junio 2005, Volumen 21, Número 1
Energía en la finca

Energía limpia para enfriar la leche

CAROL HERRERA Y SAÚL RAMÍREZ | Página 13-14
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Rosa Salazar y sus cinco hijos viven en El Punre, un pequeño pueblo situado a 3.000 metros sobre el nivel del mar en Cajamarca, una de las principales regiones productoras de leche del Perú.

Como en la mayoría de los pueblos remotos de Cajamarca, en El Punre no existen servicios básicos tales como electricidad, agua potable o un sistema de desagüe. Los agricultores de esta zona tienen ganado lechero y cultivan pequeñas parcelas donde producen para su propio consumo.

La familia Salazar ha estado trabajando en el negocio del acopio y venta de leche fresca durante siete años. Alrededor de 200 familias, criadoras de ganado lechero de las zonas circundantes, traen su leche a la granja de los Salazar, donde es almacenada en un tanque de enfriamiento hasta que pueda ser recolectada por INCALAC, una de las empresas lecheras que recolecta y procesa la leche en la región de Cajamarca.

Aunque el negocio fue iniciado en 1998 con el asesoramiento de los administradores de INCALAC, la familia Salazar tuvo que enfrentar una serie de dificultades apenas iniciadas las operaciones. Compraron un motor diesel en Cajamarca para impulsar el tanque de enfriamiento que tiene una capacidad total de 6.900 litros, pero muy pronto se dieron cuenta que operar este motor resultaba muy caro, pues consumía 30 litros de petróleo diesel al día, a un costo de alrededor de 600 USD mensuales. Transportar el petróleo hasta la granja era caro y difícil, especialmente durante la época de lluvias cuando el estado de la carretera se deteriora, además de que el motor necesitaba mantenimiento y reparaciones frecuentes.

Aprovechando una fuente de energía local

Transportando leche de las granjas al tanque de enfriamiento / Foto: ENISER/ITDG

En el año 2001, luego de luchar durante tres años para solventar los costos operativos del motor, Rosa y su hijo mayor, Javier, se enteraron de la existencia de un proyecto de ITDG (Intermediate Technology Development Group) en el Perú para promover pequeñas plantas hidroeléctricas, como una alternativa energética para lugares aislados. El proyecto ofrecía asistencia técnica y financiera en la instalación de microturbinas para la generación de energía hidroeléctrica.

La existencia de un manantial que fluye hacia un pequeño río cerca de la casa de los Salazar, los llevó a pensar que la construcción de un pequeño sistema hidroeléctrico era una buena forma de proporcionar energía alternativa para el funcionamiento de su tanque de enfriamiento. Se pusieron en contacto con el proyecto de ITDG y, luego de una serie de visitas para evaluar su situación, el personal del proyecto estuvo de acuerdo en que sería técnica y financieramente factible instalar una pequeña turbina en su propiedad. La energía generada por ésta sería suficiente para enfriar la leche y también podría proporcionar electricidad para otros usos. El costo total sería de 28.000 USD; de los cuales el 60 por ciento sería cubierto por un préstamo otorgado a través del sistema de crédito de fondo revolvente, establecido por el proyecto. El 40 por ciento restante debería ser invertido por la familia Salazar.

A mediados del 2003, la microcentral hidroeléctrica (MCH) de 30 kilowatts había sido construida; se instaló una pequeña red eléctrica y los Salazar fueron capacitados para la operación, el mantenimiento y el manejo de la planta. La pequeña MCH proporciona hoy toda la energía que necesita la unidad de enfriamiento y sobra además una buena cantidad de energía que puede ser utilizada para otras actividades. La MCH suministra electricidad a diez familias vecinas y al colegio del pueblo. También suministra energía a una unidad para cargar baterías utilizada por 60 familias que viven en el cercano pueblo de Quinuamayo y sus alrededores. Antes de la existencia de la planta hidroeléctrica, estas familias debían viajar largas distancias para cargar sus baterías, las cuales son utilizadas para proporcionar electricidad a sus casas.

Para aprovechar la energía adicional disponible, Rosa Salazar también compró un pequeño molino, lo conectó a la planta y comenzó a ofrecer sus servicios a la comunidad. Rosa opera el molino, mientras su hijo Antonio está a cargo del servicio de recarga de baterías y la operación y el mantenimiento general de la planta hidroeléctrica.

Gracias a la electricidad generada por la pequeña planta, las familias vecinas tienen hoy acceso a la radio y la televisión. A través de estos medios, los agricultores obtienen mayor información sobre asuntos de interés para su vida cotidiana, como la educación y la salud. También se mantienen informados en cuanto a noticias regionales y nacionales, lo que los motiva a participar en las reuniones de la comunidad. Javier actúa como líder de la comunidad con el apoyo de sus vecinos, quienes se sienten representados. Se han convertido en un grupo social activo y organizado, involucrándose regularmente en debates, y su capacidad de gestión ha aumentado notablemente.

Energía hidroeléctrica al servicio de la comunidad

La leche de 200 pequeñas granjas lecheras es recolectada y
almacenada en el tanque de enfriamiento

Foto: ENISER/ITDG

La iniciativa de la familia Salazar ha hecho posible comenzar a aprovechar una fuente de energía local renovable. Su pequeña planta hidroeléctrica, operada por ellos mismos, ayudará a cubrir las necesidades de energía de la comunidad local durante muchos años.

Con la ayuda del proyecto, los Salazar fueron capaces de hacer una inversión inicial considerable que será rentable a mediano plazo. Tomando en consideración sólo los 600 USD que serían gastados al mes en combustible para el motor diesel, la inversión total para la planta hidroeléctrica será liquidada en menos de cuatro años. Sin embargo, hay una serie de otros beneficios económicos directos e indirectos para la familia Salazar y la comunidad circundante.

El suministro de energía es ahora más confiable. La electricidad proporcionada por el motor diesel era irregular, debido a la necesidad de mantenimiento frecuente y reparaciones constantes. Siempre existía el riesgo de deterioro de la calidad de la leche almacenada, lo cual tenía como consecuencia precios más bajos pagados por INCALAC, o incluso de que la leche se cortara y fuera necesario botarla. El suministro de electricidad es ahora mucho más confiable y la calidad de la leche ha mejorado. Como resultado de ello, los ingresos de los criadores de ganado lechero de la zona son ahora mayores.

Para la comunidad local también hay muchos beneficios: 70 familias tienen ahora acceso a energía limpia generada por la microplanta hidroeléctrica; las casas de diez familias están conectadas a una pequeña red eléctrica y otras 60 familias utilizan la energía producida por la planta para cargar sus baterías. Estas familias han reducido significativamente el uso de lámparas de kerosene, lo cual a su vez ha llevado a una importante disminución de la contaminación interna en las casas (causada por los vapores de kerosene y velas) y consecuentemente a una reducción de las enfermedades respiratorias de madres y niños. Se ha vuelto más fácil para los niños hacer sus tareas escolares, ya que sus ojos no están irritados ni lagrimean.

El colegio primario local también está conectado a la red eléctrica. Una ventaja adicional para los niños y madres gestantes es que ahora pueden mantener refrigeradas las vacunas y participar en los programas gubernamentales de vacunación.

Carol Herrera y Saúl Ramírez
ITDG, Oficina Regional para América Latina
Av. Jorge Chávez 275, Lima 18, Perú
Correo electrónico: carolh@itdg.org.pesaul@itdg.org.pe

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