Este artículo muestra la experiencia lograda en el marco del Proyecto Global «Contribución de los huertos caseros a la conservación in situ de recursos fitogenéticos en sistemas de agricultura tradicional», desarrollado con el apoyo técnico y financiero del Instituto Internacional de Recursos Fitogenéticos (IPGRI), el Ministerio Federal Alemán para la Cooperación Económica y el Desarrollo/Agencia Alemana de Cooperación Técnica (GTZ/BMZ) y la Fundación Alemana para el Desarrollo Técnico Internacional (DSE). Como parte de las actividades se seleccionaron 39 huertos caseros localizados en las zonas montañosas del Occidente, Centro y Oriente de Cuba, consideradas de alta fragilidad ecológica. El método de investigación empleado consistió en encuestas directas a los campesinos sobre la diversidad de especies y las técnicas de manejo de cultivos por ellos utilizados; además, se valoraron los factores naturales que pueden limitar la productividad vegetal, tales como caracteres geomorfológicos (pendiente, pedregosidad), poca profundidad efectiva, desaturación y bajos contenidos de nutrientes asimilables en el suelo.
Se realizaron talleres de capacitación en las tres regiones, donde participaron los campesinos y sus familias, en franca interacción con el colectivo científico involucrado en el proyecto, integrado por agrónomos, biólogos, geógrafos, pedólogos y antropólogos. Fueron invitados los representantes de los gobiernos locales y de la esfera educacional, como componentes importantes dentro de la comunidad.
En poco tiempo se observó un interés creciente entre las familias para el seguimiento de la colaboración con el proyecto, tomando como punto de partida las primeras visitas a las comunidades. Se puede afirmar que estos talleres permitieron: 1) el intercambio de experiencias en cuanto a prácticas de conservación de semillas y manejo de cultivos; 2) intercambio de semillas entre los agricultores; 3) la divulgación sobre el valor de la conservación in situ de la biodiversidad cultivada en los huertos familiares; 4) reconocer el papel del huerto casero en la contribución a la seguridad alimentaria de la familia, la comunidad y la región en sí (Castiñeiras et al, 2002); y 5) resaltar la importancia de usar prácticas de manejo en equilibrio con la naturaleza.
En cuanto a este último aspecto, los agricultores tradicionales de los conucos (la voz conuco, de origen caribe, significaba la parcela de tierra que concedían en Cuba los dueños a sus esclavos para que éstos la cultivasen por su cuenta) seleccionados han satisfecho los requisitos ambientales de sus sistemas de producción mediante la utilización de prácticas agrícolas compatibles con las limitaciones naturales que presentan las zonas, garantizando intuitivamente el cumplimiento de algunos principios agroecológicos inviolables. Entre estos:
1) Mantenimiento de la diversidad y la continuidad temporal y espacial de las especies.- Se halló un total de 521 especies cultivadas en los huertos caseros estudiados, con diferentes propósitos de uso (Castiñeiras et al, 2002). Para los campesinos, todos los cultivos son importantes, unos para la alimentación de la familia, otros para alimentar los animales, para curar las enfermedades, para sazonar, para alegrar la casa, para tener combustible para cocinar; e incluso, para satisfacer gustos y necesidades nutricionales de determinados miembros de la familia. Según ellos, no basta con sembrar una sola variedad de cada especie para comer en la casa; para Rafael Oliva Torres, por ejemplo, hay un tipo de frijol para cada momento (Fundora et al, 2001).
2) Utilización óptima de recursos y espacios.- En los conucos visitados, de tamaño relativamente pequeño, la ubicación de las especies logra un mejor uso de los recursos disponibles como nutrientes, agua y radiación solar. Ello garantiza la posibilidad de limitar la entrada de insumos externos que aumentan la entropía del sistema (Fig. 1). La estructura organizativa en que el campesino dispone su finca constituye un instrumento de conservación muy eficaz (ver: Esquema).
3) Reciclaje de nutrientes.- El cumplimiento de los dos principios anteriores conlleva al cierre de los ciclos de nutrientes, agua y energía. La diversidad de plantas existentes, con una riqueza media de especies del 33 %, influye sobre el edafón (comunidad biólógica característica que habita el suelo y forma parte del ecosistema) y su evolución, a través de los períodos de sombra y de reposo del suelo, los desechos muertos y las segregaciones de las raíces en la rizósfera. Todo ello contribuye a conservar y elevar los contenidos de materia orgánica del suelo, base de la sostenibilidad de los ecosistemas (ver siguiente tabla):
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En los Talleres de Capacitación se enfatizó en que cada campesino produjera en su huerto su propio abono orgánico (compost y humus de lombriz), para aprovechar los residuos y nutrir el suelo donde se producen los alimentos básicos. Además, se analizaron en forma sencilla y asequible aquellos aspectos que pueden traer trastornos y desequilibrios en el crecimiento y desarrollo de las plantas; un ejemplo se manifestó en la aplicación de estiércol «verde» por algunos campesinos, lo que le permitió a los mismos explicarse por qué sus cultivos morían al realizar esta práctica.
Sin lugar a dudas, los Talleres de Intercambio de Experiencias constituyen una necesidad para el desarrollo de sistemas agroecológicos. Son el punto de entrada para el fortalecimiento económico, ambiental y sociocultural de la comunidad, cuyas experiencias pueden ser multiplicadas, a la vez que retroalimentan a los investigadores en el perfeccionamiento de la base científica de la agricultura.
R. Orellana Gallego, Z. Fundora Mayor, L. Castiñeiras y T. Shagarodsky.
Instituto de Investigaciones Fundamentales en Agricultura Tropical «Alejandro de Humboldt» (INIFAT)
Email: orellana@inifat.esihabana.cu
Referencias:
– Altieri, M. A. (1999): ¿Por qué estudiar la agricultura tradicional? En Agroecología y Agricultura Sostenible. Modulo 1: Agroecologia: Bases históricas y técnicas. CEAS-UNAH-ACTAF
– Castiñeiras, L. et al (2002): Conservación de la diversidad de las plantas cultivadas en los huertos caseros de comunidades rurales de Cuba. Ediciones INIFAT.
– Fundora Mayor, Z. et al (2001): Manejo de los cultivos en los conucos cubanos: dos experiencias interesantes. Rev. Agr. Organica, 1.