junio 2004, Volumen 20, Número 2
La próxima generación: los niños y la agricultura

Redescubriendo las raíces culturales: los niños y la biodiversidad en los Andes

ELENA PARDO CASTILLO Y ROCÍO ACHAHUI QUENTI | Página 34-37
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Las comunidades campesinas de la región de Cusco en los Andes peruanos, tienen una aguda percepción de la relación que existe entre la gente y su entorno natural.

Los niños llenos de orgullo muestran su campo de cultivo de papas detrás de la escuela / Foto: Anita Ingevall

La mayor parte de estas comunidades son descendientes de los quechuas y los aymaras, que fueron la base étnica de la altamente sofisticada civilización inca que floreció en la región antes de la conquista española. Su lengua y su cultura revelan un enfoque de protección y crianza de la tierra, la «pachamama», y de la vida de los animales y de las plantas que ella sostiene. Una gran responsabilidad es otorgada al ser humano en la utilización y protección de esta gran diversidad biológica a través de una crianza cariñosa y cuidadosa. Las prácticas de la agricultura local han reflejado, por siglos, estos principios.

«Niñez y Biodiversidad en los Andes de Perú» es un proyecto que busca asegurar que estos valores no se pierdan, ya que los pequeños agricultores se encuentran bajo una creciente presión para modernizarse e intentar hacer agricultura y ganadería dentro de un contexto económico dominado, cada vez más, por el poder del mercado. El respeto y la comprensión de los valores, las habilidades y el conocimiento, desarrollado a través de generaciones, están en peligro de perderse, y estas personas se vuelven más y más alienadas de su cultura y valores tradicionales. Este proceso comienza ya en la infancia cuando los niños entran en el sistema de educación formal y quedan expuestos al conocimiento y valores derivados de una visión de los recursos naturales, unidimensional, economista y explotadora.

Los maestros que estamos comprometidos en el proyecto «Niñez y Biodiversidad en los Andes del Perú», hemos manifestado la manera como las ideas y las prácticas enseñadas por nuestros padres y nuestros abuelos a menudo están en contradicción con los objetivos y actitudes cultivadas por nuestro sistema escolar actual, donde los libros de texto describen la vida urbana, las atracciones y modelos que ignoran o desvaloran los principios sobre los cuales se basa la agricultura campesina. De esta manera se priva a los niños de una importante parte de su identidad. Además, el descuido del conocimiento local va haciendo más difícil el conservar la comprensión de la rica biodiversidad, en la cual están basadas las prácticas agrícolas y de pastoreo.

El Ministerio de Educación del Perú se ha dado cuenta de la importancia de educar a los niños en sus lenguas nativas y ha establecido una Dirección Nacional de Educación Bilingüe Intercultural (DINEBI), que apoya la enseñanza en lenguas indígenas en las escuelas primarias. No obstante, nosotros hemos notado que esto no es suficiente, ya que la cultura de la escuela y el contenido del currículo oficial ofrecen muy poco para superar la brecha entre la realidad que los niños encuentran en la escuela y la de la vida cotidiana en sus casas. Traducir los contenidos de los textos de trabajo de los niños en español a las lenguas nativas no es suficiente para asegurar que el conocimiento colectivo se transmita de generación en generación y se inserte en las prácticas sociales, económicas y culturales de nuestras comunidades. Pero no todo está perdido, y es todavía posible que este conocimiento pueda ser elaborado e integrado al currículo oficial.

Las actitudes comprendidas en el enfoque y contenido del sistema de educación formal, alienan a nuestras comunidades de sus raíces culturales y socavan su capacidad de reproducir sus conocimientos para el uso de las futuras generaciones. Nuestro objetivo esencial en el proyecto «Niñez y Biodiversidad» es crear un mayor equilibrio en el currículo escolar y contrarrestar la imagen dominante del campesino agricultor como un analfabeto, que solamente «rasca la tierra» y nunca será capaz de incorporarse al mundo. La falta de respeto por los valores ancestrales en el sistema escolar ha significado que el conocimiento que los niños adquieren desde muy temprana edad, tomando parte en las actividades domésticas y comunales, sea casi ignorado. Lo que los niños aprenden en el hogar al ayudar en la chacra familiar lo describe muy bien el Sr. Benigno Araos, miembro de la comunidad de Chachapoyas, distrito de Checacupe:

«Los niños nos ayudan mucho en la casa y en la chacra con cariño y respeto. Ellos recolectan los granos y las papas pequeñas que quedan en la tierra después de la cosecha, así como otras plantas y frutos que encuentran en su camino. Les enseñamos a respetar la comida. Les enseñamos a no tirarla, porque la comida es como un ser viviente y puede también llorar. Mientras nuestros niños van creciendo, les proporcionamos pequeñas herramientas para que nos puedan ayudar a cultivar la tierra.»


Al darnos cuenta que este conocimiento cultural, de gran sabiduría, riqueza espiritual y energía emocional está en peligro de perderse, el proyecto «Niñez y Biodiversidad» recoge nuestra decisión de mantenerlo vivo y relevante para la comunidad y cada uno de sus miembros. Queremos asegurar que sea fortalecido y desarrollado en nuestras escuelas. Para lograrlo, los maestros comprometidos con el proyecto trabajan para ampliar y profundizar el currículo oficial en la escuela. Esto es posible porque el Estado Peruano, en su intento para mejorar la calidad de la educación, ha propuesto el currículo escolar oficial de manera que pueda ser adaptado a los contextos y requerimientos locales. Sin embargo, muchos factores, incluyendo las actitudes y los prejuicios de la gran mayoría de docentes y el material que ellos seleccionan y utilizan, han significado que, en la práctica, poco o nada se haya hecho para diversificar e incorporar los saberes locales en el currículo oficial.

«Niñez y Biodiversidad» enfatiza el hecho de que no es suficiente sólo añadir las lenguas nativas al currículo en lengua española, sino que tenemos que reconocer también las realidades, los valores y la cultura expresados en estas lenguas. Como maestros sentimos que estábamos brindando una educación bilingüe debido a la presión ejercida por las autoridades educativas, más que por ver en ella una manera de transmitir la cultura andina; su poesía, arte, música, y las destrezas y sensibilidades de sus tradiciones agrícolas y medicinales.

Por ello propusimos una escuela de un modelo diferente, una que fuese desarrollada en concordancia con nuestra cultura y lenguas, y que incorporase el conocimiento local en el currículo. Una escuela que respetase el conocimiento de los niños y de los miembros de la comunidad, y donde los maestros fuesen preparados para asumir el papel de mediadores culturales. Para lograr esto pensamos que era necesario involucrar a los padres de familia y miembros de la comunidad en el proceso educativo, generando también las oportunidades para re-conectar a los niños con el conocimiento que ya estaba presente en sus comunidades; así, ellos podrían aprender mucho de la agricultura local y de la gran biodiversidad que la ha sustentado por generaciones.
Una escuela diferente

Tratando de implementar nuestra visión de escuela diferente proponemos una escuela amable de acuerdo a nuestra cultura:

•    que respete la sabiduría de los niños y ancianos de la comunidad;

•    que incorpore el saber local en el currículo, abarcando el cincuenta por ciento, y que el otro cincuenta por ciento se dedique a la enseñanza del conocimiento científico moderno;

•    que el docente sea amable con el saber de los niños y las niñas;

•    que el docente asuma su rol de mediador cultural;

•    que los padres de familia participen en los procesos de aprendizaje de los niños y las niñas;

•    que los niños y padres de familia regeneren la diversidad;

•     que se recuperen los espacios de re-aprendizaje entre los niños, jóvenes, padres y madres de familia sobre los aspectos de la cultura andina, a través del acercamiento respetuoso a la sabiduría de la comunidad.

El proyecto «Niñez y Biodiversidad» comenzó un programa en diez escuelas pertenecientes a nueve comunidades diferentes de la provincia de Canchis, en la región de Cusco. El programa está basado en la participación activa de los niños, maestros, padres y los miembros más viejos de cada comunidad, y busca intercambiar, socializar y fortalecer el conocimiento de todos los participantes, construyendo sobre la base de la cultura y conocimiento locales, con especial atención a la agricultura y la biodiversidad.

Nosotros, maestros comprometidos con el proyecto, pensamos que es importante que a los niños y niñas que inician su vida escolar se les hable en su lengua materna para afianzar el proceso de estructuración de su pensamiento, su forma de ver el mundo, su eficiencia, su autoestima y la capacidad de expresarse en su propia lengua. En nuestra propia infancia, nosotros éramos parte de una comunidad y nuestros abuelos nos enseñaron a vivir en concordancia con sus valores. No obstante, el sistema educativo nos desarraigó poco a poco, fueron introducidos prejuicios y paulatinamente aprendimos a rechazar nuestra lengua y nuestra cultura. En el programa «Niñez y Biodiversidad» hemos empezado a reflexionar sobre estas cosas de nuestra propia infancia y a valorar nuestras experiencias más tempranas, no sólo para nosotros mismos sino también para nuestra sociedad. Sentimos que podemos contribuir a mantener la riqueza de nuestras tradiciones culturales, estimulando el respeto y comprensión de la biodiversidad que la sustenta.

Creemos que debemos continuar enfocando lo educativo de manera estratégica. Queremos asegurar que los niños dominen su lengua materna y la cultura y conocimiento indígenas que ella expresa. Al mismo tiempo, deben también tener un buen manejo del español para que puedan desempeñar un papel activo en la sociedad peruana actual. Somos cuidadosos de que la escuela esté abierta al conocimiento local que tienen los niños, y que exista un equilibrio entre el conocimiento tradicional y el moderno. En este proceso el niño está en el centro de todas las actividades (ver Figura).

El intercambio de experiencias entre las familias, las comunidades y las escuelas es fundamental para la implementación del proyecto. Las visitas que se realizan a las escuelas de diferentes comunidades proporcionan a los niños la oportunidad de un aprendizaje mutuo, y también la de reunir a los abuelos, los padres y madres, los jóvenes y los maestros. Durante la visita a las chacras, escuelas, y sitios arqueológicos, se describen y comparan las experiencias intercambiándose con frecuencia productos tales como alimentos o semillas. Reconocemos que la chacra es un lugar de encuentro donde el conocimiento es transmitido de generación a generación. Este conocimiento hace parte de las actividades asociadas con los rituales religiosos, las prácticas innovadoras, las tareas tradicionalmente asignadas a los niños, y a las ferias de la diversidad de semillas y alimentos, así como de la reflexión e intercambio de experiencias entre los miembros de la familia.

Capacitando a los maestros

Las actitudes y los prejuicios de los maestros son un serio obstáculo para establecer escuelas amables que incorporen el saber local. Por esto el proyecto «Niñez y Biodiversidad» tiene un componente que propicia relaciones nuevas y creativas dentro de la escuela. Tratamos de desarrollar actitudes que sean abiertas y brinden apoyo, ayudándonos a construir sobre la base de los conocimientos que los niños traen consigo de sus hogares. Esto puede ser difícil porque muchos maestros tienen poco respeto por el conocimiento tradicional y lo ven como menos importante que el conocimiento «moderno». Nosotros tratamos que los maestros comprendan y apoyen el conocimiento agro-céntrico de las comunidades, para que sean ellos quienes establezcan un ambiente intercultural en la escuela. Esta capacitación ofrece oportunidades para la reflexión y el aprendizaje. Trabajamos juntos para encontrar la mejor forma de facilitar el intercambio de conocimientos entre los niños y sus padres, desarrollar un currículo para la enseñanza del conocimiento local en el aula, así como preparar material didáctico como calendarios de rituales agro-astronómicos y folletos basados en el conocimiento de los niños. También realizamos visitas a centros rituales, aprendemos sobre la estructura tradicional de la autoridad y de prácticas como el ‘ayni’ (ayuda recíproca). Tratamos también de asegurar que los mismos maestros entiendan su propia cultura, y estén dispuestos a invitar a la gente de la comunidad a compartir sus conocimientos con ellos. Una vez al mes, tenemos talleres para poder discutir y reflexionar sobre nuestro trabajo.

En la escuela hacemos participar a los niños en actividades prácticas. Cada escuela tiene sus propios campos (chacras) donde los niños cultivan una gran diversidad de cultivos. Ellos también llevan a cabo pequeños proyectos culturales y trabajan con tejidos, cerámica, música, danza y preparación de comidas. Durante estas actividades, los abuelos y los padres de familia asumen con frecuencia el rol del maestro oficial de la escuela, participando este último como un alumno más.

Regularmente, hacemos visitas a las familias de nuestros alumnos y tomamos parte en las actividades agrícolas de sus comunidades. Celebramos reuniones mensuales para elaborar el material de enseñanza y evaluar las actividades de la escuela. También evaluamos nuestras actividades para comprobar si estas apoyan la cultura local y contribuyen a su desarrollo, reconociendo la pluralidad de tradiciones y aportando a un acercamiento equilibrado entre la «modernidad» y las tradiciones andinas. Hemos llegado a la conclusión que nuestras actividades han cambiado las actitudes de los maestros. Durante las visitas locales de intercambio, todos los participantes se comunican bien entre sí, hacen amistades y los conocimientos se intercambian libremente, mientras vamos redescubriendo, aprendiendo y recordando lo que nuestros abuelos hacían.

Resultados

La escuela Nº 56101 en la comunidad de Karhui, provincia de Canchis, Cusco / Foto: Anita Ingevall

El revertir la tendencia de «desarraigo cultural» en la educación convencional no ha sido fácil. Pero ahora, en las comunidades donde el proyecto está activo, se están produciendo algunos cambios. El proyecto no rechaza el conocimiento que constituye el currículo formal normalmente enseñado en las escuelas, pero nosotros tratamos de ubicar a la educación bilingüe intercultural en un contexto real. Esto significa que los maestros deben reafirmar su propia cultura, antes de que puedan introducirla en el aula. La educación intercultural y bilingüe es la herramienta que ayuda a construir los nexos entre la escuela rural y la vida cotidiana de los niños.

Hasta ahora los resultados han sido promisorios. El papel de los niños en la recuperación de la biodiversidad es claramente visible, tanto en los campos de la escuela como en la chacra familiar. Los padres están orgullosos de haber sido invitados como maestros por las escuelas, y cada vez más se acercan a pedirnos que se enseñen cursos relacionados tanto con la vida rural como con la vida en la ciudad. Nos manifiestan que están de acuerdo con nuestro enfoque, porque fomenta en sus hijos el respeto al conocimiento tradicional, la cultura y la manera de vivir de sus padres. Los maestros –tanto hombres como mujeres– han reorientado su práctica profesional. Muchos de ellos habían roto sus lazos con su propia cultura y han encontrado que este proyecto les ha permitido redescubrir y apreciar el valor de sus propias raíces.

El Proyecto «Niñez y Biodiversidad» enriquece el currículo y facilita el trabajo pedagógico en todas las áreas de desarrollo. Los padres de familia y miembros de la comunidad participan en las actividades que se realizan en la escuela y fuera de ella. En muchos casos, son los padres de familia los que actúan como maestros, acompañando al docente oficial.

Los docentes han asumido una actitud de cariño y respeto hacia los comuneros y los niños; lo que quiere decir que no hay jerarquías o diferencias evidentes. Muchos docentes y sus familias han cambiado de actitud y forma de vida, primando el cariño y el respeto no sólo entre personas sino también con la «pachamama» o madre tierra.

Los docentes valoran la enseñanza de los mayores para vivir con cariño y armonía en la comunidad natural. Destacan la ritualidad como medio de relación entre la colectividad humana, espiritual y natural, participando permanentemente en las reuniones para planificar y apoyar las actividades de la escuela, la chacra y la comunidad.

La relación entre escuela y comunidad se expresa en las frecuentes visitas entre los docentes y las familias, como son los ‘aynis’ en sus chacras y en otras actividades.

Los niños andinos tienen su propia visión del mundo y del cosmos, y esta percepción es parte integral de su identidad. Nuestro próximo reto como maestros será lograr una mejor comprensión del tipo de proceso de aprendizaje que mejor se adecua a un niño criado en la cultura andina, donde el conocimiento es transmitido a través de la tradición oral y no a través de la palabra escrita.

La Dirección Nacional de Educación Bilingüe Intercultural (DINEBI) del Ministerio de Educación, ha mostrado interés en nuestro proyecto. Algunas actividades de nuestro proyecto, tales como el intercambio de experiencias y semillas entre niños y sus padres han sido promovidas por la DINEBI. Así mismo, los resultados de la investigación «El ciclo productivo ritual andino y su relación con el periodo escolar en las comunidades de K’arhui y Wit’u» y el texto «Los saberes de nuestra comunidad» han sido publicados con el apoyo económico de la DINEBI.

Muchas personas, interesadas en nuestro proyecto, también nos han visitado. Nos dicen que nuestro proyecto es importante porque propicia un entendimiento más amplio del hecho que, en las comunidades de las alturas de los Andes, la diversidad biológica es la base de la vitalidad cultural. Esto ha producido una visión del mundo y del cosmos que hace énfasis en la creación de la vida a través del cuidado, el afecto y el respeto de la naturaleza. Otros explican que este proyecto ha mostrado que la verdadera interculturalidad en el sistema de la educación peruana sólo puede lograrse si la identidad y cultura indígenas son fortalecidas al asegurarnos que los niños tengan no sólo el derecho de aprender en su lengua materna, sino también que se les enseñe a conservar y desarrollar su propia cultura y su diversidad.

Elena Pardo Castillo y Rocío Achahui Quenti
Centro de Promoción y Servicios Integrales (CEPROSI)
Av. Oswaldo Baca Nº 309 – Urb. Magisterio, Cusco, Perú.
Correo electrónico: ceprosi@terra.com.pe

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