septiembre 2006, Volumen 22, Número 2
Agricultura en transición

La transición hacia una agricultura extensiva sostenible en Córdoba

ESTEBAN ALESSANDRIA, HÉCTOR LEGUÍA, JUAN SÁNCHEZ, JOSÉ LUIS ZAMAR, LILIANA PIETRARELLI Y MIRYAM ARBORNO | Página 30-33
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Un poco de historia: El hombre ha ido desarrollando y mejorando los modos de producción de alimentos y otros productos vegetales de acuerdo con las posibilidades que el medio natural le brindaba.

En Argentina, los indígenas del noroeste (descendientes de etnias locales que tuvieron influencia inca), del noreste (guaraníes) y del sudoeste (araucanos) cultivaron numerosas plantas propias del medio; por ejemplo, en el norte la población se alimentaba (y aún hoy lo hace) de cultivos como maíz, papa, poroto, ají, quinoa (Chenopodium quinoa), oca (Oxalis tuberosa), achira (Canna indica), batata o camote, y otros que cultivaban de diferentes maneras. La región pampeana, nuestra principal zona productora de granos y carnes en todo el período postcolonial, no tuvo culturas aborígenes con desarrollo agrícola, sus pobladores se dedicaban a la recolección, la caza y la pesca, desconociendo el cultivo de plantas.

Desde finales del siglo XIX hasta las primeras tres décadas del siglo XX, la ocupación de las tierras pampeanas fue llevada adelante por numerosos grupos de inmigrantes, principalmente europeos, lo que dio lugar a un importante desarrollo agrícola de la región y del bosque del Espinal que la rodea; el este, el centro y el sur de la provincia de Córdoba hacen parte de esta gran región. Estos “nuevos e incipientes productores agrícolas” (denominados chacareros o colonos), trabajaron la tierra utilizando tecnologías de sus países de origen (con arados de rejas y numerosos laboreos del suelo) y cultivaron especies que conocían y que requería el mercado de exportación, (principalmente trigo, maíz, girasol, cebada, lino, avena y centeno).

En consecuencia la agricultura, actualmente tan importante en la región, no tuvo un desarrollo a partir de pobladores nativos ni con tecnologías generadas por experiencias propias que hubieran evolucionado en armonía con el medio natural; más bien, la agricultura se logró en base a inmigrantes que poblaron la zona y replicaron el modelo tecnológico europeo de la época para la producción de bienes agrícolas netamente comerciables, originando así los primeros desajustes con el medio natural.

Encuentro de productores e investigadores en Laguna Larga / Foto: autores

El constante aumento del área sembrada, la producción de determinadas especies cultivadas y la aplicación de nuevas prácticas de manejo estuvieron marcados esencialmente por la demanda del mercado, los precios de las cosechas, los costos en la producción y la adopción de tecnologías dependientes de insumos externos.

En los últimos años, con el desarrollo de innovaciones agronómicas, se han incorporado de manera acelerada y creciente, nuevos sistemas y técnicas de cultivo. Esto ha dado como resultado agroecosistemas altamente subsidiados a través del aporte de insumos externos (agroquímicos, semillas mejoradas, riego), de mayor superficie, cultivados con un reducido número de especies, algunas veces en áreas marginales y dependientes de fuertes inversiones en bienes de capital.

A partir de 1990, el paquete tecnológico de la “siembra directa” (SD) puesto al servicio del monocultivo de soja y sumado a la incorporación de sojas transgénicas desde 1996, fue un disparador para la expansión de este tipo de agricultura industrial con altos requerimientos de insumos externos y poca demanda de mano de obra. Este modelo significó una salida económica para muchos productores que adoptaron este enfoque economicista y simplificador, y con ello se fue perdiendo la “cultura de la diversidad”. A pesar del proceso de erosión de la biodiversidad, generado por este enfoque, la estabilidad de los sistemas se mantuvo durante bastante tiempo. Socialmente y en consonancia con lo anterior, ocurrieron fuertes procesos de desaparición de agricultores, concentración de tierras, desocupación rural y emigraciones.

Finalmente, la crisis económica argentina de 2001 acentuó aún más la adopción del paquete tecnológico de la soja, expandiendo el modelo a zonas marginales y de alto riesgo. Mientras tanto, el estado estuvo prácticamente “ausente” en cuanto al uso y conservación de los recursos naturales, manejo de cuencas hidrológicas y ordenamiento territorial. En la actualidad nos encontramos con sistemas frágiles, que brindan pocos servicios ambientales debido a la pérdida de biodiversidad y por encontrarse sometidos a distintos procesos de degradación encubiertos por una creciente dependencia de insumos externos.

Situación en el área de trabajo
En la zona central de la provincia de Córdoba la adopción de este modelo está muy generalizada y alcanza gran intensidad, con el agravante de que se trata de una zona periférica a la pampeana. Esta zona proviene de un bosque bajo xerofítico, con menor calidad de suelos y un régimen de lluvias más escaso y variable. El cuadro 1 pone en evidencia los cambios ocurridos en tan sólo un año de este proceso.

Cuadro 1. Cambios producidos en el proceso de agriculturación-sojización en la región central de Córdoba, Argentina

Estas transformaciones provocaron también un cambio cualitativo y cuantitativo de los problemas tradicionales. La grave erosión de suelos fue contenida por la expansión de la SD, pero subsisten las compactaciones “heredadas” desde la época del laboreo convencional. El monocultivo de soja y la disminución de la calidad de las rotaciones, impiden recuperar los niveles de materia orgánica del suelo y determinan problemas de fertilidad física, además de causar el agotamiento de nutrientes a niveles peligrosos para la continuidad productiva. La SD unida al uso de sojas transgénicas ha determinado un fuerte incremento del uso del mismo tipo de herbicida, favoreciendo el desarrollo de malezas resistentes. La disminución de la biodiversidad disminuye los mecanismos naturales de control de plagas, lo que obliga a una cada vez mayor utilización de plaguicidas aumentando la contaminación del medio físico, biológico y humano.

El cuadro 2, que compara un ambiente de bosque con lotes bajo cultivo de soja, muestra diversos indicadores de la condición del suelo que ponen en evidencia un notorio deterioro del mismo.

En síntesis, los agroecosistemas actuales muestran claras evidencias de degradación y procesos de autoagravamiento que comprometen su sostenibilidad ambiental. No se trata de la degradación de recursos provocada por un estrato social pobre y marginado sino de prácticas generalizadas en los sistemas de producción de agricultores que disponen de variados recursos, incluyendo grandes empresas. Esto le da al problema una significación territorial y social muy grande.

Respuestas desde algunas instituciones nacionales
Revertir este proceso de simplificación de los sistemas de producción imperantes en la actualidad y mejorar las características físicoquímicas de sus suelos, es una tarea sostenida y de largo plazo. Ello debe hacerse en un marco de dificultades dadas por condiciones políticas y económicas con grandes altibajos, y una creciente presión productivista sobre los agroecosistemas. Una administración eminentemente “empresarial” ha desvinculado al productor agropecuario de su patrimonio natural y justifica la prioridad de los beneficios económicos por sobre los costos ambientales. Diversas entidades nacionales se han preocupado y siguen ocupándose de proponer alternativas para mejorar los sistemas agrícolas, pero no desde una propuesta agroecológica donde el capital social sea tenido en cuenta.

El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), desde su creación hace 50 años, ha desarrollado, en muchos casos desde sus Agencias de Extensión Rural, diversos programas destinados a la conservación de los suelos y también, últimamente, orientados al manejo sostenible de los recursos naturales.

Cuadro 2. ComparaciÓn del suelo de bosque con lotes con distinto manejo

La Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agropecuaria (AACREA) y la Asociación de Productores de Siembra Directa (APRESID), dos entidades de productores muy vinculadas a la aplicación de las últimas novedades tecnológicas, manifestaron en su última reunión conjunta la necesidad de un manejo integrado de la unidad de producción que combine los principios de la agronomía y de la ecología. Las universidades nacionales, a nivel regional, también han generado y apoyado diversas actividades en pos de un cambio progresivo hacia la sustentabilidad de los agroecosistemas; tanto desde la formación de profesionales como desde actividades de investigación y extensión. Sin embargo, la generalización de esta situación parece sugerir que los esfuerzos deben redoblarse o bien deben concebirse nuevas formas de gestión.

Acciones del grupo de investigación
Desde la universidad, nuestro grupo de investigación ha desarrollado distintas actividades en pos de una estrategia global que permita investigar y promover cambios en la agrodiversidad de los sistemas agropecuarios, en estrecho contacto e intercambio con los productores agropecuarios. Estas actividades deben acompañarse de un doble proceso de aprendizaje que permita afianzar la relación investigador-productor. Esto significa un proceso gradual de investigaciones, su difusión y fundamentalmente la participación y capacitación de productores que conduzcan a la adopción de cambios a nivel predial y luego zonal, compatibles con las posibilidades y prioridades de los mismos.

El trabajo con productores medios y pequeños es todo un desafío, dado que utilizan las estrategias del modelo productivista y representan a un conjunto de alto riesgo que podría desaparecer frente a condiciones económicas y ambientales adversas.

Sesión de capacitación con productores agropecuarios / Foto: autores

Nuestro grupo de trabajo, integrado por docentes e investigadores de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Córdoba, viene trabajando desde 1998 en la zona central de la provincia, sobre diversos aspectos relacionados con indicadores de la sostenibilidad, capacitación de los productores y experimentación de propuestas superadoras. El propósito general es lograr cambios progresivos en la agrodiversidad de los sistemas de producción, compatibles con las posibilidades y prioridades de los productores agropecuarios. En una primera etapa se realizó un diagnóstico general de la estructura y dinámica de los sistemas productivos de la zona centro de Córdoba. Esta caracterización nos permitió determinar unidades ambientalmente homogéneas y caracterizar la diversidad de los agroecosistemas.

También se realizaron reuniones de debate con los productores donde se difundieron los resultados obtenidos a través de cartillas y se concertaron lineamientos de interés común. De esta manera se estrecharon los vínculos con los productores agropecuarios, quienes recibieron capacitación tanto en la comprensión de las problemáticas productivas, como para la observación e interpretación de las condiciones de sus recursos.

La siguiente etapa se desarrolló en una de las áreas homogéneas con producción eminentemente agrícola (zona rural de Lozada), en establecimientos medianos a pequeños que muestran un grave deterioro. Se trata de unidades de producción donde la mayor parte de los productores reside en ella con su familia. El tamaño promedio oscila entre 100 y 250 hectáreas, y es allí donde se realizó una profundización del diagnóstico, analizando los efectos de tres factores sobre la condición de los potreros: a) rotación de cultivos o monocultivo de soja; b) laboreo del suelo o siembra directa, y c) intensidad de uso (presencia o no de trigo entre cultivos de soja); todos ellos fueron comparados con la condición del bosque nativo como ambiente testigo.

Se obtuvo información de diversas variables físicas, químicas y biológicas de simple caracterización y mediante instrumentos sencillos de medición que permitieron valorar el grado de alteración del ambiente y de qué manera las combinaciones de factores se asociaron con las distintas variables indicadoras de degradación, revelando que ningún diseño estaba exento de problemas, aunque el factor regulador de mayor efecto fue la rotación versus el monocultivo. En función de este último punto y por inquietud de los mismos productores se diseñó una experimentación sobre fertilización e inoculación de soja en monocultivo y en rotación con maíz, lo que permitió llevar adelante una nueva etapa del trabajo en la zona. La información recogida, sistematizada y procesada, fue el principal insumo para la elaboración de un manual titulado La condición de los sistemas agrícolas, un enfoque explicativo de su evaluación y manejo, cuyo contenido no sólo describe elementos conceptuales y metodológicos, sino también la valoración cuantitativa y cualitativa de las condiciones que se pudieran observar (ver recuadro).

Se realizaron talleres y jornadas de capacitación con los productores donde se discutieron los resultados obtenidos, se distribuyó el material impreso, se recibieron sus principales inquietudes y se los capacitó en la medición de indicadores de calidad de los sistemas mediante métodos simples y sencillos. En la actualidad se están realizando ensayos para aumentar la agrobiodiversidad incorporando la rotación de cultivos y la introducción de cultivos de cobertura invernales (Vicia sativa y Triticale), implantados en un período que normalmente es ocupado por barbechos químicos. Esta práctica resulta similar a aquella que se usaba cuando era común el laboreo convencional, donde se utilizaba un abono verde para proteger el suelo de la erosión y movilizar nutrientes. Hoy, al cabo del primer año de ensayo, se verificaron mejoras en el aporte de biomasa vegetal, en los niveles de materia orgánica del suelo, en la densidad aparente y en la protección del suelo con mulch, en relación a la práctica habitual del monocultivo de soja. También se amplió la base genética de los cultivos de verano utilizando poblaciones de maíz de polinización abierta, sin fertilización, que permiten la autoprovisión de semillas y proporcionan un mayor volumen de rastrojo por unidad de grano producida.

Los productores participan activamente en la experimentación, facilitando parcelas de sus establecimientos, colaborando en las tareas de implementación del ensayo, observando la evolución de los cultivos, compartiendo la toma de muestras en campo, interesándose por los resultados y aportando elementos para su discusión y evaluación.

Consideraciones finales
Estas actividades significan un primer paso en la transición a sistemas productivos biodiversos. La capacitación de los productores es fundamental para lograr la compatibilidad de objetivos comunes y la coincidencia de intereses en los lineamientos de la investigación.

Las propuestas de solución a los problemas identificados en consenso entre productores e investigadores, son planteadas por el grupo de investigación en base a procesos tecnológicos alternativos, es decir tecnologías de manejo de bajos insumos externos, que puedan disminuir costos y que promuevan la diversidad del sistema mejorando los servicios ambientales y la condición general del sistema.

La condición de los sistemas agrícolas. Un enfoque explicativo de su evaluación y manejo

Esteban Alessandria, Héctor Leguía, Juan Sánchez, José Luis Zamar, Liliana Pietrarelli y Miryam Arborno Grupo Agrodiversidad, Facultad de Ciencias Agropecuarias, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. ISBN 987-05-0396-9
Correo electrónico: ealessan@agro.uncor.edu

Este manual está redactado en un lenguaje accesible, con ilustraciones apropiadas. Su contenido incluye una primera sección sobre aspectos relacionados a la transformación que han sufrido los sistemas productivos y sus consecuencias a nivel ambiental, económico y social. En la segunda sección se planteó el marco conceptual de las variables edáficas seleccionadas y la descripción de sus técnicas de medición y evaluación, así como los valores de referencia para cada variable en función de los resultados en los estudios zonales. En la tercera sección se hizo referencia a la interrelación de todas las variables para interpretar la condición global del sistema y se incorporó una planilla de registro para valorar en una escala cualitativa y cuantitativa las variables indicadoras.

El acuerdo de los agricultores con las propuestas tecnológicas planteadas permite la realización de ensayos en sus sistemas productivos, lo que los familiariza y compromete con las experimentaciones que se ejecutan y las evaluaciones que se obtienen. Las visiones y criterios sobre la situación productiva actual, son explicitadas permanentemente por los productores junto a los investigadores en un diálogo informal. Se recuperan en los debates, durante los talleres de intercambio, las discusiones sobre los aspectos productivos, los resultados obtenidos en las experimentaciones y las formulaciones sobre las problemáticas a investigar.

El producto de las reflexiones de los talleres promueve en el equipo de investigadores cuestionamientos sobre el modelo científico y productivo imperantes, los mecanismos de validación del conocimiento y, en instancias de encuentros con otros equipos de investigación y en las tareas de docencia, favorece la identificación de problemas.

La continuación de estas acciones permitirá la incorporación gradual de estas prácticas a escalas mayores, no sólo en los campos donde se realizan los ensayos sino también entre los productores vecinos y de la zona.

Esteban Alessandria, Héctor Leguía, Juan Sánchez, José Luis Zamar, Liliana Pietrarelli, Miryam Arborno
Grupo Agrodiversidad, Facultad de Ciencias Agropecuarias,
Universidad Nacional de Córdoba, Argentina
Correo electrónico: ealessan@agro.uncor.edu

Referencias
– Alessandria, E., H. Leguía, L. Pietrarelli, J. Sánchez, S. Luque, M. Arborno, J. Zamar y D. Rubin, 2001. La agrodiversidad en sistemas extensivos: el caso de Córdoba. LEISA revista de agroecología vol. 16, Nº 4, Lima, Perú.
– Brookfield, H., y Stocking, 1999. Agrodiversity: definition, description and design. Global Environmental Change.
– Leguía., H., L. Pietrarelli, S. Luque, J. Sánchez, E. Alessandria, M. Arborno y J. Zamar, 2004. El bosque nativo como referente del deterioro de los suelos agrícolas. LEISA revista de agroecología vol. 19, Nº 4), Lima, Perú.

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