septiembre 2003, Volumen 19, Número 2
Usando todas las gotas de agua

Reflexionando sobre el desarrollo y difusión de ‘atajados’ o estanques en Bolivia

MICHIEL VERWEIJ | Página 23-24
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Muchas iniciativas han contribuido al desarrollo de la tecnología de «cosecha de lluvia en estanque»y a su aceptación en cada vez más comunidades en Bolivia.

A través del tiempo, diferentes actores de la sociedad civil y del gobierno se han reunido para lograr que esta tecnología avance. Una fuerte organización a nivel de comunidad ha contribuido a que la población rural tenga influencia en el proceso.

Los estanques no son nuevos en Bolivia. En el pasado estuvieron asociados con los ranchos ganaderos de gran extensión, en las tierras bajas de Santa Cruz. Sin embargo, también se encuentran vestigios de estanques tradicionales en toda la región montañosa semi-seca interandina, entre los 1000 y 3000 m.s.n.m.. Estos estanques eran simples, utilizados mayormente como abrevaderos del ganado, y generalmente tenían una capacidad de almacenamiento de menos de 500 m3. Eran construidos por personas u organizaciones del lugar y se mantenían como una iniciativa local.

El PDAR trabajando

La construcción de estanques apareció por primera vez en la agenda institucional en los años 90, cuando el Programa para el Desarrollo Alternativo (Programme for Alternative Development – PDAR) comenzó a promoverlos como una manera de mejorar la producción y estimular la organización social. El PDAR quería prevenir la migración de los agricultores de subsistencia de Cochabamba a las áreas de producción de coca. Las oficinas de los gobiernos regionales, las ONG locales y las empresas privadas fueron movilizadas para implementar el proyecto.

Aspectos como la auto-ayuda y la participación de la comunidad fueron claves para la estrategia del PDAR. Los campesinos hicieron suya la idea de construir estanques para cosechar agua de lluvia y lucharon mucho para convencer a los ingenieros a construir más atajados. Surgieron ideas para desviar los flujos de agua estacionales a una serie de estanques en los valles, y se construyeron varios de estos sistemas de estanques interconectados, incluyendo el bien conocido ejemplo de la comunidad de Oloy (ver LEISA El Boletín de ILEIA Vol 17.3 p.26 ).

Pero la mayoría de los estanques construidos por el PDAR eran simples ‘huecos en el piso’ y muchos tenían serios problemas de construcción y manejo. Algunos años después de la construcción, sólo el 25 por ciento de los estanques mantenía todavía su capacidad inicial y muchos habían colapsado o estaban abandonados. En 1992, una evaluación recomendó que si los estanques eran construidos para familias individuales -en vez de colectivos- se evitarían muchos problemas operativos y de mantenimiento. Con su propia contribución financiera para la construcción del estanque, las familias también ganarían un mayor sentido de propiedad.

Madurando iniciativas

CORACA, una organización de agricultores de Aiquile, comenzó a trabajar con estanques a mediados de los años 90. Junto con la Universidad de Cochabamba, estudiaron la experiencia exitosa de Oloy para ver de qué manera los estanques habían beneficiado a las familias de agricultores y sus comunidades. Encontraron que Oloy había desarrollado una floreciente producción de frutas y hortalizas que complementaba bien los sistemas agrícolas tradicionales de crianza de ganado. Se habían creado nuevas organizaciones (informales) y grupos relacionados con el manejo del agua, producción, crédito y comercialización, y, a través del intercambio de experiencias con otras comunidades, Oloy se había convertido en una comunidad modelo para la agricultura de estanque en la región.

Un ‘atajado’ construido en ladera de fuerte pendiente / Foto: B. Tammes

La confianza generada por la experiencia de Oloy alentó a que más ONG, gobiernos locales y organizaciones de agricultores comenzaran a implementar proyectos de estanques. Para esto se aprovechó que la población rural de la región andina de Bolivia está organizada en sindicatos agrarios con niveles de agregación a nivel local, regional y nacional. En muchos casos, estos gremios proporcionan el punto de entrada organizacional para las actividades de cosecha del agua.

Las diferentes organizaciones tenían metodologías de trabajo y diseños de estanques distintos que fomentaron una sana competencia. Al mismo tiempo hubo intercambio de ideas entre ellas, tal como el alentar a los agricultores a hacer una contribución de 10 a 30 por ciento de sus tierras para sus estanques. Algunas organizaciones escogieron construir estanques para el uso colectivo, pero la administración y mantenimiento causaron, con frecuencia, problemas de propiedad. Finalmente quedó demostrado que los estanques individuales eran una mejor opción. Por otro lado, en los estanques familiares la calidad de la infraestructura siguió siendo un problema debido a la necesidad de que los costos de construcción se mantuvieran bajos.

Con la introducción de la Ley de Participación Popular, en 1994, y la descentralización política a nivel administrativo, los campesinos tuvieron mayor posibilidad de participar e influir en la política de desarrollo distrital. En ese momento ya se tenía disponibilidad, a nivel local, de una proporción del presupuesto del gobierno central. Esto significó que los políticos y las organizaciones locales se sintieran presionados a hacer más productivos sus distritos, mientras que la población rural se volvió crecientemente conciente y activa en demandar apoyo del gobierno local.

El cabildeo o ‘lobby’ de los campesinos colocó al programa de estanques en la agenda del desarrollo local y regional, y muy rápidamente los partidos políticos se dieron cuenta de su potencial político.Varias ONG comenzaron a vincularse con el gobierno local para acceder a fondos y material disponible localmentepara apoyar este programa. Organizaciones como CORACA, por ejemplo, hicieron alianzas estratégicas con los gobiernos distritales y comenzaron a trabajar con contratistas privados.

En 1998, hubo un terremoto en Cochabamba. Los fondos disponibles para la reconstrucción también estimularon un mayor esfuerzo institucional para el riego. Se formó una unidad técnica para trabajar con organizaciones locales implementando proyectos a nivel de campo. Se desarrollaron estándares para el diseño e implementación de estanques debido a que la experiencia había mostrado que existía una necesidad de estándares técnicos y administrativos más altos. Como resultado, la calidad de los estanques mejoró aunque esto significó un incremento importante en los costos.
Aceptación

Conforme al avance del conocimiento y difusión de los estanques y de la agricultura de estanque en los valles interandinos de Bolivia, su aceptación por la propia población y las autoridades locales, regionales y nacionales creció. El tema tiene ahora un reconocimiento formal y se incluye en los currículos de las universidades y centros de capacitación. También el concepto de agricultura de estanque está ahora firmemente reconocido y establecido, tanto en las agendas políticas locales como en las regionales.

La comunicación y la colaboración entre comunidades, gobierno y organizaciones de desarrollo locales ha mejorado considerablemente durante los años recientes y la agricultura de estanque se ve ahora como una iniciativa útil para trabajar en conjunto entre los diferentes actores rurales. El siguiente esfuerzo conjunto podría ser para adaptar la tecnología de estanque y hacerla más económica. La experiencia de Bolivia en agricultura de estanque ha mostrado que, sin importar qué tan relevante pueda parecer una tecnología en el momento de implementación del proyecto, siempre existe lugar para mejorarla. Es importante regresar al área de un proyecto para evaluar los resultados de largo plazo y aprender de ellos.

Michiel Verweij. Sharing Capacities in Managing Natural Resources. SNV Zimbabwe. Arundel Office Park, Block 9 Norfolk Road, Mount Pleasant, Zimbabwe.
Email: mverweij@snvworld.net

Referencias
– Maita, J.C. y Verweij, M.J., 1996. Water means life. ILEIA Newsletter 12.1, abril 1996, p.12.
– PDAR 1992. Caracterización y evaluación de atajados construidos por PDAR en 1991. Informe interno, Cochabamba.
– Verweij, M.J., 2001. Cosechar lluvia: Guía de implementación y uso de lagunas-atajados. CORACA-SNV, Cochabamba, Bolivia.
– Verweij, M.J. 2001. Towards sustainable pond farming. LEISA Magazine 17.3, octubre 2001, p.43.

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