marzo 2013, Volumen 29, Número 1
El SICA: un éxito que se expande

Aprendiendo de los agricultores

RAJENDRA UPRETY | Página 22-24
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La primera vez que leí sobre el SICA fue una tarde del 2002. En los siguientes años, en mi función de extensionista de la Oficina Distrital de Desarrollo Agrícola (DADO) empecé a promover el SICA en el distrito de Morang, Nepal.

 

En este periodo pude observar cientos de campos con SICA muy atractivos y por unos años fui activista de este sistema. Dando una mirada a los resultados, he aprendido que los diferentes agricultores enfrentan diferentes problemas y que ellos adaptan todas las técnicas de acuerdo con sus circunstancias y necesidades específicas.

Los medios de comunicación y los “paladines” locales han jugado un rol vital en la promoción y diseminación del SICA en Nepal. El SICA se introdujo en Morang en 2004, con el objetivo específico de incrementar los rendimientos. Las Escuelas de Campo para Agricultores (ECA), fueron utilizadas por DADO para entrenar a grupos de agricultores en técnicas de SICA; los participantes eran propietarios de tierra, aparceros, arrendatarios, y agricultores con acceso a varias fuentes de agua.

En esas reuniones interactivas en el campo, parecía que el SICA era compatible con la realidad de los agricultores de pocos recursos, la escasez de fertilizantes y el uso de diferentes variedades de arroz. Pero, al trabajar durante un tiempo con estos agricultores, los investigadores y extensionistas aprendieron que sus contextos agroecológicos y socioeconómicos muchas veces son diferentes y que los agricultores aplican las estrategias SICA recién aprendidas de manera distinta, dependiendo de sus contextos.

 

En Nepal la demanda de arroz ha estado aumentando, debido al crecimiento de la población y a su capacidad de compra, así como por el hecho de contar con mejores medios de transporte. El arroz se ha convertido en una prioridad para el gobierno. Sin embargo, los mismos cambios sociales y económicos han creado nuevas oportunidades de ingresos para la población rural, y como resultado el cultivo de arroz se ha hecho menos atractivo.

Aunque la mayoría de agricultores continúa cultivando arroz para asegurar el consumo familiar de alimentos, muchos de ellos también están involucrados en otras actividades generadoras de ingreso, agrícolas y no agrícolas. La nueva generación de agricultores está más interesada en hortalizas de alto precio, frutas y cultivos comerciales.

Un detallado estudio de campo hecho en Morang en 2008 demostró que el SICA incrementa la producción de arroz, pero que su adopción por los agricultores era limitada. La confiabilidad en el acceso al agua, la distancia entre la casa y los campos de cultivo, la propiedad de la tierra y la disponibilidad de mano de obra y entrenamiento eran los principales factores que determinaban las estrategias de los agricultores, y por lo tanto influían en la difusión del SICA.

El tener una oferta de agua inestable, cultivar en tierras bajas cenagosas o en campos alquilados o distantes constituían obstáculos para la adopción del SICA. La mayor parte de los agricultores SICA a pequeña escala, empleaba la mano de obra familiar, mientras que la mayoría de agricultores a gran escala dependía de mano de obra contratada y no estaba interesada en el SICA porque su requerimiento de mano de obra tiene una duración determinada. Pero, sobre todo, el factor determinante fue la importancia que el agricultor asignaba a la producción de arroz, dentro de la amplia gama de oportunidades agrícolas y no agrícolas de generación de ingresos. Este estudio indicó que la intensificación del cultivo de arroz era una alternativa atractiva solo para una pequeña minoría de agricultores propietarios de tierras, con escasa dependencia de mano de obra contratada.

Variaciones en el manejo de campo

También vimos que los agricultores empleaban diferentes estrategias de manejo de campo para incorporar al SICA en sus sistemas de cultivo. Pocos agricultores usaron las seis prácticas del SICA presentadas en las sesiones de entrenamiento –plántulas jóvenes, trasplante de plántulas individuales, más amplio espaciamiento entre plantas, riego alternando la humedad con periodos secos, deshierbe mecánico y uso de compost–. No obstante, el uso de métodos modificados parecía tener mejores resultados que el SICA “estándar”, pues lograban un rendimiento promedio de 5,7 t/ha.

Al mantener interacciones regulares con los agricultores, los investigadores y extensionistas aprendieron “qué es lo que funciona” y “qué no funciona”. Encontramos que los agricultores con los campos de mayor productividad utilizaron un número menor de plántulas, más jóvenes y de variedades menos sensibles a la luz, dispuestas con mayor espaciamiento en el terreno. El tipo de tierra y la disponibilidad de agua tuvieron gran influencia en la elección de enfoques hecha por los agricultores.

La mayoría de agricultores solamente utilizó métodos SICA en las partes más altas de sus terrenos. Usaron plántulas más jóvenes en áreas en las cuales la irrigación y el drenaje podían ser mejor controlados, con lo que se tuvo la evidencia de que es más riesgoso trasplantar plántulas jóvenes en áreas con escasez de agua. La disponibilidad de agua también determina la época para preparar los terrenos y trasplantar. Cuando las lluvias se atrasan o no hay disponibilidad de agua, la preparación del campo se posterga mientras las plántulas continúan creciendo en los viveros.

Por otro lado, el deshierbe mecánico parecía ser problemático. Aunque los agricultores usaron menos plántulas con mayor espaciamiento entre ellas, no las dispusieron en líneas rectas o en patrones cuadrados, necesarios para el deshierbe mecánico. El manejo de la maleza manual o mecánico requiere mano de obra suficiente y capacitada. Se encontró que el deshierbe mecánico producía rendimientos mayores, pero todos los agricultores se quejaron de la ineficiencia de

los escardadores fabricados localmente. El equipo pesado no era adecuado para las mujeres, que eran la mayor parte de la mano de obra.

Además, muchos agricultores no adoptaron la recomendación de utilizar compost –solo o con fertilizantes–. Algunas veces no había compost o era insuficiente, especialmente porque el estiércol es a menudo usado como combustible.

Otros factores que restringieron el uso de compost fueron la distancia hasta el campo, la propiedad de la tierra y los rendimientos esperados. El uso de carros tirados por bueyes está desapareciendo en el área y con él también las opciones de transporte que tienen los agricultores.

Además, los agricultores prefieren aplicar el compost del que disponen a cultivos de mayor valor, como hortalizas y plantas aromáticas. En el estudio también se encontró que los agricultores menos productivos del área estaban utilizando más fertilizantes que los requeridos. En cambio, aquellos que asistieron a las sesiones de capacitación habían reducido su uso.

Finalmente, vimos que los agricultores no siguieron las recomendaciones de los sistemas nacionales de investigación. Solamente 22% de los campos de arroz en Morang se plantaron con las variedades recomendadas. En áreas bien irrigadas y por tanto menos vulnerables, las variedades recomendadas se desempeñaron mejor y fueron adoptadas por los agricultores. Pero en los campos más vulnerables fueron menos populares.

Adicionalmente, el bajo rendimiento en paja de las variedades enanas recomendadas las hace menos atractivas para los agricultores que tienen animales, por lo que prefieren variedades más altas que proporcionan paja para forraje. También las variedades Basmati de larga duración y rendimientos bajos fueron cultivadas por algunos agricultores debido a sus altos precios de mercado, pero no eran populares entre los agricultores marginales y a pequeña escala, que cultivaban arroz para el consumo doméstico. Las variedades más populares no fueron recomendadas por el sistema de investigación aunque se seleccionaron y difundieron en las redes de campesino a campesino.

Aprendiendo de los agricultores

La introducción del SICA durante las sesiones de entrenamiento hechas por DADO ayudó tanto a agricultores como a extensionistas a aprender de los campos de arroz y de su propia experiencia. Los extensionistas vieron que sus recomendaciones no eran adoptadas y empezaron un proceso de revisión de sus técnicas con los agricultores. Esto quebró el sistema convencional de aprendizaje unidireccional de arriba hacia abajo. Después de ensayos y aprendizaje conjunto, las interacciones mutuas se hicieron más comunes y ayudaron a reformular las recomendaciones generales del personal de extensionistas. Cuando DADO comenzó a hacer recomendaciones basadas en las sugerencias de los agricultores, otros agricultores se interesaron más en probar y difundir los nuevos enfoques.

Se encontró que el SICA era efectivo, pero no necesariamente interesante para todos los agricultores y todos los contextos. Los agricultores trataron de reformularlo de acuerdo

con sus condiciones agroecológicas y socioeconómicas, escogiendo algunas de las prácticas más adecuadas para ellos y sus tierras. Como agencia de extensión, esto nos enseñó a repensar nuestro proceso de difusión de tecnologías para agricultores a pequeña y mediana escala, en el sentido de proporcionarles un conjunto de acciones suficientemente variadas y flexibles para que puedan escoger lo más convenga a sus condiciones particulares.

Si el gobierno y otros servicios de apoyo quieren incrementar los beneficios que los agricultores pueden obtener de las técnicas del SICA, necesitan actuar sobre los aspectos que influyen sus decisiones. Por ejemplo, mejorar los sistemas de distribución de agua y la confianza en ellos puede beneficiar a los agricultores con campos en zonas bajas, pantanosas o pobremente irrigadas.

Otra opción es ayudar a los agricultores a tener escardadores mecánicos más adecuados. Las estrategias de manejo de nutrientes también pueden ser mejoradas, atendiendo a la oferta de fertilizantes y proporcionando entrenamiento intensivo en el uso del estiércol. Tenemos que mantener en mente que un paquete de capacitación tiene que diseñarse según  las necesidades locales. Y la producción de arroz tiene que convertirse en una alternativa económicamente atractiva respecto de otras alternativas de ingreso.

El conocimiento y las aspiraciones sobre medios de vida son los mejores determinantes de éxito en el campo. Este estudio encontró que los agricultores son los mejores seleccionadores de variedades: los enfoques participativos de selección de variedades y su diseminación son claramente la mejor estrategia para introducir variedades de arroz promisorias. Una diversidad de variedades y métodos de cultivo es un componente esencial para el cultivo de arroz. Es importante comprender y apreciar la diversidad agroecológica y socioeconómica de los sistemas de cultivo de arroz, especialmente en países como Nepal, donde esta actividad se desarrolla en secano.

Rajendra Uprety

Ha sido funcionario agrícola principal en el Departamento de Agricultura de Nepal y ahora es candidato a doctor en la Universidad de Wageningen. Correo electrónico: upretyr@yahoo.com

Un agradecimiento especial al Profesor Dr. Thom Kuyper y al Dr. Harro Maat, ambos de la Universidad de Wageningen por sus valiosos comentarios, sugerencias y apoyo.

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