitomejoramiento, Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas (INCA), Gaveta Postal 1, San José de las Lajas, CP 32700 La Habana, Cuba. Teléfono 53 64 63867.
E-mail: dbinca@reduniv.edu.cu
Julia Wright, Group Communication & Innovation Studies, Wageningen Agricultural University, Hollandseweg 1, 6706 KN Wageningen, Holanda. Teléfono 31 317 483910.
E-mail: julia.wright@alg.vlk.wau.nl