enero 2000, Volumen 15, Número 1-2
Encontrando bases comunes (número doble)

Reconstruyendo la fertilidad del suelo

DAVID P. PEÑALOZA, HELENE M. MESCALLADO Y MARILENE C. HIPOLITO | Página
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La Misión Especial de los autores estudió las opciones de técnicas alternativas apropiadas para el manejo de la fertilidad de la tierra. Se recolectaron y analizaron datos secundarios de la Universidad Estatal de Luzón Central; del Instituto Filipino de Investigación en Arroz (PhilRice); de la Oficina de Investigación y Extensión Poscosecha en Muñoz, Nueva Écija; de la Universidad de Filipinas en Los Baños y del Instituto Internacional de Investigación en Arroz (IRRI, por sus siglas en inglés), en Laguna. Las opciones identificadas incluían el uso de abono verde, abono de corral, residuos de cultivos, desechos municipales, y contenidos de letrinas. También se consideraron combinaciones de fertilizantes orgánicos e inorgánicos.

Los estudios de Ladha et al. (1989) mostraron que los agricultores asiáticos prefieren Sesbania aculeata como abono verde. Crece con mucho vigor, puede soportar una amplia gama de condiciones adversas del suelo, incluyendo salinidad, alcalinidad, acumulación de agua, y fija nitrógeno vía nódulos de raíz. La planta puede producir una biomasa de 15 a 22,5 toneladas / ha, en seis semanas, dando rendimientos de nutrientes de 82 kg de nitrógeno (N)/ha, 11-16 kg de fosfatos (P2O5)/ha y 23-24 kg de potasa (K2O)/ha.

Los investigadores también han estudiado las propiedades de las hojas de ipil-ipil (Leucaena leucocephala Lam) como abono verde. Agustín (1978) encontró que el mejor nivel de aplicación era 3.000 kg de hojas secas de ipil-ipil/ha. Esto produjo 5.775 kg de arroz /ha. El rendimiento de granos se incrementó en un 15% (0,9 toneladas/ha) cuando el nitrógeno aplicado se incrementó de 60 kg/ha usando hojas de ipil-ipil, a 120 kg/ha con hojas de ipil-ipil o sulfato de amonio (Lao-lao et al., 1978). Otros cultivos usados como abono verde pueden ser más adecuados para determinadas condiciones locales (Misra y Hesse, 1983).

La evidencia experimental a largo plazo, revisada por Webster y Wilson (1966), sugiere que los cultivos de abono verde pueden representar un papel importante en el mantenimiento de la fertilidad, al actuar como cultivos de cubierta, elevando el contenido de materia orgánica en la tierra, reteniendo nutrientes de plantas, y fijando nitrógeno. Los cultivos de abono verde pueden suministrar nutrientes al mismo nivel que los fertilizantes inorgánicos. El único costo significativo es la mano de obra; pero, no hay costos de transporte y la ganadería y crianza de otros animales no son indispensables.

Sin embargo, serias dificultades afectan su aceptación. Es necesario una considerable energía humana, animal y fósil para incorporar el abono verde. También puede ser costoso el dotar del agua necesaria para favorecer el crecimiento y la descomposición del cultivo en el suelo, en particular cuando el acceso al agua es restringido. Las tierras con cultivos de abono verde deben también tener mayor costo de oportunidad que la tierra en barbecho; otro problema puede ser la necesidad de tierras, particularmente en lugares de alta densidad de población y agricultura intensiva, como en Nueva Écija. El manejo de cultivos para abono verde requiere de conocimientos y destrezas específicos. Los agricultores de KADAMA y KALIKASAN han intentado algunos cultivos de abono verde sin obtener resultados satisfactorios.

Azola
Azolla spp., un pequeño helecho acuático que vive en simbiosis con el alga verde-azul fijadora de nitrógeno, Anabaena azollae, ha probado ser un abono verde valioso para el arroz irrigado de tierras húmedas. Tiene gran capacidad para fijar nitrógeno, crece rápidamente y puede ser cultivado antes y durante el cultivo de arroz (Ventura et al., 1992). Los agricultores que usan azola han señalado que los rendimientos de arroz son comparables a aquellos logrados con fertilizantes inorgánicos y los costos de producción son menores. Un estudio en Japón mostró que la incorporación de azola producía un incremento de 1-2 toneladas /ha en campos inundados.

Se puede usar azola como forraje para animales, para cocinar y como alimento. Proporciona abrigo a los peces, suprime la maleza y es un cultivo que genera ingresos (Pelegrina et al., 1992). El azola se propaga fácilmente, pero requiere abundante agua estancada, una humedad relativa de 85-90%, un pH de 4,5-6,5, salinidad entre 90 – 150 mg/L y adecuados niveles de fósforo para sus necesidades nutricionales. Necesita mucha mano de obra, crece rápido y por eso puede atorar los canales de irrigación y campos de arroz, y compite con el cultivo de arroz. El azola duplica su peso en 3-5 días. Comenzando con 1 tonelada /ha, puede alcanzar un peso húmedo de 15-20 toneladas /ha en unos 20 días (Khan, 1983). Los agricultores de KADAMA y KALIKASAN antes usaban azola, pero encontraron que las condiciones de crecimiento eran tan favorables que se hacía difícil de controlar.

Abono de corral
El estiércol de carabao, ganado vacuno, cerdos y aves de corral es fuente potencial de nutrientes para el manejo de la fertilidad de la tierra. Una aplicación de abono de corral a una tasa de 3,1 toneladas/ha produjo rendimientos de arroz similares a aquellos logrados cuando se aplican fertilizantes químicos a una tasa de 18,7, 6,5, y 6 kg/ha de N, P y K, respectivamente (Songmuang et al., 1989). Sin embargo, los agricultores generalmente tienen pequeñas cantidades de estiércol de corral. Esto significa que sólo puede ser usado para mejorar la fertilidad de la tierra en pequeñas áreas de la finca y tiene poco impacto en la producción total de arroz. Cuando la producción de animales, cerdos o pollos, se concentra en unidades industriales, puede haber cantidades mayores de abono disponible para la venta.

Los resultados obtenidos por Manaog (1965) mostraron que el estiércol de pollo dio el máximo rendimiento por hectárea para Macapagai BPI 121, una variedad de arroz de tierras bajas. Probó ser mejor que el abono de caballo, ganado vacuno o carabao y que el sulfato de amonio (21% N). Padua (1979) mostró que cuando se aplicaban diferentes niveles de estiércol de pollo (0, 3 y 9 toneladas/ha) al arroz IR-42, los resultados con 9 toneladas / ha fueron los mejores: 1.650 kg/ha más de grano que en las parcelas de control.

Los agricultores de KALIKASAN comenzaron a usar estiércol de pollo en 1992. Después de cinco años, obtuvieron rendimientos de arroz (5-6,25 toneladas) comparables o mayores que aquellos producidos usando fertilizantes inorgánicos. Se pudieron reducir las aplicaciones de 60 sacos/ha (3.000 kg/ha) a 10 sacos/ha, sin una caída inmediata del rendimiento; esto representa un gran ahorro ya que el precio del saco de estiércol de pollo es P40, menor que los abonos químicos.

Residuos de cultivos
Cuando se retiran el grano y la paja de un campo de arroz, se extraen unos 150 kg de N, 20 kg de P, 150 kg de K y 20 kg de S del suelo. Casi todo el K y alrededor de un tercio del N, P y S están en la paja. Aunque contienen menos nutrientes que el azola y el estiércol de pollo, los residuos de cultivos son una fuente de bajo costo de nutrientes y es fácil tenerlos en las fincas. Los experimentos a largo plazo muestran que cuando se incorpora la paja, en vez de quemarla o retirarla, se registran mayores rendimientos. Estos beneficios fueron confirmados en un estudio de tres suelos con valores de pH de 4,7, 6,6 y 7,4 y sin fertilizante. Cuando se incorporó la paja a una tasa equivalente a 5 toneladas / ha, los incrementos en grano y en paja fueron, en promedio para un período de siete años, 31% y 71%, respectivamente. Sin embargo, si se incorporaba paja en suelos mal drenados durante períodos largos, los rendimientos disminuían. Para evitar esto, Tanaka (1974) sugirió que la cantidad máxima de paja que podía ser incorporada, sin causar efectos adversos, era 6 toneladas /ha.

Incorporar paja de arroz a campos inundados es un problema para los agricultores. Pueden no tener la maquinaria apropiada y la descomposición in situ de residuos de cultivos, en condiciones anaeróbicas, es demasiado lenta para aquellos que siembran dos o tres cultivos al año. También hay riesgo de deficiencia de nitrógeno y disminución de rendimientos. Una preparación normal de compost de residuos de cultivos también es muy lenta. Sin embargo, el método IBS para hacer compost rápidamente, introducido en 1986 (Cuevas, 1993), acelera el proceso porque incorpora un hongo activador, Trichoderma barzianum, y procedimientos que facilitan la rápida descomposición de los desechos agrícolas.

Los agricultores necesitan mezclar una fuente de nitrógeno y abono, ya sea animal o verde, o úrea con la paja para obtener una descomposición rápida y un compost de buena calidad. Si se combinan compost y fertilizantes inorgánicos, los rendimientos de arroz se incrementan de 10 – 15% y los ingresos en 10-20%. Estos resultados son mejores que aquellos logrados usando 100% de fertilizantes inorgánicos (Cuevas, 1993).

Desechos municipales y aguas servidas
En áreas urbanas hay abundantes desechos orgánicos municipales e industriales, ya sea como compost o como materia viscosa, que constituyen una importante fuente de nutrientes. Lardinois y Van der Klundert (1993) encontraron poco reciclaje de desechos municipales en países de bajos ingresos. Generalmente, no funciona bien la tecnología introducida de Europa para el procesamiento de desechos a gran escala, y el transportar y preparar el compost es, con frecuencia, demasiado caro como para competir efectivamente con fertilizantes químicos. Un reciclaje a pequeña escala puede ser una alternativa factible. El contenido de nutrientes de los desechos orgánicos municipales varía considerablemente, dependiendo del tipo, tratamiento y cuán contaminados estén con plásticos, metales pesados y otras sustancias químicas. Se necesita una inversión urgente en el reciclaje de desechos urbanos, para facilitar una mejor utilización de esta importante fuente de nutrientes y para mejorar el medio ambiente y la salud de la población urbana.

Las aguas servidas, el compost de excrementos humanos y la orina son fuentes ricas en nutrientes. Aunque menos importantes, hoy, las aguas servidas siguen siendo usadas ampliamente por los agricultores, en especial en China. Los investigadores de la Universidad Estatal de Luzón Central han usado aguas servidas como fertilizante de suelo para producir calabazas y girasol. Patricio y Urban (1981) informaron que el mayor rendimiento de semilla de girasol por parcela fue obtenido añadiendo 30 toneladas / ha de aguas servidas en cuatro aplicaciones. Con este tratamiento, el ingreso neto registrado fue P3.958,00/ha, lo que representa una ganancia de P0,74 por cada peso invertido. Sin embargo, el aceptar o no aguas servidas como fertilizantes orgánicos depende del costo de mano de obra, de los riesgos de salud y de una actitud culturalmente determinada.

Combinaciones orgánicas-inorgánicas
Los cultivos intensivos, las variedades de alto rendimiento y la producción para el mercado aumentan la demanda de nutrientes para el suelo. La oferta de fertilizantes orgánicos y abonos verdes no puede cumplir con la demanda, porque el reciclaje de desechos orgánicos es limitado y, con frecuencia, los abonos verdes compiten con los cultivos. Puede no ser suficientemente rentable usar solamente fertilizantes orgánicos. Generalmente, la mejor opción técnica y financiera es usar fertilizantes orgánicos e inorgánicos, juntos. Muchos estudios tratan de este tema y es posible hacer innumerables combinaciones. Los resultados dependen de los materiales usados y de los costos involucrados.

En relación con esto, los agricultores individuales reportan experiencias interesantes. En 1985, Ricardo Libo-on aplicó 6 bolsas de 16-20-0 y 3 bolsas de úrea /ha a su campo de arroz de 12 hectáreas y cosechó un promedio de 7 toneladas / ha, por temporada. Cuando usó una mezcla de 5 toneladas de azola, cascarilla y material viscoso del digestor de bio-gas y 3 bolsas de úrea más 21 de fertilizante foliar / ha, cosechó cerca de 15 toneladas /ha (Pelegrina et al., 1992).

La Cooperativa AGTALON, Pangasinan, produce un fertilizante orgánico comercial, Ag-Bio, que cuesta P135 por 50 kg. Con una mezcla de 10 bolsas de fertilizante orgánico y 1 bolsa de fertilizante inorgánico (14-14-14) se lograron rendimientos de 5 a 6 toneladas/ha y ganancias de P2,90 sobre lo invertido. Sin embargo, el fertilizante Ag-Bio puro, usado a una tasa de 12 bolsas / ha, rinde 4,5-6 toneladas/ha, dando una ganancia estimada de P3,10 sobre la inversión.

Conclusiones
Cada opción individual parece tener sus propias fuerzas y debilidades. La opción más adecuada dependerá mucho de las condiciones locales, oportunidades de mercado y de las preferencias de los agricultores. En la agricultura de subsistencia y allí donde los agricultores producen para el mercado orgánico, diversas alternativas para fertilizantes orgánicos puros serán necesarias. Si los agricultores producen para el mercado convencional, la mejor manera de mantener la fertilidad de la tierra es combinar fuentes de nutrientes de diferentes tipos: materia orgánica, abonos verdes y fertilizantes inorgánicos comerciales (Pandey, 1991).

De: Hipolito MC, Mescallado H y Peñaloza DP Jr, 1998. Alternative soil fertility options. Informe para el Programa de Investigación de ILEIA:

David P. Peñaloza, Helene M. Mescallado y Marilene C. Hipolito. Centro de Estudios de Luzón Central, Universidad Estatal de Luzón Central, Muñoz, Nueva Écija, Filipinas.

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