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La Red de Comercialización Comunitaria Alternativa (COMAL) fue establecida en 1997 como resultado de una serie de conversaciones entre pequeños productores preocupados por su falta de acceso al mercado y el precario estado de la seguridad alimentaria en Honduras.

La red se propuso mejorar la economía rural capacitando a los agricultores para aumentar el valor de sus productos procesándolos, y establecer un programa de comercialización bajo el lema: «comercializar con precio y peso justos: apoyando la economía». Actualmente, alrededor de 42 asociaciones participan en la red COMAL cuyos miembros y grupo meta son los pequeños productores rurales y los consumidores. COMAL compra a los agricultores productos de consumo básico a un precio justo y los distribuye a través de 400 tiendas comunitarias a cerca de 16.000 familias de consumidores. Opera una unidad central de compras, tiene varios centros regionales de distribución y es parte de la Red Latinoamericana de Comercialización Comunitaria (RELACC), una red de comercialización que representa a 623 organizaciones de base y federaciones de organizaciones de toda América Latina.

La mayoría de las organizaciones de desarrollo se centran en la producción e ignoran a los consumidores. COMAL reconoce que los agricultores son productores y consumidores al mismo tiempo, por ello, en el surtido que comercializa trata de incluir la mayor cantidad posible de productos de sus mismos asociados. En la actualidad realiza un inventario de los productos de origen local con el fin de satisfacer la demanda de los consumidores y fortalecer la economía agrícola local.

Cadenas productivas
COMAL ha recibido fondos de inversión de Strohalm, una ONG holandesa comprometida con el apoyo a las economías locales y la creación y expansión de empresas agroindustriales. Su objetivo es hacer que las cadenas locales de producción sean más extensas, remplazando artículos importados por bienes producidos localmente. Un ingenio azucarero, por ejemplo, establecido localmente en un momento en el que la demanda de azúcar crece, podría ser el eslabón faltante en la cadena que vincula a los productores con los consumidores, fortaleciendo así la economía local.

Los criterios de COMAL para apoyar propuestas de inversión incluyen una demanda evidente de parte de los consumidores; el uso de insumos locales, incluyendo la mano de obra; la integración a la economía local y creación de vínculos con otras actividades; la ubicación cercana a las tiendas de COMAL para permitir que el poder adquisitivo permanezca en el circuito de la red, y el uso de tecnología adecuada al medio, construida y mantenida localmente.

En sus esfuerzos por reducir la dependencia de insumos externos, COMAL intenta «tapar goteras» en la economía local. Las economías locales son como pequeños cubos: si no están llenos de agua –en este caso de dinero– su potencial productivo se mantiene sin utilizar. Sin embargo, las economías rurales, como los cubos, muchas veces tienen goteras que permiten que el agua se escape en la forma del pago de intereses por deudas, bienes importados e inversión de capital y capacidades fuera del circuito económico local. A la red COMAL le interesa encontrar nuevas alternativas para estimular el desarrollo local y tapar esas «goteras».

Integración agroindustrial
El café es el segundo producto de exportación en Honduras y también es muy importante para los pequeños agricultores. Como respuesta a la intensa competencia internacional y la inestabilidad de los precios, las actividades de COMAL se han centrado en la diversificación y la creación de nuevas oportunidades de empleo. Por ejemplo, en el municipio de Talaubé, departamento de Comayagua, el café se vende sin procesar a intermediarios. En un intento por estimular el desarrollo agroindustrial, COMAL otorga préstamos a los productores locales, no sólo para ayudarlos a aumentar la producción y mejorar la calidad, sino también para que adquieran equipamiento y aprendan a procesar y vender el café; un grupo de mujeres se está preparando para establecer una pequeña unidad de procesamiento que les permitirá tostar, moler y envasar productos de café para venderlos localmente y a través de la red de COMAL. Alrededor de 225 personas (agricultores, empleados de la empresa de procesamiento y tenderos) ya se están beneficiando gracias a esta iniciativa.

Una vez que los granos de café han sido extraídos, la pasta residual puede causar importantes problemas de contaminación ambiental y de salud si no se elimina correctamente. En la aldea El Caracol, COMAL está ayudando a la comunidad a convertir la pasta de café en fertilizante orgánico para la venta. Esta actividad comercial tiene ventajas ecológicas evidentes, y la disponibilidad de fertilizante orgánico permite a algunos agricultores dar los primeros pasos hacia la producción para el mercado del café orgánico, mucho más rentable.

La caña de azúcar también es cultivada por decenas de miles de pequeños agricultores en Honduras. Por lo general el jugo de la caña se seca en bloques que son vendidos a los intermediarios o directamente a los consumidores. COMAL se dio cuenta de que sería posible desarrollar la cadena de la caña de azúcar y su producto final –el azúcar morena– para beneficio de la comunidad local. El azúcar morena es un insumo importante en el proceso de tostado del café. Las plantas procesadoras de azúcar y las de café se sitúan cerca unas de las otras y hay una demanda constante y significativa de azúcar. Las pequeñas empresas de café, como la de Talaubé, son un mercado potencial para la caña de azúcar local, por lo que se ha decidido invertir en el fortalecimiento de este vínculo.

Cada una de las empresas descritas forma parte de cadenas más largas de producción. El objetivo de COMAL es estimular las relaciones dentro de y entre las cadenas de producción, con vistas a mejorar la economía rural y estimular el flujo de bienes de consumo básico a un precio que sea justo, tanto para el productor como para el consumidor. COMAL actúa como catalizador al identificar y financiar oportunidades para la agroindustrialización, asegurando que los productos que no pueden ser consumidos localmente sean comercializados a través de su amplia red de tiendas comunitarias. Al adoptar un enfoque integral, COMAL intenta mantener el poco dinero que circula en la economía local durante el mayor tiempo posible. Cada vez que el dinero llega a un productor local, se crea un empleo o se obtienen ingresos.

Peter Moers
Fundación Strohalm, Oudegracht 42, 3511 AR Utrecht, Holanda

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