marzo 2007, Volumen 22, Número 4
El aporte de la naturaleza. Agricultura sostenible y procesos ecológicos

Los viñateros de Berisso y el manejo ecológico de los nutrientes

ESTEBAN ABBONA, SANTIAGO SARANDÓN Y MARIANA MARASAS | Página 13-15
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En la localidad de Berisso, Argentina, desde fines del siglo XIX se realiza el cultivo de la vid para la elaboración artesanal de vino, sobre la costa del Río de La Plata. Esta actividad, que tuvo su mayor auge hacia mediados del siglo XX, sufrió posteriormente un gran retroceso. Con la ayuda de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Nacional de La Plata, en 1999 (ver Marasas y Velarde, 2000), se reactivó la producción del vino, generando una situación favorable para los productores.

Los viñedos más antiguos fueron implantados en la zona más baja de la costa, quedando sujetos a las crecidas periódicas del río, lo que dio origen a un diseño y manejo muy particular de los mismos. A pesar de que estos sistemas vienen produciendo desde hace mucho tiempo bajo una modalidad de manejo de bajos insumos, mantienen una producción relativamente estable, con baja incidencia de plagas y enfermedades. Estas características, que han sido señaladas como deseables en sistemas sostenibles, motivaron su estudio.

En un trabajo conjunto entre productores, extensionistas e investigadores de la universidad, se analizó el funcionamiento de estos sistemas para intentar comprobar la existencia de algún principio agroecológico subyacente a las prácticas de manejo, que explicara esta sostenibilidad agroecológica de los viñedos. Además, se analizaron viñedos en los cuales se replica el manejo de los sistemas antiguos y que han sido implantados recientemente en una zona ligeramente más alta, que no es afectada por las crecidas del río. La intención era estudiar si estas prácticas que resultaron “exitosas” en una condición ecológica, también podrían serlo en otra.

El funcionamiento de los viñedos se analizó empleando el enfoque de sistemas, para lo cual se trabajó una etapa “en gabinete” y otra con los productores. En el estudio realizado se analizaron varios componentes, interacciones y procesos ecológicos, pero en este artículo sólo se abordará lo relacionado a los ciclos de los nutrientes. Con relación a este tema, se pretendía comprobar que si estos sistemas cumplen con lo que se menciona en la literatura agroecológica, para una agricultura sostenible es necesario optimizar los flujos internos de nutrientes y lograr un balance equilibrado entre los flujos que salen y entran a los sistemas productivos.

Los viñedos
En estos sistemas se cultiva la vid americana Vitis labrusca L., conducida en parral. Los viñedos de la zona baja tienen un sistema de drenaje compuesto por canales pequeños llamados zanjillos, que permiten sacar el agua luego de las crecidas del río y la conducen hacia canales mayores llamados colectores, que la sacan del predio. Los zanjillos se ubican cada seis metros y, entre estos, se cultivan dos hileras de vid a tres metros entre sí y a 1,5 metros de los zanjillos (figura 1). Todos los años, antes del comienzo vegetativo del cultivo (julio), se realiza la limpieza anual de los zanjillos y el sedimento acumulado (traído por el río) se deposita al “pie” de las vides.

Viñatero realizando el corte de la cobertura vegetal
Foto: autores

Los viñedos ubicados en las tierras altas carecen de sistema de drenaje. Tanto los sistemas de zonas altas como los de zona baja mantienen, durante todo el año, el suelo de la parcela de vid cubierta por vegetación espontánea compuesta por especies autóctonas y naturalizadas. Los productores realizan cortes periódicos de la misma para facilitar las labores y la biomasa vegetal obtenida se deja en el suelo. Sobre el cultivo se realizan las operaciones de poda, atado de brotes, desbrotado. Los productores aplican pocos agroquímicos, principalmente fungicidas para el control del “mildiu” (Plasmopara viticola). No se aplican fertilizantes y, en general, no se utilizan herbicidas ni insecticidas.

El enfoque de sistemas
La necesidad de comprender los procesos ecológicos de estos agroecosistemas tan particulares requiere de un enfoque holístico y sistémico. Este enfoque permite, a partir de la definición de los límites del sistema en cuestión, identificar los componentes e interacciones como así también las entradas y salidas al mismo (Hart, 1985). En general, el estudio de los agroecosistemas se ha basado en el análisis de algunos componentes por separado (suelo, cultivo, maleza, plaga, enfermedad) y, muy pocas veces, entendiendo cuáles son las interacciones entre ellos. Esto último es lo que muchos autores señalan como el impedimento para entender el funcionamiento del sistema como un todo.

Para el análisis de los viñedos se realizaron varias recorridas en las quintas y se entrevistó a los productores. Además, se realizaron encuentros con el grupo de productores con el fin de conocer su percepción sobre el funcionamiento de sus sistemas. De esta manera, se discutieron con ellos los diferentes aspectos de los ciclos de los nutrientes en sus viñedos: el reciclado de la biomasa vegetal, el aporte de nutrientes del río, el papel de la cobertura vegetal y, un aspecto más específico, la diferencia entre disponibilidad de nutrientes y contenido total de nutrientes.

El reciclado de la biomasa vegetal
Se analizaron las consecuencias que tiene dejar el residuo del corte de la cobertura y el de las operaciones de la vid (poda, desbrotado), en el suelo de la parcela. Para muchos productores, el corte periódico de la cobertura implica una entrada de nutrientes a la parcela de cultivo. Para poder aclarar este punto, primero se definieron los límites del sistema. Se definió a la parcela de vid como nivel de análisis con sus respectivos límites (superior, inferior y laterales). Para facilitar la visualización de los flujos de nutrientes se recurrió a un esquema simplificado, a partir del cual se concluyó que la biomasa de la cobertura y del cultivo genera un reciclado de nutrientes por lo que es un aporte del mismo sistema, no en grado suficiente como para recuperar los nutrientes exportados.

El aporte de nutrientes del río
Conversando con los productores se comenzó a percibir que no tenían muy claro cuál era el papel del sedimento aportado por el río en relación al ciclo de los nutrientes. Utilizando el diagrama simplificado del sistema se percibió que los aportes del río forman parte de un aporte externo de nutrientes. De esta manera, este flujo sí puede ser contabilizado como una entrada en el balance de nutrientes. Pero aún faltaba comprobar si este aporte permitía contrarrestar las salidas de nutrientes por la cosecha. Para ello se tomaron muestras de sedimento de río y se determinó el contenido total de nitrógeno, fósforo y potasio (N-P-K). El balance de nutrientes resultó positivo. Es decir, los nutrientes aportados por el sedimento de las crecidas periódicas del río, eran superiores a los extraídos anualmente por la cosecha de uvas.

Los sistemas de las tierras altas, por el contrario, al no estar afectados por las crecidas periódicas del río, carecen del aporte de nutrientes del mismo. A pesar de esto, los productores no consideraban la necesidad de fertilizar, ya que, tradicionalmente, esta práctica nunca estuvo presente. Por eso, en estos sistemas, los balances de nutrientes resultaron negativos. Esto permitió discutir con los productores la necesidad de buscar una forma de reposición de nutrientes (fertilización) acorde con los suelos y clima del lugar, que permita conservar los nutrientes en el sistema.

El papel de la cobertura
Se analizó con los productores el papel que cumple la vegetación espontánea con relación a los ciclos de los nutrientes. Algunos productores plantearon que si la misma no aporta nutrientes, su presencia no es necesaria. Sin embargo, otros productores señalaban que la cobertura permite “alimentar al suelo”. En gran medida esto es verdad, porque la cobertura genera una biomasa que es fuente de energía y nutrientes para los organismos heterótrofos del suelo (macro, meso y microfauna). Los suelos con alta actividad biológica tienen una mejor descomposición de la materia orgánica, lo que indirectamente se traduce en una mejor disponibilidad de nutrientes para las plantas. Sin embargo, esta mayor actividad biológica no genera mayor cantidad de nutrientes en el sistema, aunque promueve que una mayor cantidad de nutrientes ya presentes, se encuentren en forma asimilable para las plantas (aumento de la disponibilidad de nutrientes). También se rescató como papel de la cobertura vegetal, la retención temporal de los nutrientes que no son aprovechados por el cultivo, de manera que se evita su pérdida por lixiviación. Esto resulta esencial en estos suelos inundables y con fluctuación de la napa cercana a la superficie.

Disponibilidad de nutrientes y contenido total (stock)
Cuando con los productores se habló del aumento de la disponibilidad de nutrientes hubo que profundizar un poco este concepto. Entonces se habló de que los nutrientes disponibles (en la solución del suelo) son sólo una pequeña parte de los nutrientes del suelo, ya que la mayor cantidad se encuentra en una forma que las plantas no pueden utilizar directamente en su crecimiento, lo que constituye la “reserva”. El contenido total de nutrientes (stock) es la suma de los nutrientes disponibles y de la reserva. Se explicó que en el ciclo de los nutrientes, cuando la cobertura y el cultivo extraen nutrientes de la solución, parte de los nutrientes de reserva pasan a estar disponibles. Y con el retorno de la biomasa de la cobertura luego de los cortes o del cultivo, a partir de las distintas operaciones, los nutrientes retornan al suelo. En su mayoría, estos pasan a formar parte de la reserva como materia orgánica. Sólo se pierden del sistema los nutrientes extraídos en la cosecha. Se volvió a enfatizar que, en los sistemas de zona baja, el sedimento del río repone nutrientes y permite mantener el contenido total de nutrientes de los viñedos. Esto facilitó que los productores comprendieran que, para mantener la producción en el largo plazo, es importante conservar el contenido total de nutrientes, mientras que la disponibilidad sólo lo es para el corto plazo.

Conocimiento tradicional o práctica tradicional
El trabajo con el grupo de productores dio origen a una serie de interrogantes acerca de la relación entre el conocimiento “tradicional” y la existencia de una “racionalidad ecológica” en el manejo de los agroecosistemas, tal como se señala en la literatura agroecológica, en este caso referida al manejo de los nutrientes. Se ha mencionado que el proceso de coevolución de los agricultores con su entorno, determina un manejo de los agroecosistemas adaptado a las condiciones ecológicas particulares del lugar y responde a una racionalidad ecológica, que tiende a conservar los recursos (Toledo, 1993).

Sin embargo, la experiencia en los viñedos de Berisso, estaría sugiriendo que, a pesar de que los viñedos de zona baja presentan una sostenibilidad ecológica (Abbona y otros, 2007), los productores no siempre conocen las razones que explican el por qué del manejo que realizan. En el caso particular de Berisso, los productores de mayor edad sí conocen las razones de la aplicación de algunas prácticas. Pero los productores más jóvenes, que heredaron de sus padres estas técnicas, en general, desconocen las razones de su adopción.

Figura 1. Esquema simplificado de la parcela de cultivo, empleado durante los encuentros con el grupo de viñateros de Berisso

Esto estaría sugiriendo la existencia de una disminución en la capacidad de adaptación al ambiente: una suerte de “erosión cultural”, que se ve reflejada cuando, a pesar de que los viñedos se trasladan a una zona ecológicamente diferente, los agricultores intentan reproducir el manejo tradicional (de las zonas bajas), el cual ya no es ecológicamente adecuado a la nueva realidad. Tal vez en el futuro, a través del ensayo y error, los productores incorporen algunas técnicas de fertilización que permitan restituir los nutrientes al viñedo, trabajo que realizaba el agua con sus crecidas en las zonas bajas. Pero hay que entender que el error determina una menor productividad o un fracaso de producción que, finalmente afecta al mismo productor. Entender los principios ecológicos subyacentes a las prácticas de manejo permite minimizar estas consecuencias negativas y acortar el tiempo de adaptación a las nuevas condiciones.

Es por esta razón que se hace necesario un esfuerzo por entender los principios ecológicos subyacentes a las prácticas de manejo, aún en aquellas consideradas exitosas, más que conformarse con la difusión de las técnicas en sí. Este caso de los productores de Berisso es un buen ejemplo de la aplicación de un concepto enfatizado por la agroecología para el manejo sostenible de los agroecosistemas y su relación con los saberes de los agricultores. La comprensión de estos aspectos permitirá seguir avanzando en el diseño y manejo de agroecosistemas sostenibles.

Aporte de este enfoque a los actores del proceso
A partir de esta experiencia se pudieron apreciar cambios en la actitud de los productores. Algunos mostraron satisfacción cuando pudieron profundizar ciertos conocimientos como saber por qué la cobertura vegetal es “alimento para el suelo”. En otros productores se motivó la observación y el ensayo. Un año, un productor no colocó sedimento de río en algunas parras y comprobó que las mismas tuvieron un crecimiento más débil que aquellas que recibieron sedimento. Productores más jóvenes comenzaron a valorar más el papel del río en muchas funciones que contribuyen a la estabilidad de los viñedos, ya que antes era considerado como un “problema”.

A los extensionistas e investigadores, este enfoque nos permitió entender que el manejo de los viñedos bajos ha permitido la perduración en el tiempo porque los ciclos internos de nutrientes son optimizados y porque existe una compensación entre la extracción y la incorporación de nutrientes. El enfoque sistémico resultó una herramienta imprescindible para este fin.

Esteban Abbona, Santiago Sarandón y Mariana Marasas
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales. UNLP. CC31 (1990). La Plata, Buenos Aires, Argentina
Correo electrónico: eabbona@ceres.agro.unlp.edu.ar

Referencias
– Abbona, E. A., S. J. Sarandón , M. E. Marasas y M. Astier, 2007. Ecological sustainability evaluation of traditional management in different vineyard systems in Berisso, Argentina. Agriculture, Ecosystems and Environment 119.
– Hart, R., 1985. Conceptos básicos sobre agroecosistemas. Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE). Turrialba, Costa Rica. Serie material de enseñanza N° 1.
– Marasas, M. e I. Velarde, 2000. Rescate del saber tradicional como estrategia de desarrollo: los viñateros de la costa. LEISA 16-2, octubre de 2000.

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