Las leguminosas, por sí mismas, son una buena fuente de proteínas, vitaminas y minerales. Sin embargo, contienen factores antinutricionales como los inhibidores de tripsina, hemagluteninas, saponinas y ácido fítico entre otros, muchos de los cuales, afortunadamente son destruidos, al menos en parte, al aplicar las técnicas culinarias tradicionales. Estos factores modifican el aprovechamiento nutricional de sus nutrientes (Gray, 2006).
Magnitud del problema
Para los primeros años de este siglo, la situación de la agricultura familiar en la zona occidental de Cuba era bastante compleja. Se carecía de insumos agrícolas, especialmente fertilizantes, los suelos estaban deteriorados y los rendimientos agrícolas eran bajos. El municipio La Palma, en Pinar del Río, es una zona de montaña con valles dedicados a la agricultura. La introducción en esta zona de paquetes tecnológicos y de monocultivos redujo significativamente la producción y rendimiento de las legumbres, en especial de las variedades de frijoles, que si bien son aportadoras de nitrógeno al suelo, también sabemos que exigen suelos fértiles para su desarrollo. Otras investigaciones han comprobado la migración de las leguminosas locales hacia reductos de suelos más productivos y más húmedos, en donde la mecanización y la presión agrícola no han sido tan excesivas.
Las legumbres son parte esencial de la dieta de las comunidades rurales de esta zona y la presencia de platos típicos como el arroz y frijol, sobre todo de color negro, es indispen¬sable para que una comida se considere completa. Las malas condiciones de los suelos habían restringido notablemente la producción y los rendimientos de cualquier legumbre, lo que afectaba directamente la calidad de la dieta y la seguridad nutricional de la familia campesina.
Las leguminosas, granos o legumbres son una buena fuente proteica e interesan también por su bajo contenido de lípidos y el tipo de fibra dietética que contienen. Otros aspectos de interés son su adaptación a climas poco favorables y su papel en la rotación de cultivos por su capacidad de fijar nitrógeno al suelo, gracias a la simbiosis con diversas bacterias radiculares. Las legumbres son clave en la seguridad nutricional de grandes grupos de población. Constituyen la principal fuente de proteínas en muchos países en desarrollo mientras que en los países desarrollados, donde el consumo de legumbres había ido disminuyendo con los años, su consideración actual como alimento saludable ha favorecido el incremento de su consumo (Sánchez y otros, 2001).
Muchos productores, dadas las condiciones de sus fincas, dejaron de producir frijol para cultivar yuca, que se adapta mejor a suelos de baja calidad, lo que disminuyó sus ingresos en dinero, por los bajos precios de este producto y el tiempo necesario para la cosecha, que es alrededor de un año, mientras que los frijoles a más alto precio, se pueden obtener tan solo en cuatro meses.
También existía una fuerte reducción de la diversidad de frijoles pues la mayoría de agricultores se concentraba en producir frijoles negros una sola vez al año, haciendo vulnerable el cultivo a plagas y enfermedades y a las variaciones climáticas. Esta situación no solo afectaba la economía familiar, sino también toda la economía del municipio, donde los programas sociales del Estado eran también afectados por la baja producción de frijoles.
En los últimos años, los científicos han comenzado a darle mayor importancia al papel que juega la biodiversidad en el funcionamiento de los sistemas agrícolas, considerando que es precisamente el principio fundamental de la agricultura sostenible (Lores y otros, 2008).
¿Qué hacer para revertir esta difícil situación de la economía familiar?
A partir de las propuestas del Programa para la Innovación Agrícola Local (PIAL), se inició la producción de diferentes tipos de legumbres en las fincas de productores líderes. Entre las legumbres que se introdujeron hay una alta diversidad de frijoles de diferentes tipos y colores, como caupi, soya y gandul. La primera estrategia utilizada fueron las ferias de diversidad de frijol y, previamente, la diversidad era asumida por un productor líder que se encargaba de multiplicarla en su finca. Luego se invitaba a todos los interesados a participar en las ferias, ya fueran de la comunidad o de lugares cercanos.
Los participantes tenían la misión de identificar los materiales que más les impresionaban por su color, rendimiento, forma; existía un amplio abanico de sugerencias para su selección. Una vez concluida la feria y llegado el tiempo de recolectar los materiales, todos los participantes recibían en sus fincas las semillas previamente seleccionadas para iniciar su multiplicación.
Algunos resultados obtenidos
Se mejoró de manera significativa la producción de cerdos a escala familiar: a partir del uso de la soya y el caupi, unidos al maíz, sorgo, girasol y otros materiales producidos en las propias fincas, se elaboraron los piensos locales por los mismos campesinos, eliminando así su dependencia de los piensos industriales ofrecidos por el Estado a altos costos.
Como resultado de la gestión de la gran diversidad de materiales de frijol, el municipio La Palma cuenta hoy con un banco de semillas locales con diversidad de frijoles y más de 150 materiales y acepciones, procedentes de nuestro país y de varias regiones de América Latina y el Caribe.
Para el logro de estos resultados, fue necesario establecer un programa sensible de capacitación a productores y demás actores del municipio. Los propios productores no creían a estas alturas que pudiesen existir más de dos o tres variedades de frijol y sobre la soya solo tenían referencias y los caupi, ni siquiera los conocían en esta zona.
Esto significó un fuerte reto para el equipo técnico del programa y para los propios productores pues hubo que enfrentar mucha presión, especialmente en el caso de la ferias de diversidad.
Resultados tangibles de la propuesta
Una valoración de la propuesta después de 10 años de iniciada, nos muestra que la situación ha cambiado favorablemente:
- se ha devuelto la producción regular de frijol a los pequeños productores, que cuentan ya con una adecuada diversidad. Es notable el mejoramiento de los suelos por efectos del cultivo de leguminosas
- a pesar de que la producción de frijol sigue siendo de secano, generalmente se logran dos cosechas al año, dependiendo de las condiciones del clima
- ya forma parte de la cultura campesina la producción de soya y caupi, además del gandul, este último considerado muy importante por los productores para la crianza de aves de patio, que se alimentan directamente de esta leguminosa
- hay un reforzamiento de la seguridad alimentaria y nutricional del agricultor y su familia, no solo por la producción de frijoles que es un elemento esencial en la dieta de esta zona, sino por el incremento en carne de ave y de cerdo, que son muy consumidas en el municipio
- el municipio cuenta hoy con una finca para la reproducción masiva de semilla de frijoles, lo que asegura su disponibilidad
- se cuenta con un banco local de semillas de frijol, donde cada año se refrescan y experimentan los materiales, además de constituir una fuente segura donde los productores pueden solicitar pequeñas porciones de materiales para su posterior reproducción.
Conclusiones
Estos resultados obtenidos por la propuesta han permitido a las autoridades municipales realizar otras propuestas de manejo de las leguminosas, especialmente de los frijoles, como el programa de potenciación de la producción en zonas seleccionadas del municipio.
Otras de las propuestas municipales fue el programa de producción de frijoles con especies fortificadas con hierro. Este programa, con colaboración internacional, estuvo dirigido a las madres gestantes para la reducción de la anemia, tanto en la madre como en el recién nacido.
De modo general, el municipio ha multiplicado los volúmenes de producción de frijol y se aportan más de 60 toneladas de frijoles a la canasta básica, destinada a los programas sociales del Estado. Esta cifra al parecer no es tan significativa para zonas de alta producción, pero debe tomarse en consideración que al inicio de la propuesta esta cifra estaba en cero.
C. Nelson Valdés Rodríguez
Doctor ingeniero, profesor titular de Agronomía de Montaña, Universidad de Pinar del Río, Cuba.
nvaldes@upr.edu.cu
Iván Paneque Torres, Yoan Rodríguez Zamora, Maikel Márquez Serrano
Profesores de la Facultad de Agronomía de Montaña, miembros del equipo del programa PIAL.
Referencias
Gray, J. 2006. Dietary fibre. Definition, analysis, physiology and health. ILSI Europe Concise Monograph Series. Bruselas: ILSI.
Garrido, V. M. S. 2006. Recomendaciones y estrategias para desarrollar la agricultura ecológica en Iberoamérica. CYTED. Cooperación Iberoamericana. 228 p.
Lores, A., Leyva, A., y Tejeda, T. 2008. Evaluación espacial y temporal de la agrobiodiversidad en los sistemas campesinos de la comunidad “Zaragoza” en La Habana. Cultivos Tropicales, 2008, vol. 29, no. 1, pp. 5-10.
Pino, M. 2008. Diversidad agrícola de especies de frutales en el agroecosistema campesino de la comunidad Las Caobas, Gibara, Holguín. Cultivos Tropicales, 2008, vol. 29, no. 2, pp. 5-10.
Sánchez, Y., Infante, R., García, O. 2001. Efecto del tratamiento térmico sobre la fibra dietética en platos típicos. La expe¬riencia en Venezuela. En: Lajolo, F., Saura-Calixto, F., Witting de Penna, E., Wenzel, M. (eds). Fibra Dietética en Iberoamérica: tecnología y salud. São Paulo, Brasil: Ediciones Loyola. p. 297