Estaba en boga por ese entonces la corriente de las tecnologías apropiadas o adecuadas, corriente crítica de la forma convencional de producción agraria, y es también entonces que se genera en el país un debate alrededor de alternativas viables, en forma paralela a los avances que se venían dando en otros países latinoamericanos como Chile y Brasil, y a estudios y experimentaciones de investigadores de las ciencias agrarias de la región enfocados al logro de una agricultura compatible con las exigencias de conservación de los recursos naturales, no agresiva para el medio ambiente ni para la salud del agricultor. El resultado de esta corriente ecologista propicia una nueva perspectiva del desarrollo rural, que es asumida por algunas importantes ONGs peruanas.
En el Perú, el movimiento agroecológico cobra presencia por la iniciativa de algunas ONGs de desarrollo rural: el Centro de Investigación, Documentación, Educación, Asesoría y Servicios (Centro IDEAS); el Instituto de Desarrollo y Medio Ambiente (IDMA); el Centro de Investigación, Educación y Desarrollo (CIED), y de profesionales y técnicos de las ciencias agrarias vinculados a estas instituciones, que fundan la Red de Agricultura Ecológica (RAE) en el año 1989.
A partir de 1990, la RAE organiza y realiza anualmente los congresos nacionales de agricultura ecológica en varios lugares del Perú, donde participan las organizaciones locales de productores agrarios, así como sus representantes nacionales. En estos congresos participan también representantes de las facultades de ciencias agrarias: investigadores, profesores y estudiantes. La continuidad de este trabajo de diálogo y comunicación entre los productores, los investigadores y las autoridades oficiales ha ido afianzando el movimiento agroecológico en el país y es así que, en 1996, surge la organización autónoma de los productores ecológicos: la Asociación Nacional de Productores Ecológicos del Perú (ANPE-Perú), que representa a agricultores que producen ya de forma orgánica o ecológica, o se encuentran en transición hacia este tipo de producción.
En el proceso de consolidación del sistema de agricultura ecológica en el Perú se van agregando de forma paulatina otros componentes, como son las certificadoras, las ferias de productos orgánicos y la organización de consumidores de productos ecológicos. La RAE ha impulsado la formación de la primera empresa certificadora nacional (hoy BIOLATINA) y la creación del Grupo Ecológica-Perú (1998), especializado en la promoción de estrategias comerciales de productos ecológicos certificados (Bioferia del distrito de Miraflores y ferias similares en otras zonas del Perú como Huancayo, Huánuco, Cajamarca, Lambayeque, Pucallpa, Chiclayo), con principios de comercio justo solidario y certificación de tercera parte. En 2003 se organiza el Comité de Consumidores Ecológicos (CCE). Actualmente, ANPE-Perú está elaborando una propuesta de Sistema de Garantía Participativa (2005) para que la producción de la agricultura orgánica de sus asociados pueda acceder al mercado local.
La Red de Acción Alternativa a los Agroquímicos (RAAA), creada en 1993 (actualmente Red de Acción de Agricultura Alternativa), es otra red institucional que cumple un papel importante en el movimiento agroecológico del Perú. Desarrolla actividades de investigación, promoción e incidencia política, teniendo como eje central las acciones y campañas contra los agrotóxicos y sus efectos nocivos para la agricultura, la biodiversidad, la fertilidad del suelo y la salud de las familias campesinas que los utilizan, así como de los consumidores de esta producción (ver página 16).
En conjunto, las instituciones y organizaciones han procurado mantener un ejercicio democrático y fomentar una red institucional con base en relaciones horizontales, con principios y valores que se correlacionan positivamente con otras acciones de promoción y gestiones de cooperación para incentivar el desarrollo de la agricultura orgánica en forma sostenida.
Desarrollo del sector agroecológico
Por otro lado, los productos orgánicos han experimentado un importante crecimiento de la demanda en el mercado externo, habiéndose registrado, en el 2005, un incremento del 40 por ciento en divisas por exportaciones (80 millones USD). Se calcula que actualmente más de 100.000 familias peruanas se dedican a la producción de cultivos orgánicos, destacando el café, la nuez del Brasil (Bertholletia excelsa), el banano y una gran variedad de productos: cacao, mango, palmito (Euterpe sp.), granos andinos, maca (Lepidium meyenii), yacón (Smallanthus sonchifolius), azúcar, hierbas aromáticas y medicinales, y trucha, entre otros. Se proyecta que en 2006, las exportaciones de productos orgánicos tendrán un incremento del 25 por ciento (Ugás, 2006).
Reconociendo el desbalance entre producción para exportación y producción para el mercado local, un sector del Estado comprendió la importancia de diseñar políticas y estrategias promotoras del mercado orgánico local que contribuyan a aprovechar las tendencias crecientes de la demanda expresadas en bioferias, supermercados y otros espacios de comercialización que vienen siendo desarrollados por pequeños productores y transformadores con apoyo de instituciones de desarrollo.
La normativa peruana –aún no en vigor– considera equivalentes las denominaciones “ecológica” y “orgánica” para todo producto “… originado en un sistema de producción agrícola, pecuario y forestal (incluidos los productos nativos, autóctonos y silvestres) en cuya producción, procesamiento o transformación se emplee tecnologías que estén en armonía con el medio ambiente y se respete la integridad cultural, optimicen el uso de los recursos naturales y socioeconómicos, garantizando su desarrollo sostenible” (Congreso de la República, 2005). Con esta definición, lo “orgánico” es entendido en una dimensión más amplia que la limitada sólo a los factores de producción (propia de los países del Norte), incorporando los procesos económicos, ambientales, sociales y culturales con los cuales interactúa, especialmente en un país con la diversidad biológica y cultural de Perú.
La denominación “orgánica” se utiliza principalmente para el mercado externo, donde el 97 por ciento de las exportaciones no convencionales (café, banano, mango, cacao orgánico, plantas medicinales) está a cargo de pequeños productores certificados (aproximadamente 20.000, según cifras de 2001) en extensiones de terreno de una a tres hectáreas que se asocian para comercializar sus productos en mejores condiciones.
Anuncio del X Encuentro Nacional de Productores Ecológicos organizado por la ANPE
El papel de CONAPO
En el contexto del desarrollo del sector agroecológico en el Perú, importa rescatar el proceso seguido por la Comisión Nacional de Productos Orgánicos (CONAPO), ente asesor y consultivo del Ministerio de Agricultura en materia de agricultura ecológica, por su capacidad concertadora de diversos intereses: del Estado, las ONGs, las organizaciones de productores, empresas y universidades, para lograr acuerdos referentes al Reglamento Técnico de Productos Orgánicos; designar al Servicio de Sanidad Agraria (SENASA) como autoridad nacional competente; diseñar el Plan de Fomento de la Agricultura Ecológica; hacer propuestas a la Ley de Fomento y Promoción de la Agricultura Orgánica o Ecológica, y elaborar un Manual para su funcionamiento, sin tener asignada una partida presupuestal y funcionando con aportes propios y algunos recursos de cooperación internacional, particularmente de la FAO. La CONAPO tiene potencial para transformarse en un modelo de capital social, si logra fortalecer a los actores de la agricultura ecológica peruana y su propia institucionalidad.
Recientemente, la CONAPO ha iniciado un nuevo proceso para constituirse en un Consejo Nacional de Producción Orgánica, manteniendo las siglas CONAPO, ampliando sus funciones normativas a la planificación, el fomento y promoción de la agricultura orgánica desde el nivel regional, y evaluando las ventajas de una composición institucional de mayor equilibrio entre la representación pública y privada. Este proceso, que se inició en enero de 2006, debe concluir en los próximos meses marcados por el cambio de gobierno que tendrá lugar a finales de julio de 2006.
Dado que los beneficios económicos son significativos cuando se conecta la producción orgánica a los mercados emergentes, la certificación de productos orgánicos para el mercado local y externo se convierte en una política clave que es necesario asociar a otros mecanismos que contribuyen a obtener menores costos de transacción: riego tecnificado, abonamiento orgánico, control de insumos químicos y una mejor relación entre productores y consumidores. Estos mecanismos están actualmente en proceso de construcción por instituciones de desarrollo y de extensión y por los propios productores, que están de acuerdo sobre la importancia de un crecimiento que cuente con el soporte de políticas integrales de desarrollo.
Formular políticas con participación de los actores conduce a una mayor eficiencia y sostenibilidad de los procesos de cambio. La participación es una posibilidad para compartir recursos y decisiones, lo que permite la incidencia de la sociedad civil en las decisiones públicas.
Conclusiones
Además del ejemplo de la CONAPO, las acciones ciudadanas de incidencia sobre las políticas por parte de los actores sociales vinculados con la producción orgánica, se han dirigido a fomentar la agrobiodiversidad, a realizar campañas contra el uso de semillas transgénicas (y las normas que las legitiman), a perseguir la impunidad en casos en que el empleo de agrotóxicos haya afectado la salud y la vida de personas y a las acciones que reglamentan la libre comercialización de estos productos. Sin embargo, la incidencia de las propuestas de agricultura orgánica en las políticas y normas de los gobiernos regionales y locales es aún débil. La práctica participativa de los productores orgánicos, organismos de desarrollo, investigadores universitarios y funcionarios públicos ha sido fundamental para el proceso de diseñar normas a favor de la agricultura orgánica. Sin embargo, dichas normas debieran responder a un marco normativo más amplio. Es decir, a las políticas agrarias, principalmente aquellas que expanden la oferta, amplían la demanda y promueven el desarrollo rural.
El crecimiento del mercado interno requiere de políticas de fomento y promoción de la producción orgánica. De igual manera, sin investigación e información no es posible avanzar y resolver los nudos críticos de la producción, transformación y comercialización orgánica. Las políticas deben considerarlas.
Antonieta Manrique Castro y Gisella Cruzalegui Rangel
Antonieta Manrique Castro
Red de Agricultura Ecológica del Perú
correo-e: antonietamanrique@yahoo.com
Gisella Cruzalegui Rangel
Consultora
Referencias
– Centro Ideas, 2005. Reglamento técnico de productos orgánicos, edición del Centro IDEAS, Lima.
– Chavez-Tafur, J. et al., 2003. Agricultura ecológica en el Perú.
Situación actual y perspectivas, Asociación ETC Andes, Lima.
– Congreso de la República, 2005. Proyecto de ley de fomento y promoción de la producción orgánica o ecológica, Nº 12847/2004-CR, Lima, junio de 2005.
– Observatorio del Desarrollo CLAES, 2003. Producción Orgánica en América Latina: crecimiento sostenido con énfasis exportador, Centro Latinoamericano de Ecología Social, 5 de marzo de 2003. www.ambiental.net
– Ugás, R., 2005. Comisión Nacional de Productos Orgánicos y el apoyo a las gestiones del SENASA para la inclusión del Perú en la lista de países terceros de la Unión Europea. Riesgos, gestiones y compromisos para la exportación de productos orgánicos, Taller de Acreditación del Perú como País Tercero, Prompex, Lima, julio de 2005.
– Ugás, R., 2006. Las exportaciones de productos orgánicos en 2005, Programa de Hortalizas, Universidad Nacional Agraria La Molina, febrero de 2006.