diciembre 2009, Volumen 25, Número 4
Experiencias que duran

IV Encuentro Latinoamericano y del Caribe de Agricultura Orgánica

PATRICIA FLORES | Página 18-19
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En la tierra de los pipiles, donde los sonidos del náhuatl se entremezclan con el de la naturaleza del trópico, se reunieron 250 hombres y 63 mujeres de distintos movimientos de agricultura orgánica de nuestra región, del 12 al 16 de octubre de 2009, en Sonsonate, El Salvador.

Grupo de participantes marchando por las calles de Sonsonate, El Salvador / Foto: Autora
El 12 de octubre, fecha que no pasa desapercibida para los pueblos originarios de América, se inauguró el Encuentro con una ceremonia ancestral en donde se hicieron ofrendas a la tierra, el agua y los astros. El encuentro estuvo organizado por el Comité Internacional –integrado por FiBL, INCA, PITTA, Universidad Autónoma de Chapingo y AOPEB– y el Comité Nacional –integrado por CLUSA, MAOES, CORDES, Universidad de El Salvador, Ministerio de Agricultura (MAG) y FUNDESYRAM–, contando con el apoyo económico de la Confederación Suiza, InterCooperation, Ecomercados, RUTA, MAG, Brücke Le pont, Heks y BCS.

Se tuvo dos días para conferencias magistrales y presentaciones de las experiencias de los participantes y un día de visitas de campo. Helga Willer, de FiBL, abrió el ciclo de presentaciones del primer día con información consolidada de la agricultura orgánica en el mundo. Se destacó el crecimiento del sector orgánico que en la región de América Latina y el Caribe aporta con 220.000 productores y 6,4 millones de hectáreas (casi el 20% de la tierra bajo manejo orgánico en el mundo). Sabemos que estas cifras señalan un trabajo intenso que año a año convoca a diversas fuentes de información y solo está referida a la producción certificada. Por ello, Helga convocó a un taller de Recolección de Datos para compartir experiencias de metodologías de recolección de estadísticas. Un aspecto a resaltar es el esfuerzo que debemos otorgar a identificar formas innovadoras de recolección de datos para la producción no certificada que sabemos existe y que no es tomada en cuenta en las cifras oficiales. La segunda conferencia estuvo a cargo de José Antonio Herrera, del Área de Desarrollo Rural del IICA-El Salvador, quien brindó su testimonio junto con los productores orgánicos de Chalatenango. Esta es una experiencia de desarrollo rural con enfoque de territorio a la que se han integrado la agricultura orgánica y el ecoturismo como ejes principales de trabajo.

En el Foro sobre Políticas Regionales y Agricultura Orgánica se presentó la Política Agraria Centroamericana 2008-2017 (PACA) y la Estrategia Regional Agroambiental y de Salud 2009-2024 (ERAS).

Debido al crecimiento significativo de la producción orgánica en esta región, la PACA incluyó en forma explícita a la agricultura orgánica (medidas Nº 29 y 30), recomendando el fortalecimiento institucional a través del establecimiento de redes de pequeños agricultores y empresarios, así como de autoridades competentes. Ello permitirá un trabajo más articulado entre ambos sectores para que superen el aspecto regulatorio y se introduzcan en aspectos de fomento tan importantes para el desarrollo y cumplimiento de políticas del sector. La PACA por sí sola no puede promover el beneficio directo de la producción orgánica si no es con la ayuda de los diferentes actores. Es necesario un desarrollo interno en cada país (promoción, conformación y consolidación de los movimientos orgánicos) que propicie la visión nacional en donde las políticas son tareas pendientes de los gobiernos.

Una de las giras de campo organizadas durante el Encuentro / Foto: Autora

Miguel Gómez, el coordinador de RUTA, abordó la ERAS. Las políticas son enunciados que deben servir para determinar presupuestos, así como para saber dónde enfocar los proyectos con recursos propios o de fuera, deben servir para establecer un marco regulatorio y para resolver problemas de mercados e incentivos. Existen estrategias y políticas regionales (estrategia centroamericana de desarrollo rural y territorial, estrategia regional de cambio climático, el PACA); estas políticas regionales deberían influir en la política nacional. Se indicaron como retos el lograr una política orgánica para toda la región, así como los efectos que estas políticas puedan tener en la región para resolver los problemas de desarrollo y pobreza. El liderazgo debe estar en las manos del productor porque es el que siente a diario el efecto del clima, del precio, etc., y el Estado debe acompañar estos procesos.

Por su lado, Sebastiao Pinheiro nos habló de la certificación, su tesis, antítesis y síntesis. En resumen, considerando que el alimento es sagrado, que es sano y bueno, este no debe ser certificado bajo ningún esquema, así sea la certificación participativa. Por otro lado, Fidel Mejía de la Red de Tianguis y Mercados Orgánicos de México, compartió la experiencia mexicana de certificación participativa: 18 tianguis orgánicos en 10 estados, integrados por 1.200 agricultoras y agricultores (75% mujeres), impulsan la certificación participativa en México, donde han conseguido insertar este instrumento en la ley de agricultura orgánica que actualmente está en fase de reglamentación.

La Red Intercontinental de Organizaciones de Agricultores Orgánicos (INOFO) fue presentada por su presidente, Moisés Quispe, de la Asociación Nacional de Productores Ecológicos del Perú (ANPE Perú), con el objetivo de convocar a las organizaciones de agricultores orgánicos presentes a sumarse a esta iniciativa que es un largo anhelo de las organizaciones campesinas miembros de IFOAM. Estuvieron presentes 14 organizaciones de Panamá, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Costa Rica, Perú y Bolivia, y algunas organizaciones locales. Los agricultores acordaron formar una estructura descentralizada desde lo local, nacional y regional, que surja desde sus bases y fortalezca las organizaciones nacionales.

Cada encuentro cuenta con su feria orgánica. En esta ocasión, participaron 41 expositores con alimentos y bebidas orgánicas, artesanías, servicios y productos medicinales y de cuidado personal. La feria permitió establecer contactos comerciales y citas de negocio a corto plazo.

Entre las principales conclusiones y recomendaciones para futuros encuentros, se destacó la necesidad de trabajar a más profundidad los aspectos de políticas y de género y mujer rural, así como seguir esforzándose por una adecuada representación de agricultores y agricultoras por país. Así, con lecciones aprendidas y con un cúmulo de experiencias compartidas, culminó el IV Encuentro, eligiendo como próxima sede al Perú. Allí dejamos la tierra de los pipiles y sus milpas con el deseo de reencontrarnos en las chacras de los Andes, fuentes de una gran agrobiodiversidad.

Patricia Flores

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