En 1995 un estudio de PAN Asia y el Pacífico sobre las mujeres y los pesticidas, por medio de entrevistas a más de 2,500 agricultores y trabajadores del campo, en su mayoría mujeres, demostró que la mayor parte de agricultores aplican pesticidas o están en contacto directo con ellos.
Muchas personas no se dan cuenta de los adversos efectos de los pesticidas y quienes aplican pesticidas con frecuencia no pueden leer las etiquetas o no siguen las instrucciones. Los usuarios no usan ropas protectoras porque no son apropiadas para el clima, no están disponibles o son muy costosas; los agricultores y campesinos en la región usan pesticidas altamente tóxicos, considerados como de Clase 1, es decir muy peligrosos, en la lista de la Organización Mundial de la Salud. Entre las personas encuestadas se vio que muchos han sido intoxicados y se citaron entre los efectos agudos los mareos, dolor muscular, estornudos, picazón, quemaduras de la piel, ampollas, dificultades de la respiración, náusea, cambio de color de las uñas y molestias en los ojos. El desarrollo del Manejo Integrado de Plagas (MIP), que se ha centrado en cultivos como arroz y hortalizas, beneficiará a las agricultoras y campesinas -las principales contribuyentes en materia de producción de alimentos. Pero, a menos que las mujeres sean identificadas e incluidas en la planificación e implementación de los proyectos, y se les aliente a asumir papeles de líderes, ellas pasarán inadvertidas. Los programas, la capacitación y la tecnología de MIP requieren tomar en cuenta el compromiso de la participación de la mujer.
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Estudio de caso de Sungai Buaya |
En 1994 se realizaron varias reuniones con agricultores de Sungai Buaya, Seberang Perak, en la península de Malasia. Los agricultores de Sungai Buaya usaban intensivamente los agroquímicos; y el grado de mecanización en la región era considerable. Los rendimientos fueron altos al comienzo, pero luego tuvieron que incrementar sus insumos de pesticidas y fertilizantes, con grave riesgo para la salud y daño al medio ambiente. Entonces recurrieron a «Education and Research Association for Consumers» (ERA) quienes a su vez se comunicaron con PAN AP para tratar de solucionar los problemas del uso de pesticidas.La población está conformada por 100 familias, la mayoría de las cuales viven bajo los niveles oficiales de pobreza. El tamaño promedio de una familia es de 8 miembros. El ingreso mensual promedio está por debajo de los US$100. Los agricultores hacían importantes préstamos al inicio de la temporada de arroz. Luego de las discusiones iniciales con los representantes del «kampung» (poblado) comenzamos un programa de orientación intensivo de un día en MIP y compartimos los logros obtenidos en otros países asiáticos. Participaron más de 150 agricultores, quienes expresaron sus preocupaciones sobre los riesgos del uso de pesticidas, el aumento de los costos operativos y el notable descenso en los rendimientos. Las agricultoras, aunque estaban presentes, se sentaron a cierta distancia y no participaron. Luego de la reunión se realizaron discusiones informales con ellas para determinar la retroalimentación de las discusiones sobre MIP. Ellas hicieron muchas preguntas sobre el MIP y su éxito en otros países. Ellas no habían formulado esas preguntas antes porque son tímidas y «finalmente, los hombres estaban allí para preguntar»; sin embargo, las animamos a hablar. Las reuniones regulares con el Grupo Principal (o Jawatan Kuasa Kelompok) continuaron en el kampung, pero no asistieron las mujeres. Tuvimos que asegurarnos de que continuaríamos reuniéndonos con ellas después de las discusiones. Para desarrollar el programa de MIP para la primera temporada de arroz, el Centro Gubernamental de Capacitación en Agricultura (Government Agriculture Training Centre) ayudó a identificar y reunir a capacitadores de MIP y extensionistas calificados del Departamento de Agricultura (Department-DOA) de la región norte de Malasia Occidental y de ERA y PAN AP. Cuando se discutió la participación de las mujeres y cómo alentarla, todo el personal del DOA la consideró una mala idea -porque los pobladores de Sungai Buaya son musulmanes y era difícil capacitar un grupo mixto. Sin embargo, acordamos retomar el punto después de la primera temporada. La programación de la capacitación en MIP y el tema de la participación de las mujeres fueron presentados ante el grupo principal, el cual lo discutió con el resto de pobladores. Ellos sugirieron cambios en el esquema de capacitación y el jefe de la población ofreció su campo para la capacitación como «parcela demostrativa». Pero la sugerencia inesperada fue que las agricultoras estarían involucradas en el programa. Estas sesiones de capacitación abarcaron dos temporadas completas de cultivo de arroz. Fueron capacitados 50 agricultores, de los cuales la quinta parte eran mujeres. Al comienzo las mujeres permanecían calladas y guardaban todo para sí. Pero conforme la capacitación abarcó observaciones semanales e identificación de plagas y depredadores en los campos de arroz, así como experimentos con el uso de fertilizantes, ellas comenzaron a compartir sus observaciones con el grupo. Asimismo, las mujeres iniciaron discusiones de seguimiento después de las sesiones de capacitación. Mientras que los hombres pocas veces se reunían, las mujeres buscaron el tiempo para reunirse y discutir sobre la capacitación y las dificultades que enfrentaban; generalmente intercambiaban ideas y pensamientos. Con frecuencia buscaban aclaración de parte de los organizadores de ERA o PAN AP, con las mujeres, porque se sentían más cómodas. Sus discusiones de grupo muchas veces incluían a otras mujeres que no participaban de la capacitación -estaban compartiendo sus conocimientos. Además, al finalizar la primera temporada, se organizó una sesión de capacitación sobre género con las mujeres del poblado (junto con las 10 mujeres participantes del curso MIP). ERA y Tenaganita, una organización femenina local, llevaron a cabo la más exitosa capacitación donde se discutieron muchos de los problemas y temas que enfrentan mujeres y agricultores. En la segunda temporada hubo una marcada diferencia en la respuesta femenina durante las sesiones de capacitación. Unas cuantas se involucraron activamente durante las discusiones del grupo mixto. Incluso hubo un lento cambio en el arreglo de los asientos durante las discusiones. Mientras al comienzo las mujeres se sentaban en la parte de atrás, luego se sentaron en una fila separada pero al lado de los hombres. Unos 50 agricultores conformaban el grupo del programa de capacitación, pero otros pobladores también entraban a las sesiones. La capacitación en MIP resultó más que una actividad del pueblo y otros se beneficiaron de la experiencia. Durante la evaluación de la capacitación, los encargados de la capacitación y los participantes reconocieron que, en forma colectiva, las mujeres fueron mejores participantes. Además, ellas tienen esquemas de ahorro organizado y proyectos para generar ingresos, como producir bocadillos para venta. Los participantes del MIP también están criando peces para consumo y venta, y las mujeres están totalmente involucradas en esta exitosa empresa. Las mujeres también han sido contratadas por un año por los agricultores de los pueblos vecinos para verificar la presencia de plagas y depredadores en sus campos y aconsejarlos sobre problemas de plagas. Estas agricultoras también han asumido papeles de líderes en sus pueblos, especialmente en materia de MIP. Se les ha invitado a hablar sobre sus experiencias y necesidades como productoras de arroz en varios seminarios. En resumen, se les ha pedido que representen a su pueblo en estas actividades. |
Nueva dirección |
Dadas las desigualdades dentro de la sociedad y del hogar, es esencial que las mujeres sean parte de la planificación e implementación, para alcanzar la meta del manejo sostenible de plagas y la seguridad alimentaria. Sólo cuando las mujeres tienen acceso y control sobre los recursos, pueden tener una participación equitativa en la producción de alimentos. También deben tener más acceso a la información -sólo entonces tendrán autoridad para tomar decisiones sobre las prácticas agrícolas sostenibles y el manejo de las finanzas. Esto también mejorará su estatus dentro de sus familias y comunidades. |
Sarojeni V. Rengam. Executive Director, PAN Asia y el Pacífico, P.O. Box 1170, 10850 Penang, Malasia. |